CAPITULO 7
Brandon dio un puñetazo a la pared contigua a la chimenea de la habitación reservada a los visitantes. Sin importarle el dolor infligido por el impacto de sus dedos contra la piedra rústica, exclamó :
- Ese hijo de puta golpeaba a Miranda?
John le sirvió una copa de vino antes de aclarar:
- Si, las golpeaba a las dos, y con frecuencia. Anda, toma un trago para sacarte el gusto amargo de la boca.
Tomando el vino de un solo trago, Brandon sintió arder sus ojos y su garganta. Después de servirle una copa más, John insistió :
- El golpeaba a las dos, amigo, a las dos.
- Me acuerdo de ese bruto maldito en la corte.
- Yo también. Un bruto y un idiota, siempre gritando, provocando y comprándose peleas.
- No servía para nada. Y maltrataba a todos.
John se sacó las botas , y Brandon pasó el dedo sobre su labio superior. Mientras el degenerado se divertía en la corte, la pobre Katherine y la dulce Miranda quedaban enclaustradas e intimidadas, entre las paredes frías del castillo de Bodian, esperando la vuelta del maltratador. Brandon tembló de rabia con sólo imaginarse a las dos en manos de ese bárbaro.
Desviando la mirada de las llamas en la chimenea, él preguntó, todavía furioso:
- Pero nadie intentó protegerlas?
La mirada de John tenía el mismo brillo airado cuando retrucó :
- Y quién podía hacerlo? El alegre y optimista Montjoy? Es demasiado viejo y débil. Los insignificantes soldados? Demasiado temerosos de su lord? El cocinero? Las criadas? El mensajero? Quién se atrevería a desafiar al feroz lord en su propiedad?
- Y el adorable sobrino de lady Katherine, Fenton? Aunque ese es un...
- Katherine me contó que Fenton Scantling era pupilo de Fitzhugh por voluntad propia. Sabiendo que tendría derecho a la herencia de ese miserable, Fenton no quiso contrariar los nefastos gustos de su tío. Pero las cosas cambiaron después da muerte de Fitzhugh.
- Bien, por lo menos sabemos que lady Katherine no envenenó a su último marido. Y voy a ser muy sincero, John: yo no le recriminaría si lo hubiese hecho.
Desatando los lazos de la manga de su camisa, John continuó :
- Esa pobre y calumniada dama tampoco tuvo culpa en la muerte del primero esposo. Hice algunas preguntas a la criada de cuarto, y la muchacha me dijo que Lewknor tenía más de ochenta años cuando se casó con Katherine. Y ella tenía quince! Podía ser la nieta!
- Un viejo libidinoso! Qué tenía en mente el padre de ella al empujarla a los brazos de un viejo moribundo?
John entonces se dio cuenta que, por primera vez en nueve días, Brandon demostraba un poco de atención a la novia que le había sido destinada. Lanzando una prenda sobre una silla, respondió:
- La fortuna de Lewknor. El castillo de Bodian pertenecía originariamente al viejo, y él no quería una esposa, quería una enfermera. Lewknor sobrevivió dieciocho meses después del casamiento.
- Y murió dejando una viuda joven y próspera.
- Cuyo padre era un avariento y ambicioso. Katherine tuvo que casarse nuevamente sin que se pasase un año de su viudez. Con su monstruosa conducta, Fitzhugh tenía una inmensa fortuna en tierras y siervos en esta región .
- Hm!
- Felicitaciones, Cavendish. Vas a casarte con una bella dama, que posee casi la totalidad del área de Sussex. Ya es hora que la mires con más cariño y atención.
- Qué quisiste decir con ese comentario, John?
- Que debes comenzar a cortejar a tu futura esposa. En la semana que se pasó, vos sólo le dirigiste la palabra por mera cortesía.
- Porque no me sobra un minuto. Vos ocupas todo el tiempo de ella conversando, cantando, recitando rimas de amor.
John lanzó una de sus medias a la cabeza de Brandon, diciendo:
- Te olvidas que hago todo eso en tu nombre. Estoy cortejando esa joven inocente en tu lugar, mientras vos te pasas todo el día siguiendo como un perro en celo a la hermosa prima de ella. Creo que es hora de aclarar toda esta confusión.
