CAPITULO 1
Corte de Hampton, Inglaterra Mayo de 1530
Sir Brandon Cavendish, caballero del rey, sintió su estomago retorcerse al oír la palabra odiosa.
- Casa... casamiento? - repitió , incrédulo.
Su oponente sacó otra vez. Aunque estuviese ganando el set, Brandon bajó la raqueta en un gesto instintivo de desánimo. La pelotita de tenis le pasó raspando por la oreja, pero él ni lo notó. Entre confundido y preocupado, insistió :
- Yo, su alteza ? Casarme?
Del otro lado de la cancha Henry VIII, rey de Inglaterra, celebró con entusiasmo:
- Punto para mí , Cavendish! Ja ! Parece que conseguí dejarte perplejo?
- No , sir. Ahora me doy cuenta que sólo tocaste ese tema con la única intención de perturbar concentración y estropear mis jugadas.
La risa de Henry reverberó en los muros de madera verde esmeralda que protegían la cancha de tenis de la corte de Hampton.
- Si, realmente yo quería poner fin a tus voleas, mi lord , pero no es al juego a lo que me estaba refiriendo. Mira , segundo servicio! Con ese aviso, el soberano lanzó otra pelotita en dirección a su víctima.
Esa vez Brandon logró devolver el saque, aunque sin a su fuerza habitual. Por Dios ! Qué tipo de maldad el rey tendría en mente?
Su Majestad parecía estar de u excesivo buen humor para quien estaba perdiendo el juego por dos sets.
Secando el sudor que le había brotado en la frente con la manga de la camisa, Brandon pasó una mano por sus humedecidos cabellos rubios antes de comentar:
- Este game es mío, sir, aunque hayas ganado el último punto de modo un tanto injusto.
- Sólo porque vos lo quisiste y permitiste , Cavendish! No tengo la culpa si está perdiendo el aliento!
El rey se encaminó hacia el pasillo lateral, donde un paje sujetaba una bandeja con dos copas de plata y un jarro de vino. Brandon Cavendish, sabiendo hasta donde podía atreverse en las respuestas al hombre más viejo y más robusto que él, se mordió la lengua para no retrucar. El Gran Henry se mostraba como un deportista bromista y cordial, pero bajo su expresión sonriente se escondía un carácter feroz. Por eso, era mejor que Brandon perdiese uno o dos partidos de tenis que perder su lugar privilegiado en la corte.
Al lado del soberano, él tomó un largo trago de su copa. El tonificante vino blanco le limpió el polvo de la garganta y le sacó el gusto amargo que la simple idea de casarse siempre dejaba en su boca. Jamás sería un buen marido: su interés en cortejar una dama nunca pasaba el lapso de dos semanas.
- No es un golpe justo hablarle de casamiento a un hombre seriamente involucrado en un partido de tenis, su alteza .
- Pero yo no estaba bromeando, Cavendish. Respirando profundamente para sacarse el súbito zumbido en sus oídos, Brandon enfrentó los ojos grises del rey, diciendo:
- Hablarme de casamiento a mí es lo mismo que lanzar palabras al viento, sir.
- Tonterías ! Además tu padre ya está harto de verte soltero.
- Papá ? Puedo saber que estuvo haciendo él esta vez?
Después de hacer una seña para que el paje volviese a llenar las copas, Henry explicó :
- La semana pasada, recibí una larga carta de sir Thomas Cavendish, solicitando mi auxilio en una grave cuestión de familia. Puedes imaginar de qué se trata, no ?
- Ah, no sé si...
- Parece que vos has hecho oídos sordos a todos los pedidos de sir Thomas em lo que respecta a tu futuro.
- Pero mi futuro es servirte aquí, en la corte, su alteza .
- Y es lo que continuarás haciendo. Pero ya no en la corte.
Con una carcajada, Henry VIII le dio una fuerte palmada en la espalda . Fue por poco que Brandon no dejó caer el contenido de su copa sobre los zapatos de gamuza del monarca.
