miércoles, 29 de abril de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - CAPITULO 15

CAPITULO 15


PARA Rand , los días siguientes resultaron ser terriblemente frustrantes. Había hecho mucho progreso en ganarse la confianza de la gente de Rivenloch, pero no estaba ni cerca de lograr la identificación del forajido.
El muchacho que era la Sombra sin duda era tan sano y tan fuerte como un caballo. Si Rand veía alguien rengueando por una pierna herida, la persona era inevitablemente demasiado alto o demasiado gordo o demasiado viejo para ser la Sombra. Inicialmente Rand había descartado a todas las mujeres de la fortaleza.
No era que hubiera descartado completamente la idea de que el ladrón podría ser una mujer. Viviendo con las Doncellas Guerreras de Rivenloch, él había aprendido a mantener la mente abierta.
Pero si había una mujer que él había tachado definitivamente de la lista de posibilidades esa era Lady Miriel .
Rand sonrió mientras observaba a Lord Gellir lanzar los dados otra vez, causando una protesta de los hombres reunidos alrededor de la mesa de juego, seguido por el pasaje del dinero del perdedor al ganador.
Lady Mirielsin duda había hecho que el viaje de Rand a Rivenloch valiese cada centavo de su recompensa. Ahora que la boda de Helena ya había sido realizada , ella parecía tener más tiempo para pasar con él.
Miriel lo había invitado a dar un paseo alrededor del lago hacia dos días. Ellos habían comido vino , queso y pan a la sombra de un alto pino ... y a la sombra de Sung Li , quién había insistido en acompañarlos, a pesar de los dolores de sus hueso viejos.
Ayer, las tres hermanas habían despertado Rand al amanecer para llevarlo a pescar al río. Y habían vuelto con dos docenas de truchas que comieron en la cena de la noche anterior.
Esa mañana , Miriel lo había desafiado a correr carreras. Él caballerosamente la había dejado ganar , y cuando descubrió eso, lo había obligado a jugar otra vez. Esta vez ella lo había derrotado por si misma .
Rand sonrió con ese recuerdo .
¿"Por qué sonríes?" Colin preguntó, sacándolo de sus devaneos . "Acabas de perder."
Rand miró los dados y sacudió la cabeza. "Parece estoy hecho por esta noche."
Era lo mejor . Estaba tan distraído con sus pensamientos sobre Miriel que si la Sombra estuviese sentado a su lado con su típico traje negro, Rand nunca lo habría notado.
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Sentada en su escritorio a la luz de la vela, estudiando minuciosamente los libros de contabilidad, Miriel encontraba difícil hallarle sentido a las cifras que bailaban delante de su vista.
Cómo había pasado, ella no lo sabía. Quizás había sido el paseo por el lago. O la competencia de pesca en el río. O las carreras a caballo . Quizás era el instinto de Miriel de querer curar las heridas de la infancia triste de Rand . Pero en los dos días anteriores se había enamorado de sir Rand.
El problema era que él también se estaba enamorando de ella. Y Rand no tenía ni idea de quién era ella .
Rand se sentía atraído por mujer que coqueteaba tímidamente , que se sonrojaba fácilmente, y que no lastimaría ni a una mosca. Si él alguna vez descubriera la verdad...
Miriel cerró sus ojos. No podía decirle la verdad. Y por otro lado no podía esconderse para siempre.
Abriendo los ojos otra vez, ella examinó la columna de números por décima vez, tratando de buscarle sentido.
Finalmente, exasperada, ella refunfuñó, "Concéntrate , tonta. Cuanto más pronto termines, más pronto podrás irte."
Rand probablemente estaba arriba perdiendo más dinero con su padre. Miriel sonrió, pensando que había sido bueno que la Sombra le hubiese lanzado esa moneda después de todo. El pobre hombre iba a necesitarla dentro de muy poco. Sobre todo si, como él había hecho con ella en las carreras de hoy, insistía en perder intencionadamente.
Miriel se concentró en el libro delante de ella, murmurando los números en voz alta, escribiendo números en el pergamino iluminado por la luz parpadeante de las velas.
