CAPITULO 25
- No te quede ahí parada, Joan. Entra!
Clarissa estaba intentando leer, pero no lograba concentrarse. Su mente estaba demasiado ocupada con otros pensamientos, la mayoría de ellos sobre la mujer que en ese momento cruzaba la biblioteca en su dirección.
Joan y Keighsley eran las únicas personas además de Adrian, Lydia y Reginald que habían estado en la ciudad y ahora estaban en Mowbray, o en los alrededores. Clarissa no creía que Lydia o Reginald pudiesen ser responsables de la secuencia de accidentes de la que había sido víctima , mucho menos Adrian. Entonces solamente quedaban Joan y Keighsley.
La mayor sospecha, sin duda, recaía en Joan. Keighsley era n hombre mayor . Clarissa no lograba verlo infiltrándose en la casa de Londres en medio de la noche para incendiar el hall. Tampoco lo imaginaba escalando el portón del fondo , como Adrian había hecho , para seguir sus pasos y golpearla en la fuente.
Joan, por su parte, no necesitaría hacer ninguna peripecia para aproximarse a ella. Siempre estaba allí y tenía información privilegiada sobre todas sus actividades. Realmente ella era la principal sospechosa.
Clarissa sólo no lograba pensar en una razón que justificase que ella hubiese hecho tales cosas. Es mas, le gustaba esa mujer.
Cerrando el libro y dejándolo a un lado sobre el escritorio, Clarissa levantó los ojos cuando la criada se detuvo delante de ella. Sus ojos inmediatamente se estrecharon. Nunca había visto a la criada desde ese ángulo. No con los anteojos. Ahora podía ver el pequeño lunar debajo del mentón de ella. Creyó haber visto un lunar igual a ese y exactamente en el mismo lugar. Diez años antes.
Ella fijó la mirada por un breve momento sobre el lunar y luego levantó los ojos hacia la cara de Joan, examinándola con cuidado antes de decir:
- Qué pasa, Molly?
- Sólo quería saber si mi lady quiere una taza de té o de chocolate.
Clarissa apretó los labios. Molly no había notado el cambio de nombre . Ese lunar era prueba suficiente para ella.
- Si no está envenenado como la torta, Molly.
La criada se puso tensa, visiblemente molesta.
- Sé que sos vos, Molly - Clarissa prosiguió - pero no sé el motivo por el cual estás intentando matarme.
Con los puños cerrados a los costados del cuerpo, Molly admitió:
- Por lo que le hiciste a mi hermano…
- Jeremy - Clarissa murmuró, acordándose de la figura imponente del hombre de uniforme.
-. . . y a mi madre - Molly continuó.
- Yo nunca conocí a tu madre - Clarissa se asombró .
- Y a mí también - Molly agregó llena de amargura. - Cuando Jeremy fue sentenciado, perdimos nuestra fuente de ingresos. Tuve que dejar el teatro para convertirme en posadera. Hasta entonces yo tenía una vida tranquila y acomodada. Fue una experiencia humillante.
- Siento mucho que haya sido difícil para vos sustentarte económicamente … - Clarissa comenzó a decir, pero Molly no había terminado.
- Y mi humillación y sacrificio no sirvieron de nada. Hice todo lo que pude por mi madre, pero ella murió tristeza por el escándalo de la prisión de Jeremy. - Molly levantó los ojos llenos de odio hacia Clarissa y la acusó: - Vos me sacaste mi familia.
- Yo?…
- Me juré a misma que un día te haría pagar por eso.
Clarissa suspiró, mirando a Molly con pena.
- Y esperaste todo este tiempo para vengarte!
- A decir verdad, creí que nunca me iba a llegar una oportunidad para vengarme - Molly admitió, tomando una espátula de la mesa y jugando distraídamente con ella. - Pero, al principio de la temporada, vos, lady Lydia y sus amigas asistieron a una obra de teatro en la que yo estaba trabajando.
Clarissa parpadeó sorprendida.
- Fue la única vez que fui al teatro en toda a mi vida. - Era una pieza basada en cuentos de Shakespeare, pero ni se acordaba del nombre. Y sin los anteojos no había visto nada y hasta se había dormido. - Estabas trabajando como actriz en esa obra?
Molly asintió con la cabeza.
