lunes, 20 de abril de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - CAPITULO 4

CAPITULO 4

¡“QUÉ ...!”
Miriel miró el cuerpo masculino que yacía sobre la tierra con una mezcla de satisfacción y horror. No había querido hacer esto. En verdad, su corazón todavía se aceleraba con la emoción del beso de sir Rand. Pero ella no podía permitirle semejante familiaridad, ya que si lo hiciera, Miriel temía que se olvidaría de sus verdaderos motivos para cortejarla.
¡"Dulce Virgen María ! !" ella exclamó con sorpresa ¿"Te tropezaste con las rosas?"
Por supuesto él no se había tropezado con las rosas. Rand se había tropezado con el pie que ella había colocado detrás de su talón.
Rand parpadeó atontado y se sentó. Estaba completamente perplejo.
Antes que pudiera pensar demasiado en lo que había pasado, ella le extendió una mano para ayudarlo . “Quizás te desmayaste de hambre. ¿Quieres otro pedazo de pan ? Sung Li dejó la bandeja."
"No tengo hambre," Rand dijo mientras luchaba por ponerse de pie, estudiando el pedazo de tierra, tratando de averiguar con qué diablos se había tropezado para caerse así.
¿"No tienes hambre ?" Ella sacudió la tierra de su hombro, luego dijo cuidadosamente , " Parecías estar hambriento en el bosque."
Él la miró agudamente . ¿"Si ? ¿Qué lt hace pensar eso?"
Ella respiró profundamente . Cuando Rand sonreía, era irresistiblemente guapo. Dos hoyuelos se marcaban en sus mejillas y sus ojos brillaron como estrellas. Pero ahora, mirándola e interrogándola de esa manera, él parecía peligroso.
Ella se encogió de hombros despreocupadamente. ¿"No era eso lo que hacías en el bosque ? ¿Cazar para algo para comer?"
Sus ojos se estrecharon ligeramente, y ella tuvo el presentimiento que él trataba de leer sus pensamientos. Entonces él se iluminó con una sonrisa pícara. "Sabes perfectamente bien lo que estaba haciendo en el bosque , mi querida."
Miriel se sonrojó con ese recuerdo. No había querido referirse a eso.
"Y cuando quieras dar otra ojeada a lo que tengo en mis pantalones, sólo tienes que pedírmelo ..."
Ella retiró su mano nerviosamente. "Caballero , sólo estamos comenzado con el cortejo ," lo reprendió ella. " Te mueves demasiado rápido para mi gusto . Soy una doncella, después de todo. Quizás más tarde, cuando nos conozcamos mejor -"
¿" Conocernos mejor?" Él tomó una mecha de su cabello la enroscó alrededor de su dedo. " Mi lady, yo habría pensado, que cuidando de mí noche y día en el tienda de Morbroch, ya conocías cada aspecto de mi persona."
Dios , ese hombre mentía tan fácilmente como respiraba. Ella nunca había cuidado de él. Ella había inventado eso. Y él lo sabía . En verdad, Miriel comenzaba a preguntarse si ese canalla alguna vez habría puesto un pie en Rivenloch en lo absoluto.
Rand levantó la mecha de su cabello y lo besó. " De cualquier manera , discúlpame , mi lady, si te asusté con mis palabras. Trataré de refrenar mis pasiones en el futuro." Él acarició su mejilla con el dorso de un dedo. "Aunque sea sumamente difícil ." Entonces Rand se inclinó para susurrar en su oído. " Muy , pero muy difícil.”
No había modo de confundir o malinterpretar sus intenciones. Estaba siendo tan claro Por Dios! , era un degenerado. Debería abofetearle su hermosa cara por hablar tales vulgaridades. Pero eso no serviría sus objetivos. Si ella quería extraerle información , tenía que jugar el juego de él . Entonces Miriel le dio una sonrisa Engañosamente tímida.
" No tengas miedo , mi querida ." Él le dio un beso inocente en la ceja. "Pero me retiraré ahora antes de que tu criada malhumorada vaya a reportar que estamos a solas. Tus parientes no parecen ser la clase de gente que “entienden las situaciones”, y ya que he sido convocado al campo de práctica..." Él suspiró. "' Me va a parecer una eternidad antes que volvamos a encontrarnos ."
