sábado, 25 de abril de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - SARA MCKERRIGAN - CAPITULO 10

CAPITULO 10


EL ALBA ENCONTRÓ A LA MAYOR PARTE DE LOS HABITANTES DE LA CASA todavía en la cama, agotados por la juerga de la
noche anterior . Pero no a Rand. Él tenía una misión. Hoy podría ser el día en que por fin se encontrase cara a cara con la Sombra.
Al lado del fuego, él comía ávidamente un desayuno consistente en galletas de avena untadas con mantequilla y acompañada de cerveza. Lanzando una mirada alrededor del salón vio los vestigios de la celebración de la noche anterior , copas rotas, flores marchitas , perros roncando con vientres llenos , velas derretidas, huesos desechados, y aquí y allí algún que otro ratón intrépido en busca de restos comida.
Le pareció que Miriel tendría muchas cosas que hacer. Una sonrisa se dibujó en la cara de Rand, aunque una sonrisa cansada, cuando su hermosa, maliciosa e irresistible imagen se materializó en su mente.

Su amada haba demostraba a un adversario admirable. Ya era bastante difícil combinar la búsqueda de un criminal con el cortejo fingido de un dama. Pero cuando la lujuria y los celos aparecían para complicar las cosas, y cuando la implacable Miriel se acercaba más y más a la verdad, Rand se encontraba en una posición de mas incomoda que las un sacerdote atrapado en un burdel.
No era a que él le preocupase alguna que otra mentirilla inocua. Eso era parte de su trabajo. Pero se negaba a sentirse culpable por eso. Además, Miriel no era exactamente santa inmaculada sin pecados y mentiras . Las mentiras salían de su boca tan fácilmente como una estela de agua sigue el nado de un cisne .
Él había conocido mujeres como Miriel antes. Adorables como ellas eran , una vez que ellas se ganaban sus afectos, ellas lo habían abandonado sin derramar una lágrima . Para ellas, la conquista era todo.
Él las entendía. Su propio sustento estaba basado en la caza. No había nada más emocionante que rodear y acorralar a una presa , arrinconarla y por último capturarla.
Por el mientras tanto él tendría que sufrir ese proceso de seducción y acorralamiento que dejaba su boca seca, su corazón palpitantes , y sus pelotas doloridas por la lujuria no satisfecha.
Al menos esa mañana él conseguiría un alivio del acoso de los encantos de Miriel. Según la amarga Sung Li, que debía ser quien se ocupaba de despertar al gallo cantor , la muchacha todavía estaba en la cama, y no deseaba ser molestada.
Las damas de Mochrie, por otra parte, estaban excesivamente impacientes por encontrarlo para que les hiciera de escolta en su paseo . Ellas bajaron la escalera envueltas en una ráfaga de charla, haciendo que Rand se preguntase si ellas dejaban de hablar cuando dormían. Su presencia en el gran salón lo complació casi tanto como la amargura de Sung Li , quien inmediatamente se apresuró a volver a la habitación de Miriel, probablemente para contarle a su ama que "el sinvergüenza" nuevamente estaba flirteando con otras mujeres.
Rand no tenía modo de parar el veneno de la lengua de la anciana, pero con suerte, podría detener a la Sombra hoy. Una vez que esa tarea estuviese cumplida , Rand podría dejar de fingir , y darle a Miriel lo que ambos deseaban para luego darle un tierno adiós para volver a Morbroch para buscar su recompensa.
Había una buena posibilidad de que él pudiera conseguir su objetivo esa mañana . Si, como él sospechaba, el ladrón solía atacar a los invitados del castillo de Rivenloch y, él sabría que las Mochries era un blanco fácil. Ellas habían ganado bastante dinero anoche, jugando con Lord Gellir, y sólo había dos
soldados en su escolta , entonces ellos no opondrían mucha resistencia. ¿Qué ladrón podría resistir la tentación de semejante víctimas?
La partida consistía en una docena de personas cinco mujeres, dos hombres, tres niños, una anciana, y él. Cuando ellos partieron hacia el bosque, los hombres se colocaron uno en la delantera y el otro en la retaguardia del grupo , con Rand en el medio, lo que complació mucho a las criadas charlatanas. Pero después de un cuarto de una hora de escuchar la charla incesante y las risas tontas , Rand casi lamentaba no haber tomado una posición diferente. Le costaba oír lo que él mismo pensaba, y mucho menos entender lo que hablaban los que lo rodeaban.


