lunes, 17 de agosto de 2009

LA GEMELA GUERRERA - DONNA FLETCHER - CAPITULO 23

CAPITULO 23



Fiona se acordó de las palabras de su madre : "Solamente ámalo". Y sonrió. Sin dejar de mirarla por un sólo instante, Tarr se quitó todas las prendas, y su desnudez viril la dejó sin aliento.
- Tu turno, Fiona - Tarr murmuró con voz ronca, paseando los ojos por el cuerpo jadeante de Fiona. Sin prisa, comenzó a desvestirla, con los dedos fuertes acariciando la piel sedosa y caliente, pero concentrados en la tarea de soltar las cintas. Eran gestos sensuales, a veces breves, a veces demorados, y finalmente la hizo suspirar.
-No es justo... me estás enloqueciendo... .
Tarr acarició sus cabellos sedosos y le masajeó la nuca. Fiona levantó la cabeza y lo miró con ojos nublados por el deseo. Las caricias suaves y delicadas fueron haciéndose más osadas y sensuales, de manera lenta y provocativa, Fiona apoyó su rostro en la almohada, acostándose de espaldas y anticipando lo que vendría cerró los puños, cuando Tarr le levantó las caderas, deslizando las manos por su espalda .Murmuró su nombre cariñosamente, y llevó un dedo a los labios.
-No hay nada que temer, querida.
Tarr la enlazó por la cintura, empujándola contra su pecho fuerte. Oyó la urgencia en su voz, cuando volvió a susurrarle al oído:
- Fiona fui muy paciente con vos, no? Los labios de su amado rozaron su boca, y las palabras suaves comenzaron a tener un efecto sedativo, haciéndola relajar y cerrar los ojos. Al poco tiempo su cuerpo comenzó a responder a las delicadas caricias, y los besos se fueron intensificando, tornándose más exigentes y sensuales, obligándola a corresponder con ese mismo ardor.
La Voz de Tarr se hizo más ronca y profunda, hipnotizándola, y despertándole una sensualidad jamás experimentada antes. - Déjame tocarte, Fiona. No quiero poseerte contra tu voluntad .
Los sentidos de Fiona estaban cada vez más anestesiados por la voz profunda y masculina, y una especie de sopor dominó su cuerpo.
-Déjame sentir tu piel, mi amor - le susurró Tarr al oído.
La miró con los ojos semi cerrados, mientras acariciaba los pechos de manera delicada, haciéndola derretirse.

- Entrégate a mí, Fiona. Vamos hacer amor...Con un movimiento súbito e instintivo, Fiona le rodeó el cuello con los brazos , y Tarr se inclinó para apoyar sus labios sobre los pezones rosados y erguidos, deslizando sus manos por debajo de sus nalgas. Fiona se apoyó en el tórax masculino, dejando escapar gemidos roncos.
- Relájate... Déjame amarte...
La anticipación de los placeres que vendrían la hizo cerrar los ojos con fuerza. Fiona apretó los labios sofocando un gemido, cuando Tarr la penetró , sintiendo sus movimientos rítmicos y bajo control. Fiona respiró profundamente, reteniendo el aire en sus pulmones el mayor tiempo posible, mientras las embestidas sensuales se iban haciendo cada vez más profundos frenéticos. Cuando Tarr la sintió apretar sus músculos alrededor de su miembro, alcanzó su propio climax . Permanecieron en un silencio delicioso, lleno de complicidad, brazos y piernas entrelazados, las almohadas caídas en el piso y las sábanas y mantas corridas a un costado. Los labios de Tarr reposaban sobre la cabellera despeinada, que ocultaba la cara de Fiona enterrado en el colchón.
- No imaginaba que hacer el amor fuese tan divertido - ella dijo sonriendo. Tarr se rió, poniéndose de costado y apoyando la cabeza en la mano.
- Me alegra saber que te gustó. Así podremos repetirlo muchas y muchas veces.
- Si, me gustó.
- A mí también
- Entonces es probable que tengamos unos diez hijos.
- Te daré tantos como quieras .
Tarr dejó de sonreír.
- Fiona, quieres casarte conmigo?
- Si. - Ella plantó un beso rápido en la boca de Tarr.- Si ,quiero!
- Perfecto. Tendremos diez hijos todos concebidos con amor.
- Toneladas de amor, y quiero casarme lo más rápidamente posible
- Concuerdo, pero gustaría que la ceremonia fuese realizada en el castillo de Hellewyk para que mi clan participe de nuestra felicidad. Y por supuesto que tus padres deberán estar presentes. Una sonrisa malicioso iluminó el rostro de Tarr. - Debo informarles nuestra decisión.
- Ahora?
-Quedarán aliviados de saber que todo está resuelto entre nosotros dos.
- Más tarde. Esperé mucho para este momento , y quiero quedarme aquí.
- Jamás pasé una tarde en la cama - Fiona sonrió pícaramente.
- Tendremos que modificar nuestros hábitos de vida.
Fiona soltó una carcajada ahogada, rodeando su cuello con sus brazos, y rozando los labios sobre los suyos.- Me gusta sentir tu sabor.
- Pues dejaré que me pruebes siempre que quieras.
- Ten cuidado con tus promesas. Tal vez nunca me canse de probarte.
- Puedes acabar conmigo, muchacha, si ese es tu deseo. No me importa. Soy todo tuyo .
Tarr se rió, colocando a Fiona sobre su cuerpo. Ella posó la cabeza en su hombro con un bostezo.
-Creo que los dos estamos exhaustos.
- Dame algún tiempo y verás que pronto recuperaré las fuerzas.
- Lo dudo!
-Quieres apostar?
- Podrías perder.
- Veremos...