Con una sonrisa astuta y una mirada provocativa , Rand la saludó y cruzó el portón de jardín. Miriel se sintió satisfecha de ver que la túnica de ese sátiro llevaba una incriminatoria mancha de tierra que demostraba que él había sido derribado y derrotado.
Apenas Rand se había marchado cuando Miriel comenzó a conspirar. Tenía que averiguar en que cosa rara andaba él . ¿Dónde estaban sus pertenencias? Ella había visto un paquete de provisiones en su caballo. Algo en ese paquete podría darle una pista . ¿Qué había pasado con ese paquete ?
Probablemente todavía estuviese con el caballo.

Lanzando el restante a los pájaros , Miriel dejó el jardín e
marchó hacia los establos . Observando discretamente el campo de práctica, ella vio a Rand entrenando con Pagan. Deirdre y Helena estaban apoyadas contra la cerca, observando . Por pura curiosidad, Miriel lo estudió durante un momento.
Él no era muy bueno con la espada.
No era que eso importase. No era que él fuera a ser su marido. Pero podía notar que la torpeza de Rand agraviaba a Pagan, y sus hermanas murmuraban preocupadas, porque ellas si creían que ese hombre podría ser el futuro marido de su hermana menor .
Miriel supuso que no debería haberlas juzgado tan severamente. Sus hermanas podían asfixiantes e insoportablemente sobreprotectoras a veces, pero sólo era porque la querían. Era su propia culpa por haberse mostrado tan indefensa durante todos esos años. Pero, qué más podría hacer? Era su aparente y fingida vulnerabilidad lo que le permitía controlar secretamente las cosas que sucedían en Rivenloch, lo que le permitía tener acceso a los rumores que se escapaban de los criados descuidados, y lo que le permitía mantener una vigilancia contra los forasteros sospechosos como sir Rand sin llamar demasiado la atención.
Ella era responsable de llevar la administración del castillo, pero ni siquiera sus hermanas valoraban lo que esa ardua tarea implicaba. Ella manejaba todos los bienes y los servicios, la recolección y el reparto de dinero , supervisaba las provisiones de comida , telas, lanas , cerveza , armas, carne y leña. Ella se aseguraba que las cuentas siempre estuviesen equilibradas, no era una tarea fácil, en especial con el vicio de su padre por las apuestas. El hecho era que ella hacía parecer que esa tarea administrativa era fácil y lograba engañar a todos haciendoles creer ella era esencialmente vulnerable.
Por eso , cuando ella entró a los establos y vio al muchacho cuidador y lo saludó con una sonrisa tímida, él sólo sacudió la cabeza y la dejó pasar, sin ni siquiera sentirse curioso respecto a lo que ella estaba haciendo allí.
Una vez que Miriel encontró la yegua de Rand, su despreocupación fingida desapareció. Era una criatura bastante nerviosa, y ella tuvo que calmar a la bestia varias veces con murmullos calmantes y suaves caricias en el cuello antes de que pudiera tener acceso al cubículo donde estaba el animal.
Sus pertenencias estaban en un rincón lejano - un paquete formado por una manta de lana gruesa y la montura. Ella arrastró la montura a un lugar donde daba la luz del sol, y puso en cuclillas para mirar adentro.
La mayor parte del contenido del paquete era bastante común, y no había nada incriminante. Ropa limpia, una olla una cuchara, un pedernal , una taza de madera, unos cuchillos, una cuerda, cosas que cualquier viajero llevaría . Más abajo , dentro de una bolsita de tela de lino había hierbas, probablemente de uso medicinal . Revolviendo en el fondo , Miriel encontró una pequeña bolsita de terciopelo con monedas de plata y un par de guantes de cuero . Luego sus dedos tocaron una pesada cadena de metal.

Ella tiró de la cadena y sostuvo el objeto a la luz. Miriel frunció el ceño. Era un siniestro par de grilletes de hierro.
El chasquido de una lengua detrás de ella la asustó, haciéndola guardar los grilletes rápidamente en el paquete.
¿“Encontraste algo útil?" Ella giró para ver a sir Rand surgir de las sombras, con sus brazos cruzados sobre su pecho, y con una sonrisa satisfecha en su cara.
¡Por Dios! ! ¿Cómo había logrado sorprenderla así?
“Yo... Yo ..” Miriel se agitó. ¿"Por qué estás entrenándote con Pagan ?"