- Antes que vos te enamores de lady Katherine? Brandon juzgó innecesario encarar a su amigo. Después de un lapso de tiempo en que sólo el crepitar de las llamas en la chimenea cortaba el silencio, John
se metió bajo las mantas, declarando:
- La forma como me siento es asunto mío . Vos, ocúpate de tus responsabilidades, Brandon. Katherine fue seriamente usada y abusada por los dos primeros maridos y no merece ese destino por tercera vez. En verdad , le prometí y le juré a ella que su próximo matrimonio no sería así.
- Mierda, Stafford! Yo nunca la maltrataría, y deberías saber eso muy bien !
- Sé que jamás la lastimarías con tus manos, pero... Y su corazón? Y tus hijos? Cuándo planeas la sorpresa a Katherine con ellos? Ni siquiera pensaste en eso.
- Voy a pensarlo.
Mientras John se acomodaba en la cama, Brandon tomó la capa de lana que había dejado sobre un baúl. Stafford entonces se apoyó en un codo, antes de decir:
- No precisas despertarla ahora para contarle tus secretos. Todo eso puede esperar hasta mañana. Además, Katherine precisará una buena noche de sueño antes que vos le reveles quien sos, y que le presentes dos niños de nueve años .
- Voy a hablarle sobre Belle y Francis en el momento en que considere apropiado, y no durante el desayuno.
-Tenía la leve sospecha...
Brandon revolvió un bolso, buscando el broche de oro para cerrar la capa. Y dejó escapar un insulto al acordarse que le había dado la joya a Miranda. Mierda, el mundo estaba contra él ?
La mirada de John se estrechó en la penumbra del cuarto, y él preguntó con cierta preocupación :
- A dónde vas? Es casi medianoche.
- A la mierda, ya que me siento enterrado en mierda hasta el cuello ! Mientras él abría la pesada puerta, John acomodó las almohadas y lo provocó :
-Trata de no patinarte con tanta mierda. Y ten cuidado de no caerte en el foso, porque parece que está lleno de mierda.
- Yo sé cuidarme solo !
- Entonces que tengas una buena noche. Y cierra la puerta, pues está entrando una corriente de aire helado.
Brandon golpeó la puerta con todas sus fuerzas y sus ganas.
El vigía nocturno de las murallas del lado norte hizo una asustado gesto con la cabeza cuando Brandon pasó cerca de él. La luna creciente espiaba desde lo alto del cielo misterioso, y una nube errante vagaba por el terciopelo brillante salpicado por millares de estrellas. Brandon se detuvo en el centro del pasadizo sobre los gigantescos guinches que movían los portones de reja corredizos. Apoyando los brazos en el muro a la altura de su pecho, se quedó mirando sin ver la negra silueta del bosque en frente del castillo.
Se sentía un canalla. Su lengua mentirosa acabaría doblándose sobre sí misma, matándolo, sofocándolo... Tanto mejor, la muerte sería un alivio!
Suspirando impacientemente, se preguntó qué endiablada confusión había acabado creando a partir de una charada que le había parecido totalmente inofensiva. Y pensar que su madre siempre le decía que los mentirosos acababan atrapados en sus propias mentiras... más que atrapado, él
se sentía estrangulado por la farsa que había planeado.
Qué iba a hacer? John no había sido el único en perder el corazón atravesado por las flechas de Cupido , pero todavía demostraba tener mas control y racionalidad, aunque efímeros, sobre la situación. Brandon, por su parte , se rehusaba a pensar que, con cada día, más se acercaba la celebración de su boda . Prefería imaginar que todo eso era solamente unas vacaciones en compañía de dos damas adorables.
Pero una de ellas sería su esposa! Y qué haría después del casamiento con Katherine, teniendo que enfrentar el día a día de la presencia inquietante de Miranda a su lado? Ah, estaba arruinado...