Entonces mantuvo un ojo vigilante en los árboles, alerta a cualquier movimiento revelador en el follaje . Dos veces él fue engañado por una codorniz asustada que ser escondió en la maleza. Una vez él pensó ver un brillo sospechoso entre las ramas, pero resultó ser el reflejo de uno de los medallones de las damas.
Cuando el tiempo pasó , él comenzó a dudar que encontraría al ladrón. Tal vez había elegido el grupo incorrecto. Quizás la Sombra prefería atacar a viajeros que eran menor en número. Tal vez debería haber seguido a los Lachanburns .
Luego, cuando ellos pasaron por un claro soleado, oyó al hombre que encabezaba el grupo lanzar un jadeo agudo. La mano de Rand instantáneamente fue a la empuñadura de su espada.
Cuando el hombre dejó de caminar, la línea que formaba el grupo se desarmó, dejando a Rand atrapado en el medio.
Rand no era un hombre para sacar conclusiones precipitadas. Algo podría haber hecho detener al hombre . Un jabalí. Un soldado inglés. Una moneda de plata en el camino.
Pero antes de que él pudiera estirar su cabeza para ver lo que sucedía, un susurro atemorizado recorrió el grupo .
"Es la Sombra."
" La Sombra."
"La Sombra."
Cuando Rand se desprendió de la muchedumbre que lo rodeaba y extrajo su espada, el soldado yacía sobre el suelo , vientre abajo.
Las fosas nasales de Rand se hincharon. ¡Por Dios! ! ¿Él estaba muerto?
No, los dedos del hombre se movían débilmente . Él sólo estaba atontado.
Y de pie casi sobre él, con bolsita que contenía monedas agarrada en su puño enguantado , era el ladrón conocido como la Sombra.
Tal como la leyenda sostenía, él estaba vestido de negro y con guantes de cuero flexible. Sus piernas y brazos estaban envueltos en una gran capa negra. Llevaba una mascara de tela oscura que le cubría la cara salvo por una hendija estrecha para los ojos y y un agujero en la nariz para respirar
Pero Rand no se sintió amedrentado. Aunque la Sombra tenía un parecido alarmante con el Diablo, era claro que se trataba de un simple mortal, y un mortal con un cuerpo bastante menudo
¡"Deténgase!" Rand gritó, levantando su espada.
El ladrón miró largamente a Rand y él pudo vislumbrar un brillo especial en sus ojos semi cubiertos. Luego el hombre saltó repentina mente con extrema agilidad, se aferró a una rama, se balanceó , para volver a saltar y aterrizar al lado del hombre que cubría la retaguardia del grupo .
Rand giró sobre sus talones . El ladrón era rápido. Pero Rand sentía que él podía ser más rápido. Esta vez no esperaría que el forajido hiciera un movimiento. Rand avanzó blandiendo su espada .
Antes que él diese dos pasos, la Sombra ya había abordado al segundo hombre Mochrie , haciéndolo girar, torciendo su brazo hacia su espalda , y luego cortando la bolsita con monedas que colgaba de su cintura.
Mientras Rand miraba asombrado , el ladrón empujaba al hombre contra el tronco de un árbol golpeando su cabeza . Entonces La Sombra enfrentó a Rand , ladeando su cabeza como si le preguntase a Rand si estaba seguro de querer desafiarlo.
Rand no era cobarde. La Sombra podía ser rápido, pero era pequeño. Su única arma era una daga delgada contra el sable que blandía Rand. En ese caso, su fuerza bruta prevalecería sobre la agilidad.
¡"Apártense!" él le ordenó a las mujeres y a los niños. Se decía que la Sombra nunca había herido gravemente a nadie, pero Rand no quería correr riesgo.
Ante su orden, los Mochries diligentemente se dispersaron a los costados del camino.
La Sombra dio un leve asentimiento , casi como un saludo burlón, y Rand tuvo la impresión que bajo las capas de la tela negra, el hombre se reía abiertamente.
Rand tenía intención de borrarle esa sonrisa de la cara . Con
El ceño fruncido severamente , él avanzó un paso .
Si Rand hubiera parpadeado, se habría perdido la patada rápida que la Sombra lanzó hacia el brazo que sostenía la espada. Incluso, Rand apenas fue capaz de retraer la mano lo bastante rápido como para no soltar el arma cuando sintió el roce de la bota de la Sombra sobre sus dedos.
No tenía tiempo para sentirse asombrado. En el próximo instante, la Sombra avanzó con otra patada que dio la mandíbula de Rand sólo porque él reflexivamente lanzó la cabeza hacia atrás.

