jueves, 6 de agosto de 2009

LA GEMELA GUERRERA - DONNA FLETCHER - CAPITULO 8

CAPITULO 8


- Un poco más y estará terminado - le aseguró Aliss a Raynor.
-Estás demorando mucho - protestó el guerrero.
- La sangre que perdiste con la herida de la cabeza creó costras muy gruesas sobre tus ojos, y ahora estoy trabajando en la remoción, ya te expliqué eso no sé cuantas veces. Pero ahora falta poco.
- Pega pronto mis pestañas.
- No - replicó Aliss con firmeza. - El dolor sería terrible.
-No me importa. Apúrate.
-Por qué ?Para que puedas huir? Todavía no estás suficientemente fuerte. La herida en la cabeza está cicatrizando, pero precisas reposar todavía. - Puedo resolver eso solo. Me estás dando órdenes
- Te estoy diciendo la verdad y dándote buenos consejos , si te escapas de un modo precipitado vas a desmayarte en el camino y vas a empeorar tu situación. Sería algo hecho con muy poco sentido común - dijo Aliss, y se encogió de hombros -Pero, qué estoy diciendo? Pocos guerreros tienen sentido común .
- Eres muy audaz con sus palabras. Y honesta. Estoy ansioso por ver tu rostro.
- En breve vas a realizar tu deseo.
- Cuánto falta ?
-Más o menos una hora, y...
- Demasiado tiempo .
Con un gesto súbito, Raynor se liberó de las manos de Aliss y se forzó a abrir los ojos antes que ella tuviese tiempo de impedirlo. Aliss Vio el rostro del caballero contraerse de dolor y parpadear varias veces. Entonces, con un gesto lento, Raynor giró su cara en su dirección.
- Mi Dios! - gritó, a todo pulmón .
En seguida perdió la consciencia.


