domingo, 12 de abril de 2009

EL CONDE VIRGEN - TORI PHILLIPS - CAPITULO 21

CAPITULO 21

El sonido ahogado de un cuerno de caza despertó Alicia de un sueño profundo. frotando los ojos , ella miró a su alrededor en el cuarto extraño. El cuerno sonó nuevamente en la oscuridad allá afuera. Vixen levantó la cabeza y golpeó la cola contra la manta.
Alicia se sentó .
_ Será que nuestro lord ha vuelto, Vixen?
La perra siguió agitando la cola. Luego se puso de pie en medio de la cama, y saltó al piso . Allí, estiró las patas delanteras .
El cuerno sonó de nuevo, más cerca ahora. El ruido de muchos cascos y arneses anunciaba la aproximación de la partida de caza. Alicia colocó las piernas en el costado de la cama y, en la oscuridad, intentó encontrar con los pies sus zapatos.
_Debemos estar en el salón cuando Thomas llegue - le dijo a la perra. - Ni siquiera sé si arrugué el vestido o no. Cielos, cómo pude dormir tanto? Por qué nadie me despertó ?
En ese instante, golpearon la puerta.
_Mi lady ? - llamó Audrey. - Está despierta?
_Si - respondió Alicia, encontrando sus zapatos. - Entra.
La criada abrió a puerta y entró con una vela encendida y un jarro con agua. Vixen salió, dejando a su nueva ama.
_Qué hora es Audrey? - preguntó Alicia, alisando su falda.
La muchacha volcó el agua en un fuentón junto a la chimenea.
_ Ya se pasó la hora de cenar, mi lady . Apúrese , antes que mi lord llegue del establo, lávese aquí...
Alicia salpicó el agua tibia y perfumada en su rostro.
_ Mis cabellos están despeinados? Cómo pude abandonar a los invitados por tanto tiempo? Las damas van a creer que no tengo ninguna educación...
Audrey le extendió una toalla.
_ Para nada. El día estaba tan caluroso y ellas bebieron un montón de vino. Están allá abajo , felices de la vida. Si me permite decirle la verdad, creo que ni siquiera notaron su falta...
Alicia secó sus manos. A continuación , enderezó su trenza y pellizcó sus mejillas para darse color.
_ Y ahora, Audrey? Estoy mejor?
La criada sonrió .
- Si, mi lady . Está resplandeciente.
Perfecto, pues quiero estar bonita cuando le diga mi sermón a Thomas! Alicia agradeció a la criada y dejó la habitación. Prácticamente voló escaleras abajo. Cuando alcanzaba el último escalón, el grupo de cazadores entraba en el salón con un gran tumulto.

Alicia se detuvo , reuniendo fuerzas. De reojo , vio las mesas de caballete ya colocadas a lo largo de la pared, curvándose bajo el peso de las bandejas de carne asada , quesos, frutas y dulces. Jarras de vino y grandes copas aguardaban a los comensales. Cerrando los ojos , agradeció en silencio a Stokes por esa providencia.
_Buenas noches , lady Cavendish! - En el centro del salón, lord Bolton hizo una reverencia, acompañado por muchos de sus compañeros de caza.
_Buenas noches , mi lord - replicó Alicia. - Espero que la caza haya sido un éxito. - Escudriñó el grupo en busca de su marido.
Los hombres respondieron con muchas risas, palmeándose en las espaldas unos a los otros. A juzgar por el estado de sus ropas, Thomas los había llevado a un pantano. Era asombroso ver como los hombres se mostraban más felices cuando se hallaban sucios con barro.
Unos ladridos hicieron que el salón se silenciase. Los cazadores abrieron paso. Muy orgulloso, el mastín Georgie marchó, pareciendo cinco años más joven. A su lado, el terrier Taverstock saltaba como un adolescente excitado por un secreto. Entre las sombras , detrás de los perros, estaba Thomas.
El tiene miedo que lo reprenda por haberme abandonado. Pero yo tendré la gentileza de ahorrarle el papelón hasta que estemos a solas.
_Bienvenido a tu hogar , mi lord - lo saludó Alicia, con voz firme. - Fue buena la caza?
Mas risas mientras el joven conde recorría el pasillo improvisado entre la gente en dirección a su esposa.