Pero Rand no pudo evitar la siguiente sucesión de golpes. :a pierna de la Sombra se alzó nuevamente y le dio en las costillas. Rand quedó doblado por el impacto, y entonces un puño le dio en el mentón . Luego el forajido usó ambas manos para empujarlo hacia atrás.
De alguna manera Rand logró sostenerse de pie, aunque tuvo que retroceder para alejarse del ataque rápido .
Mientras tanto, la Sombra lo esperaba como un muchacho insolente, con sus brazos cruzados sobre su pecho en una actitud desafío.
Rand aferró la espada con mas fuerza. Con un rugido feroz , él balanceó su espada y golpeó a forajido.
Pero el ladrón ágilmente se dejó caer al suelo mientras la espada silbaba sobre su cabeza .
Rand atacó en diagonal hacia abajo , una vez, dos veces, pero la Sombra saltó con agilidad esquivando los golpes ambas veces.
Ahora la determinación y el orgullo de Rand habían sido provocados . Eso era absurdo. Rand era un guerrero con estensa experiencia. Y el ladrón no era mucho más grande que un adolescente . Rand tenía la ventaja de la fuerza y la altura. Seguramente podría derrotar a ese forajido de miniatura.
Con una espiración profunda, él comenzó a rodear al ladrón, blandiendo la espada delante de él, evaluando el mejor ángulo para el ataque.
Casi como por un pase de magia , el ladrón de repente sacó su pequeño cuchillo negro y comenzó a imitar los movimientos sigilosos de Rand.
Detrás de él, Rand oyó la risa tonta de una de las damas de su club de admiradoras, lo que sólo aumentó su irritación .
Entonces Rand vio su oportunidad. La atención de la Sombra se desvió ligeramente cuando una de las damas le susurró a otra. Rand avanzó con la intención de producirle un corte inocuo pero incapacitante a la altura de las costillas.

