miércoles, 2 de septiembre de 2009

CALAMITOSA CLARISSA - CAPITULO 14 - LYNSAY ANDS

CAPITULO 14


- Te pido disculpas porque tu noche acabo más temprano por culpa de mi cabello - dijo Clarissa cuando el carruaje comenzó a moverse.
Una sonrisa se esbozó en los labios de Adrian.
- No tienes que pedir ninguna disculpa , después de todo fui yo el principal responsable del inconveniente.
- Eso es verdad ! - dijo Clarissa, asintiendo con la cabeza, pero no pareciendo nada enojada con eso. Dando una sonrisa tímida, ella preguntó entonces: - Fue sincero lo que dijiste?
- Cuándo?
- Que no es para evitar el escándalo que quieres casarte conmigo?
Adrian sonrió . Clarissa apretaba mucho los ojos en la tentativa de verlo mejor. Era evidente que se sentía insegura y que su respuesta era muy importante para ella.
- Casarme con vos es lo que más deseo, querida.
Ella abrió una amplia sonrisa que iluminó su rostro como el sol que brilla después de una tormenta. Adrian sintió un nudo en la garganta.
- Entonces por qué no me besas para sellar nuestro compromiso?
El se derritió ante ese pedido tan directo, apenas creyendo en lo que oía:
- Qué ?
- Adoro cuando me besas - Clarissa explicó - y no me importaría ni un poco si quisieras besarme ahora.
- Mejor no.
- Por qué ? No te gusta …
- Claro que me gusta!
- Entonces por qué no me besas?
Adrian frunció la frente .
- Esa es una pregunta que la mayoría de las mujeres no haría.
- Yo no formo parte de esa mayoría. Además, mi padre siempre dice que quien no pregunta nunca se entera. Yyo quiero saber. Por qué no me besas si es lo que los dos deseamos?
- Porque, si te beso, voy a querer tocarte.
- Me gusta cuando me tocas - Clarissa no vaciló en decir.
- Pero si yo te toco - Adrian completó -, voy a querer hacer el amor con vos.
- Creo que también me va a gustar.
Adrian levantó una ceja.
- Crees que si?
- Bien… - Clarissa vaciló por un momento, pero resolvió preguntar: - No fue el amor lo que hiciste conmigo la noche del incendio?
- No - respondió Adrian, en un tono hostil al acordarse esa noche. Por un lado, parecía haber sucedido hace mucho tiempo; por otro, era como si hubiese pasado un minuto atrás. Todavía tenía en la boca el gusto de los besos de ella y casi podía sentir el clamor del cuerpo moviéndose con el contacto de sus manos. Cielos, estaba teniendo una nueva erección con sólo recordar. Era claro que no tenía nada de control cuando Clarissa estaba cerca.
- No fue así? - Clarissa se extrañó. - Entonces , qué fue lo que hicimos?
- Fue… fue… - Adrian no sabía por donde comenzar. - Si, fue pero no fue, fue pero más o menos. Pero definitivamente no fue… - él hizo una pausa y dirigió una mirada tierna a ella. - Nadie te explicó sobre estas cosas ?
- No. - Clarissa sacudió la cabeza y encogió los hombros . - No te preocupes, mi lord . No necesitas hablarme sobre eso si no te sientes cómodo . Estoy segura que Lydia me va a explicar todo el día del casamiento.
