jueves, 23 de abril de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - SARAH MCKERRIGAN - CAPITULO 8

CAPITULO 8


¿“QUÉ LE DIRÁS A EL ?" Sung Li exigió .
Miriel se agachó y escondió su cabeza debajo del cubrecama. " No me grites ".
Todo la molestaba y la irritaba esa mañana. Todo le dolía. La cabeza. Los ojos. Incluso los dientes. Y Sung Li había considerado adecuado abrir los postigos y cegarla con la luz del sol cuando acababa de cerrar los ojos para dormir.
¿"Qué le dirás ?" Sung Li repitió, corriendo el cubrecama a pesar de las protestas de Miriel.
"No sé ," gimió ella. ¿"Qué diferencia hace? Él probablemente no va a acordarse de nada. Sólo atajé un jarro." Tal vez así Sung Li la dejaría en paz y la dejaría volver a dormir.
¿" Jarro ? ¿ UN jarro ? ¿Qué jarro ?"
Señor, Sung Li chillaba como una gallina, como una gallina muy insistente.
"El jarro que se cayó. Yo lo atajé."
Sung Li la sacudió con fuerza por el hombro . "Despiértate."
Miriel finalmente gimió su rendición. ¿"Qué pasa ?"
¿"Y lo que hiciste en la escalera?"
¿"Qué escalera?" Miriel presionó las yemas de sus dedos contra sus sienes pulsantes.
¿"No lo recuerdas?"
Miriel frunció el ceño contra la enceguecedora luz del sol. Realmente se acordaba de algo... vagamente . Algo en la escalera. Algo agradable.
Ah, sí, había estado besando a Rand .
Sus labios se curvaron con el recuerdo . Él sabía maravillosamente bien - sabor a miel, no, a vino. La había abrazado con tanta pasión . Y ella había sentido su miembro apretándose contra...
"Esto es lo que le dirás," ordenó Sung Li .
Miriel suspiró.
Sung Li siguió hablando , "Que eso es sólo una broma tonta que tus hermanas te enseñaron."
Miriel frunció el ceño. Algo más había sucedido en las escaleras, y ahora estaba comenzando a recordar . Oh Dios, era no posible, verdad? No podía haber estado tan borracha. Pero cuando su memoria comenzó a aclararse lentamente, Miriel comprendió que, sí, ella había estado muy borracha. Rand la había acusado de ser débil, y ella había derribado al hombre haciéndolo caer de culo al piso . "Oh".
"Oh." Sung Li sacudió la cabeza con disgusto . ¿"Es eso todo lo que tienes para decir ? ¿Oh?"
"Lo siento, xiansheng."
Ella lo sentía verdaderamente . En su embriaguez, había hecho algo muy malo . Había puesto en peligro a Sung Li . Ahora Miriel entendía a qué se refería su criado y lo que le pedía que hiciera. Miriel asintió con la cabeza, ensayando la mentira. “Es sólo una broma tonta que aprendí de mis hermanas."
Sung Li gruñó su aprobación . "Ahora despiértate . Hacemos taichi chuan ."
Miriel gimió.
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Como fueron las cosas, Miriel no necesitó usar esa mentira ensayada después de todo. No a vio Rand en toda la mañana. Los preparativos para la boda de Helena mantuvieron muy activo al gran salón y a todos los habitantes del castillo . Por suerte, Sung Li le había preparado un té de hierbas para aliviar el malestar , y luego Miriel era pudo funcionar con una eficacia razonable.
Ella supervisó a los criados mientras ellos limpiaban y luego decoraban el salón con ramas de cedro , bayas de acebo y ramitas del brezo morado. Miriel se aseguró de hubiesen suficientes velas, sabanas y copas para los invitados. Y actualizó en los libros de contabilidad de todas las provisiones para asegurarse que en medio del caos no desapareciese la mercadería.