- Puedo saber qué favor, exactamente, mi padre te pidió , su alteza ?
- Já ! Has resuelto creer en mí, jovencito ? Pues ve sabiendo que sir Thomas, nuestro buen conde de Thornbury, se niega a continuar esperando que su primogénito elija una prometida, se case y forme una familia. Él afirma que se cansó de pedirte eso. Y, en su sabiduría, requirió mi intervención en el caso. Después de todo , ningún otro hombre sabe tan bien cuanto ansío tener un heredero.
Los espectadores sentados en las hileras más próximas hicieron un silencio absoluto, y ni el mismo Brandon se atrevió a responder aquella afirmación tan incisiva. El desesperado deseo del monarca de convertirse en padre había mandado a la presumiblemente estéril reina Catalina a una remota mansión en el interior del país. En lugar de ella, la hija más joven del vizconde de Rochford, lady Ana Bolena, mantenía a Henry y a su corte a la espera de la concreción de la promesa de darle al rey de Inglaterra un hogar repleto de criaturas e herederos. Esa cuestión se había transformado en una verdad obsesión en la vida del soberano.
Ahora, gracias a la instigación de sir Thomas Cavendish, la obsesión había tomado otra dirección . Y Brandon comenzaba a temer encontrarse justo delante del nuevo blanco.
Evitando mirar los ojos del monarca, él giró la raqueta en su mano y murmuró :
- La elección de una esposa es tarea cuidadosa. Seguramente, no se trata de un asunto a ser resuelto durante un partido de tenis.
El humor del rey se alteró nuevamente, y una sonrisa maliciosa se insinuó debajo de su bigode rojizo.
- Tu tiempo se está agotando, Cavendish.
- A lo que te estás refiriendo ahora, su alteza ? Al juego?
Los cortesanos que formaban la audiencia, entre ellos varias damas con quien Brandon había coqueteado a lo largo de los años, se inclinaron hacia adelante para oír la respuesta del rey. Lady Ana Bolena y su dama de compañía , lady Olivia Bardolph, sonreían abiertamente ante el visible malestar de Cavendish.
Una carcajada mas de Henry hizo eco en la cancha, antes que él dijese:
- Me estoy refiriendo al juego do casamiento, tonto ! Te has estado escapado de Cupido por todos estos años, pero , para decepción de muchas damas aquí presentes, asumí la tarea de escogerte una compañera.
- Una esposa para mí, sir? Vamos , tienes tantos asuntos de Estado para tratar, su alteza !... El pedido do mi padre te llevará mucho de tu valioso tiempo.
- Ahórrate las preocupaciones, Cavendish. ya está todo resuelto.
- Entonces ... entonces ya escogiste una novia para mí?
- Claro que si, querido amigo! Se trata de una dama muy fina, con una grande propiedad feudal en Sussex. Es lady Katherine Fitzhugh, del castillo de Bodian! Bajo mis órdenes, Cavendish, vas a casarte con ella el día más largo del año, el día del solsticio de verano. Las proclamas fueron publicadas esta mañana en el Palacio de Lambert, por el propio obispo de Canterbury. En esta semana irás a Sussex, para conocer a tu prometida.
Las risas que recorrieron la cancha de tenis sólo hicieron aumentar aún más los latidos irregulares del corazón de Brandon. Casarse con una desconocida dentro de un mes? Y poner fin a su gloriosa libertad? Por qué su padre había decidido que él necesitaba de otro heredero? Varias niños ya corrían por la casa de la familia de Wolf Hall, en Northumberland. Brandon no veía motivos para casarse , tenía responsabilidades domésticas de sobra aun siendo soltero.