Adrian se sintió horrorizado ante esa posibilidad. Esa mujer le causaría terror a Clarissa, contándole historias que la llenarían de miedo y ansiedad. La noche de bodas acabaría siendo una pesadilla si él tuviese que pasar todo el tiempo calmándola y confortándola. No podría permitir que Lydia le explicase a Clarissa los detalles de lo que se pasaba entre un hombre y una mujer. Otra persona tendría que hacerlo.
- Voy a pedirle a mi madre que converse con vos - Adrian decidió. - Si Lydia toma la iniciativa, dile que no hay necesidad y no escuches nada de lo que ella quiera decirte.
- Ah, no - dijo Clarissa, sacudiendo la cabeza determinadamente. - No sería muy cómodo conversar con tu madre sobre estas cosas. Además, sería un insulto para Lydia si no la dejase hablar. Sabes, comienzo a pensar que hay motivos para sentir pena por Lydia .
- No voy a dejar que ella te asuste con historias de sangre y dolor y …
- Hacer el amor produce sangre y dolor? - Clarissa preguntó asustada.
- No, claro que no - dijo prontamente Adrian, con rabia por hablar demasiado.
- Por qué dijiste eso entonces? Hay o no hay sangre y dolor? Vos no quieres que yo sepa!
- Carajo! - Adrian rezongó.
Clarissa estaba visiblemente ansiosa, y él no sabía cómo enmendar esa situación.
- Clarissa… - Adrian comenzó a hablar, pero fue interrumpido por ella.
- No, mi lord , no me puedes engañar. Necesito saber la verdad, pero no quiero causarte incomodidad . Le preguntaré a Lydia cuando ella y mi padre vuelvan a casa. Tal vez eso hasta nos aproxime y podamos hacernos amigas.
Por Dios! Adrian enderezó el cuerpo y dijo con firmeza:
- No te permito que hables con Lydia.
- Todavía no estamos casados, mi lord . No necesito que me permitas nada.
Adrian abrió enormemente los ojos ante la desobediencia de ella ante una orden suya.
- Planeas desobedecerme y desafiarme de esta manera cuando estemos casados?
- Me temo que si - Clarissa admitió, casi que disculpándose, y luego agregó : - Pero esto no es para desafiarte, es sólo una diferencia de opiniones.
Adrian soltó urna carcajada, y Clarissa lo encaró curiosamente.
- No estás enojado conmigo?
- no - dijo Adrian, riendo. - En verdad , sospecho que muy pocas mujeres tengan intención de obedecer al casarse. Sólo me pareció gracioso que lo admitas con tanta franqueza.
- Yo siempre intento ser honesta, mi lord .
- Claro. - Adrian suspiró y enderezó los hombros. - Si yo mismo te cuento, vos me prometes que no vas a permitir que Lydia te asuste?
- Lo prometo.
- Muy bien , entonces voy a pensar en la mejor manera de explicarte todo . - él se recostó y reflexionó por donde debería comenzar. Pensó… pensó… y pensó.
- Mi lord , no vas a decirme nada?
Adrian suspiró y balbuceó :
- Estoy pensando.
Y se estaba rompiendo la cabeza. No le correspondía al hombre explicarle el sexo a una doncella. Pero si no lo hiciese, estaba seguro que Lydia transformaría su noche de bodas en un tormento.

