sábado, 22 de mayo de 2010

ESCUELA DE ENCANTOS - CAPITULO 20 - SUSAN WIGGS

CAPITULO 20


Oh, cama! Oh, cama! Cama deliciosa! Ese cielo en la Tierra para la cabeza cansada.
Thomas Hood



Cuando despertó al día siguiente, Ryan se quedó mirando largamente el techo revestido de madera en el cuarto espacioso en la casa de su tía.
_ Todavía no puedo creer que hice eso _ dijo en voz alta, aunque no hubiese nadie allí para oír.
Había tomado a Isadora Peabody en sus brazos. La había besado . En el pasado , ignorar las convenciones sociales había sido como un estilo de vida para él. Pero Isadora, cuyo comportamiento conservador era totalmente opuesto al suyo, había logrado hacerlo entender que él no era inmune a la censura. Esas cosas que había hecho podían tener efectos profundos.
Qué idiotez se había apoderado de él ? No era que lamentase haberla besado.... Lo que lamentaba era la reacción de ella. Isadora había quedado tan sobresaltada, se había mostrado tan vulnerable que sabía que ella corría el riesgo de creer que ese beso significaba mucho.
Eso podía ser el principio del desastre. Todo podía cambiar entre ellos, justamente cuando estaban comenzando a entenderse mejor. Con Isadora, tenía un relación que nunca había considera posible con una mujer. Tenía una verdadera amistad. Había confianza, respeto mutuo, placer en intereses en común.
Tal vez ella hasta desistiese de hacer esos malditos informes a Abel.
Pero muy probablemente él había destruido todo entre ambos cuando la había besado . Mientras fuesen amigos, no podría herirla. Pero si llegaba a entrar en el corazón de ella, iba a destruirle todas las defensas, la dejaría vulnerable a un dolor que no merecía. Era una mujer demasiado frágil para un conquistador avezado como él.
Cerró los ojos con fuerza, protegiéndolos de la fuerte luz de la mañana. Maldición...
Había tantas otras muchachas para besar. Por qué elegir a Isadora?
Se acordó de la postura rígida de ella, de su expresión de estupor de la noche anterior. Había quedado completamente indignada. Había podido sentir el ultraje emanando de su cuerpo.
Pero cuando se había relajado en sus brazos, cuando había humedecido los labios y lo había tocado tímidamente, Ryan se había olvidado de quien era ella . Se había olvidado que había nacido y se había criado en la elite de Beacon Hill. Se había olvidado que ella y su gente despreciaban a los sureños. SE había olvidado de que su corazón pertenecía a Chad Easterbrook, un snob yanqui .
Levantandose , se lavó la cara con agua fría del jarro y el fuentón de la cómoda, usando un jabón de lavanda. Para la limpieza de los dientes, usó un polvo específico que tenía gusto a anís. En ese tiempo, pensó en las largas e interesantes conversaciones que habían compartido. En las provocaciones y en las bromas. En los momentos de silencio leyendo libros. En la satisfacción de hacer cálculos de navegación a bordo y descubrir que los resultados a los ambos llegaban. Esa era la Isadora que quería de vuelta. Tenía que volver al punto donde habían estado antes de haber traspasado los límites. Volver a la amistad, la camaradería, y el respeto.
Pero , aún mientras pensaba respecto a eso , sabía que continuaría provocándola. Le gustaba verla discutiendo, hacerla reír y , sin duda, enloquecerla.
Estaba cansado de fingir que era un caballero. Ella sabía la verdad, de cualquier modo. Sabía muy bien que él tenía sus apetitos masculinos. Nada más de fingir, entonces. Nada más que ocultar , mientras Isadora soñase con Chad Easterbrook él estaría a salvo.
Ryan estaba decidido a seguir disfrutando buenos momentos.

La pesadilla de Isadora comenzó cuando se despertó. Se Inició con una criada que apenas tenía un metro y medio de altura. Charlando como un papagayo, entró en el cuarto y comenzó a darle órdenes con su acento cadencioso:
_ Mi nombre es Angélica. Puedes tomar el café con leche mientras yo te arreglo el cabello. Y para el paseo a caballo de hoy, no debes usar ese extraño vestido norteamericano. Te traje algo mucho mejor...