Además, Belle, su hija, iba a transformar la casa en un infierno si él le apareciese con una nueva madre. Y Francis Bardolph, el paje que, en verdad , era su hijo? Brandon miró a la platea, donde se encontraba la egocéntrica madre del muchacho. Aunque nadie sospechase de quién realmente era hijo, Francis mostraba cada vez más y más las facciones de los Cavendish con cada día que pasaba. Cómo Brandon le iba a presentar a una inocente novia dos hijos concebidos en relaciones que la Iglesia no había bendecido?
El rey, que demostraba divertirse como nunca, pidió la atención de los espectadores:
- Miren lord Cavendish! Parece un pez con los ojos saltones atrapado en una red . Tal vez hayas ganado este set, querido súbdito. Pero quien ganó el partido fui yo ! El rey!
- Por los ángeles del cielo! Qué hice para merecer este destino?
Lady Katherine Fitzhugh hundió en la fría comodidad de uno de los bancos de piedra de su jardín de rosas en el castillo de Bodian. Se abanicaba y en la otra mano, tenía la carta sellada con el lacre rojo del rey.
Miranda Paige, prima y dama de compañía de Katherine, soltó el cesto con herramientas de jardinería al lado del cantero removido.
- Recibiste más noticias de la corte, Kat? Qué hizo tu endemoniado sobrino hizo esta vez?
Los lazos de la pechera del vestido verde oscuro que Katherine usaba de repente le parecieron demasiado apretados. Respirando profundamente para recuperar el aliento, ella apenas dijo:
- Casamiento.
- No me digas que Fenton se casó sin informarte!
- No , no. Es mucho peor que eso!
Miranda se sentó al lado de ella y se quedó callada al ver que su prima volvía a leer la carta del rey. Después de asegurarse que realmente había comprendido palabra por palabra del mensaje, Katherine dio un suspiro profundo, murmurando:
- Que Dios me ayude, Miranda. Será mi ruina.
- Quieres que le pida a Montjoy que te lleve hasta la cama, prima? Quieres un té para el dolor de cabeza? Quieres que llame...
- Quiero que mil rayos caigan sobre la corte de Hampton! Que lluevan flechas incendiarias sobre todo y cada uno de los idiotas que profiera la palabra "casamiento" delante mío ! Cómo si no bastase con lo desastres que fueron mis dos matrimonios!...
Miranda le tomó una de las manos entre las suyas, preguntando con ansiedad :
- Quién va a casarse , Kat? No seré yo ? Finalmente tendré un marido?
- Ojalá ! La orden del rey vino para mí.
- Una orden para que vos te cases con él ? Pero Henry VIII está casado hace casi veinte años! Y hay quien dice que él posee una amante, lady Ana!
- No , Miranda! El rey quiere que me case con un hombre de la corte, un tal sir Brandon Cavendish, hijo mayor del conde de Thornbury... Creí que iba a estar tranquila después que Dios escogió llevarse a Fitzhugh de esta tierra...
- Que Dios lo tenga en la gloria.
- Y no lo suelte. No gastes salivas , Miranda. Ese miserable debe estar ardiendo en el infierno!
- Trae mala suerte hablar mal de los muertos. Reza por él, Kat.
- Ya tuve mucha más mala suerte de lo que merecía al casarme con Edward Fitzhugh. Y él me oyó rezar y suplicar durante toda su vida. Basta.
- A veces sos muy severa.
- Viví en un verdadero paraíso en estos últimos dos años. Después de enterrar dos maridos como los que tuve, contaba con pasar el resto de mis días cuidando los jardínes y de mis criados. No esperaba verme otra vez unida a otro pedazo de asno como debe ser ese... ese tal Cavendish! Nunca más seré propiedad de un hombre, sea quien fuese!
- Tal vez este sea diferente, Kat.
- Tal vez a los cerdos les crezcan alas y vuelen ! Ah, no quiero saber más nada de maridos!
- Por qué no le escribes al rey, pidiéndole que cambie de idea?
- Vamos, ni siquiera un ángel bajado de los cielos conseguiría hacer que su Majestad volviese atrás en uno de los sus órdenes. No, Miranda. El hecho es que estoy perdida.