Tarr permanecía junto a la ventana de su cuarto, mirando el cielo oscuro y sin estrellas. Las cosas no estaban marchando como esperaba. Había imaginado que resolvería la charada de las gemelas en pocos días. Pero un buen tiempo se había pasado , y estaba más confundido que cuando las había conocido. Su deseo era muy simple; quería una esposa saludable para engendrar hijos saludables. Pero se había topado con estas gemelas misteriosas. Siempre que imaginaba haber revelado el secreto, descubría que estaba equivocado, y volvía al punto de partida.
Todavía ni siquiera sabía si siempre se quedaba a solas con la misma o si las hermanas se turnaban en eso también. Sus caras eran idénticas, y aunque la belleza de las dos lo atrajese, ya que era la misma , se sentía mucho más inclinado en dirección a la muchacha que demostraba tener una naturaleza audaz y valiente. Pero quién sería? Cuál de las dos era Fiona? Pues Fiona era sin duda la gemela guerrera, la que bajo cualquier circunstancia se quedaría al lado de su hombre, la temeraria, y la que también lo iba a desafiar por el resto de su vida .
El amor no formaba parte de sus consideraciones; era una emoción inútil que de nada servía. Hacía que hombres inteligentes se convirtiesen en idiotas, y él no tenía tiempo para frivolidades. Tenía un clan que proteger, y no permitiría que nada se interpusiese en el camino de sus deberes como jefe.
Frotó su mentón con fuerza y cruzó los brazos sobre el pecho . Los rostros de las gemelas surgieron delante de sus ojos, idénticas, lindas, impenetrables. Debía ser Fiona quien siempre pasaba algún tiempo a su lado, Tarr reflexionó , y la que hacía su sangre inflamar. Su sensualidad era intensa, y no había duda que ambos compatibilizaban. Ese era un buen comienzo para un matrimonio arreglado.
Fiona. Sin duda ya la había besado, por lo menos una vez.
Tarr volvió a rascarse el mentón, mirando la noche oscura e imaginando quién era la mujer que tanto placer le daba cuando la besaba.
De repente un grito hizo eco en el silencio del castillo, haciéndolo salir apresuradamente del cuarto , recorrer el pasillo y entrar en el cuarto donde tenía prisionero a Raynor. Las dos centinelas que montaban guardia en la puerta ya habían entrado, y en ese momento eran mantenidos a distancia por una de las gemelas, que parecía pronta a asesinar si alguien se atreviese a sujetar el hombre que estaba sobre la cama.
- Qué estás haciendo aquí? - quiso saber Tarr.
Antes que Aliss pudiese responder, la otra gemela , se apostó al lado de su hermana. La semejanza entre ellas pasmosa. No había ni el más leve detalle que diferenciase a una de la otra. Parecían imágenes replicadas. Raynor gimió, y Tarr dio un paso adelante , pero Fiona apoyó sus manos en sus caderas, desafiándolo a avanzar.
- Quiero hablar con él ! - exigió el lord de Hellewyk.
-No ahora - declaró Aliss.
Ella se inclinó hacia Raynor y le susurró algo al oído.
- Dije ... Ahora! - exclamó Tarr, comenzando a perder la paciencia.
Cómo esa joven se atrevía a desafiar la voluntad del lord del castillo ?
-Raynor no declarará nada por ahora - insistió Aliss. -Dale un plazo hasta mañana a la mañana. Entonces estará con las ideas más claras y vos obtendrás respuestas coherentes.
- Ustedes dos! Salgan inmediatamente de este cuarto!
-Vayanse - les pidió Raynor. - Hablaré con Tarr.
Fiona tomó el brazo de su hermana y casi la arrastró afuera del cuarto , pero no sin antes lanzarle una mirada de desafío a Tarr.
La puerta se cerró , y los dos guerreros se quedaron a solas , ya que los centinelas, presintiendo la furia del líder, habían salido también.
Raynor trató erguirse en la cama, mientras Tarr no apartaba los ojos de su enemigo. Permanecía al lado del lecho, y aunque estuviese desarmado, no le temía. Sabía que Raynor no estaba en condiciones de luchar, y además tenía confianza en su propia capacidad para dominarlo.
- Vas a responder mis preguntas.
- Y vas a decirme cuántos de mis hombres mantienes prisioneros - retrucó el herido.
- No te diré nada!
-Entonces no hablaré , hasta saber algo sobre mis guerreros.
- El calabozo de mi castillo está preparado para recibirte.
- -Con satisfacción iré a reunirme con mis hombres, si están allá.
- Qué te trajo a mis tierras? - preguntó Tarr, ignorando el
comentario.
- Reclamar lo que es mío por derecho.
- Ya discutimos eso, Raynor. La isla de Non me pertenece.
- Pero se conecta con las tierras de Blackshaw...
- ...y con las tierras de Hellewyk. Es mía y no hay nada que
pueda hacer al respecto.
- Si, lo hay - insistió Raynor enigmáticamente.
- Esto es el colmo! Entras en mis tierras con una tropa de guerreros, me atacas, sos capturado, y encima te crees que puedes reclamar mis propiedades? Debes haber enloquecido con el golpe en la cabeza!
- Ya veremos.
Tarr no le dio importancia al tono confiado del herido. Pero algo estaba errado, reflexionó , y el único motivo para no preocuparse era el hecho de tenía prisionero a Raynor.
- Por qué no atacaste mi castillo, Raynor?
- Mis planes no contemplaban nada respecto a tu castillo.
De repente la puerta se abrió y las gemelas entraron, una detrás de la otra.
- Ya conversaron por demasiado tiempo. Se acabó el tiempo de visitas - anunció Aliss. - El enfermo necesita reposar.
Esta vez Tarr no protestó. Ganaría tiempo con Raynor y descubriría lo que deseaba saber, usando los métodos que fuesen necesarios. - Voveremos a hablar.
- Tengo certeza que si - respondió Raynor en tono de desafío.Tarr asintió , se dio vuelta y salió del cuarto . Pero en vez de irse a sus propios aposentos, aguardó junto a la puerta del cuarto de las gemela s.

