lunes, 12 de enero de 2009

LA APUESTA - SANDY BLAIR - CAPITULO 1





Capítulo 1

Loch Ard Forest, Escocia, Septiembre de 1410

Angus MacDougall, montado en su caballo de batalla, bajó la cabeza, pero no lo suficientemente rápido. La gruesa rama de un pino lo golpeó en la nuca y él maldijo, frotando el chichón .
- Si no llego a conseguir una esposa en el castillo de Beal, juro que me robo la primer mujer que se me cruce en el camino!
Pero no podía. Había prometido volver con una doncella. Una esposa.
Y lo peor de todo : él no deseaba casarse. Jamás había querido una esposa. Le gustaba de gozar del placer carnal en cuanta oportunidad se presentaba; después , despedía a la muchacha con un beso en la mejilla y se volvía a su casa.
Entonces, por qué mierda se había hecho el fanfarrón , diciendo que podría tomar a cualquier joven por esposa en menos de tres meses?
- Estás bromeando - había argumentado su lord y mejor amigo, Duncan MacDougall. - Apuesto a que no consigues una mujer antes del final de octubre, en el solsticio de otoño . Si llegases a conseguir una , te entregaré las llaves de Donaliegh. Si fallas, te quedas seis meses sin pago. Trato hecho?
El corazón de Angus había dado un salto.
- Permitirías que yo fuese el lord de Donaliegh? - Antes propiedad de los Stewart, Donaliegh no tenía dueño hacia años; no después de la muerte de Dumont. Estaba completamente abandonada. Pero si él fuese su propietario, un verdadero lord ... - Albany aprueba la idea?
Con el joven rey preso en la Torre de Londres, el tío del muchacho, el Duque de Albany, ahora tenía el dominio de todo.
- Si , él aprueba. Pero tu esposa debe ser bien dispuesta y lo suficientemente hábil como para asumir las responsabilidades de una castellana .
Angus había sonreído . Tres largos meses para encontrar una dama experta le había parecido un plazo razonable.
Pero pasados dos meses, y nuevamente en territorio enemigo, pues no había como ir del este al oeste sin invadir las tierras de algún clan rival, se encontraba tan lejos de su objetivo como cuando había dejado el castillo de Blackstone.
Bufó, irritado. No era un gigante de casi un metro noventa? No tenía músculos de los pies a la cabeza, buenos dientes y toda la cabeza cubierta de cabello ? No era un caballero noble y habilidoso, el brazo derecho y el hombre mas confiado de su lord ? Qué podía haber de malo en él para no fuese apreciado como un excelente candidato?
Por otro lado, era conocido como Angus, el Terrible ; supuestamente un hombre sanguinario. Lo humillaba el sólo pensar que, aunque falsa, su reputación cultivada con tanto cuidado podría ahora hacerlo perder Donaliegh y costarle seis meses de pagos.
Por semanas había estado viajando de castillo en castillo, por Escocia, y las únicas mujeres que le habían ofrecido se habían mostrado horrorizadas o insultadas con su presencia.
Otro rama surgió de repente, esa vez arañándole la cara. Insultando a Dios y María Santísima , Angus, desmontó y guió a Rampante, el garañón , en dirección a un atajo visible a la luz de la luna. Con suerte, lo llevaría a algún lago en medio del denso bosque.
Se abrió camino entre el follaje cerrado y encontró una laguna. Soltó las riendas del caballo.
- Ve a comer. - Le dio una palmada en el flanco al animal . Mientras Rampante trotaba hacia el pasto, Angus se agachó bajo un árbol , abrió la bolsa de cuero que traía sujeta a su kilt y sacó los restos de queso duro y una galleta de avena que había comprado en Kelso.

Terminada la comida, se recostó contra el tronco de un pino y consideró el día siguiente. Todavía le restaba una carta de presentación.
Habría alguna doncella escondida en el castillo de Beal? Tal vez una hija o sobrina que MacCloud estuviese ansioso por ver casada? Alguien que no hubiese oído hablar de Angus, el Terrible ? Y no era necesario que fuese necesariamente bonita, sino una muchacha hábil, que supiese cocinar, mantener un castillo en funcionamiento y a la que le gustase los niños.
Porque Angus quería niños. Siempre se había preguntado como sería tener un hijo o, tal vez , una niña bonita , como había en la agitada y traviesa prole de Duncan y lady Beth. Ahora, esa era una necesidad real. Pronto necesitaría de un heredero para Donaleigh.

Lady Beth, por ejemplo , había sido la primera en desearle buena suerte en su búsqueda de una esposa. En verdad , había dicho que él estaba muy llamativo con la túnica roja y la cota de malla brillante. Le había dado un pequeño libro de sonetos.
- Apréndete de memoria algunos de estos poemas - le había aconsejado ella besándolo en el rostro. - Sonríe y, por el amor de Dios , come con la boca cerrada!
A pesar de haber sonreído hasta sentir dolor en las mejillas, de haber declamado esos poemas idiotas al punto de terminar con dolor de cabeza, y de haber masticado con la boca cerrada hasta casi dislocarse el maxilar, continuaba sin una mujer decente para ser su esposa y para cuidar de Donaliegh.

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