Miranda. la imagen de la formidable dama tomó forma en su mente. Ese mismo día, él había notado como el sol de junio resaltaba los diferentes matices de castaño y dorado en los cabellos de ella. Cómo podría hacer el amor con la más tímida de las primas, si era Miranda a quien él tenía en sus brazos en sus sueños? Los votos matrimoniales serían una mentira, una mentira más, peor que la impostura que estaba viviendo.
No, no. Por la salvación de su alma y por la lealtad que su honor lo obligaba a dedicar a Katherine, necesitaba mandar lejos a la seductora prima cuando acabasen las celebraciones del casamiento. John podría llevarla a la corte de Henry. En poco tiempo, Miranda tendría docenas de pretendientes a su disposición.
La idea hizo que Brandon apretase los dientes. La corte estaba muy lejos y estaba repleta de hombres de sangre caliente, que no sabían cómo ocupar su tiempo de ocio. Allí, la virtud de Miranda no sobreviviría más que un mes.
Cuál era la solución? Enviarla a un convento? Brandon hizo una mueca. Pobres de la abadesa que la tuviese como novicia! No, eso sería imponerle a Miranda un sacrificio para el cual ella no había sido preparada.
Pero la verdad era inequívoca: Miranda debía irse de Bodian. Lo más honorable él podía hacer era establecerla en la corte con una buen dote. Lo más correcto y sensato sería que ella se casase.
Cerrando los ojos, Brandon se mordió el labio con fuerza. No quería imaginar que nadie, a no ser él mismo tocase la piel y el cuerpo de Miranda Paige. Ella parecía haberse metido debajo de su piel, invadido su corazón, y diluido lo poco que quedaba de su sentido común . El viejo proverbio era cierto: el amor transforma al más vil de los hombres.
Amor... Brandon tragó el nudo en su garganta. Amaba a Miranda, si, pero ella jamás podría saber eso. Era una verdad que él tenía - por obligación - ocultar a cualquier costo. Sin pensar en las consecuencias.
John tenía razón: era hora de aclarar esa mentira. El casamiento ocurriría en quince días. Pues que así fuese, pero podría pasar dos días más fingiendo ser sir John Stafford, para acostumbrarse a la idea de que jamás tendría a Miranda . Luego, con el honor mas frágil pero intacto, pasaría el resto del tiempo cortejando a la excesivamente sensible lady Katherine. Mientras tanto, John llevaría a Miranda a cazar o a cualquier otro paseo, siempre y cuando fuese bien lejos de su vista.
Belle! El rostro de su hija invadió sus pensamientos. Oh, Dios! Qué diría Katherine al saber que, además de esposa, también se iba a convertir en madre? Ella necesitaría todas sus fuerzas cuando tuviese que enfrentarse a Belle. Brandon sacudió los hombros. Tal vez fuese mejor esperar antes de revelar la existencia de Francis. Todo de a poco. Una identidad a la vez. Un hijo a la vez.
Ah, Henry, bastardo hijo de una gran madre ! Era una gran suerte que el rey no estuviese al alcance de sus puños en ese momento!
La voz de sir Fenton Scantling hizo eco en el ala de criados del palacio de la corte de Hampton:
- Wormsley! Dónde te escondes granuja mugriento?
Secando rápidamente con la mano los restos de cerveza de su boca, Tod Wormsley se apartó del grupo de criados y corrió en dirección a su furioso amo, intentando ignorar las risas de las criadas a su espalda . Uno de los consejos de sir Fenton entonces le vino a la mente: "Era una vergüenza que un amo tuviese de andar buscando al criado, un buen criado siempre debía encontrarse a disposición de su lord".
Maldiciendo esas palabras, Tod subió los escalones de dos en dos, rezando para que sir Fenton no le retorciese la oreja delante de todos.
La plegaría no surtió efecto, pues Scantling lo recibió con una sonora palmada en la espalda .
Pateando el trasero del criado y empujándolo en dirección al corredor, Fenton no parecía saciado:
- Pendejo del demonio ! Hace casi un cuarto de hora que estoy buscándote, cretino débil mental !
Tambaleante, Tod se esforzaba para no caerse en el húmedo piso de piedras. Tragando las malas palabras que le subían a la boca, murmuró :
- Perdóname, mi lord , por favor! Pensé que usted se había ido a Londres y...