El está más sucio que todos los otros juntos. Con el mentón erguido, Alicia esperó. Su marido le debía una explicación. Cuando él se acercó , ella ahogó un grito. Thomas traía una pila de pieles rojas. Detrás, venía el escudero Andrew, sus ropas finas reducidas a andrajos.
Sin un pedido de disculpas o un saludo , Thomas colocó la pila a los pies de Alicia. Ella se aferró a la balaustrada de piedra. Estaba delante de una pila de zorros muertos!’ La sangre que goteaba de ellas ensuciaba el piso . Vixen rodeó la pila y olisqueó las pieles. Apoyándose en la balaustrada, Alicia rogó a Dios que no la dejase desmayar.
Thomas hincó una rodilla en el piso al lado de los zorros.
_ Un regalo para mi esposa! - él le anunció a la audiencia.
Los invitados aprobaron el gesto con gritos y silbidos, pero Alicia se dio cuenta que muchos nobles y sus esposas se sonreían disimuladamente. Uno de ellos se antiguó . Otros se reían abiertamente.
Afortunadamente, Thomas no veía lo que pasaba a su espalda . Sólo tenía ojos para ella.
- No tuve tiempo de comprarte un regalo adecuado, Alicia. hasta que encuentre algo apropiado en la feria Michaelmas, en York, esto tendrá que servir como ... - Sus ojos azules brillaron con la esperanza que ella aceptase ese presente.
Conteniendo la repulsión ante la imagen de esos animales muertos, Alicia levantó el rostro hacia los invitados y sonrió .
_ Pieles de zorros! - ella exclamó. - Siempre deseé tener una piel de zorro , y me trajeron toda una familia de zorros. Esposo, me has llenado de alegría y gratitud.
Las miradas burlonas y las risas cesaron. Thomas estaba exultante. Alicia contempló la pila de pieles, imaginando qué haría con tantas zorros malolientes.

Andrew le susurró :
- Mi lord mandará a que le hagan una capa de zorros para usted. Las noches de invierno son frías aquí en el pantano. Elogie la calidad de las peles, mi lady . él nos hizo rastrillar cada matorral del condado para conseguir estos zorros... y son las mejores pieles.
Alicia sintió su rabia evaporarse. El regalo de Thomas era extraño , pero no carecía de mérito. Con su estilo tan peculiar, él había probado cuanto afecto sentía por ella .
_ Me siento muy halagada, Thomas - Alicia afirmó, tomando la mano de su marido. - En verdad. No quiero que compres más nada en la feria de Michaelmas. Gracias por el regalo.
El le besó la mano y se levantó con una sonrisa que hizo su corazón se acelerase. Thomas nunca le había parecido tan guapo como en ese momento. Ni le había sonreído con tanta ternura. Debido al nudo en la garganta, ella sólo pudo sonreír en respuesta. Tomándole el brazo, el conde la hizo dar la vuelta a la pila de pieles y sangre y fueron a la mesa principal, intercambiando miradas amorosas.
Los invitados atacaron la comida y el vino gusto. Thomas colocaba sobre la bandeja compartida con su esposa las mejores porciones de los platos. Alicia le agradeció. Sin embargo , al llevar un muslo de polo asado a la boca, descubrió que había perdido el apetito. Ahora que su marido había vuelto al hogar y que la noche había lanzado su manto escarlata sobre el castillo, percibía que se aproximaba la hora de retirarse a la cama. Alicia sujetó el cuchillo con fuerza para contener el temblor en su mano.
Simplemente acompaña a tu marido, le había aconsejado su madre adoptiva. él sabrá qué hacer. Alicia sorbió el vino. Le gustaría poder saltearse esa noche y despertar por la mañana con el deber conyugal ya cumplido. No era que Thomas no la atrajese. Todavía se estremecía de placer al recordar el desayuno, en especial el momento en que había degustado el lobo azucarado...
Después de la cena, los cazadores relataron entusiasmados los momentos más emocionantes de la aventura de ese día. Atenta, Alicia demostraba simpatía y admiración por sus anécdotas . Lord Palmerson describió como Thomas había perseguido a un zorro y lo había hecho subirse a un árbol . Entre risas, sir Bogem Ormond contó que Andrew se había caído del caballo al saltar sobre un obstáculo, con lo que el escudero se ruborizó , mortificado. Pero el muchacho tenía espíritu deportivo y pronto se recuperó. Lord Bolton animó el salón al narrar el episodio en el que la mitad del grupo se dejó guiar por los perros de caza y fueron a parar a un arbusto lleno de espinas.