Bien temprano a la mañana siguiente Tarr y Fiona estaban sentados a la mesa junto a la chimenea del salón, cuando Aliss entró.
- Dónde estabas?-preguntó el caballero, más preocupado que Fiona. Un bostezo no permitió que Aliss respondiese pronto.
- No dormiste - murmuró Tarr, con caballerosidad , se levantó para darle su lugar.
-Ayudé a un bebé bastante terco a nacer anoche - dijo Aliss, desplomándose sobre el banco con una expresión agradecida, dejando que el chal verde se deslizase de sus hombros cuando se sirvió de una jarra de sidra caliente.
Fiona se apresuró a servirle a su hermana.
- Parece que ninguna de nosotras de las dos durmió en su cama ayer - comentó deliberadamente.
Aliss apartó la jarra de sus labios y sonrió feliz comprendiendo la situación.
- Estoy tan contenta por vos y por Tarr
- Si, Fiona aceptó ser mi esposa.
- Qué es eso que estoy oyendo? - bramó Oleg con voz animada, entrando en el salón al lado de Anya, y seguido por un sonriente Raynor . Anya corrió para abrazar a Fiona.
- - Tenemos una fiesta que planear!
- Agradecería su ayuda - murmuró Fiona - Aunque el casamiento debe hacerse en las tierras de los Hellewyk.
- Podríamos dar una linda fiesta aquí - sugirió Raynor.
- Gracias- dijo Tarr - pero vamos a casarnos en mis tierras. Anya se aproximó a su futuro yerno con expresión ansiosa.
- Pero no van a partir pronto, verdad ?
- Nos quedaremos una semana más, pero todos serán bienvenidos a pasar una larga temporada en Hellewyk.
- Y si Fiona se quedase aquí con nosotros por un tiempo más?-sugirió Raynor.- Podrá conocer mejor a nuestros padres y después iremos todos juntos a tu castillo.
Para sorpresa de su novia, Tarr la miró.
- Qué crees ? Le estaba dando la posibilidad de hacer una elección y tal gesto de consideración hizo que el corazón de Fiona casi estallase de alegría. Si, su futuro marido era un hombre muy especial. Pensando eso , le dio el brazo a su futuro marido.
- Me iré con Tarr - Fiona anunció.
- Entonces Aliss podrá quedarse con nosotros - propuso Raynor.
- No puede ser - respondió Fiona.
- No crees que debe ser Aliss quien lo decida ? - insistió su hermano.
- Yo ya sé cual será su respuesta. No se quedará aquí si yo no me quedo . Verdad, Aliss?
Con los codos sobre a mesa, su gemela apoyó su mentón en sus manos y luchó por mantener los ojos abiertos.
- Qué ?- murmuró entre bostezos.
- Mi Dios! Esta niña está exhausta - dijo Anya, corriendo hacia su otra hija. -Ven, querida, voy a llevarte a la cama.
Fiona pronto se adelantó : - Yo haré eso, puede dejarme.
- No te molestes - sonrió su madre con dulzura pero con firmeza. - Yo me ocuparé de Aliss.
Tarr corrió a Fiona a un lado, manteniéndola quieta .
- Gracias , Anya. Mi novia y yo tenemos mucho que conversar.
Fiona iba a protestar, pero una mirada de su futuro marido la hizo callar. En seguida Tarr miró a Anya y a Aliss con mucha ternura. Fiona entendió su gesto y se dio cuenta que, después tantos años, su madre tendría la oportunidad de cuidar a sus hijas, y que eso le daba mucha alegría.