_Qué paseo? _ Isadora logró preguntar. _ No sé andar a caballo.
_ No importa. Vas a montar un burro manso, y él sabe como actuar. Todo lo que tienes que hacer es sentarte en el lomo . Sabes sentarte , verdad?.
_Por supuesto que no voy a montar un burro. Óigame, ni siquiera puedo ... _ Isadora casi atragantó con el café con leche. _ Qué demonios es eso?
Angélica se rió, su rostro alegre y agradable, a pesar del pésimo estado de sus dientes.
_ Tu traje de montar.
_ No vestiré eso . Nunca.
_ Señorita Peabody, no va a insultar a su anfitriona con una negativa, verdad ?
_ Me temo que tendré que hacerlo.
_ Me temo que no podré permitírselo .
La discusión prosiguió, pero la criada menudita demostró ser la más fuerte y , s eso de las ocho de la mañana, Isadora se hallaba en el patio del frente, mirando, inciertamente , al un burro de aire somnoliento. Se sentía completamente ridícula. Angélica la había hecho vestir en que parecía ser una extraña falda pantalón que apenas le cubría los tobillos.
_ Se llaman bombachas _ le había explicado la criada, abotonándole una blusa blanca y holgada . _ Es un pantalón como los que los gauchos usan en el sur del país.
Ela se sentía casi desnuda. Por otro lado, sin el corset y las enaguas apretadas, sentía una comodidad como nunca había experimentado . Bien, pensó. Si Rose había insistido en que montase un poco esa mañana, no le costaba mucho darle el gusto.
Pero no fue Rose quien salió al patio para saludarla.
Fue Ryan.
Después de todos los días compartidos a bordo, debería estar acostumbrada a la extraordinaria guapeza de él, se dijo a si misma, pero no lo estaba. Usando el pantalón de montar oscuro, botas y una camisa blanca holgada, estaba más atractivo que nunca.
Ella no lo pudo evitar. Se quedó pensando en la noche anterior. Lo sucedido había cambiado todo. La noche anterior, Ryan la había besado ... con demasiada intimidad como para que su gesto pudiese ser tomado simplemente como un gesto amistoso , pero al mismo tiempo la había besado con suavidad excesiva como para considerado un beso de pasión.
El arrepentimiento de él debía haber sido casi instantáneo, pensó Isadora. El se había apresurado a volver a la casa y , por el resto de la noche, había tenido la cautela de evitarla, mientras le había contado a su tía historia sobre sus aventuras en el mar.
De algún modo, ella había logrado soportar esos largos momentos, permaneciendo casi inmóvil en el sofá, la espalda erecta, sacudiendo la cabeza cuando la palabra le había sido dirigida y alegando cansancio mucho más temprano de lo que debería, habiendose retirado a su cuarto. Habría conseguido enfrentar normalmente ese día si no tuviese que ver a Ryan. Cuanto más tiempo pasase lejos de él, más lograría convencerse a si misma de que el beso había sido el mero fruto de su alocada imaginación.
Pero ahora tenía que mirarlo a los ojos a la luz del día. Todas las sensaciones que ese hombre le despertaba... el ardor, el ansia, la frustración... apenas se habían enfriado y , ahora se reavivaban al volver a verlo.
Acomodó el ala del sombrero de paja para cubrir los ojos.
_ Esta fue idea tuya?
_Buen día para empezar _ dijo Ryan alegremente.
Era evidente que la noche anterior no lo había afectado ni un poco. Volvía a ser el Ryan amistoso y nada convencional de antes.
_ No sé montar, para que sepas _ ella le avisó.
_Antes de haberte subido a bordo al Cisne, tampoco sabías navegar.
_ Pero había leído sobre navegar. Repito, no sé montar un burro.
_Ah, ya aprenderás. _ él le sonrió y avanzó hacia uno de los animales. _ Quieres que te ayude a montar? Le sujetaré la cabeza al burro, mientras vos te subes al lomo.
Cuando tomó las riendas, el animal intentó morderlo, grandes dientes amarillos se vieron y lanzó un chillido alto. Ryan apartó la mano rápidamente. _ Debe ser una hembra.
