sábado, 18 de abril de 2009

LA DONCELLA ASTUTA - CAPITULO 1

Capítulo 1
Otoño , 1136



“ÉL VIENE.”
Los ojos de Miriel se ensancharon, y ella se cayó en su última postura taichi chuan . Ella miró ansiosamente alrededor de la habitación . ¿"Quién?"
Ella estaba siempre de guardia . Desde que los Caballeros de Cameliard se habían presentado en su casa del Castillo Rivenloch, ella nunca sabía cuando un guerrero normando podía meterse en su cuarto.
"La Noche *," (* Nota de traducción: Nuit el apellido del protagonista masculino significa noche en francés) Sung Li contestó misteriosamente, siguiendo con las posturas de taichi chuan , moviéndose con una gracia juvenil que contradecía l su cara arrugada y su cabello blanco , trasladando despacio el peso del pie izquierdo al derecho, y luego formando un arco .
Pero la serenidad de antes de Miriel ya estaba irreparablemente alterada. ¿"Qué caballero *?" ella replicó. (* Nota de traducción: Knight en inglés significa caballero, night - que se pronuncia igual - significa noche, de ahí el malentendido)
Sung Li habló con serenidad. "La Noche que viene para tragarse a la Sombra."
Miriel frunció el ceño, sus hombros tensos relajándose . Sung Li sólo estaba intencionadamente haciéndose la tonta otra vez. Las profecías de la vieja criada eran por lo general exactas, pero a veces la sabia compañera de Miriel parecía un ser inescrutable. E inevitablemente Sung Li elegía los momentos más desafortunados para manifestar sus presagios más oscuros.
Intentando relajarse , Miriel reanudó sus ejercicios, acompañando a Sung Li en su ritual diario. Más allá y debajo de los postigos abiertos de la fortaleza , las primeros rayos delgados del sol atravesaba los bosques escoceses.
Pero ahora que Sung Li había perturbado su calma, quitándola de su equilibrio meditativo, los movimientos de Miriel se hicieron torpes.
¿Qué significaba eso - la noche que viene a tragarse a la sombra? ¿Una tarde nublada? ¿Un invierno crudo? ¿Otra invasión de los ingleses? ¿O eso podría significar algo más ... personal?
Perdida en sus pensamientos, Miriel se tambaleó , vaciló y perdió el equilibrio, bajando con fuerza sobre un pie desnudo.
¡"Maldición !" Ella cruzó sus brazos . ¿"Cómo puedo concentrarme cuando me das esas noticias siniestras?"
Sung Li salió de su postura para lanzarle una mirada divertida,. "Un verdadero Maestro no se distrae, ni siquiera por ..."
"... Un dragón que le respira su aliento caliente en la nuca," completó Miriel en un murmullo. "Sé el dicho . Pero podrías haberte guardado la predicción para más tarde."
Sung Li terminó su último movimiento, se dobló respetuosamente reverenciando al sol, luego enfrentó a Miriel con una expresión solemne. "Más tarde es demasiado tarde. La Noche viene pronto."
Una corriente de brisa entró por la ventana en ese momento, trayendo el aire fresco de octubre . Pero la frialdad sobrenatural que estremeció los huesos de Miriel nada tenía que ver con el clima. ¿La noche venía pronto? Apenas era el amanecer.
Sus miradas fijas se encontraron, y el pensamiento de Miriel fue que nunca había visto a su xiansheng, su mentora, con una mirada tan grave. Era como si aquellos ojos negros y orientales estudiasen su alma, buscando sus debilidades y sopesando sus virtudes.
Sung Li por fin tomó el antebrazo de Miriel con un asimiento sorprendentemente firme. "Debes ser fuerte. Y valiente. Y muy inteligente."
Miriel asintió con la cabeza lentamente . Ella no siempre entendía a Sung Li, quién a menudo le hablaba con acertijos o crípticamente, pero no tenía ninguna duda de que su advertencia era seria.
Entonces Sung Li la soltó repentinamente y, como si nada hubiese pasado, retomó el papel de la criada sumisa de Miriel, poniéndose una túnica sobre las ropas sueltas de algodón que llevaba puestas para practicar taichi chuan , se puso las medias y los zapatos , y luego seleccionó una túnica azul profunda para Miriel del gran arcón colocado al pie de la cama.