Delante de la chimenea, Thomas calentaba una copa y una gran jarra de vino. Alicia notó que él había bebido en exceso. Afligida, ella continuó demostrando buen humor, al mismo tiempo que imaginaba cuándo su marido le haría una seña para que se retirasen. Los invitados también se soltaban más y más, por efecto del costoso vino francés servido generosamente . Agarrando los pliegues de su vestido de bodas todo arrugado, Alicia rezó para que Thomas no insistiese en realizar el indecente ritual de la noche de bodas .
Las horas fueron pasando. Thomas ya se había bebido una jarra de vino e iba por la mitad de otra. Con la cabeza apoyada en el respaldo de la silla, oía a los invitados todavía charlando y cantando. Alicia se dio cuenta que él estaba somnoliento. Cuando ella decidió subir la escalera, Andrew le susurró algo al oído de su amo.
Thomas parpadeó , humedeció sus labios y asintió. Se volvió hacia Alicia con una sonrisa maliciosa.
_ Ve a mi habitación, querida esposa - sugirió Thomas, su lengua lentificada por la embriaguez. - Yo... iré en seguida.
Los invitados aprobaron la iniciativa del anfitrión con risas, codazos y guiños de ojos. Alicia sintió su piel caliente. Aliviada por poder retirarse, se despidió de los invitados. Audrey la siguió por la escalera. EN la habitación del lord, la ayudó a desvestirse .
_ Está fresco, mi lady - observó. - Voy a encender el fuego.
Alicia humedeció sus labios.
_ Gracias, Audrey. - Jamás revelaría que temblaba de nervios, no de frío.
Las prendas fueron cayendo a sus pies. La criada sacó un camisón de su arcón, llevado a los aposentos del lord durante el día.
_Oh, mi lady - comentó Audrey, extendiendo la prenda contra la luz. - Es tan transparente como una telaraña.
Alicia también vislumbraba las llamas inquietas a través de la tela fino.
_Mi madre me lo hizo - Alicia le contó, tragando en seco.
_Fue su último regalo . - No podía creerlo! Ese camisón revelaba más de lo que cubría!
Audrey la ayudó a ponerse la prenda. La tela liviana flotó en torno a su cuerpo. Con dedos temblorosos, Alicia amarró las cintas de satín azul del cuello. intentando no imaginar la reacción de su marido al verla con esa ropa tan indecente, se ocupó de deshacer la trenza.
La criada tomó el cepillo de su mano helada.
_ Siéntese , mi lady . Es mi deber servirla.
Alicia se instaló en la banqueta junto al fuego.
_ Me resulta extraño dejar que alguien haga lo que yo siempre hice sola - Alicia comentó, mientras la muchacha cepillaba sus cabellos.
La muchacha sonrió .
_ No, mi lady . Es una condesa ahora, la lady de Wolf Hall. Es correcto que dé órdenes , y que nosotros obedezcamos. Pero le juro que la extrañaré en la cocina. Transformó ese lugar lúgubre en un lugar alegre...
Alicia parpadeó . Sólo ahora realmente se daba cuenta de su nueva posición. Melancólicamente, Alicia evaluó cómo su vida había cambiado desde que había despertado esa mañana. Hasta ese instante, no había tenido tiempo de pensar en su vida.
_Le haré visitas constantes a Konrad, para asegurarme que él no retome viejos hábitos - Alicia prometió.
La criada se alegró .
_ Me contenta oír eso, mi lady .
Los habitantes de Wolf Hall la criticarían si pasase algún tiempo en su propia cocina? Y los aldeanos? Respetarían a la nueva condesa, aunque no tuviese un origen noble? Alicia suspiró conformándose. Sé muy bien que tengo sangre noble, pero nunca nadie lo sabrá... excepto Thomas.
La criada retrocedió y evaluó su trabajo.
- Tiene mucho cabello . Le Cubre la cabeza como un manto.
Alicia intentó retribuir su sonrisa, pero tenía los labios rígidos.
_ Crees que estoy bonita? - ella preguntó en voz baja. Nunca antes se había preocupado por su apariencia.