Miranda tomó la carta en papel de pergamino que Katherine había arrojado en un rincón del banco. Pasando el dedo sobre el nombre del candidato escogido por el monarca, dijo bajito:
- Yo lo quería para mí. Yo estaría dispuesta a intentarlo.
- Estás afectada por el hechizo de la luna, querida prima. Y estás completamente equivocada: el matrimonio es bueno para el hombre, pero es pésimo para la mujer. Los maridos quieren administradoras de su hogar y dadoras de hijos, nada más.
- Pero, Kat...
- Nuestro rey sólo piensa en casamiento . Por qué él no se divorcia de la reina Catalina y formaliza a su unión con lady Ana Bolena, y me deja en paz con mi viudez?
- Shh... No es nada aconsejable hablar del rey en una forma tan irrespetuosa.
- Oh, está bien, está bien. Pero qué voy a hacer en relación a ese estúpido que me fue escogido para marido?
- Cuándo llegará él ?
- La carta fue escrita el martes de la semana pasada. El rey dice que debo recibir la visita de ese lord Cavendish en breve.
- Y ?
- Ante palabras tan evasivas, sólo puedo concluir que él es capaz de llegar a tiempo para cenar! Oh, Miranda, tengo que hallar un modo de escapar de esta boda !
- Tal vez sir Brandon acabe perdiéndose en el camino acá.
- No bromees, pues el asunto es muy serio. No quiero saber más nada de matrimonios donde no hay amor o respeto. Yo necesitaría ...
- Si ?
- Encontrar una manera de conocer bien a ese lord, para descubrir
como lidiar con él.
Todavía suspirando, la soñadora Miranda se levantó y volvió al cantero, retomando la tarea de eliminar as hierbas malignas que rivalizaban con las bellas y perfumadas flores.
Katherine, quien se había puesto a caminar inquietamente , se detuvo de repente al final de la vereda que circundaba el jardín de rosas. Había tenido una idea, una idea brillante.
Corriendo hacia su prima, ella anunció :
- Querida primita, tengo un plan perfecto para cuando Cavendish venga a cortejarme! Vamos, suelta eso y ven conmigo! Tenemos mucho trabajo por delante!
En cuestión de instantes, Miranda se vio levantada y empujada por el brazo en dirección al interior del castillo. Sorprendida, ella preguntó :
- Por qué tanta prisa, Kat? Qué vamos a hacer?
- Hacer pasar gato por liebre, mi querida!
Tod Wormsley tiró de la manta de su amo, avisándole:
- Puede salir, mi lord . Ellos ya se fueron.
Asomando la cabeza afuera de las mantas, sir Fenton Scantling miró con furia la puerta de su aposento. Carajo! Cómo esos malditos prestamistas de Londres se habían atrevido a mandar sus mercenarios al palacio del rey, en la corte de Hampton, con el objetivo de exigir el pago des sus deudas? Esos miserables lo habían llamado con los peores epítetos a través del agujero de la cerradura!
Fenton pateó ls mantas, después colocó las piernas fuera de la cama, estudiando la imagen que el espejo de pared le devolvía. Entonces alisó las pliegues del chaleco de fino brocado marrón y acomodó la cadena de oro alrededor del cuello. Wormsley, su criado, se colocó detrás de él y se puso a alisarle las mangas de la sedosa camisa blanca, que se habían arrugado debajo de las mantas.
Inclinándose en dirección al espejo para examinar sus dientes, Fenton comentó :
- Este color me sienta bien , no , Wormsley?
El criado le entregó el sombrero de terciopelo en el mismo color que el chaleco, respondiendo en un murmullo:
- Combina, si, señor. Y, si los sastres dijeron la verdad, son telas muy caras.
Girando sobre sí mismo, Fenton levantó la mano para castigar con una palmada la insolencia del muchacho. Sin embargo , sintió pena al ver la expresión tan satisfecha de él. El castigo quedaría para una próxima vez.