Miriel frunció el ceño, poniéndose el vestido de lana mientras Sung Li diligentemente se alejaba . Ellas guardaban muchos secretos desde el día - hacia cinco años atrás - cuando Miriel se había dignado a comprar una criada oriental a un comerciante viajante.
Sung Li había insistido en ser comprada. Es el Destino , la campesina oriental había proclamado sabiamente. Y cuando Miriel tenía trece años de edad no había estado en condiciones de discutir con el Destino.
Su padre, Lord Gellir, no había aprobado la compra, tampoco sus hermanas mayores , Deirdre y Helena. Durante mucho tiempo, los habitantes escoceses de Rivenloch habían lanzado miradas de desprecio a la menuda extranjera , con ojos extraños y lengua impertinente.
Pero ahora ya estaban acostumbrado a Sung Li , y nadie cuestionaba la presencia de esa criada que no dejaba a Miriel ni a sol ni a sombra.
Por supuesto, si ellos creían que la criada era una anciana devota Miriel . Si ellos supieran que Sung Li compartía la mayor parte de sus horas con Miriel enseñándole artes marciales orientales, y si ellos hubieran sospechado que bajo su tutela, Miriel había dejado de ser una niña tímida para convertirse en una luchadora feroz capaz de rivalizar con sus hermanas guerreras , ellos habrían echado a patadas a la criada de Rivenloch.
Pero como Sung Li solía decir , la mayor arma es la que nadie sabe que posees. Y en Rivenloch nadie sospechaba que la inocente y dócil Miriel, poseía las habilidades físicas como para matar a un hombre.
"Hmmm." Sung Li miraba fijamente la ventana, sus cejas blancas estaban arrugadas.
¿"Hmm, qué?" Miriel sujetó el cinturón de plata en sus caderas y metió sus pies en sus zapatos de cuero.
"Un caballero llega."
El Miriel se tensó al instante. ¿'La Noche que viene a tragarse a la Sombra?"
Con las rodillas dobladas y los brazos tensos, ella estaba lista paraluchar en ese mismo momento, ya fuese contra un enemigo humano o contras las fuerzas oscuras de la naturaleza.
Sung Li la frunció el ceño , luego sacudió su cabeza. " Miriel te estás comportando como una niño hoy, asustada hasta de tu propia sombra." La criada dejó la ventana y comenzó a limpiar
la habitación, chasqueando su lengua. "Es sólo un caballero común y corriente."
Miriel bajó sus brazos y lanzó una mirada feroz a la anciana, una mirada que se clavó en la espalda de Sung Li. Una niña. Estaba cansada de ser llamada niña. Por Sung Li . Por su padre. Por sus hermanas. Ella no era una niña. Era una mujer adulta.
Con un suspiro de desdén, Miriel fue hacia la ventana para mirar por sí misma . Había un caballero a caballo subiendo la cuesta hacia Rivenloch. Vestía el uniforme completo de un caballero , una decisión sabia, ya que un forastero solo podría crearse enemigos rápidamente en esa región salvaje de Escocia. Cuando él tomó el sendero hacia el castillo, el casco de plata que llevaba bajo su brazo reflejó la luz del amanecer, creando un destello rojizo
Miriel no podía distinguir claramente los colores de su estandarte, ni verle la cara pues su cabello castaño que casi llegaba a sus hombros se la tapaba.
"Quién supones que ... " Ella miró a su alrededor buscando a Sung Li , pero la criada elusiva ya se había ido , probablemente para tomar el mejor pan de la cocina para el desayuno de su ama antes que cualquiera de los voraces Normandos pudiera comérselo.
Miriel volvió a la ventana. Quizás el caballero era un invitado que llegaba demasiado temprano para la boda de Helena. Él hizo una pausa entonces, a mitad de camino en la cuesta, explorando los alrededores. Como su mirada recorrió la estructura del castillo, Miriel sintió que un temblor inusitado de agitación recorría su espina dorsal . En una actitud refleja, ella dio un paso atrás y se escondió detrás del postigo, para salir de la vista del caballero.
Después de un momento, reprendiéndose por su cobardía, ella miró cuidadosamente otra vez. El caballero había cambiado la dirección de su marcha . Ahora detenía su caballo en el bosque denso que rodeaba a Rivenloch.
Miriel frunció el ceño. Eso era muy irregular. ¿Por qué viajaría un caballero extraño a la remota fortaleza de Rivenloch, sólo para virar bruscamente a último momento y quedarse en el bosque ?
