CAPITULO 26 - EPILOGO
Clarissa sintió que su marido tropezaba detrás de ella; se detuvo , y se volvió para darle la mano .
Adrian estaba pálido y miraba fijamente el marco de metal de los anteojos de Clarissa.
- Puedes ... verme?
- Siempre pude , mi lord . Ahora simplemente puedo verte un poco mejor - Clarissa aclaró con un tono cariñoso.
Viéndolo perturbado, Reginald reaccionó de manera impaciente.
- El ciego siempre has sido vos, no te das cuenta ? Todavía no entendiste que tu mujer es miope pero que de cerca ella puede ver bastante bien?
- Creo que mi marido creía que yo no podía ver nada de nada - Clarissa bromeó.
Los tres permanecieron callados por un momento, entonces Clarissa se volvió hacia Reginald y sugirió :
- Tal vez , mi lord , puedas ir hasta el salón y servirte algo para tomar?
- Tengo una idea mejor. Creo que voy a volver a Wyndham y los dejo a ustedes a solas. - Diciendo eso, él besó la mano de Clarissa, se despidió de Adrian y caminó hasta los escalones que habían acabado de subir.
-Podías verme antes? - Fue la primer cosa que Adrian preguntó cuando se quedaron solos.
- Si, mi lord .
- Cuándo fue la primera vez que me viste ?
- La noche en que te conocí, cuando te inclinaste para hablar conmigo. Te pusiste tan cerca que pude ver bien tu rostro y esos lindos ojos castaños.
Adrian giró la cabeza, inconscientemente escondiendo el lado de su rostro en que tenía la cicatriz.
Aproximándose más a él, Clarissa extendió la mano hasta el mentón de él, haciéndolo mirarla, y después , poniéndose en puntas de pie , besó la cicatriz que él tanto odiaba.
Adrian se estremeció con el contacto y la expresión de su rostro era de miedo.
- Entonces te casaste conmigo por lástima?
- Por lástima? - Clarissa casi se rió al oír aquello. - Qué vergüenza, mi lord ! Decir eso te insulta. Sos un hombre atractivo y creo que lo sabes .
- Soy un monstruo. Una simple mirada a mi rostro hizo que varias mujeres se desmayasen.
Clarissa se encogió de hombros .
- Tal vez eso sucedió poco después del accidente, cuando la herida todavía era reciente y estaba muy en carne viva. Pero ya pasaron diez años. Ha cicatrizado bien y se ha adaptado a su rostro. Ahora es simplemente una parte mas de vos, sólo una línea que baja por tu mejilla. Creo que es mucho grande en tu mente que en tu cara.
- No es así. He visto mujeres se estremecerse de asco.
- En esta temporada, mi lord ?
Adrian vaciló y ella sacudió la cabeza triunfante.
- Creo que no. Imagino que una o dos mujeres incluso intentaron aproximarse a vos mientras estábamos en Londres - ella agregó, al acordarse de la propuesta indecente que lady Johnson le había hecho .
Adrian bufó.
- Sólo estaba buscando una nueva experiencia con alguien bizarro.
- Me cuesta creerlo - lo contradijo Clarissa, conduciendo a su marido por la casa en dirección al escritorio. - Pero sabes, creo es muy bueno que continúes pensando de ese modo. Así, nunca voy a tener que temer que vos me seas infiel.
Adrian bufó nuevamente, siguiendola al escritorio.
-No debes temer eso, de cualquier modo. No tengo ningún interés en otras mujeres. Hice todo lo que quise hace mucho tiempo atrás.
- Hum. - Clarissa caminó al escritorio y se sentó en el borde. - Entonces crees que yo te quiero porque deseo tener una excentricidad en la cama?
Adrian arrugó la frente.
- Ahora que me puedes ver bien, todavía me quieres en tu cama?
- Ya te lo dije, marido. Te vi la primera noche en que nos conocimos y muchas veces después de eso. Y siempre te deseé.
- Verme de manera borrosa y verme en detalle de cerca son dos cosas muy diferentes.
Clarissa ponderó sus palabras por un momento.
- Es verdad, mi lord . Son dos cosas muy diferentes. Eso significa entonces que vos no me vas a querer ahora porque uso anteojos nuevamente?
Adrian parpadeó .
-No es lo mismo. Puedes sacarte los anteojos.
- No si quiero ver - Clarissa rebatió, después se bajó del escritorio y comenzó a desabotonar el vestido. - Tal vez debamos hacer una prueba.