Rand se encogió de hombros. "Se le agotó la paciencia a tu cuñado Él arqueó una ceja. ¿"Por qué estás revisando mis cosas?"
"Yo no estaba revisando ." Ella respiró profundamente . Era exactamente lo que estaba haciendo . "Yo estaba..." Necesitaba un golpe de inspiración. "Yo sólo me preguntaba ... ," dijo Miriel acariciando suavemente la montura , "si me habías traído ... algo ... un regalito."
El brillo dudosa de sus ojos le dijo que Rand no estaba convencido de esa excusa, pero que él le daba el beneficio de la duda . ¿"Quieres decir que buscaba una señal de mi afecto? ¿El regalo de un amante ?"
Ella se mordió el labio inferior , un gesto tímido que siempre sacaba a la luz el lado protector de los hombres.
Pero Rand sólo se rió entre dientes, entonces se agachó a su lado , metiendo sus cosas de vuelta en las alforjas. "Muchacha codiciosa."
Miriel fingió vergüenza, pero cuando él cerró la alforja y apoyó la montura contra la pared del establo, ella no pudo menos que sentir un temblor de inquietud. ¿Por qué llevaría él un par de grilletes?
Él se rascó el mentón . "Hace un rato, oí que una de las criadas decía algo sobre una feria."
¿"Una feria? Ah, sí, en la ciudad. En quince días." Ella estrechó su mirada , tratando de discernir lo que él planeaba.
"Te prometo que te compraré algo allí, mi dulce ." Él agarró su mentón afectuosamente entre su pulgar y el dedo índice. "Un regalo adecuado para la doncella más encantadora de toda Escocia."
Le sonrió . No importaba su sonrisa simpática. Ese hombre llevaba grilletes en sus alforjas. ¿Qué diablos esraba planeando hacer él?
Él inclinó su cabeza y guiñó un ojo. "A menos que, por supuesto, no me hayas robado dinero de mi alforja ."
Miriel jadeó, fingiendo una gran ofensa. ¿"Qué dices?
¿Piensas que yo robaría ?" Aún cuando ella estaba reaccionando con gran ofensa, ella sintió un rubor en sus mejillas. Después de todo Ella había estado revolviendo sus pertenencias. Él tenía todo el derecho a sospechar.

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Sí, Rand pensó, la encantadora doncella era definitivamente una ladrona. Ella probablemente ya se había robado docenas de corazones con esa sonrisa inocente y esos grandes ojos azules que podían llenarse de lágrimas ante la más leve provocación.
Rand no fue engañado ni por un segundo. Él conocía muy bien a las mujeres de su clase . Miriel pertenecía a la clase de mujer que usa sus afectos como moneda de trueque, intercambiando miradas seductoras y besos por cintas de seda y joyas preciosas, mujeres que desangraban a un amante hasta llevarlo a la bancarrota, y luego se movían al siguiente hombre . Miriel era la clase de muchacha que un hombre debe amar y abandonar sin el menor remordimiento. Lo cual era perfecto para su plan.
De cualquier modo , esa muchacha era demasiado curiosa para su gusto.
"Estaba bromeando," Rand le aseguró con un guiño de ojo , extendiendo su mano para tomar la suya.
Miriel colocó su mano sobre su palma, y él la ayudó a ponerse de pie . Le quitó el polvo y la paja de sus faldas, disfrutando el placer secreto de tocarle el trasero mientras hacía eso , y haciéndole lanzar un jadeo ahogado a ella.
Rand fingió inocencia, soltándola, luego se inclinó para tomar su alforja . ¿"Me mostrarás dónde debo poner mis cosas?" él preguntó, luego añadido con astucia, "en algún sitio donde estén ... seguras"
Miriel se sonrojó otra vez, pero si era de vergüenza o de enojo , él no podía saberlo . "Por supuesto."
Rand cargó sobre su hombro la alforja y a siguió a Miriel en dirección a la fortaleza.
Pagan había dado permiso para Rand descansase con los otros caballeros en el gran salón , aunque después de la pobre demostración de las habilidades de esgrima de Rand, el lord decepcionado probablemente hubiera preferido que él durmiese con los perros . Ahora, contemplando la cadencia de las caderas de Miriel cuando ella lo guiaba a través del patio , Rand lamentaba no haber pedido permiso compartir la cama con esa doncella seductora.