- Mi dieron un personaje muy pequeño , se moría en el segundo acto. Como supuestamente estaba muerta, me quedaba acostada en el piso y logré verte. Durante el intervalo, me hice una escapada hasta el salón para verte de más cerca y para asegurarme que eras vos. Cuando me aproximé, oí a lady Lydia comentar que estabas necesitando una criada personal. Yo estaba justo detrás de vos. En un momento en que te diste vuelta, me miraste directamente y no vi ninguna señal de reconocimiento. Entonces me di cuenta que estabas sin los anteojos.- Molly prosiguió - Sentí que el destino me estaba dando una mano. Volví a casa esa noche exhausta y molesta, y me desperté en medio de la noche rodeada de humo. Varias habitaciones de la posada se estaban incendiando , incluso la mía. Hallé un modo de saltar por la ventana, pero no conseguí llevarme nadade ropa. Tuve que robar algunas prendas. Perdí todo en el incendio. Sólo cuando amaneció é pude ver las prendas que había robado. Parecía una criada. - ella sonrió. - Me pareció casi providencial. No entré en contacto con ningún conocido, dejé que todos pensasen que había muerto en el incendio y resolví presentarme para el puesto de criada.
- No tenías miedo de ser reconocida? - Clarissa preguntó, curiosa. - Si no fuese por mí, por una otra persona. Como actriz tu rostro seguramente era conocido.
- No necesariamente. Nadie le presta mucha atención a las posaderas o a los criados. Mi única preocupación era si podría conseguir el empleo . Y así me convertí en tu nueva criada personal.
- Y entonces comenzaron los accidentes - dijo Clarissa. - Es a vos a quien le debo agradecer la caída por la escalera?
- A mi zapato, querida, fue con eso que te tropezaste. Pero bajé corriendo para ver si estabas bien.
- Y la caída delante del carruaje?
Molly sacudió a cabeza.
- Ah! No, querida, no me cargues todo a mí , ese fue un accidente.
- La torta envenenada?
- Creo que no le puse el veneno suficiente.
- El golpe en la cabeza y la caída en la fuente?
Molly apretó los dientes con mucha rabia.
- Contraté al padre del chico que trajo la nota. El trato era que él te de ese una golpe en la cabeza para desmayarte. Pero creo que él se entusiasmó y quiso impresionarme - concluyó Joan secamente.
Clarissa se quedó pensativa y entonces preguntó :
- Y lo del incendio?
- Tranqué la puerta de tu cuarto y prendí fuego una cortina del hall; sabiendo que el fuego se propagaría rápidamente, volví corriendo a mi cama para que tuviesen de despertarme cuando descubriesen el fuego.
Clarissa suspiró y dijo.
- Yo también perdí a mi madre y sé que es algo muy difícil, Molly. Pero estás culpando a la persona equivocada. Todo ese escándalo fue provocado por tu hermano. Y si él murió en prisión, la muerte de él no tiene nada que ver conmigo.
- No tiene nada que ver ? - Molly repitió asqueada y, apuntándola con la espátula, dijo : - El murió en prisión… a donde vos lo mandaste. Él jamás debería haber ido a parar a una prisión. Era un buen hombre, generoso y protector…
- Me parece, Molly - Clarissa la interrumpió , asombrada -, que te olvidas que tu hermano me raptó y me forzó a casarme con él para apoderarse mi herencia. Me cuesta creer que un hombre bueno, generoso y protector actuaría así.
- El te amaba.
- El amaba mi herencia e ideó un plan para apoderarse de ella - Clarissa rebatió impacientemente. - Y, como sucede con todos los planes mal intencionados , le salió. fue apresado y tuvo que pagar por eso.
- No habría habido ningún precio que pagar si el matrimonio hubiese sido consumado. Pero por la bondad de él, mi hermano te dejó descansar esa noche y fue ese gesto de bondad lo que lo mató - dijo Molly con amargura y lágrimas en los ojos.
- Bondad ! - Clarissa replicó irritada.
- Si vos hubieses tenido un poquito de bondad por él lo habrías salvado - Molly insistió. - Pero no tuviste bondad.
- Qué querías que hiciese cuando los hombres de mi padre nos encontraron? - Clarissa argumentó con toda honestidad: - Y aunque hubiese podido hacer algo por él, no sé si lo hubiera hecho . Él era un extraño para mí y, cuando los hombres de mi padre aparecieron , me enteré que todo era una farsa para que él se apoderase de mi herencia.
- Cómo puedes decir eso ? El te amaba. Él me contó que se enamoró de vos en el momento en que te vio .
- Entonces tu hermano te mintió a vos también - retrucó Clarissa, con firmeza. - Probablemente para que vos aceptases el plan de él y lo ayudases. Nosotros nunca nos habíamos conocido antes, cómo él podría afirmar que me amaba?
