viernes, 18 de septiembre de 2009

LOCURA DE VERANO - CAPITULO 10 - TORI PHILLIPS

CAPITULO 10


Brandon secó el sudor de la frente con la manga rasgada de la camisa. Sus dientes estaban clavados en el labio inferior, los hombros le dolían, los nudillos de sus dedos ya comenzaban a hinchar.
-A la mierda con vos , John! Basta de una vez por todas!
Moviéndose con dificultad por el pasto delante de él, John Stafford parpadeó el ojo enrojecido y sacudió la cabeza.
- No , Cavendish! El honor de mi dama todavía no está debidamente limpiado.
- Tu dama? Pensé que estabamos peleando por mi futura esposa!
- Ustedes todavía no se casaron.
Aún jadeante, John se lanzó al encuentro de su oponente y cayó con él sobre la tierra húmeda.
Los dos pasaron algunos minutos rodando por la pasto enredados en una lucha ardua, después se levantaron y continuaron intercambiando golpes y patadas. Algunos gruñidos y varios insultos. Finalmente , Brandon logró agarrar el cuello de su amigo entre el brazo y el antebrazo, dándole un buen golpe en lo alto de la cabeza. John cayó nuevamente al suelo , soltando un grito ronco al caer sobre la espalda . Brandon se lanzó sobre él, preguntando:
- Te atreves a continuar desafiando mi fuerza? O vas a aceptar que soy más fuerte y resistente?
Todavía esforzándose por recuperar el aliento, John apenas logró menear la cabeza en un gesto afirmativo. con un suspiro de satisfacción , Brandon lo soltó y rodó al lado de él, jadeante.
- Por Dios , John... creo que ya no... soy tan... tan joven como imagino...
La respuesta de su amigo fue un gruñido exhausto.
- Hace diez años. ..en Francia... Recuerdas ? La visita del rey Henry al rey Francis...
- Si...
- Yo acostumbraba a luchar contra todos los que se presentasen durante la mañana y, para la hora del almuerzo, todavía tenía aliento de sobra... Pero vos continuas en forma, John. Tu golpe con la mano derecha todavía es una bomba.
- Vos tampoco perdiste mucha de tu astucia, aunque me parece que estás un poco más gordo que la última vez que practicamos este tipo de lucha .
- No estoy más gordo, querido amigo. Son mis músculos que están más desarrollados.
- Siento pena por tu esposa, cuando la pobre tenga que soportar todo ese peso sobre ella.
Los ojos de Brandon vagaron perezosamente por el techo de ramas
encima de ambos. Una brisa leve agitaba las hojas de los árboles. Su esposa! Lady Katherine Fitzhugh, a quien él llamaba Miranda. Una sonrisa maliciosa le afloró en los labios sin que su amigo, también acostado de espaldas, pudiese ver.
- Creo que mi esposa no va a protestar tanto como a vos, John el Llorón.
Brandon sonrió nuevamente, imaginando en su cama a la deseable dama con cabellos color oro y canela. Se acordó de la piel clara, de los brillantes ojos verdes, de la risa rica que se formaba en la garganta de ella y que se derramaba entre sus labios rosados como una cascada en primavera. Terciopelo y seda debajo de los dedos ávidos de él, que acariciaban, exploraban, descubrían... Un deseo fuerte y arrebatador hizo que el cuerpo de Brandon se estremeciese. Y su miembro amenazó con ganar vida propia.
Respirando profundamente , él se dio vuelta de bruces sobre el suelo.
- Dime , John, de hombre a hombre: qué piensas de Katherine?
- De hombre a hombre? Sin ocultar ningún detalle?
- Por supuesto! Somos amigos sinceros, o no ? John suspiró antes de declarar:
- Creo que lady Katherine debería servir como modelo para algún artista que hace vitrales para las Iglesias. El rostro de ella es tan delicado, y el tono rosado que da vida a sus mejillas... también me gusta mucho su nariz levemente respingada y sus labios siempre curvados en una sonrisa contagiosa. No me tomes a mal, Brandon, pero, si pudiese, me encantaría probar la miel de su boca.
Brandon levantó una ceja. Su amigo estaba más enamorado de lo que había pensado.
- Si? Sigue hablando , John. Qué piensas del cuerpo de ella?
- Estoy cansado y dolorido, No estoy en condiciones físicas para defenderme si vos resolvieses atacarme por mis palabras. Pero aún así seré sincero, Brandon: tu prometida provoca en mí deseos tan intensos que...
- Que...qué?
- Oh, no, realmente no veo sentido en comentar esto con vos, el prometido de ella.