- Fui, desgraciado , pero ya estoy de vuelta, como puedes ver, vago inútil!
A juzgar por la expresión feroz de su amo y por la fuerza que él imprimía a los empujones, Tod se dio cuenta que algo había salido muy mal. Saltando para evitar otra patada, preguntó :
- Por favor, mi lord, qué sucedió ?
- Esa perra me cagó!
- Oh!
Scantling agarró al muchacho por el codo, empujándolo por los corredores en dirección a su pequeño aposento. Jadeante, Tod imaginó que su amo había contraído alguna enfermedad venérea y se atrevió a indagar:
- Cuál perra, mi lord ?
- La perra que se ocupa de abastecer mis bolsillos!
- Se está refiriendo a lady Katherine?
Fenton abrió la puerta de su cuarto y empujó a Tod adentro, afirmando:
- Si, esa ! Ahora, empaca!
Tod se masajeó el hombro y el brazo doloridos, tratando de no demostrar la rabia que sentía. Cuando sir Scantling tenía accesos de furia como ese, se ponía tan peligroso como un perro rabioso.
- A dónde vamos, mi lord ? Por cuánto tiempo?
- Empaca todo, todo! Gracias a la futuras boda de tía Kat, soy el hombre más buscado de todo Londres!
Mientras Scantling se servía vino, Tod tomó dos grandes alforjas guardadas detrás de la cama. Se golpeó la cabeza con el borde de la cama, y maldiciendo bajito, arrastró los dos bolsos de cuero al medio del cuarto. Fenton se sentó en la única silla de que disponía y, demudado, se quedó mirando por la ventana. Tod respiró profundamente , rezando para que el violento ataque hubiese pasado. Después, abriendo los cajones de la cómoda, se puso a guardar la ropa blanca de su amo en uno de los bolsos.
Sir Fenton tomó una trago de vino, comentando:
- Soy un infeliz, Worm, un infeliz. Salté de la barca al pie del puente de Londres y, en menos de diez minutos fui abordado por los prestamistas.
- Qué mal...
Fenton suspiró. Tod entonces dobló un chaleco de satín dorado y, cuidadosamente, lo acomodó encima das camisas. Con una rápida mirada a los cajones abiertos da cómoda, calculó que necesitaría un bolso más para guardar todas las prendas que componían el variado guardarropa de su amo.
Tomando un trago más de vino, sir Fenton gruñó :
- Malditos prestamistas avarientos ! La primera vez, cuando me presenté, ellos se sintieron felices y me duplicaron el crédito. Después de todo , el nombre Fitzhugh es muy conocido entre los comerciantes de orfebrería del puente de Londres.
Tod metió un puñado de cadenas de oro en los espacios vacíos de los zapatos de Scantling. Una sola de esas cadenas podría alimentar a sus hermanos y hermanas por un año. Asqueado, Tod comentó :
- Mi lord siempre tuvo muy bueno gusto para ropas y joyas .
- Si ... Y ahora, con la noticia del casamiento de mi tía en todas las bocas de la corte, me veré reducido a vestirme trapos y harapos.
Que se queme en el infierno ! Tod apretó los dientes mientras doblaba un par de pantalones de seda tras el otro. El hijo mimado de la fallecida hermana de lady Katherine nunca había pasado ni un solo minuto de necesidad, gracias al bondadoso corazón de su tía, quien había aceptado a ese niño malcriado sin reservas.
Aún sabiendo que podría recibir otra golpe en la cabeza por su impertinencia, el criado se arriesgó a preguntar:
- Mi lady interrumpió la línea de crédito que usted recibía de los orfebres?
- Todavía no , pero mis acreedores resolvieron no esperar. Quieren la liquidación total de las deudas ahora, antes que Cavendish ponga sus manos ávidas sobre el patrimonio de Kat y ponga fin a mi mesada. Uno de esos desgraciados tuvo la caradurez de afirmar que mis días de dandy se habían acabado!
