CAPITULO 19
Aquella noche, la pasión con que Brandon le hizo amor tomó de sorpresa a Katherine. Él la besó infinitas veces, y el ardor de sus besos hambrientos por poco no le lastimó los labios . En el momento de la penetración, la abrazó con una fuerza descomunal, como si quisiese fundir sus cuerpos en un solo ser. Y cuando alcanzaron el climax , el torbellino de sus pasiones los elevó , en espirales crecientes del más puro placer, a alturas eternas. Había sido como si él estuviese poseído por una furioso espíritu de lujuria y amor, al cual ella no tuvo fuerzas para resistirse.
Después, mientras descansaban, Brandon la tomó entre sus brazos, murmurándole palabras afectuosas. En- ese clima, Kat preguntó :
- Todo está bien, cierto?
- Si. Pero ahora que finalmente te encontré, tengo miedo de perderte.
- No pienses tonterías, querido. Sólo a muerte puede separarnos.
- No vamos a hablar de un tema tan siniestro, dulce Katherine. Además, en nuestra cama sólo hay lugar para el amor y el placer.
Kat sonrió. Y se vio entonces una vez más subyugada por la vehemencia de la pasión de él.
La cenicienta luz del amanecer apenas había coloreado el cielo cuando Brandon se deslizó suavemente afuera de la cama. Con movimientos silenciosos y furtivos, se puso pantalón , camisa, chaleco y suaves botas de cuero. Antes de dejar el dormitorio, lanzó una mirada demorada a la dormida Katherine. Sus bellos cabellos se desparramaban sobre la almohada como un río de oscurecido oro, sus labios hinchados todavía mantenían las marcas de los besos de él. Brandon fue arrodillarse al lado de la cama, murmurándole con un hilo de voz:
- Tenme siempre en tus pensamientos, mi amor. Te llevaré eternamente en mi corazón. Vos sos mi vida.
Con una ternura inconmensurable, rozó sus labios . Kat se movió levemente, suspirando. Obligándose a dejarla, él finalmente salió por la puerta.
De vuelta en los aposentos que compartía con John en la torre norte, encontró a Christopher ayudando a su amigo a ponerse una fina cota metálica, sobre la cual John colocó un grueso gabán de cuero. Con el arma de Brandon en la mano, Mark se mantenía a la espera.
Lavando su rostro con agua fría, Brandon lo provocó :
- Pensé que iba atener que arrastrarte con un par de bueyes para sacarte de los brazos de Miranda esta mañana.
Visiblemente decepcionado, John respondió:
- Esa página en el libro de mi vida aún no se ha escrito, Cavendish. Miranda es la mujer más inocente del mundo. Como honesto y comprensivo caballero que soy, esperaré hasta nuestra noche de bodas para dormir con ella.
-Menos mal que tenemos a Mark y a Christopher por testigos, John el Llorón , así no me llamarán mentiroso. Este será un día inolvidable : por voluntad propia, vos no usaste tus encantos para aprovecharte de una dama!
- Miranda aceptó ser mi esposa, y voy a honrarla con el debido respeto. Te desafío a que hagas lo mismo.
Brandon pensó en Katherine mientras Mark le ajustaba los protectores de muslos . Como estaban legalmente comprometidos, y Kat ya no era virgen, no había deshonra en acostarse con ella antes del día de boda. Aunque admirase la fuerza de voluntad de John, no se sentía culpable por el hecho de hacer el amor con Kat. Y si, por alguna trampa del destino, Scantling llegase a matarlo, por lo menos habría disfrutado de momentos de felicidad suprema junto a ella. Ningún hombre podría pedir más. Las próximas horas estaban en las manos de Dios.
John acomodó la capucha metálica sobre los hombros, preguntando:
- Estás listo para ir a cazar, Brandon?
El apretó la espada envainada presa en el cinto y, por una fracción de segundo, pensó en cuanto amaba a Katherine. Después, respondió con determinación:
- Si. Vamos a los establos, John. El día ya amaneció por completo.
Los rayos dorados do sol se volcaban por sobre las copas más altas del bosque, prometiendo un caluroso día más de verano. En pocas y tensas instrucciones, Brandon articuló el plan de búsqueda para los doce soldados. Iban a moverse en largas hileras por los bosques, teniendo cuidado de no se perderse de vista; él cabalgaría un poco adelante del centro de la línea de ataque. Montando a Windchaser, intentó imaginar todo aquello como la caza de un jabalí salvaje. Y con esa idea en mente, sintió el corazón latir en la misma cadencia del tropel de caballos mientras cruzaban el puente levadizo .