- Por el brillo en tu mirada, Worm, debe haber alguna novedad en el aire. Vamos, cuéntame qué es !
- Como usted se quedó en Londres hasta tarde anoche, no se enteró de la noticia.
- El rey finalmente consiguió el maldito divorcio de la reina Catalina? O lady Ana Bolena que está embarazada? Imagino el frenesí que eso causaría en la corte!
- No es ninguna de esas cosas , mi lord . La novedad no tiene nada que ver con nuestro rey. Se refiere a usted.
- Entonces habla pronto, inútil de mierda! No voy a pasar todo el día a tu disposición!
- Va a haber un casamiento, mi lord . El novio es nada más y nada menos que sir Brandon Cavendish.
- Quieres decir que ese canalla cayó en la trampa, finalmente? Embarazó a alguna pobre doncella, y el padre de ella lo está amenazando de muerte? Viva ! Bien hecho! Estoy seguro que Cavendish no subirá al altar por propia voluntad !
- El casamiento es un arreglo solicitado por el padre de sir Brandon y ordenado por el propio rey. Y la novia no es una doncella, aunque posea una excelente dote.
- No me digas!
- Estoy hablando de su tía, lady Katherine Fitzhugh, mi lord . La boda será celebrada dentro de cuatro semanas, en el día del solsticio de verano, veinticuatro de junio.
Fenton Scantling tuvo la impresión que el estrecho cuello le apretaba demasiado la garganta. Abrió la boca, pero no logró articular una sola palabra. Señaló entonces la botella de vino que estaba sobre la mesa al lado de la cama. Wormsley corrió a llenar hasta el borde una copa con la bebida. Fenton tomó el burgundy de un solo trago.
Qué había hecho para merecer esa racha de mala suerte? No se venía comportando como un sobrino celoso de sus deberes, aunque visitase poco a su tía? No se había mostrado suficientemente educado con la melindrosa prima de ella? No le había llevado algún que otro regalito a las dos, cuando tenía que ir al castillo de Bodian en busca de algún dinerito para sus negocios?
Qué mierda! Sólo le había faltado bailar un minué cuando el nada bien ponderado tío Edward había fallecido, debido a un derrame cerebral fatal, dos años atrás. En el tiempo debido, todas las prósperas tierras, propiedades y ganancias de Bodian serían de él, el único heredero de Katherine. El casamiento de ella con un saludable garañón como Cavendish pondría fin a toda esperanza que tenía de apropiarse de semejante filón de oro.
Volviendo a llenarle la copa de vino, Wormsley preguntó :
- Se siente bien, mi lord ?
- Vos sos idiota o solamente estás fingiendo? Es obvio que no me siento bien! Y vos no debería tener esa cara de satisfacción , ya que dependes absolutamente de mi suerte y de mi destino.
- Pero, mi lord...
- Mi Lord, un carajo! Dónde está Cavendish? Ya partió de la corte para Hampton?
- Todavía no . Se está demorando para ganar tiempo, con la esperanza que el rey cambie de idea.
La furia que dominaba Fenton perdió un poco de su fuerza, haciendo que una sonrisa cínica se curvase en sus labios.
- Entonces quieres decir que el novio no está satisfecho con este casamiento que le fue arreglado?
- Oí decir que a sir Brandon sólo faltó desmayarse en la cancha de tenis cuando el rey le reveló los planes que tenía para él, mi lord .
- No sería de extrañar, tomando en cuenta su reputación amorosa con las damas. Bien, el futuro no es tan negro como había imaginado al principio.
- No ?
Colocándose el sombrero, Fenton lo inclinó sobre la oreja. Después, un tanto aliviado, anunció :
- Voy a buscar a sir Brandon para tener una pequeña conversación con él respecto a asuntos de familia. Volveré después de la cena, quizás me demore un poco en las mesas de juego . De repente, sentí que la suerte puede estar de mi lado hoy.
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