Imaginando el astronómico valor de las deudas de sir Fenton, Tod
encogió los hombros: que ahora él le pidiese prestado al diablo! El joven se puso a apilar varios modelos de sombreros, doblando con cuidado las plumas en el interior de la copa del sombrero.
Fenton clavó sus dientes en su labio inferior, un gesto que indicaba profunda meditación.
- Parece que mi plan para impedir esa boda perniciosas no surtió efecto. Pensé que el novio o la novia fuese iban a escuchar mis consejos y que acabarían persuadiendo al rey de cambiar de idea. Pero recibí noticias de Bodian diciendo que la simpatía entre ambos fue recíproca e inmediata. Carajo!!
- Es así, mi lord ?
-No voy a permitir que ninguno de los dos - ni Katherine , ni Cavendish - me tomen por idiota . Y mucho menos que se apoderen de la herencia de mi tío. Esa herencia es mía!
Tod se inclinó sobre las alforjas, rogando a los cielos que perdonasen las blasfemias proferidas por su amo. Lady Kat era una mujer muy gentil. Si él propio tuviese la mitad del coraje y de la fuerza de voluntad de ella, dejaría de servir a ese monstruo inmediatamente. Pero sabía que era un cobarde. Y, aún comportándose como un maldito cuando se le antojaba, sir Fenton le proporcionaba un nivel de vida mucho mejor de ese que él llevaría como hijo de un cuidador de cerdos.
Esforzándose para cerrar el inmenso bolso, Tod indagó :
- Tiene algún plan, mi lord ?
- Si . Vamos a desaparecer de aquí esta noche. Iremos a Bodian y... No me mires con esa expresión de miedo, muchacho, o te estamparé mi zapato en el trasero nuevamente.
- Perdón, mi lord .
- Tenemos pocas horas de oscuridad en las noches de verano, y conozco el camino muy bien . Cuando lleguemos voy a hablar con mi tía con toda la dulzura de la que soy capaz, expresando mi deseo de que ella sea la más feliz de las mujeres. Pero hablaré también sobre mi preocupación sobre la pésima administración de sus propiedades.
- Y ?
- En el camino de vuelta , pasé por la escribanía de la corte y uno de esos leguleyos de ojos aguados redactó un documento de transmisión de propiedad para mí. El escrito no es muy legal, pero ese papel me será suficiente. Si Kat está tan obnubilada como supongo , firmará el documento sin pestañear para después volver corriendo a los brazos de su amante. Después poco me importará si ella aparece preñada, pues las propiedades, las tierras y los alquileres ya estarán bajo mi responsabilidad. Cavendish no verá ni un centavo!
Levantando uno de las bolsos, Tod lo acomodó sobre su hombro, tambaleándose con el peso del fardo. Después de soltarlo en un rincón, se encargó de hacer lo mismo con el segundo.
Sir Fenton se levantó de la poltrona, para pararse delante del espejo y admirar su imagen. Se acomodó entonces el sombrero y la cadena de oro que traía al cuello, avisando:
- Voy a cenar en el salón principal junto con al rey. Espero que nuestros caballos estén ensillados alrededor de las ocho.
Al verlo dirigirse a la puerta, Tod habló :
- Mi lord ?
- Qué?
El criado humedeció los labios con la lengua. Nunca se oponía a los planes de Scantling, pero lady Kat siempre había sido muy buena con él y, tal vez ahora, lograse ayudarla de un modo o de otro. Por eso, se aventuró:
- Si descubren que desaparecimos de noche, sus acreedores pronto sospecharán que usted se fue a Bodian y van a perseguirlo hasta allá. Y creo que usted no quiere que su tía se entere de sus deudas.
- Por primera vez en la vida, dices algo coherente. Continua.
- Si partiésemos de día, a la vista de todos, podríamos esparcir por la corte la noticia que usted está yendo al norte, a visitar amigos en Oxford. Así, sus acreedores tomarán la dirección errada.
- Me parece una buena idea. Y después?
- En ese ínterin, iríamos con rumbo oeste, hasta Bath, para luego ir hacia el sur y, desde allí, a Bodian. De esa forma, conseguiríamos engañar a quien nos estuviese persiguiendo.