- Lady Katherine tiene una belleza admirable para ser una dama soltera a su edad, no te parece ?
- Ella es una mujer que no conoce el efecto del paso del tiempo sobre su belleza. En verdad , creo que debe ganar más encantos e inteligencia con cada estación que pasa.
Brandon estrechó los ojos. Inteligencia? Forzó su memoria, intentando recordar si había oído Miranda decir algo inteligente. Nada se le ocurrió .
- Pero cuando vuelva a la corte, John, vos no tardarás en olvidar a Katherine.
- Oh, no me hables de la corte! En ese lugar impera un ambiente ostentoso, repleto de falsedades e intenciones ocultas. Tu prometida, por el contrario, es una mujer de virtud y honestidad, que sólo merece admiración y respeto. No tengo vergüenza de confesar que envidio tu suerte, Brandon.
- Creo que comprendo. Crees que la riqueza de ella es una compensación por sus costumbres provincianas y sus intereses ingenuos. Simplemente sos un canalla, John Llorón !
Con un gemido de cansancio y dolor, John se dio vuelta para encarar a su amigo y vio que la cara de él estaba al alcance para una buen cachetada.
- Si no estuviese al borde de la muerte, Brandon, te desafiaría otra vez por ese su comentario estúpido. Has herido mi honor y mi orgullo.
- Calma, querido, sólo quería ver tu reacción .
- Pues que te quede claro que me cayó muy mal.
- Siendo así. .. Si fuese posible, te casarías con lady Katherine aunque ella no poseyese patrimonio alguno?
- Si. Si esa dama encantadora apareciese en la puerta de la Iglesia sin nada excepto su vestido de novia, la tomaría por esposa. Pero, y vos?
Brandon consideró que era más seguro hacerse el desentendido, y comentó en un tono neutro:
- Yo ? Yo estoy hallando todo esto muy extraño. Yo casi
estaba seguro que vos habías abolido la palabra casamiento de tu vocabulario.
- Es verdad, sin embargo volví a encontrarla esa palabra en un jardín de rosas. Pero, sea como sea, estamos perdiendo el tiempo con este asunto. Lady Katherine te pertenece, por orden y voluntad del Gran rey Henry . Creo que ni siquiera Dios en el cielo tendría interés en cambiar ese destino.
- Y si yo te dijese que la dama que vos tanto admiras podría ser tuya?
Apoyando la cabeza en el pasto, John cerró los ojos e tragó en seco dos o tres veces. Brandon, quien había elegido las palabras con mucho cuidado y no tenía intención de volverse atrás, insistió :
- Y si yo te dijese que lady Katherine no es esa dama que vos crees que es?
John abrió los ojos y giró la cabeza lentamente en dirección a Brandon. Quería leer en la expresión de su amigo la verdad y la profundidad de esas palabras que, para él, no tenían sentido.
Brandon entonces asestó el golpe final:
- Y si yo te dijese que la dama con quien vos te casarías es , en verdad , la señorita Miranda Paige? Y si también te dijese que lady Katherine está
jugando al gato y al ratón conmigo?
John se sentó con un movimiento brusco, sin importarle el dolor que el movimiento le había provocado. La sonrisa que veía en la cara de Brandon le pareció sincera y alentadora.
- Cómo llegaste a esa conclusión sencillamente... asombrosa, por decir lo mínimo, Cavendish? Esto es un delirio?
- Fenton Scantling me esclareció los hechos .
- Y vos crees que hay alguna gota de verdad en lo que sale de la boca de ese canalla nefasto ?
- Si, pues él no se dio cuenta que, esta vez , realmente estaba diciendo la verdad.
Mientras Brandon mantenía su sonrisa satisfecha, John frotaba una mano contra la otra en una demostración de gran nerviosismo.
- Crees en Scantling, Brandon?
- Le creo, pues el viejo Montjoy confirmó la declaración de él. .. Por Dios , amigo, estás blanco como una sabana ! Es señal que mis golpes te dejaron atontado?
- No fue el golpe de tus puños, sino el golpe de tus palabras. Por favor, habla con claridad, pues mi cabeza está girando en círculos: dijiste que la dama que estoy cortejando es... es la señorita Miranda?
- Exactamente.
- Y, que desde que llegamos a Bodian, estás cortejando a la verdadera lady Katherine, la prometida que te fue escogida por el rey?
- Exacto.
John iba a comenzar a reírse , pero un acceso de tos casi lo atragantó. Brandon se sentó al lado de él, palmeandole levemente la espalda para ayudarlo a recuperar el aliento.