Los ojos de la muchacha brillaron.
_Cuando mi lord la vea así, se quedará paralizado de deseo.
Con eso, Audrey abrió la colcha de la cama y alisó la sabana.
Alicia se deslizó dentro del gran lecho, anidándose debajo de las mantas tibias.
_Dios te dé una buena noche , Audrey.
La criada encendió una vela grande en la mesa al lado de la cómoda.
_ Muy buenas noches , mi lady . - Audrey respondió con una risita, luego dejó la habitación cerrando la puerta con cuidado.
Alicia se acomodó entre las almohadas y cruzó las manos sobre sus pechos, aguardando. Oía voces masculinas viniendo del salón. Los invitados se reían cada vez más alto y cantaban canciones con letras llenas de frases de doble intención. Moviendo los dedos de los pies, Alicia se imaginó si Audrey ya le había dicho a Thomas que su esposa estaba lista para él. Rezó para que Audrey fuese discreta. Sólo le faltaba tener audiencia en sus aposentos en su noche de bodas .
La cera caliente caía de la vela gruesa, manchando la superficie de la mesita. Alicia continuaba esperando. El vigía nocturno anunció la medianoche. Intrigada, se acordó que su marido había bebido mucho después de la cena. En qué estado Thomas finalmente vendría a su encuentro? Nunca lo había visto beber al punto de embriagarse. En verdad, no conocía muy bien a su esposo.
Katherine la había advertido sobre los efectos del vino en exceso sobre la capacidad amatoria de un hombre . En esos casos, a los hombres ganas no les faltaba, pero la carne fracasaba vergonzosamente. Si eso sucede , debes demostrar tacto, le había aconsejado su madre . Nunca reprendas a tu marido mientras él esté bajo los efectos del vino o de la cerveza. Espera hasta que él se recupere de la resaca a la mañana siguiente.



Una hora mas pasó. Con la vela acortándose en el candelabro, un charco de cera fría ya cubría buena parte de la mesita. Moviendo los dedos de los pies, Alicia oyó el barullo en la planta inferior reducirse a un mero zumbido . Dónde estaría Thomas? Tal vez estuviese demasiado cansado como para desflorarla en esa noche. Esa perspectiva le daba un consuelo extraño.
El vigía anunció la una del nuevo día. Ningún sonido venía del gran salón . Quedaban pocos centímetros de la vela en el candelabro. Alicia se mordió el labio .

Thomas no quiere venir a mi encuentro. La idea de acostarse conmigo lo repugna, aunque haya asegurado que honraría el contrato matrimonial . Por supuesto! Es al finado rey Edward a quien él honra... no a su hija bastarda.
No pudo evitar que una lágrima se escapase de su ojo . Ni siquiera se molestó en secarla. Thomas tenía una amante. Era evidente que él la había ido a buscar en vez de ella . Por la mañana, todos en el castillo sabrán de mi vergüenza. Thomas, cómo puedes avergonzarme de esta manera?
La vela consumió el resto del pabilo y se apagó. Acostada en la oscura y fría habitación, Alicia se martirizaba. A pesar de todo, no puedo evitar amarlo. Soy la mujer más idiota del mundo.
A cierta altura, cerca del amanecer, se rindió al sueño.




Una campana sonó. Thomas se despertó sobresaltado. En su regazo , Tavie protestó, después bostezó. Thomas se vio desparramado en su silla en el gran salón. El fuego se había apagado hacia mucho tiempo en la chimenea. Intentando deshacerse del sopor, movió su cuello a un lado y al otro. Se enderezó lentamente . La campana de la iglesia en la aldea sonó nuevamente, convocando a los madrugadores a la primera misa del día.
Thomas intentó humedecer sus labios secos, pero tenía pelo de conejo en su lengua. Unos tambores de guerra sonaban en sus sienes. Su estomago se agitaba como un bote en el tempestuoso mar del Norte. Intentó recordar qué día de la semana era ese.
Tavie lamió el rostro de su amo en un saludo amigable, colocando sus patas sobre su estomago revuelto. En el piso , Vixen se levantó y se desperezó. Georgie ni siquiera abrió los ojos , limitándose a golpetear su cola contra las lajas del piso.
_ Oh, No, Tavie! Debería haber ido al encuentro de mi... mi esposa, a cumplir mis deberes conyugales . Soy un canalla infame!
Luchó para se ponerse de pie. El salón se balanceaba peligrosamente. La cena amenazaba con volver en forma de vómito . Ordenándole a los perros se calmasen, Thomas caminó vacilantemente hasta el pozo de agua en la entrada de la cocina. Antes que pudiese lavarse el rostro con agua fría, tuvo que vaciar su estomago. Se sintió un poco mejor, entonces.
Sacó agua y la volcó sobre su cabeza. El agua fría le hizo picar la piel febril. Perfecto . Necesitaba sentir dolor para combatir los resquicios de su cobardía inducida por el vino. Merecía un castigo mayor por el mal que le había infligido a su inocente esposa. Apartó los cabellos mojados de los ojos y salió apresuradamente.
_Mi pobre Alicia... - le murmuró a Tavie, quien lo acompañaba al jardín. - Ella debe haberme esperado toda la noche . .. Soy marido inútil .. cobarde ... borracho... - Thomas sacudió la cabeza y sintió el dolor lacerante en sus sienes. - No merezco su perdón .
Debía ir buscarla inmediatamente y pedirle disculpas. Oyendo los primeros movimientos de la servidumbre en la cocina, Thomas tragó en seco. Nadie en el castillo podía saber que él no había dormido con su esposa en la noche de bodas . No era que le importase qué pensarían los otros sobre su comportamiento imprevisible, pues estaba acostumbrado a ser motivo de burlas en el condado, pero jamás permitiría que su propia idiotez avergonzase a la dulce Alicia.
Al volver los ojos al cielo en busca de orientación, vio con una rama del rosedal cargada de rosas. Sonriendo, Thomas desenvainó su daga y cortó las cuatro flores mas grandes. Sacudió el rocío de los pétalos y subió por la escalera de los fondos antes que lo viesen, con Tavie siguiendolo . El ruido de las pisadas del terrier en los escalones de piedra le parecían terriblemente fuerte.
Georgie y Vixen aguardaban afuera de la habitación y sacudieron sus colas al ver a su amo en el extremo de la galería. Thomas encaró la puerta más tembloroso que cuando había enfrentado a un oso herido en el último otoño. Alicia no podía estar más enfurecida que ese oso, ... o no? Se preguntó si ella habría heredado el infame mal genio de los Plantagenet. Plantagenet ! Se estremeció al recordar quien era Alicia . Había dejado plantada a una princesa! Realmente era un retardado .
Apretó las rosas en su mano, las espinas se clavaban en su palma. Respiró profundamente. Entonces, bajó la perilla y empujó la puerta.
Antes que dar un paso, los perros invadieron la habitación, como era su hábito. Los tres corrieron para saltar sobre la cama. El colchón se hundió bajo el peso extra. Horrorizado, Thomas vio a Tavie acomodarse encima de la rubia doncella dormida.
_Taverstock, sal de ahí inmediatamente - Thomas susurró entre dientes , chasqueando sus dedos.
Alicia abrió sus lindos ojos y acarició a Tavie. El terrier inclinó la cabeza, mirándola curiosamente como si hubiese encontrado un bicho extraño en la cama de su amo. Le tocó la nariz con su hocico húmedo. Mientras tanto, Vixen se acomodó sobre la almohada de Alicia, quien sólo entonces vio a Thomas.
El deseó que el piso se abriese y lo tragase, mandándolo al séptimo infierno. Todas las palabras de disculpas que había ensayado al subir la escalera se borraron de su mente. Absolutamente mudo y terriblemente preocupado, estiró su brazo ofreciéndole las rosas. Intentó sonreír, pero sus labios temblaban.
Alicia levantó una ceja .
_ Otro regalo mas para la novia, Thomas?



Una campana sonó. Thomas se despertó sobresaltado. En su regazo , Tavie protestó, después bostezó. Thomas se vio desparramado en su silla en el gran salón. El fuego se había apagado hacia mucho tiempo en la chimenea. Intentando deshacerse del sopor, movió su cuello a un lado y al otro. Se enderezó lentamente . La campana de la iglesia en la aldea sonó nuevamente, convocando a los madrugadores a la primera misa del día.