Fiona se volvió hacia Raynor.
- Desobedeciste mis consejos?
- No dije nada sobre vos o Aliss - le aseguró el guerrero. - El secreto de ustedes está a salvo conmigo.
- Y por qué deberíamos creer en tu palabra? - preguntó Fiona.
- Por qué no? - rebatió Aliss, acomodando las mantas del enfermo.
- Cree en las personas con mucha facilidad, hermana. Este hombre aquí acostado es el enemigo,
- Tarr también lo es, y aún así vos confías en él.
- Tengo la impresión que las dos tienen dificultad en confiar en general - dijo Raynor, mirando a una y a la otra. - Sus padres no les enseñaron a confiar en los otros?
- Nuestros padres eran personas maravillosas - dijo Aliss, mientras Fiona asentía con un gesto de su cabeza.
- Pero tu hermana cree que le haces muchas confidencias al... enemigo, y no comprende que yo solamente estoy muy agradecido por la suerte de disponer de una enfermera como vos, Aliss.
- Pues trata de recordar que tienes una deuda de gratitud , y sé discreto en relación a nosotras dos.
- No necesitas amenazarme, Fiona. Ya te dije que tu secreto está a salvo conmigo, y no le revelaré a Tarr hay un modo de diferenciarlas.
- Estás seguro de lo que dices ? - insistió Fiona.
- Si - repitió Raynor con un bostezo.
- Basta los dos! - ordenó Aliss. - El tiene que descansar y quiero lavarle los ojos de nuevo, para asegurarme que estén bien limpios. Fiona ignoró la orden de su hermana.
- Sobre qué conversaste con Tarr?
- Sobre mi captura y mis hombres que él mantiene prisioneros.
- Conrad e Ivan ya están en recuperación - le comunicó Aliss con
orgullo.
- Eso! Continua dándole información al enemigo - protestó Fiona.
- Raynor es tan prisionero como sus hombres. Además, qué puede hacer Raynor? Si siempre hay dos centinelas parados aquí en la puerta.
Fiona levantó las manos al cielo en un gesto de desesperación.
- Desisto! Esto es demasiado para mí! Cuéntale toda tu vida a Raynor si quieres! Así le crearemos más problemas a Tarr.


Diciendo eso , Fiona salió del cuarto intempestivamente.
- Yo podría llevar a vos y a tu hermana conmigo - murmuró Raynor, después que Fiona salió.
_ Todavía necesitas dos semanas para recuperarte. Haz tus planes pero no me cuentes nada. Cuando llegue el momento te diré si vamos o no a acompañarte.
Fiona bajaba las escaleras, enfurecida, y notó una sombra que la seguía. Llevó su mano a la daga que mantenía escondida en la cintura, pero antes que pudiese empuñarla, Tarr dio un paso adelante y su sombra la cubrió como un manto oscuro.