En efecto, tan concentrada estaba su atención sobre el pergamino que no oyó al intruso que entró en el cuarto .
"Entonces esta es tu oficina," dijo él suavemente.
Ella se incorporó tan repentinamente que empujó el frasco de tinta. Ella estaba de pie, medio girando y cayendo en sus brazos, cuando ella se dio cuenta de quien se trataba. Inmediatamente , Miriel bajó los brazos , luego colocó una mano sobre su pecho.
"Mierda," ella dijo entre dientes .
"Lo siento ." Con una disculpa, él se precipitó hacia adelante , para enderezar el frasco de tinta derecho . La tinta se había volcado sobre el mantel de lino, pero ,por suerte, no sobre el libro de contabilidad.
Independientemente del sobresalto , era mucho más que el miedo lo que hizo que su sangre se acelerase por sus venas mientras Miriel se desplomaba en su silla. Era la imagen de Rand, Rand poderoso, guapo , con su piel dorada por la luz de la vela, sus ojos brillando con diversión y adoración - lo que aceleraba pulso.
Y el hecho de que estuvieran solos en su aislado santuario privado , un lugar donde ella sólo tenía que cerrar la puerta para tener un aislamiento absoluto...
Dulce Virgen María ! , en qué estaba pensando?.
"Trabajas mucho," comentó él.
Durante un momento ella sólo pudo contemplarlo asombrada. Él era la primera persona en notar eso . El resto de la gente del castillo, incluidas sus hermanas , parecían pensar que ella venía aquí abajo para holgazanear o dormir la siesta. Ellos no entendían cuan exigente era su trabajo.
Rand se colocó detrás de ella, puso sus manos sobre sus hombros, y comenzó a masajear sus músculos tensos. "Es cerca de medianoche, mi amor."
¿"Si ?" Su voz se quebró, perturbada por el placer peligroso que recorría su cuerpo por el contacto de sus manos. Sus masajes sedantes rápidamente comenzaron a bajar sus defensas. Miriel cerró los ojos, y un gemido suave se escapó de su boca espontáneamente.
Rand se rió entre dientes. ¿"Te gusta , verdad?"
Sí, le gustaba. Sus manos eran fuertes, y las yemas de sus dedos rápidamente encontraron los puntos de tensión.

Con una caricia final en su espalda, Rand dijo, " Me temo que te he generado más trabajo con mi juego."
Cuando ella habló, su voz casi sonó como si perteneciese a otra mujer, una voz mucho más lánguida y suave que la de ella. ¿"Desequilibraste mis cuentas, maldito? ¿Has dejado a mi padre sin dinero ?"
"No, él me ganó bastante de mi dinero ."
¿"Él ganó?" Miriel sonrió. "Mi padre nunca gana."
"Lo hizo esta noche , me ha vaciado los bolsillos."
"Juégale mañana , y estoy segura que recuperarás todo lo que perdiste."
¿" Si ? ¿Y cómo explicarás todo esto ?"
Ella se encogió de hombros. "Siempre encuentro un modo de equilibrar las cuentas."
"Parece difícil." Él señaló el libro de contabilidad. ¿"Qué son todos estas anotaciones?"
Ella le sonrió perezosamente. Rand era el primero otra vez . Nadie mostraba mucho interés en la contabilidad, siempre y cuando el castillo se mantuviese en movimiento . Nadie pedía mirar los libros. Pero igualmente ella tenía un gran por el sistema de contabilidad y adoraba los números, y pensaba en mostrarle a Rand que su trabajo era emocionante.
¿"Puedes leer?" ella preguntó.
Él vaciló.
"Está bien," ella se apresuró a asegurarle. "La mayor parte de los caballeros que conozco no pueden."
Su frente se arrugó con preocupación. "Puedo leer mi nombre. No mucho más."
"Ven, acerca un taburete, y te mostraré."
Miriel tuvo un momento de la duda en el que se preguntó si su interés, también, era un fingimiento cortés, si Rand sólo fingía estar interesado solamente para complacerla. Pero pronto ellos estaban encorvados sobre los libros de contabilidad , muslo contra muslo, con las frentes arrugadas por la aguda concentración , mientras ella le señalaba con entusiasmo las entradas que acababa de hacer.