Tiempo al tiempo , él se prometió a sí mismo . Aunque Miriel era definitivamente una mujer pasional, ella también era una provocadora profesional . Ella pertenecía a la clase de muchacha que se lanzaba provocativamente sobre un hombre en un minuto, sólo para alegar que es virgen al minuto siguiente.
Cuando se acostara con Miriel , sería en sus términos. Y se iba a acostar con ella, de eso no cabía duda. Había pocas mujeres que podían resistirse a los encantos de Rand cuando él se proponía usar esos encantos . En un día, tal vez dos, Rand pensó con una sonrisa conocedora, tendría a Lady Miriel entre sus sábanas y murmurando su nombre pidiendo mas y mas.
Al entrar al gran salón de Rivenloch, Rand quedó impresionado. Innumerables banderas de colores brillantes y escudos de plata adornaron las paredes. La paja mezclada con hierbas aromáticas que cubría el piso emanaba un olor dulce que llenaba el recinto , y las velas colocadas en los candelabros de las paredes le daba al salón un brillo de cálida bienvenida. Los criados corrían de un lado al otro, manteniendo al fuego en la chimenea , limpiando el hollín de las paredes , cargando baldes , cestas y bultos , subiendo o bajando la escalera de la fortaleza.
"Preparativos para el banquete de boda," le explicó Miriel, cuando pasaron por al lado de un par de criadas que enceraban las mesas de roble con trapos y un pote de cera de abejas.
Rand asintió con la cabeza. La ceremonia que se llevaría a cabo en dos días podría resultar útil a sus objetivos . ¿Qué ladrón podría resistirse a la tentación de meter sus dedos en los bolsillos de los invitados de una boda , sobretodo invitados que probablemente viajarían medio borrachos después de la fiesta de casamiento ? Tendría que vigilar el bosque el amanecer después del banquete de boda , pues estaba seguro que ese día iba a agarrar al ladrón.
"Puedes guardar tus cosas aquí," Miriel le dijo, abriendo un gran arcón de roble colocado sobre la pared. Estaba lleno con varias alforjas similares.
Cuando Rand dejó caer sus pertenencias dentro el baúl , un muchacho joven se acercó . "Mi lady, el vino ha llegado del monasterio, pero el cocinero dice que es poco."
¿"Poco? ¿Cómo poco? Cuánto es poco?"
El muchacho se rascó la cabeza, tratando de recordar. ¿Dos barriles?"
Miriel jadeó. ¿"Dos barriles? ¿Estás seguro? Es sólo mitad de lo que solicité."
"Sí, es poco, dos barriles."

Mientras Miriel se mordía el labio, considerando qué hacer, otro criado se acercó, una anciana con la cara como una manzana seca.
"Ese maldito comerciante de especias, por Dios! ," refunfuñó ella. "Él ahora está pidiendo más dinero por la mercadería."
Miriel frunció el ceño . "Bien, no puedo pagarle más ."
"Es lo que le dije."
¿"Y?"
"Él dice que la mercadería cuesta más esta vez, porque su barco fue atacado por piratas."
"Ese no es asunto mío
La anciana arrugada se encogió de hombros, y Miriel apretó sus dientes con frustración.
Entonces una pareja se acercó, una mujer fuerte que prácticamente arrastraba del brazo a un hombre flaco como un palo, el hombre apretaba nerviosamente su sombrero en sus manos.
" Vamos, habla ," la mujer le dijo, "dile a mi lady lo que has hecho."
"Le pido perdón, mi lady," dijo él, "pero uno de los perros se soltó y ... y ..."
La mujer cruzó sus brazos sobre su pecho generoso. " El maldito perro orinó los manteles para la boda , eso es lo que hizo."
"Él no quería hacer eso ," le discutió el hombre. "Además, qué diablos estaban haciendo esos manteles colgados de los arbustos?"
"Los estaba aireando y blanqueando , idiota."
Miriel levantó una mano para pedir silencio, luego giró hacia Rand. "Lo siento mucho ."
"Estás muy ocupada."
"Soy responsable de la administración de castillo," le explicó ella. "Probablemente estaré muy ocupada en los próximos dos días con los preparativos de la boda."
¿"Puedo hacer algo para ayudar?"
"No realmente. A menos que puedas interrogar a ese perro ."