Y en ese ínterin, Tod intentaría mandarle un mensaje de alerta a lady Kat.
Fenton pasó sus dedos a lo largo de la pluma blanca de su boina.
- Termina de empacar todo, vuelve al ala de los criados y cena. Quédate conversando con los criados, y esparce la noticia de mi partida a Oxford. Te felicito, Worm.
Girando sobre sus talones, Fenton salió del cuarto y golpeó la puerta detrás de sí. Tod se sentó en el piso , junto a la cama, para recuperar el aliento. Los cambios de humor de su amo siempre lo irritaban. Sabía muy bien que Fenton Scantling era extremamente temerario aún cuando se mostraba calmo.
El muchacho entonces miró la mesa y vio el documento del cual sir Fenton había hablado. Si al menos supiese leer...
La mañana amaneció tan clara y soleada como las otras que la habían precedido. Katherine se apresuró a escoger un vestido para ponerse y apenas tocó el pan con manteca que Azucena le había traído, mientras Miranda también se preparaba para el día que se iniciaba. La semana pasada había transcurrido de modo muy placentero. Gracias a los cielos, su prima había dejado de preguntar cuando iba poner fin a la farsa que venían actuando. Kat solamente quería una semana más en compañía de sir John, y después...
Cuando las dos encontraron los caballeros en el salón principal del castillo, Brandon las saludó con una reverencia:
- Buen día, damas, que tengan una mañana espléndida!
- Gracias, sir John - agradeció Kat. - Has tomado algunas clases con lord Cavendish?
- Si, señorita - respondió Brandon, intercambiando una rápida mirada con John. - El se ha estado quejando mucho de mi falta de modales.
- Entonces permíteme pedir una jarra de limonada, para que la miel de sus bocas no les impidan saborear las comidas - retrucó Kat, con una sonrisa provocativa.
- Qué haremos hasta la hora del almuerzo? - Miranda, como anfitriona y dueña da casa, preguntó a los visitantes. - Ustedes tienen algún plan ?
Los dos caballeros intercambiaron miradas confundidas, después Brandon se adelantó :
- Te gustaría acompañarme a dar un paseo a caballo por
el bosque, lady Katherine?
Kat quedó mirándolo, sorprendida. Qué le pasaba a sir John? El parecía haber salido de la cama con el pie izquierdo. Y por qué miraba a Miranda de un modo casi... repulsivo?
Antes que ella pudiese decir algo, el ama de llaves Sondra Owens entró apresuradamente al salón. Azucena y Violeta venían detrás de ella, con los brazos cargados con telas coloridas.
Sondra hizo una rápida reverencia, después habló en un tono de gran satisfacción :
- Perdón, señorita Miranda, pero necesito a mi lady.
- Ahora? En este exacto momento? - preguntó Kat, levantando una ceja.
- Si, señorita. - Entusiasmada como una niña, Sondra señaló a las muchachas que la acompañaban. - Falta una quince días para la boda , y todavía no comenzamos a hacer el vestido de lady Katherine.
- Mi vestido de boda ? - se asombró Miranda, sin saber qué hacer.
- Si . - Sondra sonrió. - Será un gran día ese en que la lady de Bodian acepte a su verdadero amor como marido. Y, como no queremos verla usando un vestido viejo ese día, traje las telas que tenemos en la sala de costura .
- Ah... - Kat tampoco parecía saber muy bien qué decir.
- Preciso de los buenos servicios de la señorita Miranda - continuó Sondra, mirando a los dos hombres para involucrarlos en la conversación. - Ella y mi lady son muy parecidas de fisonomía y de cuerpo , como los caballeros ya deben haber percibido . Entonces, tomaré las medidas de la señorita Miranda y cortaré el vestido para ella, evitando que mi ama pierda su valioso tiempo. Lady Katherine, usted podría entretener a los invitados, por favor? La señorita Miranda y yo le haremos un vestido más hermoso del mundo .
- Sondra, vamos a conversar de esto a otro lado - dijo Kat, atónita con la idea de la criada. - Mi lady, caballeros, con permiso , por favor.
