martes, 18 de agosto de 2009

LA GEMELA GUERRERA - CAPITULO 24 - DONNA FLETCHER

CAPITULO 24


Tarr observó Fiona recoger flores con otras mujeres del clan. Sus mejillas estaban más rosadas por el viento cortante que venía de las colinas ; una flor adornaba los cabellos que parecían una masa de cobre bajo el sol.
Tarr sabía que Fiona hacía esa tarea solamente para ayudar . Ella jamás sería una joven reposada, delicada y remilgada, sino una mujer llena de pasión, vigor y coraje, y era por eso que la amaba. Estaba seguro que Fiona prefería limpiar su espada, atender a su yegua preferida o arreglar un arco, en vez de recoger flores, pero también era inteligente, y entendía lo que los demás esperaban que hiciese de vez en cuando, como parte de la vida social femenina.
La vio sonreír y enderezar los hombros , para luego volver a la tarea delicada. Tarr no sabía explicar cómo o cuándo esa mujer había conquistado su corazón, pero poco importaba. La amaba.
Sólo sabía que no deseaba perderla. Cuando había resuelto buscar una esposa, había pensado que poca cosa cambiaría en su vida. Se daba cuenta ahora como se había equivocado, y estaba contento con eso.
Fiona había llenado un vacío en su alma que siempre había ignorado que existía. Su vida siempre había sido un aprendizaje constante para liderar el clan. Su padre lo despertaba todos los días con una lista de obligaciones y deberes, y tener una esposa era uno de ellos, para que le diese hijos fuertes y saludables que prolongasen la prosperidad de los Hellewyk.
Su madre había sido una buena mujer, amorosa a su modo, pero distante. Poseía una naturaleza introspectiva y dulce, pero sin firmeza
Por su parte, Fiona demostraba constantemente su fuerza con orgullo, y Tarr se sentía honrado por amar y ser amado por esa mujer. Casi se rió al pensar que siempre había imaginado tener que cumplir con los deberes maritales por obligación, Fiona le despertaba un de deseo y una sensualidad que jamás había experimentado. Y jamás se sentiría obligado a tener que acostarse con ella hasta el final de sus días. Muy por el contrario.
De repente sus pensamientos fueron interrumpidos al verla levantar el rostro con brusquedad, intercambiar unas palabras con las otras mujeres, y venir en su dirección.
Tarr cruzó los brazos y aguardó, mostrando en sus labios una sonrisa maliciosa. Fiona se aproximaba meneando sus caderas, los pechos balanceándose suavemente debajo de la blusa. Desató el nudo del chal en su cintura, y le sonrió con los ojos semi cerrados.
- Tus ojos me dicen que tienes hambre - ella murmuró al aproximarse a Tarr. De manera discreta, colocó el chal sobre sus hombros y tapó los dedos que comenzaban a desatar las cintas de su blusa. - Tengo hambre...
Los pezones rosados surgieron erectos, solamente para los ojos de Tarr, quien preguntó. - Estás intentando me seducirme aquí delante de todos?
- Si, estoy bastante impaciente.
- Creo que hice un buen negocio al hacer un acuerdo para tomarte como esposa - bromeó Tarr .
- Y yo también salí beneficiada.- Fiona colocó su mano en su brazo.- Déjame mostrarte como te amo... quiero sentirte. ..
Tarr se inclinó al su oído.
-Si no estuviésemos en medio de la aldea, te tomaría en mis brazos y te llevaría a la cama en este instante.
- Y por qué no lo hacer ? Cobarde. Y lento , por añadidura.
Tarr lanzó la cabeza hacia atrás y se rió con ganas . Entonces con un gesto súbito, la alzó en sus brazos y caminó hacia el castillo. Risitas y comentarios se oyeron a su espalda , pero el lord de Hellewyk no les prestó atención.