Él sonrió abiertamente ante su franca ironía. “ Ojalá pudiera , mi querida, creo que tomaré un paseo por el campo, quiero conocer tu magnífico Rivenloch. "
Tomando unas cosas de su alforja , él saludó con un cabeceo a los demás, excusándose por retirarse , pero no sin antes de oír la vo de la mujerona repetir, "Mi querida ?"
Rand le sonrió . No podía creer en su buena suerte. No sólo había logrado encontrar una excusa para quedarse en Rivenloch, una excusa que era bella joven que parecía estar demasiado ocupada como para prestarle mucha atención, lo que significaba que tendría libertad para buscar al forajido.
Rand no perdió el tiempo. Armado con su espada, un par de dagas, y los grilletes, y llevándose la bolsita con dinero para ahorrarle la tentación a la curiosa Miriel , Rand partió con la intención de explorar el bosque a pie.


El bosque de Rivenloch era hermoso y tenía un toque salvaje y de fantasía al mismo tiempo . El musgo que cubría las piedras y los troncos de los árboles , amortiguaba los sonidos de sus pasos mientras rastrillaba el camino frondoso. A su lado , las hojas de helecho se doblaron bajo el peso de las libélulas, las ardillas rojizas saltaban de rama en rama buscando bellotas. Hongos venenosos crecían en ramilletes al pie de los robles antiguos. La niebla casi se había dispersado, y aquí y allí, donde los rayos del sol penetraban el follaje para iluminar el suelo.
Era la clase de lugar que uno podría imaginar habitado por todo tipo de seres mágicos como elfos, duendes y hadas . En verdad, Rand casi creía, por los relatos exageradas sobre el ladrón que él buscaba, al que describían como un ser invisible, tan veloz como relámpago, tan silencioso como la muerte, que la Sombra era una de esas criaturas mágicas del bosque.
Rand sacudió la cabeza. No era de extrañar que los lords siguieron se sintiesen aterrorizados por ese ladrón cuando ellos mismos lo describían con semejantes talentos y le habían puesto un nombre tan siniestro. La Sombra . Sin duda el ladrón era un mero mortal , pobre como una rata y que probablemente se llamaba John , Peter o algún otro nombre común y corriente.
Pero hasta ahora Rand no había podido encontrar ningún rastro de la Sombra. Ningún resto de comida ni restos de conejo asado. Ningún musgo sobre las rocas aplastado por el peso del culo de ese maldito ladrón. Nada de olor a humo en el aire. Ninguna ramas que hubiera sido quebrada para armar un refugio. Ni un gramo de excremento humano ensuciando las hojas. Nada que indicase que un ser humano estuviese habitando ese bosque.
Rand examinaba un palo roto en el camino cuando nuevamente sintió un hormigueo en la parte de atrás de su cuello , una señal que le decía no estaba solo.
Con cuidado, para no despertar sospechas, estudió el palo con interés
Detrás de él. Estaba seguro que el intruso estaba detrás de él.
Silbando suavemente, Rand procedió a avanzar por el camino con un paso garboso, dejando que su bolsita de monedas colgada de su cinturón se sacudiese y emitiese un sonido metálico que seguramente tentaría a cualquier ladrón.
Sabía que el ladrón iba a seguirlo . Doblando en una curva del camino , Rand dejó caer una moneda de plata y siguió caminando , como si no estuviese consciente de su pérdida.
Pero en vez de seguir por el camino , Rand se escondió detrás de un grupo de arbustos y levantó el palo, esperando que el forajido se aproximase.
En el instante que vio un destello de una tela azul, Rand saltó hacia delante . Pero , para su horror, el sinvergüenza con se chocó no era ni John , ni Peter . Sino lady Miriel.
Lo que sucedió después, él no lo supo claramente . En un segundo, él embestía contra ella, tratando en vano de no aplastarla. En el siguiente instante , él se sintió propulsado hacia delante con mayor fuerza, cruzó volando delante de ella y fue a caer a unos arbustos ,con el palo en la mano .
¡"Ah! ¡Rand!"
Después un segundo de incredulidad y atontamiento , Rand logró desenmarañarse de los arbustos espinosos. ¿Qué mierda le acababa de suceder?
Miriel estaba de pie delante de él, sus manos temblorosas abrazando su pecho, era la imagen de la inocencia, pero la moneda de plata era visible entre sus dedos. ¿"Estás bien, mi querido?"

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