Por todos los Santos, tenía intención de averiguarlo. Con Deirdre y Helena distraídas por sus amantes normandos, alguien tenía que ocuparse de la defensa del castillo.
Sus hermanas creían que Miriel había sellado la salida secreta del castillo, que quedaba en el taller de trabajo en el sótano de la fortaleza , después de que los soldados de Rivenloch habían hecho el uso de ese túnel para derrotar el ejército inglés la primavera pasada.
Pero Miriel no había hecho tal cosa. Ese túnel era demasiado útil para ser cerrado definitivamente. Después de todo, era el único camino por Miriel podía dejar la fortaleza sin estar bajo el escrutinio constante de sus hermanas sobreprotectoras.
Entonces ella había colgado un tapiz sobre la entrada del túnel , había corrido su escritorio contra la abertura, y había amontonado libros de contabilidad para bloquear el paso. Era un poco problemático tener que moverlos del paso cada vez que ella quería escaparse.
Como lo estaba haciendo ahora.
Era temprano al amanecer. Más tarde, Helena la necesitaría para ayudarla con los preparativos de su boda. Pero Miriel podría espiar al forastero en el bosque por un rato y retornar al castillo antes de que cualquiera notase su ausencia.
Miriel sonrió para sí misma . Eran las aventuras clandestinas como esa las que la sacaban del aburrimiento de llevar las cuentas del castillo así como el oprobio de tener que hacer el papel de la hermanan menor e indefensa de las Guerreras de Rivenloch.

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Rand la Nuit sintió que ya no estaba solo en el bosque. No era que el intruso hubiese hecho algún ruido o hubiese exudado algún olor peculiar. Pero los años de trabajo como mercenario habían agudizado los sentidos de Rand . Entonces, por el hormigueo débil que sentía en la nuca, él estuvo seguro él estaba siendo observado.
Con un movimiento causal colocó una mano sobre la empuñadura de su espada y se movió al lado opuesto de su caballo, colocando al animal entre él y el lugar donde él creía que el intruso estaba. Entonces, agachándose como para mirar un casco del caballo, él miró detenidamente por bajo del vientre del animal , rastrillando con la vista los arbustos para buscar algún rastro de un forajido.
No vio nada sospechoso.
Rand frunció el ceño. Quizás era un búho que había llegado a su casa tarde para acostarse a dormir . O tal vez algún espíritu perdido asolaba los bosques de las fronteras escocesas . O, él pensó, acariciando el flanco de su caballo y parándose otra vez, tal vez era su imaginación, y sólo se estaba poniendo demasiado viejo y reaccionaba como un viejo sabueso cuyo sentido del olfato comienza a fallar.
De todos modos, Rand siempre confiaba en sus instintos. Sólo porque él no había podido localizar la fuente de la amenaza en ese momento no significaba que el peligro no estuviese allí. Tendría que mantenerse alerta y con una mano sobre su espada mientras revisaba los bosques.
No sabía exactamente lo que buscaba aún. Todo lo que le habían dicho cuando el Lord de Morbroch lo había contratado era que
el forajido que tenía que encontrar era un hombre que trabajaba solo, era un ladrón evasivo que vagaba por los bosques de Rivenloch.
La tarea le había parecido bastante simple al principio. En la experiencia de Rand, los ladrones rara vez eran inteligentes. Sería un asunto fácil localizar la madriguera del forajido , capturarlo por la fuerza, y entregarlo a Morbroch para ser sometido a juicio.
Pero cuando Rand se enteró de cuánto el Lord y varios de sus barones vecinos querían pagarle para atrapar al ladrón , él comenzó a cuestionarse no sería una tarea tan sencilla después de todo.
Por lo visto, los habitantes de Rivenloch no estaban preocupados por ese forajido local. Para ellos, La Sombra sólo era tema para cuentos y canciones cantadas por un juglar. Incluso sabiendo que ese sinvergüenza había robado a numerosos nobles de viaje , ellos se negaban a realizar cualquier esfuerzo para capturar al ladrón. Tampoco ellos le daban la bienvenida a la interferencia de forasteros.
Entonces Rand tendría que trabajar en secreto bajo las narices de una de los ejércitos más formidables de Gran Bretaña, los Caballeros de Cameliard. Los caballeros normandos habían llegado la primavera pasada con la orden de tomar castillos escoceses, y ya ellos habían derrotado a ejércitos ingleses que habían tratado de sitiar el castillo de Rivenloch . Si los normandos de Rivenloch lo hubiesen deseado, podrían impedir fácilmente que un mercenario solitario capturase a un forajido que actuaba en sus bosques.
