sábado, 15 de agosto de 2009

LA GEMELA GUERRERA - CAPITULO 19

Capítulo 19



Fiona se sentía aprisionada, no solamente en el castillo , sino también por sus pensamientos. Un viento frío soplaba del norte, anunciando una tormenta que estaba por llegar.
En ese momento todos a su alrededor parecían contentos, entregados a sus rutinas diarias. Aliss dormía, exhausta después de tantas horas cuidando a la madre y al recién nacido. Raynor había desaparecido y Tarr...
Por qué me interesa saber lo que está haciendo? se preguntó a sí misma.
Llegó a la conclusión que aunque desease amar , no sabía cómo manejarse con el amor. Siempre había pensado que era un proceso fácil, pero hasta aquí todo había sido complicado y angustiante . Y seguiría siendo así?
- No - casi gritó.
Pero pronto se acordó que su hermana dormía y que no deseaba despertarla.
Por qué siempre Tarr ocupaba sus pensamientos , hasta cuando dormía, acechándola en sus sueños. Quería sacarlo de su mente como se arranca a una hierba dañina, y deseaba que su corazón dejase de doler. Sabía que tal vez estuviese sufriendo más de lo necesario, pero no podía evitarlo. Soy una persona complicada, ella reflexionó .
Deseaba que Tarr la tomase en sus brazos como un caballero galante, y que le jurase amor eterno. El hecho fuese un guerrero con los pies plantados en la tierra poco importaba. Quería ser amada a su modo.
Fiona sacudió la cabeza y sonrió. Dios! Parecía una niña malcriada, pero ... no tenía derecho a a anhelar un poco de amor romántico? Se daba cuenta que a veces era irracional, pero su carácter terco le había permitido vencer y salvarse muchas veces.
De cualquier forma, tendría que ser honesta y realista o iba a resultar decepcionada muchas veces en la vida. Molesta con la frustración que sentía, hizo algo que hacia mucho tiempo no hacía. Metió la mano en la pequeña bolsa de sus pertenencia, y de allí sacó un pantalón y una camisa masculinas. Cambiándose rápidamente , pronto estaba vestida como un muchacho. Sujetó sus cabellos en lo alto de su cabeza y se puso un gorro . Descolgó una capa de un gancho en la pared, y dejó el cuarto bajando las escaleras hasta el establo donde se encontraba su yegua. Ensilló al animal rápidamente y lo condujo hasta el limite de la aldea.
- Vamos galopar por la pradera - le murmuró a la yegua. Montó con agilidad y partió veloz como un rayo, pasando por al lado del campamento de Tarr.
-Alguien anda con prisa - comentó Raynor quien estaba sentado junto a la hoguera.
Tarr se levantó abruptamente.
- Es Fiona. Está usando ropas de hombre y se va a romper el cuello en esa carrera.