_ Te crees muy gracioso.
Ryan logró sujetar al animal, e Isadora se sorprendió a si misma subiendo fácilmente al lomo . El burro era pequeño y tenía patas cortas, lo que ayudaba bastante, y , una vez que estuvo montada con las piernas hacia el costado como lo hacían las damas, comprendió por qué le había dado ese pantalón de gaucho, o "bombacha", como Angélica lo llamaba.
Después que ambos habían montado, miró a Ryan y no pudo contener la riss.
_ Qué pasa?
_ Tu postura . Pareces Don Quijote.
_ Te crees muy graciosa _ retrucó él .
_ Vamos, Sancho, fiel escudero, nuestra aventura comienza.
_ Nuestra aventura?
_ Ya verás. _ él le dio un palmadita a la alforja y , luego, acicateó con los talones los flancos del burro. El animal comenzó a marchar, e Isadora lo siguió.
Ela disfrutó inmensamente el paseo. Le encantó ver a paisaje desde alto lo del lomo de un animal manso. Todo pasaba a su alrededor con agradable lentitud. Recorrieron caminos de las colinas, y finalmente, rumbearon hacia la ciudad. El sol caliente era agradable en contacto con su piel. El sombrero de paja le protegía la cara, pero podía sentir el calor en los brazos desnudos.
Ambos conversaron poco mientras bajaban el camino en dirección al corazón de Río. Isadora no podía parar de pensar en la manera en que él la había tocado, sujetándola como si fuese algo frágil y valioso, algo que d e lo que no podía separarse.
Se acordó , luego, que ese era Ryan Calhoun, que probablemente debía haber aprendido esos trucos de seducción para abrazar mujeres con sus incontables amantes. ?l, en verdad, acababa de salir de los brazos de otra mujer, como si no le importase a quien estaba abrazando. Ella estaba fantaseando demasiado sobre algo que probablemente había sido insignificante. Habían estado juntos en un jardín perfumado, intentando persuadir a un animal exótico a acercarse, y había sido solamente eso.
_ Estás demasiado pensativa _ comentó Ryan. Hizo un gesto amplio para abarcar la vista de la bahía de Guanabara, las aguas brillantes y las montañas distantes.
_ Te traje al paraíso y estás frunciendo el ceño. En qué estás pensando para estar tan seria?
Ella sintió el rubor subiendo a sus mejillas.
_En nada. Este es un medio de locomoción al cual no estoy acostumbrada.
_ Bien, intenta disfrutar el paisaje, y el medio de locomoción no importará tanto.
Era verdad, descubrió Isadora. Río de Janeiro proveía una fascinación inagotable, desde la fuente de las Lavanderas, con criadas atareadas que charlaban sin parar, hasta la elegante calle del peregrino , donde damas misteriosas y cubiertas de joyas paseaban en literas con cortinas.
Visitaron el barco y observaron la descarga de los bienes. La tarea siguiente de Ryan sería verificar la lista de mercaderías, comparándola con la del consignatario y , luego, llegar a un precio favorable.
_Volveremos con más dinero en efectivo que cualquier otro barco al puerto de Boston _ declaró Ryan, satisfecho. _ Cien mil libras esterlinas.
Si lo hubiese oído de cualquier otra persona, Isadora habría creído que el comentario era una exageración.
Ambos amarraron los burros cerca del amplio y activo mercado. Vendedores ofrecían sus productos, gritando animadamente bajo las tiendas coloridas. Algunos cantaban en versos o batían las palmas para llamar la atención. Pilas de frutas, flores, pescados, telas y todo o tipo de mercadería se ofrecían en el mercado al aire libre.
Cuando Ryan tomó su mano, Isadora sintió una oleada de alegría, pero la negó inmediatamente . El la había sujetado para que ambos no se separasen en medio de la multitud. Nada más .
_ Vamos hacer unas compras.
_ Comprar qué? _ ella pasó la mirada por el verdadero banquete de colores y sonidos... Las frutas, vegetales, utensilios metálicos, carne seca, sacos de porotos y arroz, jaulas de bambú con pájaros exóticos.
_ De todo _ respondió Ryan.