Clarissa vio confusión estampada en la cara de Molly. Necesitaba convencerla, por eso, agregó :
- Además, lo oí de la propia boca de él. Tuve una pesadilla la noche que nos casamos y, asustada, fui a buscarlo . Cuando abrí la puerta que comunicaba nuestros cuartos, él estaba hablando con una criada, creo que era Beth el nombre de ella, tenía unos pechos enormes. Cuando la muchacha le preguntó por qué se había casado conmigo, muy bondadosamente él respondió que aunque me faltasen encantos, me sobraba dinero. Entonces comenzó a elogiarla, le dijo que ella era la razón por la cual no había querido consumar el matrimonio conmigo, que la consumación quedaría para la noche siguiente, pero que estaría pensando en ella. Sin hacer ruido, cerré la puerta, porque Jeremy comenzaba a desvestir a la criada. Creo que la obsesión de tu hermano no se restringía solamente al dinero. Si él hubiese conseguido controlar su lujuria , habría consumado conmigo y habría quedado a salvo. - Clarissa encogió los hombros cansada. - Por eso, sólo puedo estar eternamente agradecida por no haber sido atractiva y por haber dado tiempo para que los hombres de mi padre llegasen.
- Mentiras, mentiras. Todo es mentira - Molly gritó, levantando la espátula amenazadoramente.
-Mentiras ? Molly, vos estabas allá. Yo fui dócil y pasiva en el viaje desde Londres a Gretna Green, hasta la última mañana. Te acuerdas que me enojé entonces y exigí que volviésemos a casa? Primero su hermano dijo que yo solamente estaba cansada, pero cuando insistí él me golpeó. Te acuerdas de eso?
Molly se mostró vacilante, como si los recuerdos de Clarissa le despertasen la memoria. Ella bajó un poco a espátula y murmuró :
- Me acuerdo.
Molly visiblemente se debatía internamente y su rostro expresaba toda su confusión. Clarissa se levantó.
Como la cara dominada por la rabia, Molly nuevamente la apuntó con la espátula .
- No, quieres confundirme. Jeremy nunca me mintió .
- Nunca, ni siquiera para librarse de un problema? - Clarissa notó que la expresión de Molly era de duda.
- Mi Jeremy nunca haría lo que estás diciendo. Él te amaba.
Clarissa sintió pena por Joan. Era obvio que ella se sentía traicionada y asustada. Procuró entonces tratar los sentimientos de ella con delicadeza.
- Tal vez el Jeremy que vos conociste no mentía. Pero tu hermano fue a la guerra, pasó años presenciando cosas que nosotras apenas nos podemos imaginar. Dicen que la guerra cambia a los hombres. Tal vez el Jeremy que volvió no era más el Jeremy que vos conociste.
Un sollozo escapó dos labios de Molly e ella cayó sentada en una poltrona en frente del escritorio, soltando da mano a espátula que resbaló a su lado.
- Dios, qué hice? ! - ella gimió despavorida.
- Nada que sea irreparable - Clarissa le aseguró, teniendo cuidado de dar un paso hacia atrás de la mesa. Pero se detuvo asustada cuando la muchacha soltó una risa amarga y tomó nuevamente a espátula, presionándola esta vez contra su propia muñeca.
- Por favor, no te aproximes, mi lady. Sacudiendo la cabeza, ella miró la espátula con absoluto desamparo.
- No hagas nada precipitado, Joan… Molly. Todo va a estar bien.
- Fácil de decir para quien no va a tener que enfrentar una prisión.
- Vos no irás a la prisión - Clarissa aseguró.
- Cómo que no? He visto suficiente sobre la prisión en mis visitas a Jeremy. Prefiero morirme.
- Yo no voy a denunciarte.
- Pero intenté matarla…
Clarissa soltó un suspiro impaciente.
- Bien, creo que no lo intentaste con mucha convicción. Todavía estoy aquí.
Molly suspiró y, al levantar la cabeza, había esperanza en sus ojos, como si Clarissa le hubiese dicho algo que podría redimirla.
- Es la verdad - Clarissa ya comenzaba a exasperarse. - Yo estaba ciega como un murciélago y desamparada como una niña la mayor parte del tiempo. Se vos realmente hubieses querido matarme, estoy segura que lo habrías conseguido. Pero hacías todo mal. Pero, como criada, siempre fuiste muy eficiente. Creo que nunca tuviste el coraje de matarme.
- Es cierto - Molly admitió, con otro sollozo. - Quería verte sufrir , quería que padeciese , pero no lograba… - haciendo una pausa, ella habló bajito , como si estuviese hablando consigo misma: - Creo que poco importa si me vas a denunciar o no. Es sólo una cuestión de tiempo, tu marido me denunciará. Él va a querer verme en prisión.
Clarissa tuvo un estremecimiento al darse cuenta que Molly tenía razón. Adrian iba a querer que ella fuese castigada, con toda seguridad. Su mente comenzó a funcionar, buscando una salida para la mujer y, entonces, su rostro se iluminó.
- América!
Molly la miró lívida.
- América?