- Tal vez yo pueda ayudarte, mi lord .
Adrian parpadeó sorprendido ante esa sugestión, mirándola curiosamente. - Como?
- Bien, no soy tan ignorante como parezco - dijo Clarissa, agregando: - Crecí en el campo y vi muchos garañones montar yeguas.
- No es exactamente como sucede entre los hombres y las mujeres - Adrian se apresuró a esclarecer.
- Cómo que no? Cierta vez, sorprendí al cochero que cuida del establo con la criada que había ido a buscar leche , estaban encima de un fardo de heno en el granero y…
- Por favor, para, Clarissa - Adrian susurró, pues su mente había comenzado a funcionar, proyectando una imagen de Clarissa vestida de criada en cuatro patas sobre un fardo de heno, con la falda levantada hasta la cintura y él tomándola por atrás. Apartando esa imagen de su mente, Adrian respiró varias veces profundamente y procuró corregir lo que había dicho , explicando: - Puede hacerse de ese modo, pero no la primera vez. La primera vez es mejor que los dos estén uno frente al otro.
- Entiendo - Clarissa murmuró y él casi estaba respirando aliviado por haber cerrado el tema cuando ella preguntó : - Por qué ?
Adrian carraspeó y respondió :
- Porque la primera vez tal vez no sea muy confortable para la mujer.
- Tu primera vez fue muy ... mala? - Clarissa quiso saber.
- No.
- Entonces por qué la de una mujer lo sería?
Era una pregunta más que razonable, pero Adrian no tenía la menor intención de entrar en detalles. No sabía por donde comenzar y ni siquiera quería intentarlo, hasta que ella dijo :
- Está bien, mi lord . Voy a preguntarle a Lydia.
Rápidamente él enderezó su cuerpo y dijo :
- Tienes una… Hay una… Es mejor preguntarle a Lydia - finalmente Adrian admitió, sintiéndose un completo idiota. Sería más fácil hacer una demostración práctica, mucho más que intentar explicarlo. Una parte de su cerebro que contenía todo tipo de ideas impropias e indecorosas comenzó a provocarlo para que hiciese la demostración esa misma noche, así ya no tendría que preocuparse de que Clarissa pudiese rehusarse a casarse a la semana siguiente.
- De este modo?
- Hum? - Saliendo de sus pensamientos, Adrian vio que Clarissa lo miraba.
- Estaríamos frente a frente así ? - ella preguntó.
- No, vos acostada de espaldas en la cama y yo encima tuyo -Adrian respondió automáticamente, ya viendo en su mente la expresión de ella llena de excitación como aquella otra noche.
- Por qué debo estar acostada de espaldas?
Adrian la miró, intentando concentrarse y luchando por borrar las imágenes que venían a su mente.
- Bien, no necesitas estar acostada de espaldas para hacer el amor. Yo puedo estar acostado y vos sobre mí.
Esa imagen inmediatamente hizo que Adrian se viese en la cama, con las manos tocando y acariciando los pechos de Clarissa y ella cabalgando sobre él.
- Entonces hay muchas maneras de hacer el amor, mi lord ?
- Las hay , si. - La voz de Adrian comenzaba a sonar más grave y ronca. Era difícil no verse afectado por ese tipo de conversación.
- Describeme otras - Clarissa pidió .
La mente de Adrian hizo un relevamiento de todas las posiciones en las que le gustaría tener sexo con ella. Procuró borrarlas de su cabeza, entonces tosiendo, respondió :
- Hay , por ejemplo, las posiciones que ya te conté ; también hay una en que yo quedaría sentado con vos sobre mi regazo, o…
- Cómo sería eso? - Clarissa interrumpió , interesada.
Adrian la miró por un breve instante. Su mente estaba en un torbellino de ideas opuestas, debatiendo entre simplemente hacer la demostración ahí mismo , asegurándose de que Clarissa tuviese que casarse con él. Sabía que no era esa la manera correcta de ganarse una esposa, que Clarissa merecía mucho más que un incómodo asiento de carruaje la primera vez. Sin mencionar, la cuestión del respeto. Sería muy poco respetuoso poseerla en un carruaje en movimiento.
Por otro lado, su cuerpo no estaba preocupado por la cuestión del respeto, o de la consideración, o por la cuestión moral de engañarla para casarse. Su cuerpo estaba absolutamente excitado con toda esa conversación y le exigía tomar una medida práctica rápidamente.
Sin estar muy consciente de lo que estaba haciendo, Adrian pasó los brazos por la cintura de Clarissa, levantándola para que se sentase en su regazo, con la rodillas a cada lado de sus muslos.
Clarissa gimió con sorpresa, con los ojos muy abiertos , agarrándose a sus hombros al sentarse .
- De este modo? - ella preguntó , pareciendo dudar.
Adrian la empujó más cerca de su pecho hasta que los senos de ella casi tocaban su tórax. Su voz ahora estaba absolutamente ronca, casi inaudible.
- Eso es, de este modo. Y entonces vos movería las caderas hacia arriba y hacia abajo .
- Hacia arriba y hacia abajo ? Clarissa quiso confirmar. Después de vacilar un poco, ella comenzó a levantar y bajar su cuerpo. - Así?
- Así… - Adrian observaba sus pechos levantarse y bajarse delante de sus ojos. Bajaban hasta la altura de su boca y subían hasta la altura de sus ojos. Arriba y abajo . Arriba y abajo . Él miró los labios, fascinado por el movimiento. Si inclinase la cabeza sólo un poquito, él podría lamer esa carne tierna que danzaba delante de él.
- Es duro - Clarissa comentó.
-Y ... si ... - Adrian concordó, pensando al principio que ella se estaba refiriendo a la erección de él. Se dio cuenta después que ella se refería a la dificultad del movimiento constante de subir y bajar, tensionando músculos que no estaban acostumbrados. Se corrigió entonces: - Quiero decir, si es duro.
- Pero no podríamos besarnos haciendo esto, o no ? - ella preguntó, pareciendo lamentarse, pues ya le había dicho que adoraba ser besada.
Tomándola por la nuca, Adrian se inclinó sobre ella y la besó , succionando sus labios como una abeja busca a una flor, forzándolos después con la lengua para que se abriesen y que el beso fuese más profundo.