No sólo el ladrón esquivó el ataque , sino que - simultáneamente - lanzó su propia arma por el aire directamente hacia la cabeza de Rand, no lo suficientemente cerca como para causarle una herida, pero lo suficientemente cerca como para distraerlo.
Cuando Rand echó su cabeza hacia atrás, asustado por el brillo del cuchillo volador , algo pasó. No estaba seguro qué fue .
Pero en confusos segundos siguientes, sintió golpes en varios sitios, la espada fue arrancada de su asimiento , y desconcertantemente él cayó pesadamente al suelo .
Rand yacía en el piso de espaldas, su cuerpo y su mente , atontadas y sus pulmones privados del aire .
¿Cómo mierda había pasado eso ? ¿Cómo podría ser que una especie de enano vestido con harapos negros, armados con un cuchillo de juguete , que se trepaba a los árboles como un mono, no sólo hubiese eludido la captura, sino que lo hubiese derrumbado al suelo ?
Él. Rand de la Nuit. Guerrero de extensa experiencia . Respetado espadachín . Y uno de los mercenarios más reconocido de toda Escocia.
Durante un momento todo lo que pudo hacer fue yacer allí, sin aliento, mientras la Sombra se balanceaba de rama en rama ,como un mono burlón . Mientras Rand lo miraba, el ladrón lanzó un pequeño objeto redondo sobre el pecho de Rand, luego con un salto, bajó al suelo para salir corriendo por el bosque .
Después de lo que pareció una eternidad, Rand finalmente pudo recuperar la respiración . Tosió una vez, dos veces, haciendo caer el objeto que la Sombra había lanzado sobre él. Luego él se incorporó apoyándose en sus codos.
¿"Estás bien?" una de las damas Mochrie preguntó. La admiración casi definitivamente había desaparecido de su voz. Ella se sentía tan decepcionada como él lo estaba.
Rand asintió con la cabeza . Pero interiormente hervía de rabia . Ese ladrón descarado lo había humillado. Se había burlado de él. Lo había derrotado .Y lo había hecho quedar como un idiota y u inepto total.
Y lo peor de todo , las mujeres Mochrie no parecían para nada impresionadas con la defensa que Rand había esgrimido para protegerlas.
¿"Lo viste ?" una de ellas preguntó con impaciencia.
"Sí, por supuesto ," contestó la otra. "Él se moví tan rápidamente tan ... como ..."
"Como un relámpago."
"No," la otro dijo como en un ensueño , "tan rápido como una ... sombra."
Las otras damas murmuraron su acuerdo con un suspiro romántico.
"Me pregunto cómo será él debajo de esa máscara."
"Rubio," una de ellas adivinó.
"No, con cabello negro azabache."
"Yo apostaría a que él es feo como el pecado. ¿Por qué otra razón se cubriría la cara?"
"Para esconder su identidad, tontita."
¿"Crees que podemos conocerlo ?" una de ellas preguntó, con los ojos muy abiertos.
"No. Nadie que conozcamos puede luchar así."
"Creo que él lleva puesta una máscara," una de ellos suspiró, "porque desea permanecer como una incógnita."
"Sí, un hombre misterioso, qué romántico! ."
"En verdad, yo apostaría a que es tan hermoso como el Diablo."
Las damas se rieron disimuladamente detrás de sus manos.
"Él me hizo acordar a ... "
¡"Damas!" Rand habló con voz firme.
Esas muchachas tontas no tenían ni idea de cuan cerca habían estado de salir heridas.
Y ahora, Rand tenía que escucharlas glorificando al bandido como lo admirasen...
Rand sacudió la cabeza y se puso de pie , estremeciéndose de dolor por los múltiples golpes recibidos .
¿"Están ilesas?" él les preguntó .
Ellas asintieron con la cabeza.
Una muchacha lánguidamente murmuró, "No creo que la Sombra dañe intencionalmente a ninguna mujer."

La repugnancia de Rand casi igualaba su furia. Ellas eran unas idiotas congénitas si creían que un forajido poseía algún código de honor. ¡Mierda! ! Incluso los mercenarios no respetaban los principios del código de caballería.
La Sombra sin duda era hábil. Un mono muy hábil y ágil. Y eso alarmaba y enfurecía a Rand . Ahora sabía que la Sombra era una amenaza seria. El forajido no sólo había robado algo de dinero y sino que ademas había entretenido y fascinado a las damas con sus payasadas hoy. Y ninguna de ellas pensaba que La Sombra podría haberle cortado las gargantas del mismo modo en que había cortado las bolsitas con monedas.
En ese instante Rand decidió que definitivamente iba a atrapar a ese bandido.
No era una misión ligada a una recompensa .
Ahora era una cuestión de honor.
¡"Mire!" una de las damas gritó. ¡"Su daga!"
Rand frunció el ceño cuando las damas se precipitaron para examinar el delgado cuchillo negro clavado en el tronco de un roble. Increíblemente, ellas comenzaron a pelearse por la posesión del objeto , como si fuese una joya regalada por un rey . Rand sólo pudo hacer una mueca de repugnancia .
Uno de los hombres Mochrie le palmeó el hombro en señal de consuelo . "Al menos vos pudiste luchar contra él." Rand sacudió la cabeza. "El hombre se mueve más rápido que un monje atrapado de un burdel."
El segundo hombre se unió a ellos. "Sí, y tuviste suerte de que él no te robase tus moneda."
Rand frunció el ceño, tocando su bolsita con monedas . Era verdad. La Sombra no lo había robado a él. Pero era porque Rand se había defendido muy bien, o porque simplemente el ladrón no había querido molestarse en tomar sus monedas?
¿"Necesitan dinero para llegar a su casa?" Rand preguntó.
El primer hombre negó con la cabeza. "No '. Sólo eran nuestras ganancias."
¿"Ganancias?"
"Sí," el segundo hombre le dijo, "el dinero que ganamos anoche en las apuestas."
Los hombres le agradecieron a Rand por su oferta y por la defensa esgrimida , pero el cerebro de Rand seguía pensando en lo que ellos habían contado. Miró fijamente el punto del bosque por donde el forajido había desaparecido.
La Sombra de alguna manera debía estar relacionada con Rivenloch. Alguien en el banquete de anoche había estado apostando su dinero , algún infeliz había perdido dinero en las apuestas , y ahora había encontrado un modo de recuperar sus pérdidas. Podía se la Sombra ser una especie de mercenario? Un ángel de justicia que corregía los errores de uno de los habitantes de Rivenloch?
Era difícil de imaginar. Los caballeros Cameliard eran considerados verdaderos caballeros, renombrados por su honor y su lealtad. Y los hombres de Rivenloch con quienes él había hablado le habían parecido demasiado orgullosos como para recurrir a ese vil truco para recuperar el dinero perdido en un juego.