Era tarde en la mañana cuando Rand finalmente hizo su aparición en la entrada del gran salón . El corazón de Miriel se detuvo al ver su sonrisa infantil y alegres ojos marrones. Una oleada sensualidad la invadió inmediatamente. Miriel pudo imaginar en el instante el gusto de sus labios, la textura de su cabello y el olor de su piel.
Ella se mordió el labio y deseó que su corazón se estabilizase. Tenía que mantenerse en control. Era un asunto de suma importancia. Había jugado con fuego la noche anterior , permitiéndose actuar impulsivamente, y había tenido mucha suerte de escapar indemne.
No podía contar con tener tanta suerte en el futuro.
Tenía que habituarse a la presencia de Rand. No importa cuan brillantes fuesen sus ojos o cuan simpáticos fueran sus hoyuelos.
Además, Miriel se dijo a si misma , enderezando una vela tambaleante, era el día anterior a la la boda de su hermana. No tenía tiempo para charla ociosa. O tiempo para mirarlo embobaba. O tiempo para besos hambrientos y apasionados.
Por lo visto, no tenía ninguna razón para preocuparse. Rand parecía determinado a quedarse fuera de su camino. Él se quedó observando desde afuera toda la actividad, ayudando a quien lo requiriese o dando una palabra de precaución o alabanza a quien se lo merecía.
Su encanto era realmente asombroso. En sólo un día, ese hombre astuto había logrado establecer muy buenas relaciones en Rivenloch, como si realmente fuese un pretendiente serio.
Es un zorro astuto.
Lo que lo hacía muy peligroso era que la gente de Rivenloch confiaba en él, gente como la criada que actualmente se reía como una tonta mientras Rand se inclinaba sobre ella con caballerosidad exagerada.
Miriel estrechó sus ojos y batió las palmas . Era momento de intervenir. No podía permitirse a tener a una criada enferma de amor cayendo rendida a sus pies. Y mucho menos a una criada con la lengua tan suelta.
Pero en ese momento las guardias anunciaron la llegada de los primeros invitados para la boda, y Miriel se tuvo que ocupar de darles la bienvenida . Ella se aseguró que los caballos fuesen acomodados en el establo y pidió el comida para ellos, y los invitó a ponerse cómodos cerca de la chimenea. Tales tares siempre recaían en Miriel, ya que ella era la más sociable de las hermanas.
Era casi la noche cuando ella volvió a ver a Rand en el gran salón , y cuando descubrió con quien él hablaba, sintió una punzada aguda y desagradable en el pecho.

Lucy Campbell.
Lucy era un problema. Lucy tenía demasiadas curvas, pechos y trasero para su propio bien, y en ese momento parecía tener dificultad para mantener su suculento par de tetas dentro del escote de su camisa . Tenía una sonrisa descarada , ojos astutos , mejillas sonrosadas , cabello rebelde y siempre lucía como si acabase de acostarse con alguien . Lo cual era verdad la mayor parte de las veces.
Y lo peor de todo , Lucy Campbell era una chismosa profesional . A Lucy le costaba mucho mantener sus labios y las piernas cerradas. Rand sólo necesitaría hacerle un guiño de ojo , y ella le contaría todo lo que él quisiera saber.
Lucy estaba parada en la entrada de la despensa ahora, tímidamente colocando un bucle de su cabello detrás de la oreja, mientras sir Rand estaba apoyado contra la pared a su lado , sonriendo y charlando.
La imagen aborreció a Miriel.
No podía sentir celos, ella se dijo a sí misma . Después de todo, Rand realmente no le pertenecía. El cortejo era una farsa, o no?
Pero algo sobre de ese coqueteo descarado hizo que la sangre de Miriel hirviese .
En realidad debía ser cólera. Lucy era su criada. La boda de Helena era mañana. Y esa muchacha perezosa estaba perdiendo un tiempo valioso, sacudiendo su lengua , batiendo sus pestañas y meneando sus caderas para ... sir Rand.
Además, Miriel pensó, abriéndose su camino a través del salón , no se suponía que Lucy tenía que ser cortejada por sir Rauve ?