Isadora no pudo contenerse y soltó una risa . Sin importar cuan exasperante pudiese ser , Ryan Calhoun tomaba todo a la chacota.
Las horas pasaron agradablemente mientras caminaban por el gran mercado. Comieron tajadas de melón , dulces con néctar. Enviaron una saco de café al Cisne para ser llevado en el viaje de vuelta como presente para los Peabody y compraron un bandejas de plata como regalo de casamiento para Arabella. Escogieron unos aros de plata para Lily y Rose, una peineta de carey auténtico para Fayette y una caja de cigarros finos para Journey.
Ryan compró algo más al artesano, pero guardó la pequeña caja en el bolsillo antes que Isadora pudiese ver qué era. Sin duda, un regalito para alguna de sus "amigas", pensó ella con una puntada de celos.
Qué horror! Descubrirse celosa de las prostitutas del puerto.
Trató de reprimir ese desagradable pensamiento. No dejaría que nada estropease ese día. Si tuviese que depositar sus esperanzas en un hombre, debería estar pensando en Chad en vez de dejar que sus pensamientos fuesen atraídos por un hombre tan inadecuado como Ryan Calhoun. Aun sin saberlo, Chad había cautivado su corazón por tanto tiempo. No iba a olvidarlo por un inconstante capitán de mar.
Sabía que no significaba nada para Ryan. Se dijo a si misma que debía concentrarse en su objetivo de ser útil para la compañía de Comercio Marítimo de los Easterbrook. Era demasiado inteligente para exponerse vulnerablemente para que Ryan la lastimase .
Habiendo dejado todo eso muy claro en su mente, Isadora avanzó hasta un teatro de marionetas de colores vibrantes. Se rió de las travesuras de un par de marionetas, traduciendo la ingenua historia para Ryan.


_ Son una pareja que pelean como perro y gato _ le contó ella, señalando para los muñecos. _ Y ambos fueron a un baile de máscaras, determinados a encontrar un amor más digno. Y sin darse cuenta se eligieron mutuamente.
La gente reía y aplaudía mientras las marionetas bailaban.
_ Déjame adivinar _. dijo Ryan. _ Cuando se sacaron las respectivas máscaras, ambos descubren que se han enamorado de la persona que querían huir .
_ Por supuesto .
_Exactamente como en la vida real _ concluyó él, con una ligera sonrisa.
Posó la mano en la espalda de ella para conducirla en dirección a las tiendas de los vendedores. Isadora sintió su cuerpo reaccionando a ese contacto antes que su mente pudiese ignorarlo. Sentía el calor recorriendo sus venas e, cuando se dio cuenta de eso, ya era demasiado tarde para contenerse.
Ryan se detuvo delante de una tienda que vendía máscaras.
_ No _ dijo ella, adivinándole la intención.
_ Si . _ él compró algunas máscaras adornadas con brillos y plumas y chal nativo . _ Para la dama _ explicó.
_ No necesito esto.
_ Y es exactamente por esa razón que debes tenerlo. _Ryan le colocó el chal en torno a los hombros, acomodándola delante suyo y usándolo para acercarla a él . Ella creyó que moriría de vergüenza.
Pero vez de eso, algo inesperado sucedió. Comenzó a difrutar el momento. L vendedor y sus compañeros se rieron y aplaudieron divertidos. Isadora puso las manos encima de su cabeza e imitó la pose de una bailarina de flamenco. El sombrero cayó hacia atrás , quecando sujeto por las cintas. Ryan tomó el chal y lo sujetó extendido, como si fuese un torero, y ella avanzó hacia él, arrebatandole la tela de la mano para provocarlo.
Cuando la pantomima terminó, Ryan hizo una acentuada reverencia. Tomó la mano de Isadora y saludó a la multitud como el presentador de un circo. Ella se rió con ganas , incapaz de creer que Isadora Peabody, de Beacon Hill, estaba actuando como una artista callejera en un mercado brasileño.
Estaban dejando el mercado cuando un bello carruaje se detuvo en la calle, cerca de los burros. Un hombre elegante, de mediana edad, se bajó del vehículo.
_ Capitán Calhoun?
_A su disposición _ respondió Ryan.
_ Su primero inmediato me dijo que lo encontraría en le mercado. Soy Mauricio Ferreira.