En los limites de los campos labrados, Brandon y John aglutinaron a los hombres en una única y larga hilera. Los dos escuderos tomaron sus posiciones detrás del ala, desde donde podían mantener a los amos bajo sus miradas, listos para socorrerlos en caso de caída o herida. Brandon colocó la capucha de cota metálica sobre su cabeza y, levantándose en los estribos, saludó a John. De la misma forma, su amigo le retribuyó la cortesía. Brandon entonces le hizo señas a Jess para que hiciese sonar el cuerno de caza, con la esperanza que Scantling oyese el sonido y supusiese que Brandon estar en persecución de un venado.
Inesperadamente, otra cuerno respondió atrás desde lo alto de una colina.
Controlando su caballo, Brandon levantó la mano para contener el avance d e la hilera de hombres. Quién se atrevería a cazar en las tierras de Katherine sin su permiso? O era el rey que se había adelantado?
John levó Thunder hasta o garañón de Brandon.
- Quiénes serán esos, Cavendish?
Levantándose nuevamente en los estribos del caballo, Brandon llevó la mano a la frente para hacer sombra a los ojos, después respondió:
- No logro verlos. Deben estar del otro lado de la cañada.
Entonces le silbó a Mark. Con una mirada excitada, el escudero se acercó a su amo.
-Si , mi lord ?
Brandon se inclinó sobre la montura, sujetando al muchacho por el hombro.
- Ve con Jess hasta lo alto de esa loma, solamente hasta lo alto. Si desaparecen de mi vista , los dos tendrán sus cuellos retorcidos antes que el día llegue a su fin. Entendido?
- Si, mi lord ! - Mark sonrió, satisfecho de la vida.
- Ah, debería haber pasado más tiempo enseñándole el valor de la paciencia y de la discreción. .. Bien, ve si puedes descubrir quien respondió a nuestra llamada. Después, vuelve inmediatamente acá.
- Cabalgaré con el viento, mi lord . - Mark tiró las riendas de su alazán.
- Espera! - Brandon se quedó pensativo por algunos instantes. - Si no puedes identificarlos, retorna de inmediato, y proseguiremos todos juntos, como una sola unidad. Pero no te adelantes, bajo ninguna circunstancia.
Mark sacudió la cabeza , espoleando su caballo a un galope ligero. La larga cola del alazán se agitaba mientras el escudero se acercaba a Jess. En cuestión de segundos, los dos disparaban colina arriba. Brandon se quedó observándolos con una sensación desagradable.
Los dos muchachos se detuvieron en la cresta de la suave colina. Brandon contuvo la respiración, llevando la mano a la empuñadura de la espada. Jess llevó el cuerno a los labios e hizo sonar la llamada a las armas utilizada por los Cavendish. Mark se levantó sobre la montura, hizo una seña a Brandon y puso su caballo en marcha. Al minuto siguiente, los dos caballeros desaparecían de lo alto de la colina y de las vistas de sus acompañantes.
- Que Dios me ayude, porque voy a matarlos con mis propias manos!
Con esa exclamación nerviosa, Brandon espoleó a Windchaser a un galopar veloz, disparando rumbo al lugar de donde el cazador y el escudero habían desaparecido. En un segundo, había dejado atrás la hilera formada por sus hombres.
John se lanzó detrás de él. Y el resto de la compañía se desató en un estrépito de cascos y armas persiguiendo a sus amos.
En lo alto de la colina, Brandon hizo brotar desde la profundidad de su garganta el grito de guerra de los Cavendish.
A medio camino de la bajada él aferró con energía las riendas de Windchaser. El caballo de batalla se detuvo con un fuerte relincho y se puso a patear el suelo, haciendo que Brandon se desequilibrase encima de la montura. Allá abajo, en el camino, un gran grupo de caballeros circundaba varias carruajes. Una bandera roja, ostentando los contornos de la cabeza de un lobo , flotaba con la brisa de la mañana.
John hizo que Thunder recorriese un largo círculo alrededor del nervioso y jadeante Windchaser. Cuando logró colocar los caballos lado a lado, secó el sudor sobre sus ojos con la mano, preguntando:
- Qué es aquello, Cavendish?
Con las facciones turbadas por una expresión de profundo enojo, Brandon respondió:
- Guarda la espada, John. Son mis padres que acaban de llegar
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