- Puedes ir allá. Yo te pagaré el pasaje. Allá podrás tener un nuevo comienzo, sin temer que tu pasado pueda interferir.
- Yo no estoy en condiciones…
- Yo pago el pasaje - Clarissa insistió, inclinándose sobre el escritorio y tomando una hoja de papel para escribir una nota. - También te daré dinero suficiente para comenzar un pequeño negocio, una posada tal vez …
- Por qué ?- Molly preguntó incrédula. - Por qué …?
- Porque las dos sufrimos a manos de tu hermano, Molly. Él nos engañó a las dos y ambas sufrimos por eso en los últimos dez años. Vos más que yo . Además, recuerdo perfectamente que vos fuiste buena conmigo en aquel viaje, me consolabas y garantizabas que todo resultaría bien. - Clarissa firmó su nombre en la nota y la extendió a Joan . - Acéptalo ! Tómalo ! Voy a pedirle al cochero que te lleve a Londres. Ve a recoger tus cosas y lleva esta nota al banco para tomar el dinero y viajar en barco a América.
Viendo que Molly vacilaba, aunque estaba esperanzada, Clarissa intentó persuadirla:
- Puedes iniciar un negocio allá y tener una nueva vida, como una mujer respetable. Algún día, si progresas, como yo lo deseo, podrás pagarme.
Tales palabras parecieron ser decisivas. Aunque reticentemente, Molly tomó la nota.
Sonriendo, Clarissa sacó la espátula de la mano de ella antes que Joan cambiase de idea, la colocó sobre la mesa y entonces tomó a Molly por el brazo para acompañarla hasta la puerta de la biblioteca, demasiado temerosa de que Adrian pudiese llegar en cualquier momento.
- Hay algo de aquí que precises?
- No, no traje muchas cosa conmigo. La mayor parte de mis cosas está en Londres.
- Entonces ve a arreglarlas antes de partir - dijo Clarissa, abriendo la puerta de la biblioteca y yendo con Molly hasta el hall. - Todo estará bien. Oí decir que hay bastante progreso en América, pero puedes ir a Francia, si lo prefieres. Tienes muchas opciones. No precisas decirme cual escogerás. Todo saldrá bien.
Viendo a Kibble que transitaba por el hall, Clarissa lo llamó y le pidió que mandase al cochero preparar el carruaje Después fue con Molly hasta la puerta del frente y salió, parándose en un escalón.
- Tampoco precisas dejar a Inglaterra, si no quieres. Te juro que nadie va a perseguirte por lo que sucedió aquí.
Molly la miró con una tímida sonrisa en los labios.
- Es por eso que no pude matarte.
Clarissa levantó una ceja de forma inquisidora, y Molly explicó :
- Sos muy buena. Vi como muchas damas tratan a los criados. Vos no sos como ellas. Siempre fuiste gentil conmigo, tomando en consideración mis opiniones, como si fuesemos iguales. - Ella le dio una sonrisa más abierta. - Hasta llegué a desear que mi hermano hubiese conseguido consumar el matrimonio. Entonces habríamos sido como hermanas.
Clarissa abrió enormemente un poquito los ojos.
- Si, es cierto . En verdad , lo fuimos por algunos días. - ella sonrió también y abrazó a Joan. El carruaje ya había aparecido, viniendo de los establos.
- Si precisas ayuda, búscame - Clarissa cuchicheó al oído de ella.
- Gracias - Molly susurró, con lágrimas en los ojos, apretó la mano de Clarissa y subió al carruaje.
- Llévala a donde ella quiera ir - Clarissa le recomendó al cochero cuando cerraba la puerta y se encaminó de vuelta a la casa, parándose en los escalones de la entrada para ver el carruaje partir.
- Tienes un corazón muy tierno.
Clarissa se volvió abruptamente al oír as palabras dichas en voz grave y se encontró con su marido parado en el escalón detrás de ella. Lord Greville estaba en la puerta, detrás de Adrian.
- Hace cuanto tiempo que llegaron?
- Hace bastante - respondió él, repitiendo: - Tienes un corazón demasiado tierno, esposa.
Ignorando la crítica sutil de su marido, ella se volvió para ver el carruaje que ya bajaba por la alameda.
- Ustedes continúan siendo amigos?
- Por supuesto! - Adrian respondió prontamente, dirigiendo su mirada a Reginald, quien habló simultáneamente:
- Todavía no lo decidí.
Clarissa esbozó una sonrisa , después , pasando por al lado de su marido, le dio el brazo a Reginald y lo hizo entrar.
- Vamos , mi lord , perdona a mi marido por esas acusaciones falsas. Debes saber muy bien que él se pone como loco cuando se trata de aquellos que ama. Fíjate que ni siquiera notó que estoy usando anteojos.
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