Ryan abrió una amplia sonrisa.
_ Mi ilustre consignatario!
_Felicitaciones por su exitoso viaje.
_Felicitaciones por ser el primero en abastecer a sus almacenes con hielo _ dijo Ryan, guiñándole un ojo con complicidad. _ Permítame presentarle a la señorita Isadora Peabody.
_Encantado. _ El brasileño moreno, sonriente, tomó la mano de ella y la llevó a los labios con excesiva cortesía. _Me gustaría invitarlo a reunirse conmigo y mi familia para la cena de mañana. Usted y su adorable dama.
Isadora quedó tan sorprendida con el hecho que el hombre se hubiese referido a ella de esa manera que casi no oyó a Ryan respondiendo:
_Será un placer.
Distraída, apenas se dio cuenta que era conducida hasta uno de los burros y la ayudaba a subir al lomo . Sería esa la razón por la que todos parecían gustar de ella? Por qué Ryan demostraba que era su amigo?
No sabía qué la sorprendía más .., que el Señor Ferreira la hallase adorable, o que hubiese asumido que era a dama de Ryan. El resto del día pasó con un delicioso torbellino de actividades. Volvieron sin prisa en dirección a la villa, parando de vez en cuando para contemplar la belleza impresionante de la exótica ciudad. Hacia todos los lugares que miraba, ella veía nuevas maravillas, desde las exuberantes flores tropicales hasta las montañas distantes quedaban a la bahía de Guanabara.
_Por qué paramos aquí ? _ preguntó ella. Ryan amarró los burros a un árbol.
_Estamos en Ipanema _ le explicó. _ Una de las playas más famosas del mundo.
Realmente, era un lugar hermoso , disfrutado por bañistas de todo tipo . padres sentados en sillas de madera protegidos por parasoles gigantes, mientras los niños se divertían, excavando en la arena, o salpicándose con agua .
Mientras caminaban, ambos hundieron los pies en la arena fina y blanca. Ryan se detuvo junto a un banco y la invitó a sentarse.
_Prefiero caminar por la playa.
_ Y es lo que haremos. Pero antes... _ Sin pedir permiso o explicare, él se arrodilló delante de ella, le tomó el tobillo izquierdo y le sacó el zapato y la media.
Isadora habría protestado con vehemencia, pero estaba demasiado azorada como para proferir una sola palabra. Cuando, finalmente, encontró el habla, tenía ambos pies descalzos.
_Por qué hiciste eso?
Con calma , Ryan se sacó sus propios zapatos y medias.
_ Es muy difícil caminar por la arena con zapatos.
_Es una indecencia andar descalzos.
El colocó los calzados debajo del banco de piedra.
_ No vamos a comenzar con eso otra vez. No voy a permitírtelo. _
La tomó por la mano y la hizo levantarse. _ Vamos caminar.
Ella dio tres pasos en la arena caliente y se detuvo.
_Oh, cielos!
_ Qué pasa ahora?
Isadora bajó la mirada a los pies descalzos que hundían en la arena fina.
_ Es la sensación más pecaminosa y deliciosa que jamas haya experimentado.
El se rió. -
_Oh, querida. Debes haber vivido confinada. Ambos continuaron la caminata, pasando por el Pan de Azúcar. Mas allá del morro, encontraron un trecho desierto donde los peñascos se elevaban encima del mar y las olas azules cubrían buena parte de la playa. Sin vacilar, Ryan la condujo directamente hasta el borde del agua.
_ No debemos... _ protestó ella. _ Esto es...
_ Deja de poner tantos obstáculos - la interrumpió él, con mucha paciencia. _ Es cansador hacer hace eso todo el tiempo .
Las aguas espumosas avanzaron suavemente por la playa, cubriéndoles los tobillos.
_ El agua está caliente! _ exclamó Isadora. _ Estaba equivocada.
_Sobre qué? -
_ Esta si es la sensación más pecaminosa y deliciosa que jamas haya experimentado.
_ No _ discordó Ryan, atrayéndola junto a su cuerpo, de modo que ella pudo sentir el contacto de los muslos fuertes contra los suyos, su tórax sólido contra sus pechos. _ Vos los sos.

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