- Qué estás haciendo? - Adrian preguntó, asustado, dando la vuelta para cerrar la puerta cuando ella comenzó a desvestirse .
- Bien, me parece, mi lord , que estamos ante un dilema. Yo no tenía anteojos cuando nos casamos, por lo tanto podrías hallarme verdaderamente fea con ellos. Sin tener los anteojos, yo tampoco podía verte perfectamente aún de cerca, por lo tanto no sabía si después iba a hallarte muy repulsivo. Creo que este es el momento de resolver ese dilema y saber si nuestro matrimonio tiene alguna posibilidad de mantenerse en pie.
Adrian abrió enormemente los ojos al verla bajar el vestido desde los hombros y dejarlo caer a los pies. Su corset y las enaguas siguieron el mismo destino, dejándola completamente desnuda delante de él. A excepción de los anteojos.
Tragando en seco, él contempló ese cuerpo, deteniendo los ojos en los pechos de Clarissa, su abdomen chato hasta llegar al vello púbico . La atención de él fue desviada por la exclamación de enojo que Clarissa soltó. Al levantar los ojos, él vio que ella sujetaba con las manos sus propios pechos y los contemplaba con una expresión contrariada.
- Era como temía - dijo Clarissa amargada, y Adrian sintió su corazón detenerse al oír esas palabras. Pero, en seguida, ella explicó : - Con sólo estar cerca de ti, los senos se me ponen pesados y los mis pezones se ponen en punta clamando por tus atenciones.
Adrian tragó en seco nuevamente, sus ojos fijándose en la prueba de las palabras de ella; sus manos se apoderaron de esos pechos. Entonces ella tomó una de las manos de él de su pecho y la deslizó sobre el vientre hasta el nido entre sus piernas. Adrian se quedó incrédulo cuando los dedos de ella descendieron un poco más y desaparecieron en su sexo por un breve instante.
- Oh, Dios!
Adrian la miró al oír ese suspiro, y ella explicó :
- Parece que ya estoy mojada. Esto no está funcionando . Cómo puedo poner a prueba el efecto de tu cicatriz cuando tu mera presencia me afecta de este modo?
- Aproxímate - ella susurró, y Adrian casi tropezó con su propio pie para obedecerla. Dio un paso adelante, sujetó la mano que ella le extendía y se detuvo en duda al verla fijar los ojos en él . - No, esto no parece estar ayudando mucho, mi lord . Aunque pueda ver tu cicatriz de forma bien clara, no logro ignorar el resto de tu cuerpo para poder testear solamente el efecto de la cicatriz en mí.
Los ojos de Clarissa buscaron los de su marido y ella arqueó una ceja.
- Quiero ver al hombre que amo haciendo el amor conmigo.
Adrian se congeló con el efecto de esas palabras.
- Me amas?
Clarissa también se silenció y la expresión de su rostro fue suavizándose al ver esperanza y alegría en la cara de él.
- Claro que te amo. Cómo podría no amarte ?
- Pero…
- No hay "peros", marido - Clarissa lo interrumpió . - Simplemente te amo. Amo tu apariencia, tu sonrisa, tus ojos, incluso tu cicatriz. Te Amo todo entero.
Adrian se colocó mas cerca de Clarissa y a besó. Clarissa cerró los ojos nuevamente por un segundo y se forzó a abrirlos, sonriéndole.
- Te amo, Adrian. Voy a repetir eso hasta que te canses de oírlo.
- Nunca me voy a cansar de escucharte decir eso. Yo también te amo mucho, Clarissa. Amo todo de vos. Tu cuerpo, tu corazón, tu alma, tu sonrisa, y hasta tus ojos miopes. Vos sos la dueña de mi corazón. Vos me hiciste reír nuevamente. Vos le diste un sentido nuevo a mi vida. Con anteojos o sin anteojos, vestida o desvestida. Te amo toda entera y siempre te amaré. - él se inclinó para darle un beso en la frente y completó : - Pero, por Dios, en este momento, te amo más desnuda.
Clarissa se rió.
- Me alegra . Ahora, por favor, cumple mi deseo, quiero ver al hombre que amo haciéndome el amor.
Rindo, Adrian acercó las caderas de ella a su cuerpo y la penetró vigorosamente , haciéndola vibrar con cada movimiento de reafirmación de su amor.
Ella lo había visto con los anteojos y todavía lo deseaba, todavía lo amaba da misma manera. Era su compañera, su amor, su vida. Él no sabía qué había hecho para merecerla, pero se juró hacer todo lo que estuviese a su alcance para verla siempre feliz.
FIN
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