Pero Rand había llegado a conocer los aspectos mas oscuros de las almas de los hombres. Viajando por todo el país , como él hacía, había entrado en contacto con bandidos de todas clases, los mas toscos y feroces , y hombres que podían sonreírle y palmear su hombro mientras le clavaban un cuchillo por la espalda. Había conocido hombres amables y pacíficos, ofendidos y dolidos por algún acto de violencia cometido contra sus seres amados, que de repente ejecutaban una clase venganza que sólo un demonio podría exigir.
Rand había aprendido que todos los hombres -aun los mas perfectos - eran falibles. El honor era un concepto frágil. La lealtad , un valor breve. Con la motivación apropiada, un héroe podía convertirse en un forajidos en un segundo.
¿Era la avaricia una motivación suficiente como para que un hombre contratase a un ladrón como la Sombra para recaudar dinero ?

Los hombres de Mochrie finalmente habían solucionado el altercado de las damas concediendo al cuchillo de la Sombra al muchachito que viajaba con ellas, para la consternación de las damas. Pero tan pronto como Rand recuperó su espada del suelo, las damas encontraron algo nuevo que despertó su interés.
¿"Qué es esto?" Una de las doncellas señaló un objeto brillante que sobre la tierra al lado de él.
"Es mío," reclamó una de las damas.
¡"Yo lo vi primero!"
"No. Yo lo vi ... "
¡"Damas!" La irritación de Rand sólo fue excedida por su curiosidad. Él tomó el objeto antes que ellas pudieran comenzar un combate por la posesión de esa cosa.
Era una moneda de plata.
Una de las damas gritó. ¿"Es eso lo que la Sombra te lanzó ?"
Rand frunció el ceño . Debía ser. Pero, por qué?
"Debe ser una especie de simbolo de honor," uno de los soldados adivinó. "Él te pagó porque presentaste una buena lucha."
"Qué romántico! ," una de las mujeres suspiró.
"Yo sabía que La Sombre es un verdadero caballero ," declaró otra.
"Quizás lo veamos otra vez algún .... "
"Me retiraré ahora." La paciencia de Rand estaba por agotarse . Guardó la moneda en su bolsita , ante la mirada envidiosa de las damas de Mochrie. Luego , envainando su espada, él los saludó con un cabeceo.
Planeaba entrenarse hoy, mezclarse en las filas de los hombres de Rivenloch, ganarse su compañerismo, ganarse su confianza. Esa noche participaría de las apuestas, y vigilaría a todos los jugadores. Y trataría de no ser distraído por una muchacha encantadora que seguía ocupando sus pensamientos.

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