- Todo eso es - por lo menos - cómico, ante la falta de una palabra más adecuada, Brandon. Parece que estuvimos haciendo el papel de tontos, no ? Y nos tomaron por idiotas siguiendo el mismo plan que nosotros dos inventamos, lo que es más humillante . Ni siquiera puedo reírme, pues mis costillas están demasiado doloridas.
- Y ahora, compañero? Qué planeas hacer?
- Cuando volvamos al castillo? Lanzarme a los pies de Miranda, pedirle perdón por la mentirita e implorarle que se case conmigo.
- Tan simple como un chasquido de dedos?
- Claro! No tengo un padre a quien pedirle permiso, soy dueño de mi propio destino. Quiero casarme tan pronto se publiquen las proclamas. Eso es, si... si la señorita Miranda acepta mi propuesta.
Brandon dio una mirada demorada al caballero cubierto de excoriaciones que tenía delante suyo . Finalmente , afirmó :
- Pues yo no iría a pedirle casamiento en ese estado. Pareces un perro que quiso montarse una loba y fue atacado por una manda de lobos.
- Muchas gracias , amigo. Es con placer que retribuyo tu alentador elogio.
- Hablemos seriamente ahora, John. Escucha lo que te digo; vamos a continuar haciendo nuestros papeles por un tiempo más . Hasta que ellas decidan revelar la verdad. Será una trama bastante interesante, lo apuesto. Y podrás hacerle la corte a tu dama sin temor a asustarla. Tengo la impresión que Miranda es un tanto miedosa respecto al asunto del casamiento.
- Me gusta esa idea, sabes? Será un castigo justo, ya que nuestras damas vienen engañándonos sin mayores escrúpulos en sus conciencias. Ah, daría cualquier cosa por tomar a Miranda en mis brazos y besar sus labios tan invitantes!
- Es mejor que esperes a que tus labios se cicatricen antes de hacer eso.
- Oh, mi dulce Miranda!...
Brandon agarró la manga en harapos de la camisa de su amigo, empujándolo cerca de sí. Con una expresión seria y maliciosa al mismo tiempo, murmuró :
- Miranda, no. Ella sigue siendo lady Katherine para vos, cabeza de pajarito . No te olvides de eso!


Cuando Brandon y John aparecieron a la hora del almuerzo, Kat y Miranda se llevaron un susto tremendo. Los dos vestían pantalones nuevos, camisas blancas como la nieve, chalecos de colores vivaces y boinas en el mismo tono Los cabellos limpios estaban impecablemente peinados, las uñas habían sido cepilladas y los dientes brillaban de tan pulidos. Por otro lado, cada uno de sus rostro demostraba señales de recientes golpes.
- Oh, pobre Brandon! - comentó Miranda, conduciendo a John hasta la mesa para después de acomodarse al lado de él. - Parece que el caballo te derribó sobre un arbusto lleno de espinas.
- Oh, eso no es nada, mi lady - respondió él, un ojo bastante hinchado y los os labios todavía enrojecidos. - Ya pasó.
Katherine miró a quien ahora sabía era el verdadero Brandon, mientras él se acomodaba con dificultad a su lado. En un gesto instintivo, ella llevó la servilleta a la boca para disimular una sonrisa satisfecha.
- Buen día, Miranda - murmuró Brandon, sirviéndose de la jarra de vino. - Espero que hayas tenido una mañana agradable.
- Oh, si - respondió ella, la voz ahogada por la servilleta. - Pero tengo la impresión de que vos y sir Brandon se divirtieron mucho más .
- Te dolió mucho, Brandon? - le preguntó Miranda a John, pasando la punta de sus dedos con cuidado y cariño por la cara de él.
- No , mi lady. - él intentó sonreír bajo los labios hinchados. - No siento ni el mas mínimo dolor cuando vos me acaricias con tanta suavidad. En verdad , me siento transportado de las agonías del purgatorio al júbilo del paraíso. Vos sos el ángel que alivia todas mis heridas y dolores.
- Que palabrerío más tonto! - murmuró Brandon para sí mismo.
- Vos también te sientes en las agonías del purgatorio, sir John? - le preguntó Kat.
- No sé nada sobre el purgatorio, mi lady retrucó Brandon, flexionando sus dedos hinchados de la mano derecha. - Para ser sincero, pasé la mayor parte de la mañana en el infierno.
- Tu caballo perdió una herradura, o te derribó al suelo ? - Miranda le preguntó a John, su voz llena de aprensión. - No me digas que fueron atacados por un jabalí salvaje! Oí a nuestros leñadores comentar que hay varios de esos bichos espantosos en esta región . Oh, mi pobre Brandon!... Quieres que te ayude con la comida?