"Esto es lo que Sung Li llamaría yin y yang ," le explicó ella. "Las cifras en la columna derecha siempre deben equilibrar las de la izquierdo."
¿"Qué dice aquí?"
"Este es un registro de lo que hemos gastado. Aquí está el vino que compramos de la abadía para la boda de Helena. Y aquí está la cantidad de especias compradas." Ella pasó un dedo por la lista. "El pago al sacerdote. Una nueva olla para el cocinero. Sábanas de seda."
¿Sábanas de seda?"
Miriel se rió . Las sábanas habían sido un regalo de boda, una broma por parte de Deirdre . "Un regalo para la novia y el novio."
¿"Y cuáles son estas figuras?" Él señaló a los números a la derecha.
"Esta columna registra el dinero que entre en nuestros cofres."
Rand frunció el ceño. "Hay mucho menos de este lado."
Para un hombre que no podía leer, él era muy observador. "Sí, hay menos entrada , pero las cifras son mayores. Aquí están las ganancias de vender la lana a la abadía. Aquí está la recolección de alquileres. Y aquí están las ganancias de las apuestas después del banquete de boda."
"Ya Veo." Su brazo pasó alrededor de sus hombros cuando él señaló la página. ¿"Y dónde registras las pérdidas?"
Miriel se congeló. ¿"Las pérdidas?"
"Sí."
Nadie nunca le había preguntado eso. La mayor parte de la gente de castillo no podía leer o hacer sumas, entonces ellos no mostraban ningún interés en los libros de Miriel. "Bien", ella se justificó , "como sabes , los hombres de Rivenloch siempre devuelven lo que le ganan a mi padre a los cofres."
¿"Pero y los Mochries y los Herdclays?"
Miriel lamió sus labios. Como Rand no podía leer, ella supuso que ella podría inventar algo, y él lo creería. Ella señaló la entrada que registraba la compra de velas y le dijo, "las pérdidas van aquí, en la columna izquierda."
"Hum."
Miriel lamentó tener que mentirle, pero Rand se ponía demasiado inquisitivo. Después de todo, era difícil explicarle que nunca se molestaba en registrar las pérdidas de Rivenloch. Ni por qué.
"Por Dios ," dijo ella levemente, "todo esto debe ser muy aburrido para vos ."
Con esto, ella cerró el libro.
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"Para nada, mi bombomcito ," Rand le aseguró. En efecto, la mentira audaz de Miriel era cualquier cosa menos aburrida. Rand se alegró de haber venido a su oficina. Esa contabilidad tan fríamente manipulada era muy sospechosa . ¿"Cómo podría aburrirme cuando estás aquí al lado mío ?" Él le sonrió melosamente.
Esa muchacha astuta le había mentido sobre la contabilidad.
Por supuesto, él le había mentido sobre su incapacidad para leer.
Pero sabía por qué la había engañado.
Pero ,qué escondía Miriel ? ¿Por qué no estaban allí ninguna de las pérdidas de dinero de su padre ? ¿ Esas pérdidas eran una vergüenza que Miriel no quería registrar? ¿O algo más oscuro? ¿Algo que tenía que ver con un cierto ladrón que robaba dinero en el bosque?
Esperaba que fuese esto último . Le dolía imaginar que esa doncella encantadora de sonrisa ingenua de alguna manera fuese capaz de concebir complots contables encerrada en esa humilde oficina.
Eso le preocupaba más profundamente que imaginar que Miriel podría ser cómplice de la Sombra.
Pero tenía que descubrir la verdad. Y para hacer eso, tendría que usar más mentiras.
Rand había descubierto hacia mucho que una voz ronca y seductora y las caricias suaves hacían surgir la honestidad en las mujeres. Suponía que ese tipo de seducción ablandaba la tendencia a mentir de las mujeres. Tanto como lamentaba tener que usar esa manipulación astuta con una mujer que é realmente le interesaba , sabía que ese método era mucho más eficaz que cualquier amenaza .
