domingo, 2 de mayo de 2010

ESCANDALOSOS - CAPITULO 30 - BARBARA METZGER

CAPITULO 30

Quien haya dicho que todos merecen una segunda oportunidad , debería haber estado presente en el jardín de Lord Woodbridge la noche que el vizconde y su esposa estaban en Vauxhall.

Jake Humber estaba gozando ese anochecer , después de haber pasado casi al año en una infernal cárcel , en la que apenas entraba el aire fresco. Ahora disfrutaba intensamente las cosas buenas de la vida : la comida y la bienvenida al hogar de su esposa . Por una extraña coincidencia , su hogar ahora quedaba en uno de los pisos superiores de la mansión del Vizconde Woodbridge, en vez del deprimente cuarto que él y Ella habían compartido en un barrio mas deprimente aun .
Dios! la libertad era algo tan dulce ! Tan dulce como el tabaco del cigarro que fumaba, uno de los más finos del Vizconde. Incluso que el viejo saco que usaba había sido desechado por Lord Woodbridge, puesto que las ropas de Jake habían tenido que estar quemadas por el peligro que trajese alguna enfermedad contagiosa de la cárcel .

Dos días atrás un abogado había llegado a la prisión, preguntando por Jake. El vizconde Woodbridge lo había enviado, eso fue lo que ese tipo llamado Hemmerdinger le había comunicado . Jake no conocía a ningún vizconde , y no podía pagar un abogado. Si hubiese podido, jamas habría entrado a la cárcel . El viejo abogado le había preguntado a Jake si le había robado la pistola en cuestión al armero.

"Diablos, no! " Jake había contestado honestamente. Había hurtado cositas en su juventud para poder comer, pero no era suficientemente valiente como para asaltar a alguien que podría dispararle . Además, le dijo al abogado, él ya tenía una pistola propia.
"No si deseas de salir de aquí. No posees ninguna pistola. No conoces a ningún armero . Y tienes una enfermedad mortal. Esas son las condiciones para poder conseguir la libertad." Tres mentiras, cosas de abogados.

Y fue así como Jake logró su libertad , ayudado con una oferta de trabajo honesto en la casa del Vizconde Woodbridge , donde Ella se ocupaba del guardarropas de Margot cobrando el doble del sueldo que ganaba en el teatro. Podrían comprarse esa pequeña tienda algún día . Por supuesto, Jake no era suficientemente refinado como para poder servir en esa casa. El mayordomo almidonado tendría un ataque de histeria con solo pensar en dejar que Jake tocase la platería de la familia.

Entonces Jake se dispuso a servir a esa gente en lo que pudiera, desde de hacer reparaciones hasta cargar baldes de agua para los baños . Si algo necesitaba ser hecho en esa mansión , Jake lo haría , cualquier cosa antes de regresar a la carcel . Y lo que el vizconde le pedía era que vigilase al niño . Una tarea harta sencilla . Jake creía que debía haber muerto e ido al cielo mientras estaba mirando hacia otro lado .



Esa misma noche, mientras Jake miraba hacia otro lado , alguien se deslizaba furtivamente por la parte trasera de la casa . Jake apagó el cigarro y se perdió en las sombras, vigilando el lugar . Había dos figuras con capuchas y capas oscuras, yendo hacia la parte posterior de la mansión . Debían haber encontrado las puertas de la biblioteca cerradas, por la dirección de donde venían , entonces habían resuelto probar con la entrada de servicio.
Eso puerta estaba abierta, pues Jake había salido por ella. Maldición , Jake deseó tener su pistola.
Desarmado o no, Jake no iba a dejar que alguien entrase a robar la casa del vizconde, no después de todo lo que Lord Woodbridge había hecho para él y Ella. Además, Jake sabía que sería señalado como culpable si algo saliese mal. Moviéndose rápidamente entre los arbustos y agachándose detrás de los bancos, siguió los dos torpes ladrones , que ni siquiera eran suficientemente inteligentes como para caminar sobre el pasto. Estaban haciendo suficiente barullo como para alertar al guardián nocturnos pisando el caminos de grava. Mierda, y si venían a secuestrar al niño?
Jake tomó una respiración profunda, dio un gemido de espíritu en forma de mujer que gime y llora, y se abalanzó sobre los dos extraños, quienes empezó a chillar. Antes de que pudieran escaparse, él dio un salto, agarró ambas capuchas, y reunió las dos cabezas. Uno de los rateros sufrió un colapso y se desmayó, pero el otro trató de escapar, entonces Jake volteó al cobarde.

No hay que decirlo: Lady Harriet no iría a los Jardines Vauxhall y su la noche estaba arruinada, y Lady Florrie no probaría el dulce sabor de la venganza. Ninguna de las dos dejaría la mansión Woburton en lo inmediato, puesto que Harriet realmente tenía un golpe en la cabeza esta vez, y el tobillo de Florrie estaba hinchado , dos veces su tamaño habitual.
Galen lo midió él cuando llegó a la casa, para asegurarse que ella no fingía.
Florrie chilló tan ruidosamente ante su toque rudo que Ruff llegó corriendo para ver quien había atacado a una dama.

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