Por eso Rand tendría que actuar inteligentemente.
Necesitaba tres cosas: un pretexto creíble para entrar a Rivenloch, una razón para quedarse allí, y acceso a detalles del funcionamiento de la fortaleza . El Lord de Morbroch le había provisto un argumento que le facilitaría la concreción de estas tres necesidades .
Por supuesto, si pudiese atrapar al ladrón inmediatamente, no habría ninguna necesidad de usar el engaño pergeñado.
Exploró el camino otra vez buscando señales de huellas , huesos desechados de una comida, o restos de una hoguera. Cuanto antes pudiera encontrar alguna pista del paradero del ladrón, más pronto podría dejar este lugar y cobrar su recompensa. Pero todo lo que tenía en ese momento era ese extraño presentimiento de que estaba siendo observado.
Había estado buscando durante algún tiempo cuando su oído captó un nuevo sonido sobre el manto de silencio del bosque. Pasos.
No eran los pasos sigilosos de un ladrón lo que él oía, sino los pasos resueltos de un par de hombres.
Había esperado por demasiado. Las guardias de Rivenloch probablemente lo habían visto cuando se había acercado al castillo, y ahora ellos, venían a investigar al forastero que acechaba sus bosques. Lo encontrarían en pocos minutos.
Tenía que actuar rápidamente. Caminó por el camino y comenzó a silbar relajadamente. Levantando su cota de malla, se desató los pantalones. Entonces rápidamente los bajó para orinar en un arbusto.
Un repentino grito ahogado se oyó entre las ramas encima de él, su corazón se aceleró frenéticamente , y su silbido se convirtió en un grito de sobresalto, y casi falló en orinar en el arbusto.
¡Carajo ! Alguien estaba allí. Casi encima de él.
Y, él se dio cuenta por el sonido del grito ahogado, que ese alguien era una mujer.
Pero los hombres ya se aproximaba. No había tiempo para descubrir a la espía traviesa que estaba escondida en el árbol.
"Chica fisgona ," él la reprendió en voz baja , lanzando una sonrisa divertida hacia el follaje encima de su cabeza.
Entonces, sacudiendo su cabeza, Rand reanudó el silbido y volvió a su tarea. Si ver a un hombre orinando había ofendido a la doncella, ella se lo merecía por ser traviesa.


Miriel estaba horrorizada. No por el acto grosero del hombre, aunque había sido bastante audaz y desconcertante. Sino por el modo en que ella había jadeado.
Durante años había recorrido estos bosques, tan silenciosa como la niebla, tan invisible como el aire. Gracias a las enseñanzas de Sung Li , ella sabía hacerse imperceptible, hasta para los búhos de ojos penetrante que habitaban en los árboles. Ella podía saltar de rama en rama con tanta con agilidad como una ardilla y camuflarse en el follaje.
Cómo ese forastero había logrado asustarla y arrancarle un grito tan fuerte , no lo sabía . La verdad era que ella nunca había visto esa parte intima de un hombre antes, pero no era tan diferente de lo que ella había imaginado.
Peor todavía, ella casi había gritado otra vez cuando él había mirado en su dirección con aquella sonrisa satisfecha. No porque él hubiera descubierto su presencia, sino por su hermosa cara - una mandíbula fuerte, labios curvos , cabello rebelde, la arruga de perplejidad entre sus cejas, y esos ojos oscuros y brillantes que le habían cortado el aliento.
¡"Buen día !" La voz estridente de sir Rauve casi la hizo caer del lugar donde estaba colgada. Ella miró al gigantesco Caballero de Cameliard de barba negra, seguido por el joven sir Kenneth, quien caminaba con una cautelosa mano colocada en la empuñadura de su espada envainada.
¡"Buen día !" el forastero respondió alegremente. Su voz era rica y cálida . "Perdóneme," él se disculpó , mostrando que se estaba atando los pantalones de tartán. “Sólo estaba atendiendo un asunto privado”
Sir Rauve asintió con la cabeza, sin perder tiempo en cortesías . ¿"Y qué tipo de asunto tiene usted en Rivenloch, caballero?"