Además, Rand se consoló, no era ese el método que Miriel había empleado cuando lo había agarrado por la túnica y lo había forzado a besarla aquel primer día en Rivenloch?
Rand enrolló sus dedos en los rizos delicados en la nuca de Miriel , y murmuró, "Sería demasiado malo confesar que me alegró encontrarte sola aquí?" Él vio el delicioso temblor de su piel bajo su toque . "En verdad, temí que esa criada metida tuya me ahuyentara."
¿"Sung Li ?" La voz de Miriel era ronca y baja. Ella definitivamente disfrutaba sus caricias.
Él paseó un dedo a lo largo del lado de su cuello para remontar el borde de su oreja
"Sí." Él se inclinó mas cerca acariciando con su nariz el lóbulo de la oreja de Miriel . Dios , ella olía tan deliciosa como rosas bañadas por el sol. ¿"Qué le pasa a tu criada entrometida ? Ha estado cojeando por la fortaleza como un sabueso cojo."
Rand se sintió tonto haciendo esa pregunta. La idea de que Sung Li pudiera ser un bandido ágil con los reflejos de un gato, era absurda. Pero Rand se había ganado su reputación por la meticulosidad de sus trabajos. Y no iba a excluir ninguna posibilidad.
"Ella es una anciana," dijo Miriel con un suspiro, "con huesos viejos."
"Ah." Él colocó un beso contra la garganta de Miriel, deleitándose con la fragancia de su piel, y con el pulso rápido que latía allí. ¿"No tienes hierbas medicinales para aliviar los dolores de hueso?" él murmuró, sabiendo muy bien que ella tenía ese tipo de remedios.
¿" Hierbas Medicinales?" ella dijo débilmente. "Creo que sí."
Rand deslizó sus dedos por el escote y lentamente acarició la carne sensible sobre su pecho , " Tienes una lista de todos ellas en tu libro de contabilidad?"
¿"Hum?"
"Una lista de las medicinas. ¿No sos la responsable de manejar los remedios?"
"Sí."
Dios, ella era hermosa. Rand quería acostarse con ella. Ahora.
Apretó su mandíbula para reprimir ese impulso.
"Por Dios, mi lady," jadeó él, "debes tener una mente brillante." Él movió sus dedos hacia abajo, centímetro por por centímetro pasando peligrosamente cerca de sus pezones. ¿"Mantienes un listado de los remedios ? ¿Anotas el nombre de cada uno que viene a pedir hierbas medicinales?"
Miriel contestó con un suspiro ronco que incrementó su erección.
Él forzó su voz a salir como un susurro . ¿"Las pomadas que usaste conmigo la otra mañana, las registraste en el libro?"
"Sí."
¿"Con mi nombre al lado?"
"Sí."
Rand asintió con la cabeza. Era todo lo que tenía que saber. Con este conocimiento, podría entrar subrepticiamente en el escritorio de Miriel cuando ella no estuviese y leer detenidamente los libros de contabilidad , averiguar quién había venido a pedir medicinas en los pocos días anteriores, y hacer una lista de sospechosos.
Ya tenía lo que necesitaba. Al menos lo que su mente necesitaba. Lou que su pene necesitaba era otro asunto completamente diferente.
Durante los días anteriores, Rand había sufrido haciendo el papel de pretendiente cortés, cuando lo que realmente tenía ganas de hacer era poseer a Miriel en el rincón mas oscuro y aislado del castillo . Su boca tenía hambre de la suya. Sus fosas nasales se tensaban al sentir su olor.
Él había luchado contra esa ansiedad. El incidente en el palomar le había hecho darse cuenta que tenía una enorme vulnerabilidad en todo lo relacionado a esa muchacha. Sung Li tenía razón. Cuando él tocaba a Miriel, era más que chispas los que se encendían entre ellos, era más que fuego.
Miriel giró su cabeza para mirar fijamente su boca, sus ojos estaban oscuros de deseo.