Abrió la puerta del cuarto con el hombro, entró , volvió a cerrarla, y se dirigió a la cama, soltando sobre el colchón su carga preciosa, quien quedó de rodillas y comenzó a ayudarlo a desvestirse.
- Quiero verte sin ropa para tocar tu piel. .. estoy loca por hacer eso.
Tarr le sujetó la mano y la llevó hacia su erección. -Esto es lo que le haces a mi cuerpo cada vez que me tocas.
Fiona sonrió, sin conseguir disimular su picardía.
- Me gusta eso.
Comenzó a acariciar su miembro , haciéndolo gemir de placer. No había vacilación ni falso pudor en el masaje de Fiona. Solamente era una mujer apasionada demostrando su ardor. Un súbito golpe en la puerta los hizo apartarse, Tarr se acomodó la ropa , y Fiona saltó hacia el otro lado de la cama.
- Hay un mensaje urgente en el salón - dijo la voz de un criado desde afuera del cuarto .
- Ya voy. Los pasos del hombre fueron sonando cada vez más distantes, y los dos volvieron a relajarse. Tarr la tomó en sus brazos, susurrando.
- Terminaremos esto más tarde.
- Esperaré la conclusión con ansiedad.
Tarr se rió y la besó, y juntos fueron rumbo al salón. Raynor y Oleg aguardaban cerca de la tarima de la mesa principal, al lado de uno de los guerreros de Tarr.
-Shamus, qué haces aquí? - preguntó Tarr con sorpresa.
- El Lobo atacó de nuevo.
- Muchos daños?
- Pocos, sin pérdida de vidas, pero el clan de los MacElder mandó un mensaje avisando que necesita ayuda.
Tarr se volvió hacia Raynor.
- Partiremos dentro de una hora.
- Te acompañaré con algunos de mis guerreros, y no intentes impedírmelo - advirtió Raynor. - No sabes quien puede estar al acecho en el camino, y quiero que mis hermanas viajen y lleguen sanas y salvas. Tarr frunció el ceño , pero Raynor continuó.- Las Perdí una vez, no las perderé de nuevo.
Oleg dio un paso adelante .
- Acepte la ayuda de mi hijo, por favor. Me quedaré mas aliviado si sé que Raynor está con sus hermanas. Después iré a visitarlos con Anya, dentro de algunos días, para que podamos celebrar el casamiento .
- Agradezco su preocupación, Oleg, pero cuando Fiona sea mi esposa seré yo quien decida como protegerla.
- Como debe ser. Anya corrió para pararse al lado de su marido.
- Oí la conversación cuando entré. No puedo despertar a Aliss ahora que finalmente se durmió. Déjala conmigo, y nosotros la llevaremos al castillo de Hellewyk.
- La propia Aliss debe tomar una decisión - dijo Tarr.
Anya lanzó una mirada de súplica a Fiona, pero la respuesta fue inflexible.
-Aliss jamás me dejaría sin comunicármelo antes, y yo haré lo mismo con ella.
Anya desistió y asintió . - Aliss irá con vos. Son inseparables. Quizás podamos conseguir una carreta para que la lleven dormida?
- Una carreta va a atrasar e viaje, pero si Aliss no está en condiciones para viajar...
- No necesitaremos ninguna carreta - dijo Fiona, irritada porque considerando que su hermana era débil. - Aliss montará a mi lado como siempre.
Diciendo eso , dejó el salón.
- Defiende a su hermana como una gallina cela a sus pollitos -- comentó Raynor.
- Y qué esperabas? - preguntó Anya, corriendo en defensa de Fiona. - Es la mayor y se siente responsable. Raynor sacudió la cabeza .
- Sólo diez minutos mayor.
Anya levantó un dedo amenazador a su hijo de dedo.
- Esos diez minutos ara mí fueron como diez años, y eso le da a derecho el Fiona de considerarse la primogénita y la protectora de las gemelas .-
Raynor levantó las manos en un gesto de rendición.
- Como digas, mamá.
- Ocúpate de que preparen comida para el viaje mientras yo ayudo a las gemelas.
Oleg le sonrió a Tarr cuando su esposa dejaba el salón .
- Te dije que Fiona era igual a su madre, o no ?
-
Fiona odió tener que despertar a su hermana, pero cuando le contó las circunstancias, Aliss saltó de la cama y comenzó a empacar sus pertenencias.
- Desearía tener un hogar permanente - ella murmuró entre bostezos, mientras terminaba de arreglar en una cesta las hierbas medicinales que se habían estado secando sobre una mesa.
- Me ocuparé de que tengas un lindo cuarto en el castillo - le dijo Fiona. Aliss sonrió contenta,
-Estás feliz. Puedo ver eso en tu cara. El amor te sienta maravillosamente bien.
- Sabrás eso cuando lo encuentres.
Aliss no se tomó el trabajo de decirle que no quería tener un marido. Fiona estaba feliz, creyendo que la felicidad dependía del amor, y no iba a contrariarla. Para evitar una confrontación, Aliss volvió al tema anterior.
- Un cuarto en el castillo ? Prefiero tener mi propia cabaña. Fiona dejó caer la prenda que doblaba.
- Pretendes vivir lejos de mí? El shock que vio en la cara de su hermana hizo que Aliss se aproximase , sintiendo remordimiento , -No es eso. Quiero tener tiempo para preparar mis pociones y ocuparme de mis hierbas, además de atender a los enfermos. Será mejor que tenga mi propia cabaña, así las personas necesitadas podrán buscarme día y noche sin molestarte a vos o a Tarr. Pero siempre estaré cerca de vos, Fiona.
- Tal vez tengas razón .
Fue el turno de Aliss de mostrase azorada. Su hermana había concordado demasiado rápidamente.
-Tarr y yo necesitaremos estar un poco a solas - continuó Fiona. - Y tener tu propia cabaña será ideal. Después de todo podremos vernos siempre que queramos.
Aliss se rió, entendiendo la situación.
- El casado casa quiere ... te gusta de hacer amor con él.
Fiona acompañó la carcajada de su hermana
- Es más rico que comer miel con los dedos !
-Entonces es bueno que yo no me interponga en el camino. Pensé que te ibasa enojar cuando mencionase el tema de la cabaña- Aliss comentó, volviendo a ocuparse del equipaje.
- Me estoy sintiendo cada vez mas generosa y mas comprensiva , y menos terca.
- Creo que es la pasión. Pero no estás ni un milímetro mas modesta, Fiona.
Ambas se rieron , mientras oían un golpe en la puerta del cuarto . Anya entró con lágrimas en los ojos.
- Vine a ayudar.
Sin conseguir contenerse, comenzó a sollozar. Aliss y Fiona corrieron hacia su madre y la ayudaron a sentarse.
- Disculpen - murmuró Anya, suspirando. - Es que acabo de encontrarlas y ya voy a perderlas nuevamente.
- Estarás con nosotras dentro de algunos días - le recordó Fiona.
- Sé eso. - Anya miró a una ya la otra. - Sólo quería conocerlas mejor. Son mis hijas y sé tan poco ... Pensé que podríamos conversar, y...
Fiona se arrodilló a sus pies.
- Le dí un puñetazo a un chico cuando tenía seis años, porque había empujado a Aliss. El se cayó de espaldas ...
- - Y yo corrí a socorrerlo - continuó Aliss.
-Si . Aliss siempre se ocupó de ayudar a las personas aún cuando no se lo merecían.
Anya comenzó a reírse, mientras las dos le contaban historias de su infancia sin parar, intentando ponerla al día después de años de separación. De repente la puerta del cuarto se abrió con un empellón, y Tarr entró seguido por Raynor.
- No te dije ? - murmuró el hermano de las gemelas.
-Una hora !- exclamó Tarr dirigiendose a Fiona. - Te dije que disponíamos de una hora, y aquí estás charlando sobre superficialidades...
- Ya estamos listas.
- Y yo hace raro que espero en el salón.
- Entonces fuiste vos quien atrasó nuestra partida - murmuró Fiona lista para comenzar una discusión. Aliss se adelantó para evitar la pelea.
-Vamos. Estoy ansiosa por volver a Hellewyk. El tiempo está bueno para a viaje? ...
Aliss habló sin mientras dejaban el cuarto, y sólo se detuvo cuando montaron los caballos. Raynor condujo su alazán hasta su hermana.
- Tu truco dio resultado. No hubo pelea.
- La próxima vez será tu turno de intermediar para que la pareja de palomitas no se arranque los ojos - retrucó Aliss.
- No acepto esa responsabilidad.
Raynor dejó de reírse, mientras la comitiva partía bajo las miradas llorosas de Oleg y Anya que los saludaban con sus manos.