Sintió un aprieto en el corazón por la mujer que pasaba su brazo por los hombros de Aliss y la ayudaba a ir al cuarto.
- Voy a abrirte la cama y podrás dormir, mi querida - Anya dijo con cariño.
Fiona observó a las dos saliendo del salón, y se sorprendió al darse cuenta que estaba a punto de llorar de emoción.
Cuanto los brazos vacíos de Anya debían haber ansiado el contacto de sus hijas! Ella no había sido pasado por ese sufrimiento porque siempre había vivido junto a Aliss, ignorando su verdadero origen, y feliz junto a sus padres adoptivos.
-No fue fácil para ella - comentó Oleg con voz emocionada, acercándose a la pareja de novios. - Pero mi Anya es una mujer fuerte, como vos, hija. Su corazón sufrió demasiado en todos estos años , y siempre esperamos recuperar a nuestras gemelas algún día.
Fiona sujetó el brazo de su padre.
- Y aquí estamos, mi lord.
Una lágrima furtiva corrió por el rostro de Oleg. - Eres una bella y generosa mujer. Me enorgullece llamarte hija.
Sus palabras conmovieron el corazón de Fiona, y por un instante pensó en su padre adoptivo, Peter, era diferente de Oleg físicamente pero tenía un carácter muy parecido. Peter esperaría que ella respetase y amase a Oleg y, en su memoria, haría eso.
- Les doy mi bendición para que se casen - dijo Oleg. - La felicidad en la cara de Fiona dijo que ella estaba feliz.
Oleg apuntó un dedo en una fingida amenaza hacia Tarr.
- Y vos prepárate para recibir la visita constante de tus suegros.
- Siempre serán bienvenidos para quedarse en Hellewyk el tiempo que deseen.
- Te conseguiste un buen muchacho - murmuró Oleg, guiñando un ojo a Fiona. - Cuídalo.
- Yo también creo eso - retrucó su hija.
Ella enlazó su brazo en el de Tarr, sintiendo su calor y su protección . Tarr con certeza iba a amarla , y se arrepentía de haber sido tan tonta y haber postergado la alegría de ese momento. Pero tenía un futuro brillaba por delante, prediciendo una vida llena de unión y amor.
Los dos hombres comenzaron a conversar sobre asuntos del castillo, y Fiona, aunque no estuviese aburrida, deseó salir y sentir el sol en la cara . Con eso en mente, se levantó , le dio un beso rápido a Tarr, y anunció :
- Voy a salir un poco. El sol me llama.
Agarró el chal verde que Aliss había dejado caer sobre el banco, y dejó el salón. Tarr la observó, y después que la puerta volvió a cerrarse, miró a Oleg.
- Estoy preocupado por la seguridad de las gemelas.
Oleg asintió , mirando a su hijo.
-Pensamos lo mismo, así como Anya. Mi esposa teme dejarlas solas aunque sea por un segundo. El fantasma de un secuestro sigue sobrevolando su mente.
Eso hizo que Tarr y Raynor lanzasen una carcajada.
-Dios proteja al hombre que se atreva a raptar a Fiona! - dijo Tarr.
- El secuestrador podría llegar a pagarnos un rescate para que recibamos de vuelta a Fiona - concordó Raynor entre carcajadas.
Pero las próximas palabras de Oleg causaron un silencio inquietante.
- A mí no me preocupa un secuestro , sino la seguridad de la vida de las gemelas. Y si alguien todavía quiere verlas muertas?

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