¡"Lucy!" ella gritó , asustando a la criada. ¿"Has ido a buscar el queso ?"
"Sí, mi lady."
¿"Sí?" Miriel lo dudaba. Lucy rara vez hacía algo la primera vez que se lo pedían .
"Sí."
Miriel frunció el ceño. ¿"Y el palomar? ¿Lo has limpiado?"
"Lo hice ayer, mi lady."
Miriel parpadeó con sorpresa. ¿Qué diablos le pasaba Lucy? Ella siempre contestaba con respuestas desafiantes . Y además parecía que la muchacha finalmente había aprendido a atar las cintas del escote de su camisa . "Los rosales . Ya ... "
" Los rosales han sido regados."
"Ah." Miriel miró al Rand, quién parecía desconcertado por el tono áspero que usaba con Lucy. ¿"Entonces qué hacías en la despensa?"
La cara de Lucy era la imagen de la inocencia. “Sólo buscando el tocino como usted me dijo, mi lady."
"Hum. Bien. Muy Bien." Pero Miriel todavía estaba irritada . Agarró a Lucy por el codo y la condujo lejos de Rand, para que él no las oyese . ¿" Has decidido holgazanear todo el día," susurró ella, " y coquetear con los invitados?"
"Yo no holgazaneaba," replicó Lucy , "y no estaba coqueteando . Fue él quien me habló a mí. ¿Qué se supone que debo hacer ?," dijo ella, sus ojos adoptaron un aire soñador, " Mi lady no tiene de que preocuparse. Yo tengo mi propio hombre ahora. No le robaré el suyo."
Miriel sintió un rubor calentar sus mejillas. ¿"De qué hablaban entonces?"
Ella se encogió de hombros. "De nada. Él sólo me preguntaba cosas de Rivenloch. Del castillo. De la gente del castillo."
¿"Te preguntó algo sobre mí?"
"No."
Miriel no pudo menos que sentirse disgustada. Virgen de Dios! , conocía a Rand hacia menos de dos días, y ya lo había estado espiando dos veces y había revisado sus pertenencias.
¿"Necesita algo más, mi lady ?" Lucy preguntó.
Miriel negó con la cabeza. Luego reconsideró. "Sí. Llévale cerveza a sir Rauve . Él ha estado trabajando mucho en el campo de entrenamiento ."
"Sí, mi lady." Los ojos de Lucy se iluminaron mientras salían corriendo, cualquiera podría hacer pensado que Miriel le había pedido que fuese a sentarse en la mesa del rey.
Tal vez algún día Miriel encontraría a un hombre quele hiciera brillar los ojos de ese modo . A Helena también le brillaban los ojos cuando miraba a su prometido, y lo mismo le sucedía a Deirdre cuando hablaba de su marido.
Sir Rand no hacía que la mirada de ella brillase de esa manera . No, él le causaba emociones completamente diferentes . Sospecha. Diversión. Irritación. Y inexplicable deseo.
Estremeciéndose con el recuerdo de sus besos, Miriel se dio vuelta para ver a dónde su atractivo , aunque inoportuno , pretendiente se había ido. Allí estaba él , surgiendo de la escalera que llevaba al sótano. Y no estaba solo. Venía no con una, sino con dos criadas que se rían como tontas mientras observaban como él cargaba una bolsa de avena sobre un hombro.. ¿ Qué diablos planeaba hacer ese sátiro ? ¿Su objetivo era coquetear con cada criada de Rivenloch antes de la puesta del sol?
Miriel no se preocupó. Se repitió las palabras “No te preocupes” cientos veces en su mente hasta que terminó creyéndolas.
Su único interés respecto a sir Rand era descubrir para qué diablos había venido a Rivenloch. Tenía intención de averiguar de qué había estado hablando con las mujeres de Rivenloch. Una vez que descubriese eso , y por qué había venido al castillo, lo desecharía como un trapo viejo.

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