- Si no es mucha molestia... - dijo John, preparándose para abrir la boca a la cucharada de sopa que ella tomaba del plato.
Katherine colocó lo servilleta sobre su regazo. De qué servía disimular cuanto estaba se estaba divirtiendo, cuando esos dos caballeros no demostraban la menor preocupación por sus apariencias? Stafford, por ejemplo, parecía feliz de la vida de saborear el alimento que Miranda le llevaba a los labios.
- No te inquietes inútilmente - Kat reprendió a su prima. - Es evidente que nuestros huéspedes no sufrieron ningún tipo de accidente. Es mas que evidente que estuvieron peleando .
Brandon apenas llevó la copa de vino a los labios en respuesta a la afirmación de ella. Miranda, por su lado, abrió enormemente los ojos al preguntarle a su supuesto novio:
- Oh, Brandon! Con quién se pelearon ?
John bajó la mirada al plato delante suyo , haciendo
Que Katherine se acordase de la expresión de un niño a la espera de una buena reprimenda. hasta las orejas de él se ruborizaron.
- Cómo eres de ingenua, prima! - Katherine hizo una mueca , fijando sus ojos en el techo por algunos instantes. - Todavía no te diste cuenta que ellos se pelearon entre si?
- Oh, mi Dios! - Miranda casi volcó la sopa en el regazo de John.
- Fue por una buena causa, mi lady - él la tranquilizó, sacándole la cuchara de entre los dedos para besarle la mano.
- Y cuál fue el motivo de la disputa? - Katherine tocó la muñeca de Brandon, uno de los pocos lugares del cuerpo de él que parecía no estar lastimado. - No quieres contarnos lo que sucedió , lord Stafford?
- Bien... - Brandon curvó la espalda , estremeciéndose de dolor. - Lord Cavendish afirmó que yo me estaba poniendo muy gordo y que necesitaba ejercitarme.
- Perdón, lord Cavendish, mas tengo que discordar con tu afirmación - dijo Kat, mirando al verdadero John. - Por lo que veo , el físico de sir John parece bastante... adecuado.
- Gracias, señorita - agradeció Brandon, meneando la cabeza. -Pero un poco de actividad física siempre es necesario. Y vigorizante.
- Hace bien a los pulmones - agregó John, guiñándole el ojo sano.
- Estábamos muy indolentes - comentó Brandon.
- Los ejercicios hacen bien a la sangre - le explicó John a Miranda.
- Es verdad, mi lord - intervino Kat con un tono irónico. - Hace que la sangre comience a manar por las heridas, por ejemplo.
- Las actividades físicas son saludables - replicó Brandon, dándole una sonrisa insinuante.
- Y relajantes - agregó John, tragando una cucharada más de sopa.
- Si ? - Esa vez Katherine intentó mostrarse severa al interpelar a Brandon: - Vos también crees que esa práctica de bárbaros es relajante, sir... sir John?
- Si, dulce Miranda - respondió él, una chispa traviesa brillaba en el fondo de sus ojos azules. - Después del combate, me acosté en la tierra y allí dormí por cerca de dos horas, satisfecho como un bebé bien alimentado. Hasta debo haber roncado... No te importa que un hombre ronque, verdad, señorita Miranda?
Katherine había acabado de morder un pedazo de pollo cocido con azafrán. Ante la inesperado pregunta y la intimidad que ella sugería, sintió la boca secarse de repente. Luchando por mantener la calma, masticó el pedazo de carne lentamente y, después de tragarlo con cierta dificultad, devolvió la mirada insinuante de Brandon al responder:
- Y por qué habría de importarme lo que vos haces en la cama?
Bajo la mesa, Brandon cerró su mano sobre la de ella en un contacto que la hizo estremecer. Pasando el pulgar en un círculo perezoso sobre los nudillos de los dedos de Kat, él murmuró :
- Me has sacado un gran peso de mis hombros, dulce Miranda.
Levantando la mano de ella encima de la mesa, le besó los dedos temblorosos. Katherine tragó un suspiro placentero y consideró más sensato permanecer callada. Brandon entonces le soltó a mano y concentró su atención en el plato que su sonriente paje había colocado delante suyo .
En algún lugar íntimo del corazón de Kat, una reacción desconocida despertó y ganó vida provocándole una profunda sensación de ansiedad . Con una mirada de soslayo en dirección al caballero que almorzaba a su lado, sólo entonces ella se dio cuenta que Brandon la contemplaba con la misma intensidad que un gato acecha a un ratón. En el instante siguiente él le dio un guiño de ojo .

No hay comentarios: