miércoles, 5 de agosto de 2009

LA GEMELA GUERRERA - DONNA FLETCHER - CAPITULO 7

Capítulo 7


Fiona se sentó en los escalones de la entrada del castillo, sintiendo un enorme aburrimiento . En los últimos dos días no había hecho otra cosa mas que turnarse con su hermana para hacerle compañía a Tarr.
Aliss no quería ocuparse de eso, pues estaba muy atareada tratando a los heridos y asegurándose que nadie descubriese que Raynor ya estaba consciente.
Se había quedado preocupada después de que Fiona le había contado las palabras que revelaban la falta de misericordia de Tarr. Guiada por su naturaleza desprendida y generosa, Aliss quería proteger y ayudar, lo que significaba que siempre tenía una excusa para hacer que su hermana pasase más tiempo con el lord de Hellewyk.
Inmersa en pensamientos, Fiona se llevó un susto cuando una gran sombra se proyectó delante suyo, cubriendo el sol.
- Pareces una gatita perdida - murmuró Tarr. -
Fiona se mordió la lengua antes de responderle que se estaba sintiendo mortalmente aburrida.
Las gemelas siempre parecían muy ocupadas curando y tratando a las personas, pero en realidad quien hacía eso era Aliss, y no podía dar ninguna pista que alertase a Tarr respecto a su identidad.
- Estoy descansando un poco y aprovechando la luz del sol - Fiona respondió.
Tarr se apartó para que su sombra no le impidiese exponerse al sol, y Fiona sonrió ante ese gesto de consideración, deseando de repente pasar algún tiempo con ese hombre que tanto la intrigaba. Pero no quería hacer eso paseando por la propiedad o sentándose para conversar. No deseaba involucrarse en su rutina diaria y descubrir su verdadera personalidad.
- Qué vas a hacer ? - le preguntó, levantándose.
- Voy a cazar.
Fiona casi dio un salto de alegría. Hacia semanas que no cazaba, y ansiaba tener en sus manos de nuevo un arco, pero eso también haría que Tarr sospechase su identidad.
- Quieres venir conmigo?
La súbita invitación la puso alerta. Sería una trampa? Tarr sabía muy bien que la verdadera Fiona aceptaría sin titubear. Además , los ojos oscuros del guerrero brillaban con malicia, y una sonrisa burlona flotaba en sus labios. ... sin duda, él piensa que con este pequeño truco me va a engañar, reflexionó Fiona. Entonces contratacó con su propia trampa .
- Me gustaría llegar a ser una buena cazadora. Sos un buen maestro?
Tarr casi soltó una carcajada.
- Soy bueno en todo lo que hago. Dudas de mi capacidad?
- Sos bastante poco modesto, el hecho que seas un excelente guerrero no te hace un buen cazador.
- Entonces dudas de mí.
Fue el turno de Fiona reírse.
- Necesito pruebas.
Tarr le sujetó a manos.
- Tendrás carne fresca para la cena de hoy, jovencita.

Se internaron en los bosques, y Fiona deseó tener un arco, pero, para su decepción , solamente sería una espectadora esa vez .
Pronto encontró rastros de animales, pero no dijo nada . Su padre le había enseñado a cazar bien, y se había ejercitado mucho a lo largo de los años. Jamás pasaría hambre por falta de caza.
- Podría enseñarte a rastrear - murmuró Tarr. - Pero es mejor permanecer en silencio cuando se persigue a un animal.
Fiona asintió y trató de fingir que prestaba mucha atención con cada paso y gesto que él hacía. Notó que Tarr continuaba alerta y esperaba que ella se traicionase en cualquier momento. Entonces se apartó un poco y pisó a propósito el rastro de animal que había visto.
Tarr le sujetó el brazo y sacudió la cabeza negando.
-Sigue mis pasos, en caso contrario borrarás las pisadas.
Fiona fingió horror y abrió enormemente los ojos.
- Pisadas? A dónde hay pisadas ?
Con una protesta exasperada, Tarr comenzó a arrastrarla consigo.
Fiona apretó los labios para no reírse. Podía imaginar como el líder del clan de los Hellewyk debía estar de confundido, y una parte de su ser sentía piedad... pero sólo un poquitito . Después de todo Tarr era responsable de todo lo que le estaba sucediendo y tenía que pagar p las consecuencias.
Prosiguieron , y cuando ambos vieron una liebre, se detuvieron de inmediato. Tarr hizo puntería, pero erró, Fiona podría haberle dicho que apuntase el arco algunos milímetros fuera del blanco, pero se quedó callada y alerta. Tal vez él hubiese errado a propósito para ver su reacción . Deseaba arrancarle el arma de sus manos fuertes cuando Tarr le erró a la segunda liebre, pero Fiona continuó con la boca cerrada.
Fiona sintió alivio al ver que había actuado con sentido común cuando la tercera flecha falló, pues entonces se dio cuenta que él estaba errando de modo premeditado. Sin duda Tarr era un adversario a su altura, en materia de fingimiento y mentira, reflexionó Fiona con buen humor.
- Creo que necesitas más práctica - ella murmuró contacto.
- Entonces vamos ver si vos sos mejor - retrucó Tarr, mirándola
con una sonrisa triunfal.
Caí en la trampa después de todo ,pensó Fiona. El me venció por cansancio.
No pudo rehusar cuando lo vio entregarle el arco y la flecha. La madera suave estaba caliente por el contacto de sus dedos, pero no impregnada de sudor nervioso como sucedía con los arqueros inseguros.
Tarr no tenía problemas de inseguridad, y su confianza en sí mismo era admirable. Al principio Fiona lo había juzgado arrogante y prepotente, pero en los últimos días había cambiado de opinión. Era un hombre honesto y orgulloso con razón , un estratega hábil e inteligente.
Cuanto más lo veía bajo la luz de la verdad, más lo apreciaba. Volviendo al presente, Fiona sujetó el arma de modo torpe, lo que era injusto en relación a Aliss, pues ella le había enseñado a su hermana el uso básico del arco y la flecha, por casos de necesidad, Aliss acostumbraba entrenar. Pero Tarr a observaba con atención, debía continuar fingiendo.
Soltó una risita nerviosa mientras torpemente intentaba meter a flecha en el arco , hasta que Tarr sacudió la cabeza con desánimo, sacándole los objetos de las manos. Se apostó a su lado y se inclinó en su dirección. Fiona permaneció quieta, aguardando y sintiendo su corazón latir rápidamente . La fuerza y el calor de su cuerpo masculino, así como su seguridad, la hacían darse cuenta cuan fuerte era su oponente.
- Por qué te rehusas tanto a concretar nuestra unión?
El comentario la tomó de sorpresa.
- Haces ese tipo de pregunta mientras cazas?
- No solamente se caza en busca de alimento, sino en busca de la verdad también, sabes eso.
- La verdad es que Fiona jamás deseó ese casamiento, y con tantas otras doncellas ansiosas por convertirse en tu esposa.
- Este asunto ya podría haber sido resuelto hace mucho tiempo.
- Si buscas la verdad, sugiero que comiences por vos mismo.
-Por qué tienes la idea fija casarte solamente con Fiona? - Ella sacudió la cabeza exasperadamente. - Y no me vengas con el cuento de la mujer fuerte para tener hijos saludables, porque eso ya te lo escuché mil veces. Respóndeme algo diferente.
Tarr no se hizo rogar.
- Quiero una mujer con múltiples talentos, no solamente una cara bonita o una buena ama de casa.
-Por qué?
- Para tenemos intereses en común y para que yo no me canse de ella.
-Estás seguro que no buscas el amor?
--Por qué insistes tanto con el tema del amor?
- Porque es un sentimiento que une a las personas.
- Lo que une son los compromiso, la palabra juramentada y las responsabilidades compartidas. El amor nada tiene que ver con eso.
Fiona hizo una mueca de escarnio.
- Eres muy cínico cuando tratas este tema.
- Y vos sos infantil e ingenua si crees en esos cuentos de hadas de amor eterno.
Fiona trató de contenerse.
- Por qué tienes miedo de amar, Tarr?
El guerrero la miró a como si hubiese sido picado por una abeja.
- Yo no le temo a nada!
Fiona se encogió de hombros .
- Puedes negarlo cuanto quieras, pero es algo obvio.
- Y vos a qué le teme? - retrucó Tarr.
- A no ser amada - dijo Fiona sin vacilación.
Un súbito rumor los hizo levantar la cabeza al mismo tiempo. Un gran ciervo estaba parado a distancia, como si hubiese percibido la presencia de humanos.
- Mierda - murmuró Tarr.
- Apunta mas derecho esta vez - sugirió Fiona.
En seguida se mordió la lengua por haber hablado demás, pero ya era tarde. Tarr le entregó arco y flecha, pero ella no quiso aceptar, excusándose.
- Hoy sólo estoy en busca de la verdad.
Tarr dejó el arma caer al suelo y se aproximó con un largo paso.
-Entonces dime cómo se siente ... esto?
La enlazó en sus brazos y la besó.
El movimiento fue tan súbito que Fiona se quedó paralizada. Pero cuando sintió los labios calientes sobre los suyos, se entregó a ese momento mágico, disfrutando el beso sensual. Tarr se apartó y apoyó su frente sobre la de ella.
- Debes darme una respuesta.
Fiona trató de recobrar el aliento y sonrió.
-Me siento viva, el cielo parece ser más azul, el aire más puro.
-Entonces ten cuidado, porque puedes estar enamorándote.
Ante tales palabras dichas en tono burlón, Fiona dio un salto hacia atrás.
- Puedes saber besar, señor perfecto, pero no tienes nada de puntería.
- La caza acabó.
- Por hoy.

Tarr se agachó para recoger el arco del suelo . De nuevo un ruido súbito hizo Fiona se diese vuelta. Esa vez era un ciervo menor. Sin perder tiempo, arrancó el arco de las manos de Tarr y, con pasos leves, corrió en dirección a la presa. se detuvo y miró, lanzando la flecha que alcanzó al ciervo.
Se volvió hacia Tarr, quien la miraba con asombro, y le devolvió el arma.
- Voy a volver al castillo - Fiona anunció. - Puede haber sido un golpe de suerte el hecho que haya conseguido nuestra cena de esta noche . -Mientras recoges la presa, quédate pensando quién soy. La Cazadora o la curandera?


- Para! Deja que Aliss haga eso - se lamentó Raynor retirando la mano femenina que tocaba su rostro. -Aliss está ocupada con Tarr, y vos dependes de mí, que soy tan delicada como ella - insistió Fiona.
- Delicada como un toro enfurecido! Vos y tu hermana son diferentes como el sol y la luna, y sus voces son inconfundibles.

El comentario sorprendió a Fiona.
-Nadie puede diferenciar nuestras voces - Fiona se defendió .
- Yo puedo , y con mucha facilidad.
La puerta se abrió súbitamente, y Aliss apareció, mostrando en su cara cierta perturbación. Fiona supo de inmediato que algo perturbaba a su hermana, y sin duda Tarr era el responsable de eso.
-Creo que cometí un terrible error - Aliss murmuró , su pecho jadeaba como si hubiese corrido durante mucho tiempo.
- Presumo que las cosas no están andando bien? - preguntó Fiona
Diciendo eso , se levantó y lanzó el paño en la fuente con agua tibia, sobre la cómoda al lado de la cama.
- Tarr te lastimó? - preguntó Raynor, esforzándose en vano por levantarse.
Colocando una mano firme sobre el pecho de él, Aliss lo hizo reclinarse de nuevo sobre la almohada.
-Tarr no me lastimó.
-No debemos discutir este tipo de cosa delante del prisionero - alertó Fiona.
- Mi preocupación es por Aliss - le avisó el herido. - Ella ha sido muy bondadosa conmigo y no permitiré que sea ofendida. -Tarr no es estúpido, y en breve sabrá distinguir a una de la otra, ya que sin duda le están haciendo un juego .
- Tarr no sabe nada - retrucó Fiona, inclinándose sobre Raynor.
-En cuanto a vos, harías mejor en guardarte tus conclusiones respecto a nosotras.
- Me estás amenazando? - preguntó Raynor, volviendo a querer levantarse. Aliss lo sujetó e hizo un gesto para que su hermana se apartase.
- Basta, ustedes dos. Las amenazas no servirán para nada . Debemos conversar.
Fiona se dio cuenta que el temor de Aliss era que ella se enojase, entonces le sonrió.
- Por supuesto, querida.- le dijo Fiona a su gemela .
- Prometiste limpiar mis ojos, Aliss - le recordó Raynor.
- No seas egoísta , demandante y posesivo - lo retó Fiona.
- Vas a abrir tus ojos esta noche ,lo prometo - le aseguró Aliss, volviendo a colocar el paño húmedo sobre los ojos del herido.
- Descansa hasta que vuelva. No me demoro.
Las gemelas salieron, y trataron de sonreír con displicencia, dando la imagen perfecta de dos jóvenes paseando. Mientras hacían eso, Aliss le contó como Tarr había intentado besarla y como se había sentido de avergonzada. Habían acabado por perder el equilibrio, y Tarr había caído sobre ella, obligándola luchar para liberarse

Ambas fueron hacia la campiña, lejos de las casas de la aldea.
-Para comenzar, temo haber revelado mi identidad. En segundo lugar, creo que has comenzado a interesarte en ese hombre, Fiona, y temo arruinar tus posibilidades.
- Admito que él me atrae, y que estoy admirada por la paciencia que ha demostrado tener con nosotras . Pensé que acabaría por cansarse pronto y que nos mandaría de vuelta a casa. - Fiona sacudió la cabeza , desanimada. - Pero , por el contrario, con persistencia, está demostrando todo lo que puede ofrecerle a una futura esposa.
- Quieres que terminemos con esta farsa, Fiona?
- No , a menos que haya un motivo para eso.
- Y si Tarr ya descubrió quien es quien y solamente está jugando con nosotras ?
- No creo eso. El demostró que es un hombre con una misión. Está determinado a conseguir una esposa fuerte, capaz de defender sus tierras y de darle hijos saludables. Pero yo quiero casarme por amor.
Aliss dejó de caminar y le lanzó una mirada dulce a su hermana gemela .
-Ustedes dos son muy parecidos.
Fiona hizo una mueca de desagrado.
-No puedes negarlo - insistió Aliss. - Ambos son guerreros y cazadores competentes, determinados e independientes. Combinan perfectamente.
- Y dónde queda el amor en esa historia?
-Tal vez surja después que se casen.
- Ysi eso no sucede? Quedaré unida aun marido que no me ama?
- El problema es que el tiempo está pasando rápidamente - ponderó Aliss. - Este juego no puede continuar para
siempre. Una de nosotras acabará por cometer un error, o Tarr, inteligente como es, acabará descubriendo que pasa más tiempo
con la gemela correcta, porque se siente más atraído por ella. Y también tenemos a Raynor. No quiero curarlo para verlo
morir a manos de los Hellewyk.
Fiona sonrió con malicia.
- No estarás interesada en Raynor? Es un hombre atractivo.
- Es un hombre herido y necesita cuidados, nada más.
Ya te dije centenas de veces que, al contrario de vos, no busco el amor. Pretendo continuar dedicándome a la curación, lo que significa que no hay lugar para un marido en mi vida. Podría arrepentirte algún día. Pero será problema mío, pero en este momento tengo otros
- Sabes que siempre apoyaré tus decisiones -le aseguró Fiona. - - En cuanto al otro tema, concuerdo que sería prudente ponerle un limite a nuestro juego. Quiero decir, un plazo, y si descubres no estás enamorada de Tarr , tal vez podríamos recurrir a alguien que nos dé asilo y protección .
Perpleja Fiona preguntó.

- Y dónde sería el lugar ideal para escondernos?
Aliss sonrió.
- Las tierras de Raynor.
- Por supuesto. Raynor no nos negará protección , pues se siente en deuda con nosotras ... con vos, a decir verdad. Cuánto tiempo será necesario hasta que esté lo suficientemente fuerte como para intentar huir?
- Dos o tres semanas.
- Fíjate si puedes prolongar la recuperación por un mes. Si nos preparamos correctamente, todo saldrá bien.
Cuando cerraron la conversación, acordaron no decirle nada a Raynor hasta que fuese necesario. En cuanto a Tarr, Fiona lidiaría con él, pues Allis quería permanecer lo más lejos posible del lord de Hellewick, Allis volvió a cuidar a Raynor y Fiona se dirigió al establo donde estaba su yegua favorita. Comenzó a ensillar al animal, y en pocos minutos galopaba por la campiña, sintiendo el viento frío en el rostro y los cabellos flotando salvajemente, mientras sonreía con la simple alegría de la libertad. No conocía bien esas tierras, pero eso no importaba. Temía pocas cosas en la vida, y traía un puñal en la cintura La espada amarrada a la montura. La mayoría de los hombres temía a una mujer armada por ignorar si - de hecho - era hábil en su uso o solamente medrosa. Pero en su caso, reflexionó Fiona, los hombres siempre descubrían que no estaban bromeando.
Largos minutos pasaron , y nadie surgió de la arboleda.
- Haz lo quieras, pero sé que estás ahí. Para ser un guerrero
feroz, tendrías que ser un buen rastreador, o serás un fiasco
como en la caza?
La provocación surtió efecto, y Tarr surgió de detrás de los árboles, haciendo que su caballo rumbease cerca del riacho.
- Cómo supiste? - preguntó lacónicamente.
- Te vi de reojo cuando me despedí de mi hermana . Yvi que me seguiste .
- Y dejaste que te siguiese?
- Quería ver lo que pretendías, y entonces comprendí. - Fiona arrojó una piedra al agua. - Deseabas comprobar si yo era una buena amazona, para determinar si era Fiona o Allis. Pero continuas en duda, ão? O estás molesto porque no sabes a cual de las dos te gusta más besar?
Tarr se aproximó, la sujetó con fuerza y la hizo darse vuelta, y la besó furiosamente en los labios. El beso fue más una batalla que un gesto de pasión. Niños pareciendo querer la victoria sobre algo que ,en verdad , no querían saber.
Tarr la sujetó por la nuca y la hizo inclinar su cuerpo hacia atrás .El beso parecía prolongarse para siempre ,hasta que en determinado momento ambos desistieron de continuar con la batalla y se quedaron recostados uno al lado del otro, jadeantes.
-No sé a quien acabo de besar - murmuró Tarr, después de recuperar el aliento.
- Es por eso que me besaste? Para saber quien soy? Y si soy Fiona llevarme arrastrando del cabello hasta el altar?
- Me estás tentando, mujer. Podríamos formar una grande pareja.

Fiona sonrió.
- Si. Podría darte hijos saludables.
- Y sentiríamos mucho placer al engendrarlos. Yo sería un buen marido, lo prometo.
- Y me amarías?
- A mi modo.
Sin nada más que decir, Fiona se levantó , se dio media vuelta y tomó las riendas da yegua, montando con agilidad. Salió al galope sin mirar atrás.
Sentía sus emociones a flor de piel. Adoraba los besos que Tarr le daba, por más que no quisiese admitirlo. Le gustaba sentir sus músculos potentes y los brazos fuertes rodeándola , la presión de los dedos largos sobre sus cabellos y su piel, y la intensidad de su boca exigente sobre sus labios.
Tarr era un hombre mucho más atractivo de lo que había imaginado al principio, y esa idea la perturbaba. Tal vez interfiriese en sus elecciones, si no tuviese cuidado. Podría sentirse tentada de ser la esposa de Tarr, y acabar arrepintiéndose por el resto de su vida. Su madre le había contado incansablemente, a ella y a Aliss, historias de caballeros amables que conquistaban a las damas por medio de la gentileza y la caballerosidad , y que al final el amor siempre vencía todos los obstáculos. Historias románticas para algunos, poéticas para otros.
Para Fiona, el amor era la belleza pura. Había observado el modo en que sus padres se trataban, la alegría y el afecto que transmitían en el día a día. Cuando peleaban, lo que era raro, pronto estaban pidiéndose disculpas mutuamente, abrazándose y sonriendo. Cuando su padre había enfermados, su madre había cuidado de él con cariño. , jamás se había quejado, llorado o sentido pena de sí misma, sino que había compartido cada minuto con su marido, hasta el final. La pareja había compartido la alegría y la tristeza con el mismo entusiasmo, felices el uno con el otro.
Fiona todavía deseaba un matrimonio así, que la uniese a un hombre en la tierra y en el cielo . Le gustaba imaginar que sus padres continuaban felices y juntos en otro mundo, compartiendo un amor eterno.
Reprimió una lágrima, porque llorar no condecía con su carácter, y la última vez que había hecho eso había sido cuando su madre había fallecido. Sería una tontería pensar que uno podía encontrar un amor que durase toda la vida? No tenía respuesta para eso; sólo sabía que si no lo intentase iba a arrepentirse. se sentía atraída por Tarr de Hellewyk, y presentía que el caballero abrigaba dentro de sí más cualidades de las que le gustaba manifestar.

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