Pero Rand no se atrevió a complacer sus necesidades. No todavía. No cuando podría ser tan fácilmente conducido a ser descuidado con esa doncella . A pesar del dolor en sus bolas, Rand planeaba llevar galantemente a la doncella hasta la puerta de su habitación y ofrecerle un casto " buenas noches ".
Al menos, esa era su intención cuando retiró sus dedos de su escote. Pero ella murmuró, "Bésame."
Rand tragó en seco , y su mirada bajó automáticamente a sus labios rojos cereza. Oh, Dios, eran tan tentadores. Suaves y suculentos ... deliciosos.
Supuso que un beso no dañaría a nadie . Sobre todo porque era idea de Miriel . Era lo menor que podía hacer, considerando que segundos atrás tenía la mano metida en su escote . Además, estaba seguro que podría controlar sus instintos animales durante el lapso de un beso.
Pero Rand se equivocó.
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Miriel sabía que lo que hacía era un error, pero esto no la detuvo. El chisporroteo de su sangre caliente silenció la voz de la razón. Sentía la piel ardiente, y anhelaba ese beso.
Después de todo sólo sería un beso.
El hecho que fuese cerca de medianoche, que ellos estuviesen solos en la intimidad de su escritorio , y que nadie vendría a molestarlos, no afectaría su juicio. Sólo quería apagar su sed con un sorbo de afecto.
El primer contacto de sus labios le aseguró que no sería una tarea fácil de interrumpir. Cuando sus lenguas se entrelazaron, sus brazos también . Una mano de ella apretaba su túnica mientras los dedos de la otra se enterraban en su cabello. Una y otra vez, ella se avanzó contra su boca, buscando una mayor proximidad, una intimidad más completa.
Miriel se inclinó hacia adelante posesivamente envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, arrastrándolo a un abrazo mas cerrado, y en proceso se atropelló con la silla y la pila de libros de contabilidad .
Pero nada de eso importó. Todo lo que importaba era el hombre en cuya alma estaba entrando.
De repente, con una familiaridad asombrosa, Rand colocó su mano debajo de sus nalgas y la levantó hacia su regazo. Miriel jadeó . Repentinamente Rand se separó.
"Miriel ... mi amor ... no debemos ..."
A pesar de la pasión ardiendo en sus ojos y del el pesar sincero en sus palabras jadeantes , su comentario era una llamada al sentido común, Miriel sabía que él tenía razón. Si ellos no se detenían ahora, nunca mas se detendrían.
Lamiendo sus labios hinchados por el beso, Miriel cerró sus ojos, asintió pesarosamente , y retiró sus dedos temblorosos de su cabello..
Cuando ella levantó los párpados y vio lo que había causado, sus ojos se abrieron ampliamente.
¡Jesús ! Cuando ellos habían empujado la pila de libros de contabilidad , el tapiz también había sido corrido. La tela ahora colgaba oblicuamente, y desde ese ángulo, claramente revelaba el borde irregular de la roca y la oscuridad de la entrada del túnel secreto .
La respiración se le cortó en la garganta. Dios, qué podía e hacer? En cualquier momento, él giraría su cabeza y lo vería. No podía dejar que eso pasase.
Su cerebro evaluó varias posibilidades.
Podría pretender estar descompuesta. No. Podría ponerse a llorar. Ella era buena en eso. Tal vez en su preocupación por ella, Rand pasaría por alto el agujero abierto en la pared de su oficina.
No, era demasiado incierto.
Podría volcar todas las velas, con la esperanza de apagar la luz del cuarto. Pero podría causar un incendio con eso.
Podría golpearlo y dejarlo inconsciente. Sabía en que puntos estratégicos tenía que golpear para desmayarlo en un instante, eso le daría tiempo para enderezar el tapiz . Pero sería imposible explicar su conducta más tarde.
No, tenía que distraerlo otra manera.
¿ Cuál era la mejor manera de distraer a un hombre?
Era fácil de contestar. Hacerlo era un asunto completamente diferente.
Estremeciéndose contra la impropiedad del comportamiento que planeaba , Miriel descaradamente dejó resbalar su mano sobre la entrepierna de Rand y suavemente apretó su miembro por sobre la tela del pantalón .

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