Thomas intentó humedecer sus labios secos, pero tenía pelo de conejo en su lengua. Unos tambores de guerra sonaban en sus sienes. Su estomago se agitaba como un bote en el tempestuoso mar del Norte. Intentó recordar qué día de la semana era ese.
Tavie lamió el rostro de su amo en un saludo amigable, colocando sus patas sobre su estomago revuelto. En el piso , Vixen se levantó y se desperezó. Georgie ni siquiera abrió los ojos , limitándose a golpetear su cola contra las lajas del piso.
_ Oh, No, Tavie! Debería haber ido al encuentro de mi... mi esposa, a cumplir mis deberes conyugales . Soy un canalla infame!
Luchó para se ponerse de pie. El salón se balanceaba peligrosamente. La cena amenazaba con volver en forma de vómito . Ordenándole a los perros se calmasen, Thomas caminó vacilantemente hasta el pozo de agua en la entrada de la cocina. Antes que pudiese lavarse el rostro con agua fría, tuvo que vaciar su estomago. Se sintió un poco mejor, entonces.
Sacó agua y la volcó sobre su cabeza. El agua fría le hizo picar la piel febril. Perfecto . Necesitaba sentir dolor para combatir los resquicios de su cobardía inducida por el vino. Merecía un castigo mayor por el mal que le había infligido a su inocente esposa. Apartó los cabellos mojados de los ojos y salió apresuradamente.
_Mi pobre Alicia... - le murmuró a Tavie, quien lo acompañaba al jardín. - Ella debe haberme esperado toda la noche . .. Soy marido inútil .. cobarde ... borracho... - Thomas sacudió la cabeza y sintió el dolor lacerante en sus sienes. - No merezco su perdón .
Debía ir buscarla inmediatamente y pedirle disculpas. Oyendo los primeros movimientos de la servidumbre en la cocina, Thomas tragó en seco. Nadie en el castillo podía saber que él no había dormido con su esposa en la noche de bodas . No era que le importase qué pensarían los otros sobre su comportamiento imprevisible, pues estaba acostumbrado a ser motivo de burlas en el condado, pero jamás permitiría que su propia idiotez avergonzase a la dulce Alicia.
Al volver los ojos al cielo en busca de orientación, vio con una rama del rosedal cargada de rosas. Sonriendo, Thomas desenvainó su daga y cortó las cuatro flores mas grandes. Sacudió el rocío de los pétalos y subió por la escalera de los fondos antes que lo viesen, con Tavie siguiendolo . El ruido de las pisadas del terrier en los escalones de piedra le parecían terriblemente fuerte.
Georgie y Vixen aguardaban afuera de la habitación y sacudieron sus colas al ver a su amo en el extremo de la galería. Thomas encaró la puerta más tembloroso que cuando había enfrentado a un oso herido en el último otoño. Alicia no podía estar más enfurecida que ese oso, ... o no? Se preguntó si ella habría heredado el infame mal genio de los Plantagenet. Plantagenet ! Se estremeció al recordar quien era Alicia . Había dejado plantada a una princesa! Realmente era un retardado .
Apretó las rosas en su mano, las espinas se clavaban en su palma. Respiró profundamente. Entonces, bajó la perilla y empujó la puerta.
Antes que dar un paso, los perros invadieron la habitación, como era su hábito. Los tres corrieron para saltar sobre la cama. El colchón se hundió bajo el peso extra. Horrorizado, Thomas vio a Tavie acomodarse encima de la rubia doncella dormida.
_Taverstock, sal de ahí inmediatamente - Thomas susurró entre dientes , chasqueando sus dedos.
Alicia abrió sus lindos ojos y acarició a Tavie. El terrier inclinó la cabeza, mirándola curiosamente como si hubiese encontrado un bicho extraño en la cama de su amo. Le tocó la nariz con su hocico húmedo. Mientras tanto, Vixen se acomodó sobre la almohada de Alicia, quien sólo entonces vio a Thomas.
El deseó que el piso se abriese y lo tragase, mandándolo al séptimo infierno. Todas las palabras de disculpas que había ensayado al subir la escalera se borraron de su mente. Absolutamente mudo y terriblemente preocupado, estiró su brazo ofreciéndole las rosas. Intentó sonreír, pero sus labios temblaban.
Alicia levantó una ceja .
_ Otro regalo mas para la novia, Thomas?

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