Con un gesto rápido, Tarr desvió el arma de Fiona.
- Hace cuánto tiempo Raynor está consciente?
Fiona trató de mantener la calma. No tenía intención de mentir, pero tampoco deseaba sucumbir a la súbita y asombrosa atracción que la proximidad de Tarr le causaba.
- Hace algunos días.
- Y no me contaste nada?
Dio un paso más adelante . Normalmente Fiona se habría quedado firme en su lugar, pero la mirada intensa y el calor masculino la embriagaban de tal forma que retrocedió . A aquella pequeña distancia, Tarr parecía una torre majestuosa, su aliento olía a pino, y los instintos de Fiona le aconsejaban escapar. Pero Tarr continuaba acercándose.
- Raynor no estaba en condiciones de hablar - murmuró Fiona,
intentando ganar tiempo.
- Soy yo quien decide eso, no vos.
- Raynor no es una amenaza para tu dominio.
- Repito que ese es mi problema .
- Entonces haz lo que tenga que hacer.
Tarr se detuvo con expresión incrédula.
Ella estaba desistiendo de defender a Raynor?
- Una curandera está a cargo de él, y en breve Raynor estará curado. Nosotras hicimos lo que debíamos hacer; después de eso, el prisionero será tuyo.
Tarr avanzó, acorralándola contra la pared de piedra.
- No digas nosotras. Ustedes son opuestas - Tarr murmuró . - Una gemela cura, la otra empuña armas sin miedo y con intención de herir.
- Piensa lo que quieras , No me interesa.
- Pero me mentiste.
- Vos no me preguntaste nada respecto Raynor.
- Y vos tampoco comentaste nada.
- Si me hubieses preguntado antes...
- Basta con esto! No toleraré subterfugios.
-Tolerar?! - exclamó Fiona con los ojos chispeando de rabia.-Fui yo quien tuvo que tolerar ser arrebatada de mi gente, amenazada con ser separada de mi hermana, y tal vez forzada a ser la elegida para casarse con un completo extraño que lo único que quiere es que conciba sus hijos como una oveja reproductora! Después de todo eso, esperas que me importe lo que piensas respecto a mí?
- Sería inteligente de tu parte que te importase.
Fiona dio un paso adelante con tanta energía que lo hizo retroceder.
- Ya fui demasiado amenazada! Poco me importa lo que
pienses de mí , pero recuerda una cosa... Fiona no será una esposa tolerante, por lo tanto ,ten cuidado, o te verás unido a una mujer indeseable.
Ella lo apartó con un empellón y corrió al cuarto. Pero Tarr fue más rápido y corrió también, en el umbral puso su pie , impidiéndole que le cerrase la puerta en la nariz.
-No sos bienvenido aquí!
- Este es mi castillo y estoy en mi propia casa!
- Y este es mi cuarto, mientras sea forzada a permanecer aquí - replicó Fiona. Sus ojos brillaban como esmeraldas.
-Nada de lo que hay aquí es tuyo, querida. No todavía.
Dando un paso adelante , Fiona le tocó el pecho , clavándole un dedo.
- Ni quiero que sea.
- Tu voluntad no tiene el menor peso en mis decisiones.
- Piénsalo bien, Tarr de Hellewyk. Lo que yo quiera decidirá tu destino.
-Nadie toma decisiones sobre mi vida.
- Yo afirmo lo mismo respecto a mi vida. - Fiona dio algunos pasos dentro del cuarto y se volvió para mirarlo. - Sal de mis aposentos!
Tarr la encaró sonriendo.
- Vos sos Fiona, pues sólo ella tendría el coraje de enfrentarme
En respuesta, Fiona puso sus manos en sus caderas y se aproximó. - Si tienes tanta certeza, llama a un sacerdote ahora mismo y cásate conmigo.
Un instante de duda pareció dominar al guerrero, y su sonrisa desapareció.
- Me has desafiado a mí y a mi hermana a una guerra, pero no estás preparado para enfrentar opositoras tan fuertes.
- Tercas, yo diría.
- Gracias - murmuró Fiona con un gesto irónico .
- Los oponentes tercos en general salen victoriosos.
- Y si además de tercos son estúpidos?
- Estás hablando de vos mismo, Tarr?
El caballero fue muy rápido. Sujetó el rostro de Fiona con sus manos .

- Diviértete cuanto quieras, pero quiero que sepas que este será tu hogar. Voy a casarme con vos, estés de acuerdo o no.
La soltó y salió del cuarto , dejando la puerta abierta. Fiona caminó en puntas de pies y espió por el umbral, observándolo irse. Admiró los músculos de su espalda ancha y sus piernas largas. El tamaño de Tarr siempre la impresionaba, así como sus cabellos castaños, siempre limpios y brillantes.
Sonrió cuando lo vio desaparecer en la curva del corredor, cerró la puerta y se apoyó contra la pared . Le gustaba desafiarlo y ser desafiada por él, en general, cuando la veían furiosa, los hombres se acobardaban o la juzgaban como una loca e intentaban ignorarla.
Tarr no retrocedía de ninguna manera. En verdad la respetaba como oponente, y eso la excitaba. Deseaba conocerlo mejor, pues comenzaba a pensar que tal vez Tarr de Hellewyk pudiese resultar un buen marido.
Proteger y amparar... Fiona se rió con buen humor.
-Sólo si yo se lo permito!

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