- Contaremos todos los instantes de tu ausencia, señorita Miranda - respondió John, cuidadoso con las palabras como siempre.
Desanimada ante la perspectiva de casarse con el rey de la poesía melosa , Katherine llevó a Sondra a una pequeña habitación adyacente al salón. Lejos de los ojos y los oídos de todos, le preguntó :
- Qué significa esto, Sondra? Te has vuelto loca ? Sabes mis medidas y podrías hacerme un vestido con los ojos cerrados.
- Concuerdo plenamente, mi lady.
- Además, no quiero gastar un tela de buena calidad en un vestido especial para casarme con ese recitador de versos. Mi vestido de seda azul es más que apropiado para la ocasión. Después de todo , no soy una novia virginal, sino una mujer que se casa por tercera vez.
- Es verdad. .. quiero decir, si fuese verdad, mi lady.
Kat puso sus manos en su cadera al ver a la joven caer comenzar a reírse.
El ama de llaves parecía a punto de estallar de tanta alegría.
- Qué diablos está sucediendo, Sondra? Qué quisiste decir con eso ?
- Pídale a los nobles caballeros que acompañen a Miranda al bosque. Debemos conversar en el más absoluto secreto y privacidad. Tengo novedades que harán que tu corazón cante más que cien pajaritos. Confía en mí, mi lady.
Katherine se quedó mirando a Sondra por un largo momento. La muchacha era más que una mera ama de llaves , se había convertido en gran amiga y confidente desde que Kat había ido a vivir a Bodian. Algunas personas en las aldeas de los alrededores decían que Sondra era una bruja blanca, por su capacidad para el arte de curar y su conocimiento sobre hierbas. Aunque eso se tratase de una completa invención, la joven mujer poseía una intuición asombrosa.
- Mi lady, me da una hora de su tiempo? Y prometes que me escucharás con mucha atención ?
Katherine suspiró antes de responder:
- Si, Sondra. Ve a mis aposentos, y yo iré a tu encuentro en breve . Y pídele a las muchachas que guarden las telas por ahora.
Sondra se rió nuevamente, batiendo palmas de alegría. Y entonces fue darle la orden a las dos jovencitas, mientras Kat volvía al salón.
- Espero que no hayan derramado muchas lágrimas por mí durante mi corta ausencia, sir Brandon - le dijo a John, cuando se reunió con los tres.
- No , señorita, él me temo que mi torrente de lágrimas se secó con su eterna sonrisa - respondió Brandon, burlonamente.
- Sucedió algo, Ka... prima? - quiso saber Miranda, confundida con todo aquello.
- Sondra me convenció a quedarme aquí - le explicó Kat.
- Estoy segura que la conversación sobre telas, botones, lazos y encajes realmente lo harían derramar lágrimas de aburrimiento , sir Brandon. Entonces, les pido a todos que vayan a dar un paseo a caballo sin mi compañía, pues estaré un tanto ocupada. Nos encontraremos en el almuerzo. Aproveche la mañana, sir John. Tal vez el aire fresco se lleve un poco de la miel que repentinamente invadió tu boca.
- Puede ser, señorita - gruñó Brandon, mirando a John. - Discúlpame si te ofendí con mis dulces palabras. Prometo que, durante el almuerzo, me mantendré callado.
- Pero no quise... - comenzó a decir Kat.
Brandon la interrumpió al dirigirse a Miranda:
- Mi lady Katherine, si mis palabras no te ofenden, te gustaría dar una vuelta a caballo conmigo... y con sir Brandon?
Miranda, demasiado sorprendida con el súbito cambio de actitud de quien consideraba ser sir John, se ruborizó y sacudió la cabeza en un gesto afirmativo. Brandon extendió su brazo, mientras John le tomaba por el otro. Los tres salieron a la claridad del día, dejando a Katherine a calmando la tormenta que se había creado en su corazón.
Qué estaría sucediendo? Kat se mordió el labio . Era mejor así. Le estaba gustando mucho, quizás demasiado ese sir John. Y debía concentrar su atención en sir Brandon, aunque él no le agradase.
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