- Monta más cómoda usando ropas de hombre, y
parece ser una excelente amazona.
Tarr ignoró el comentario y, dejando en el suelo la jarra con cerveza, fue rumbo a su alazán , partiendo en persecución de Fiona antes que Raynor tuviese tiempo de decir algo . Raynor lo vio partir, y murmuró :
- Hoy va a ser un día interesante.
Tarr había subestimado la habilidad de Fiona sobre la montura, pues había pensado que la alcanzaría con facilidad. Vio que ella galopaba con grande pericia, y maniobraba las riendas con elegancia y mucha práctica, acompañando la velocidad del viento. No sabía se debía enojarse, preocuparse o sentirse orgulloso de su talento, entonces decidió sólo vería a donde iba. Pensando eso, hizo que su caballo disminuyese el galope y continuó siguiendola. Los cabellos se habían escapado de su sombrero y volaban, libres, desafiando al viento, como llamas. La capa también flotaba sobre sus espaldas, como grandes alas. Parecía un ser sobrenatural galopando en busca de almas. Finalmente disminuyó el galope, y condujo a la yegua hasta un riacho al norte de la pradera. . Después se apeó.
- No pudiste alcanzarme? - ella se burló al ver Tarr aproximándose.
- Galopabas como si estuvieses perseguida por mil demonios, y me sentí curioso por ver a donde ibas.
Fiona se quitó la capa y la lanzó sobre la montura.
- Temiste que alguien te estuviese persiguiendo?
Por un instante el miedo invadió a Tarr, recordándole que tal vez las gemelas todavía corriesen peligro. Pero pronto se convenció de que él era el único que deseaba perseguir a Fiona.
- Tienes mucha fibra. Es necesario coraje y tenacidad en este mundo en que vivimos.
- También son necesarios el coraje y la tenacidad para amar.
- Se puede sobrevivir sin amor.
- Te parece?
Fiona dejó de caminar de un lado al otro, y lo miró con las manos plantadas en sus caderas, esperando la respuesta.
- El amor no es imprescindible en la vida. Tarr habló de mala gana como si fuese un alumno respondiéndole a una profesora. Fiona se dejó caer sobre a pasto y le hizo una seña a Tarr para que viniese a su lado.
- El amor es un hilo que une a las personas, y un sentimiento con el que siempre se puede contar.
- El deber es igual - retrucó Tarr. - Sin causar tantos trastornos como el amor.
Fiona sonrió y pasó sus brazos alrededor de sus rodillas.
- El amor no es obligación. Podemos escoger muchas cosas cuando amamos. El deber es una imposición. No es tu deber casarte conmigo? Si realmente pudieses escoger, qué elegirías? - preguntó Fiona. - El amor o el deber?
La interpelación lo tomó desprevenido. Semanas antes, su respuesta habría sido rápida y sin vacilación, pero en ese momento titubeó.
- Piénsalo bien. - continuó Fiona percibiendo su duda. - Todavía tienes salvación - Ella se rió. - Pero tu vacilación no deja de ser un progreso.
- Admito que aprendí algunas cosas en las últimas semanas,
- Estoy sorprendida.
Tarr no se molestó con la ironía, pues le gustaba ver el brillo en los ojos de Fiona cuando ella se divertía. Era tan una mujer tan llena de vida y siempre dispuesta a arriesgarse, a defender, a amar...
- Dime lo que aprendiste - ella murmuró , alentándolo.
- Que cuando uno cree que ya sabe todo, descubre que hay muchas cosas que no sabe.
- Siempre es posible aprender.
- Puede llevar mucho tiempo.
- Sé ser paciente cuando es necesario.
Tarr arrancó un poco de pasto , examinándolo con atención.
- Soy un guerrero acostumbrado a las batallas, la obediencia y el deber, hago lo que es necesario hacer, y no suelo meditar demasiado, pues creo que es necesario ser rápido en las decisiones. Debo confiar era mi propio juicio para asegurarme que mi palabra será cumplida sin vacilación. De eso puede depender la supervivencia de muchas personas.
- Tener hijos saludables también serán necesarios para supervivencia de tu clan.
Tarr la miró, imaginándola con el vientre hinchado por un embarazo. Eso lo hizo sentir una extraña emoción y el deseo absurdo de protegerla .
- No digas nada - le pidió Fiona, levantando una mano. - Sé que ante tus ojos no soy mas que una buena reproductora.
- No es verdad !
Fiona se levantó con ímpetu, y lo miró.
- Entonces , cuál es la verdad?
Tarr intentó encontrar las palabras adecuadas, y se levantó también para ganar tiempo.
- Me interesas.
- Interesar? - repitió Fiona, levantando las manos en un gesto de irritación. - Mi yegua me interesa también
- Pero me interesas mucho y por eso salgo corriendo detrás tuyo cuando haces alguna tontería , como vestirte como un muchacho y galopar como una loca!
Ante esas palabras, Fiona lo miró a con los ojos semi cerrados.
- No te das cuenta que uso estas ropas porque me siento más cómoda sobre la montura?
Tarr hizo un gesto para sujetarla por los hombros, pero se detuvo. - Fiona , realmente sabes como ponerme furioso!
- El problema es que soy inteligente y eso te molesta. Tarr la sujetó .
- Si sos tan inteligente - y tan poco modesta - , por qué vas a casarte conmigo contra tu voluntad ?
- Nadie dijo que voy a casarme.
Tarr se rió y eso la enojó .
-NO voy a casarme con vos, Tarr de Hellewyk! Listo! Ahí tienes tu maldita respuesta.
Tarr aproximó su cara, haciéndola sentir su aliento caliente.
- Pero lo vas a hacer , si, y sabes por qué ?
Fiona parecía a punto de lanzar una serie de improperios, pero permaneció quieta.
- Porque me deseas, Fiona. Me deseas desde la primera vez que nos besamos.
Fiona se desprendió con un gesto rápido y violento.
-No dejaré que te escapes de mí - continuó Tarr sin apartar los ojos de su rostro. - Vamos a casarnos y yo voy a satisfacer el deseo que veo en tus ojos. Y vos me darás hijos, y yo voy a protegerte por el resto de mi vida.
Las fosas nasales de Fiona latían de rabia.
- Aunque ahora estés enojada sabes que digo la verdad. Niégalo ... si puedes!
En respuesta ella frunció los labios y no dijo nada .
- Me has robado el corazón, bruja! - gruñó Tarr.
La tomó en sus brazos y la besó con furia. Pero Fiona no cedió con facilidad, retorciendo su cuerpo y luchando para desprenderse de sus brazos fuertes. Su orgullo le impedía de ceder, aunque su corazón ansiase sus caricias sensuales.
Pero Tarr fue inflexible, transformando el beso en un acto erótico, y dejándola temblorosa de deseo. La sujetó en su lugar apretándole los hombros.
- Mía - Tarr murmuró finalmente en su oído. - Sos mía..,
Fue tomado desprevenido cuando Fiona lo empujó, colocando sus manos sobre su pecho e impeliéndolo hacia atrás. Tarr casi perdió el equilibrio y entonces la vio hacer una mueca de dolor al frotarse el hombro.
- Qué te pasa?
- Nada... todo! - ella gritó, corriendo hacia la yegua.
- Estás lastimada - murmuró Tarr, siguiendola.
- Déjame en paz! - Fiona montó y una puntada de dolor atravesó su hombro, haciéndola contener la respiración.
- Fiona - susurró Tarr, preocupado.
Ella lo miró a por un instante, y en seguida se cayó del caballo sin sentido. Tarr la sujetó antes que cayese al suelo, e intentó reanimarla pero vio que era en vano, colocó su cuerpo inconsciente sobre el lomo de su caballo, y partió al galope sujetándola por la cintura.

Sus hombres y los de Raynor en el campamento pronto lo ayudaron, y en poco tiempo llegaron al castillo.
-Está lastimada - le explicó Tarr a Raynor quien los seguía mientras subía las escaleras llevándola en sus brazos. Fiona gimió de dolor.
- Voy a llevarla con su hermana - murmuró Tarr. En ese instante Aliss saía del cuarto . Abrió enormemente los ojos y corrió hacia Tarr.
- Qué sucedió ?
- No estoy seguro - balbuceó el líder. - Ella estaba bien y de repente pareció sentir un grande dolor y se desmayó .
- -Colócala sobre la cama - ordenó Aliss, caminando adelante para abrir la puerta del cuarto y acomodar las mantas antes que Tarr la depositase sobre el colchón.
Fiona volvió en sí, y cuando abrió los ojos y vio a Tarr, murmuró .
- Vete. -

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