Clarissa dejó de moverse y se acurrucó contra el pecho de él, dando un pequeño suspiro. La pelvis, ardiente y deseosa, se posó en el exacto lugar en que la erección de él presionaba los pantalones. Adrian gimió y su cuerpo, instintivamente, cambió de posición debajo del de ella, presionándola. Si lograse simplemente meter la mano y acomodar las ropas de los dos, podría poseerla allí mismo, él pensó. En ese mismo instante en que ese pensamiento pasó por su cabeza, sus manos alcanzaron el borde inferior de la falda de Clarissa, pero para su decepción , ella estaba arrodillada trabando la tela.
Adrian vaciló por un segundo, analizando cómo hacer para mover la tela, y en un movimiento brusco, la lanzó hacia adelante . Clarissa se llevó un susto y procuró equilibrarse. Él la colocó en el asiento del lado opuesto, arrodillándose entre las piernas de ella en el piso del carruaje. Intentaba levantar la falda de ella cuando el carruaje se detuvo abruptamente. Fue tan inesperado que el traqueteo hizo con que él se cayese de espaldas en el piso del carruaje, empujando a Clarissa arriba de él.

Adrian gimió de dolor con el impacto del cuerpo de Clarissa sobre su miembro, sintiéndose muy alarmado cuando la puerta fue súbitamente abierta al lado de ellos. Ambos miraron al cochero quien los observó primero con una expresión de asombro para, en seguida, mirarlos divertido.
- Diablos! - Clarissa sacó el cabello de su rostro y le sonrió avergonzada al hombre. - Nos caímos del asiento, por increíble que parezca..
- Si, mi lady - dijo él impasible.
Adrian tomó Clarissa por la cintura y rápidamente la acomodó en el asiento . Recomponiéndose, él se levantó y descendió del carruaje, intentando mostrar, sin éxito, algo de dignidad. Una vez que estuvo fuera del carruaje, le dio una sonrisa forzada al cochero y se volvió para ofrecer la mano a Clarissa para que bajase también.
Aunque no pudiese ver la expresión del cochero, Clarissa se sentía avergonzada e intentó justificar la escena, sin saber exactamente qué decir.
- Caramba, James, la parada nos tomó de sorpresa. No imaginábamos que ya habíamos llegando. Lord Mowbray me estaba mostrando…
- Qué le estaba mostrando, mi lady? - James preguntó en un tono malicioso.
Clarissa estaba segura que el episodio sería objeto de chismes entre los criados más tarde.
Ante la vacilación de ella, James, quien se estaba conteniendo para no estallar en risas, asintió con la cabeza y dijo :
- Claro, mi lady, imaginé que él estaba intentando mostrarle algo .
Adrian le dirigió una mirada furiosa al hombre. Sus criados no se atreverían a tener semejante actitud, pensó.
- Creo que debo llevarla a la casa ahora - el cochero comentó cuando Adrian comenzaba a acompañar a Clarissa.
- Si - él confirmó, en un tono áspero. - Sólo voy a acompañar a lady Clarissa hasta la puerta.
- Por supuesto , mi lord .
- Gracias por sus instrucciones - dijo Clarissa bajito al llegar a la puerta.
Adrian la miró con ternura, observando los cabellos de ella. La mitad del rodete estaba deshecho y caía en mechas; la otra mitad estaba sujeto de forma muy precaria. Él levantó las manos y soltó lo que quedaba del rodete. Los cabellos cayeron en ondas alrededor del rostro delicado, de manera encantadora. Quedarían muy lindos desparramados sobre las almohadas, él pensó.
Adrian se inclinó para besarla y estaba a un milímetro de su boca cuando la puerta fue repentinamente abierta.
Dando un suspiro, él dio un paso hacia atrás y murmuró bajito :
- Sueña conmigo.
- Buenas noches, mi lord - Clarissa respondió y entró en la casa.

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