El hombre sonrió abiertamente y amistosamente. Por los Santos, Miriel pensó, su sonrisa era absolutamente aturdidora, amplia y brillante, completa con hoyuelos simpáticos. "Esto depende de quién me lo pregunta."
Rauve se enderezó para mostrar su altura impresionante. "Sir Rauve de Rivenloch, Caballero de Cameliard, soldado de esta fortaleza."
"Sir Rauve ." El forastero extendió su mano para saludar. "Soy sir Rand de Morbroch."
Morbroch. Miriel conocía ese nombre.
Cuando sir Rauve sólo lo observó con desconfianza, él añadió esperanzadamente, " Debes recordarme del torneo el mes pasado"
Miriel frunció el ceño. El Lord de Morbroch había asistido al torneo en Rivenloch con media docena de caballeros. Ella reconocía la cresta del casco del hombre ahora. Pero no recordaba a sir Rand. Y la suya era una cara que ella no habría olvidado fácilmente.
Ante la falra de respuesta de Rauve, sir Rand retiró su mano y bajó sus ojos con un suspiro. " Bueno, quizás no me recuerde . Fui golpeado estúpidamente en un tumulto. No recuperé la consciencia durante dos días."
Miriel se mordió el labio. Podía ser verdad . Alguien siempre resultaba golpeado en los tumultos.
Pero Rauve no estaba convencido. "No ha contestado mi pregunta."
¿"Por qué estoy aquí?" Las cejas de Rand se fruncieron con desconcierto mientras se rascaba la sien. “Es un asunto ... delicado. No prefiero no decirlo."
Rauve cruzó sus brazos robustos sobre su pecho. "Y yo no podría dejarlo pasar."
" Ya Veo.” Rand respiró hondo y soltó el aire rápidamente.
En ese instante, Miriel vio un movimiento sutil de su mano yendo resueltamente hacia la empuñadura de su espada. Por el brillo peligroso en sus ojos, ella de repente temió que él estuviera a punto de hacer algo precipitado , como desafíara Rauve y a Kenneth a luchar.
Pero en el último instante , el forastero inocentemente enganchó su dedo pulgar en su cinturón de cuero y les dirigió una sonrisa avergonzada. "Si debe saberlo , sir... He venido ... a cortejar a alguien."
Miriel levantó las cejas. ¿Cortejar? ¿Entonces por qué había estado buscando entre las hojas y los arbustos como si rastrease a una presa?
¿"Cortejar?" El joven Kenneth hizo una mueca de disgusto, como si el forastero hubiese dicho que había venido a comer anguilas vivas.
Sir Rauve sólo gruñó.
"Sí." Sir Rand soltó un suspiro largo, un suspiro de alguien enfermo de amor. “Verá, me temo que uno de los ángeles de Rivenloch me ha robado el corazón."
Miriel frunció el ceño. Si había algo que ella despreciaba, eran 'las declaraciones melosas de amor”. Sobre todo cuando ellas eran absolutamente mentirosas . Como lo era esta. Rand podría haber dicho las palabras, pero ella podía decir por el brillo divertido en sus ojos que él no hablaba en serio .
Pero, por supuesto, las guardias no sabían la diferencia entre una declaración de amor sincera y una deshonesta. Los hombres nunca podían oler el engaño del modo en que una mujer podía.

¿"Uno de los ángeles de Rivenloch?" Rauve gruñó, rascándose la barbilla. "Bien, no podría ser Lucy."
Las cejas de Miriel se curvaron. ¿Lucy? Esa era una sorpresa. ¿ El pesimista sir Rauve estaba admitiendo que sentía un cariño especial por la descarada Lucy Campbell?
Kenneth anunció su propia advertencia. " Si usted ha venido por Lady Helena, es demasiado tarde. Ella se casó hace dos días."
"No, caballeros ," dijo Rand con una sonrisita . “ No es ninguna de ellas ."
Miriel hizo una mueca. ¿ Quién era su amada entonces? ¿La viuda Margaret Duncan? ¿Joan Atwater? ¿La joven Katie Simms?
"Mi corazón desdichado tiene otra dueña," murmuró el forastero , " y ella es ... la hija menor de Rivenloch ..."
Miriel casi se ahogó con sorpresa. ¿Ella?
¿Él había venido por ella?
¿Cómo podía ser? Por Dios! , ella ni siquiera conocía a ese hombre.
Por lo visto, él tampoco la conocía . Rand terminó la frase con un suspiro dramático de pura adoración . "Lady Mirabel ."

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