El viaje fue largo y tedioso con Tarr rehusándose a detenerse e insistiendo que continuasen noche adentro de modo que en la mitad de la mañana siguiente llegasen a su casa. Nadie puso objeciones. Aliss luchaba contra los bostezos y la fatiga que la dominaban. No deseaba retrasar el viaje, y estaba de hecho ansiosa por acabar con esa vida de gitana. También estaba harta de charadas y secretos. Ya no quería preocuparse por el mañana. Continuaría junto con su hermana y así sería para siempre.
Tarr decidió hacer una parada para que descansasen algunas horas, pero le pareció Aliss que apenas había cerrado los ojos, ya la sacudían para retornar al caballo. Mucho tiempo después, cuando pasaba del mediodía siguiente, se aproximaron al castillo de Hellewyk. Aliss marchó detrás de Fiona y Tarr, y Raynor finalizaba el cortejo con los otros hombres. Aliss fijó sus ojos en la gran nube gris que los seguía hacia un buen tiempo, y pronto oyó el retumbar de un trueno, preanunciando tormenta. Por suerte estaban llegando al final del viaje, y no veía la hora de reposar junto a un buen fuego en la chimenea.
Iba a hacer un comentario con Fiona, cuando una dolor aguda alcanzó su cabeza, haciéndola caer al suelo. Todo se puso oscuro, y Aliss perdió el sentido.

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