martes, 13 de octubre de 2009

LA HERENCIA - CAPITULO 12 - SANDY BLAIR

CAPITULO 12



Con un dolor de cabeza insoportable, Claire se preguntó una vez más a dónde podría haber ido Cameron. No debería haberlo llevado a Salem. Antes debería haber sondeado el terreno para analizar si valía la pena confrontarlo con la verdad. El resultado había sido desastroso. Todo en relación a Cameron era un desastre.
Con el estomago descompuesto y la cabeza latiendo, Claire se tambaleó hasta el baño donde guardaba los medicamentos. Al abrir la puerta, protestó con rabia. Las toallas estaban esparcidas por el piso, y vio el frasco vacío de champú, que Cameron usaba como si fuese agua.
De dónde ella había sacado la idea de que podría funcionar? El hecho que Cameron fuese un hombre bueno y atractivo no implicaba que ellos fuesen compatibles en sus estilos de vida. Cameron adoraba el clima frío. Si él se atreviese a alterar una vez más la graduación de la temperatura del aire condicionado, ella lo echaría del apartamento, sin dolor ni piedad.
Desde que lo había llevado a la biblioteca, Cameron había desarrollado un apetito insaciable por libros. Ahora se levantaba todas las mañanas y leía hasta la hora del almuerzo. Después de la comida salía diciendo que precisaba tomar aire y nunca retornaba antes de las dos de la madrugada.
Claire estaba con los nervios destrozados, de cansancio y de preocupación. Necesitaba ocho horas de sueño para recuperar su energía . Mientras Cameron no llegaba, ella no podía dormir. Y después sus pensamientos continuaban dando vueltas en su cabeza, intentando entender qué le había pasado a Cameron para que hubiese empezado a comportarse de ese modo extraño. Por qué no hablaba con ella? Por más que Claire quisiese creer que había una razón plenamente aceptable para esa larga permanencia afuera de la casa, no lograba evitar un presentimiento funesto respecto a eso.
Qué le había pasado a ella, esa tarde, al volver de Salem, para decirle a Cameron que podría quedar hospedado en su apartamento por el tiempo que fuese necesario? La respuesta era muy simple . A pesar de todos los problemas, estaba enamorada del taciturno e increíblemente sexy sir Cameron MacLeod.


Cameron cerró los puños al oír un sujeto borracho insinuarse a la amiga de Claire, Tracy Simpson. Detestaba ese lugar. Detestaba que él y Tracy estuviesen trabajando en un lugar donde las personas no demostraban tener respeto unas por las otras. Principalmente los hombres . La mayor parte de ellos , él había descubierto, eran casados.
Tracy, vestida con poco más que un par de sandalias plateadas de tacos altísimos, debía lucir una sonrisa constante para ganarse las propinas, como ella se refería a los billetes que los clientes colocaban entre sus pechos.
Apenas podía esperar para acabar con las actividades del bar. La música alta lo molestaba. La cabeza le dolía terriblemente. Para empeorar las cosas, ese sujeto estaba intentando manosear a Tracy, a pesar de que ya había sido advertido de la prohibición de tocar a las muchachas.
Cameron lo tomó por el cuello de la camisa y lo llevó afuera. El borracho llegó a asestar un golpe en el pecho de él, pero fue como golpear una pared de granito. Al colocarlo en la calle, el sujeto se resbaló en la nieve. Mejor para él. Así se enfriaría tanto su cuerpo como su cabeza.
Con la puerta cerrada, el sonido de la música llegaba amortiguado. Cameron se demoró deliberadamente. Pero era necesario volver, con o sin dolor. Sus plegarias debían haber sido oídas porque cuando abrió la puerta, los tres últimos clientes se despidieron.
Cameron trancó la puerta y le pidió a Mike, el dueño, que apagase la música.
Ah, la bendición del silencio!
Ahora sólo faltaba esperar a que Tracy contase el dinero que había ganado y acompañarla hasta su casa, para finalmente poder volver junto de Claire. Ella andaba abatida en los últimos dos días. Al contrario de Tracy. Era difícil comprender como dos personas tan diferentes podían ser amigas. En realidad, no debería juzgar a Tracy. Si no fuese por su ayuda, él todavía estaría sin trabajo. No había trabajo en ese país para quien no tuviese documentos y un diploma. En el caso de él, ni siquiera licencia de conductor.
Tracy le recordó, al salir, que era día de pago. Pero al recibir el cheque, Cameron lo devolvió con un gruñido de irritación.
- Dijiste que me pagaría cincuenta por día. Fueron cuatro días. Cuatro veces cincuenta son doscientos.
El patrón le devolvió el cheque sin ofenderse.
- Tuve que deducir los impuestos. Lo siento mucho , compañero, pero es la ley.
Cameron miró a Tracy como quien pide una confirmación. Ella asintió.
- Es verdad, MacLeod. El jefe no está intentando sacar ventaja de vos.
Cameron volvió a tomar o cheque y esa vez lo guardó en el bolsillo. Qué problema! De ese modo nunca lograría juntar lo necesario para saldar su deuda con Claire. Necesitaría conseguirse un empleo que pagase más.
Tracy estaba lista para irse cuando Cameron terminó de levantar la última silla sobre la última mesa. En la calle, con la mano apoyada en la curva del brazo de Cameron, ella confesó su alivio porque él la acompañase todas as noches de vuelta a su casa.

- Ya le contaste a Claire que estás trabajando en el club conmigo?
- No. Me parece mejor que ella no sepa.
- Por qué ?
- Lo que hago para pagar por la cama y la comida es asunto mío.
- Claire te está cobrando el hospedaje? - Tracy preguntó con asombro.
- No, pero pretendo devolverle el dinero de los gastos que está teniendo conmigo, lo más pronto rápido. Y hablando de modos de ganar dinero, Tracy, creo que deberías conseguirte otra cosa para hacer.
Tracy se acurrucó contra Cameron. Al sentir la suavidad del cuerpo femenino, él se apartó rápidamente . Después de todo era un hombre y hacia un largo tiempo que no estaba con una mujer.
- Qué gentil en preocuparte por mí! Te tengo una novedad . Claire todavía no lo sabe, pero voy a dejar este empleo. Conseguí un papel en la producción teatral Grease que se estrenará en Salisbury el próximo verano . Estoy super feliz. Quieres subir y tomar una cerveza conmigo para celebrar?
- No, gracias. Claire me está esperando.
- Quieres apostar a que no?
Tracy soltó una carcajada alta y cristalina en la callada noche. Cameron no pudo evitar la comparación con Claire y su modo más sutil y reservado.
- Yo conozco a mi amiga. Ella debe estar durmiendo hace horas.
Cameron no respondió. Si Tracy realmente fuese amiga de Claire, no estaría insinuándose a él ni lo habría invitado, y mucho menos insistido, para que subiese a su apartamento. No era que hubiese sucedido algo entre él y Claire más allá de un beso. Por supuesto que a él le gustaría poder decir lo contrario. Cada día que pasaba, más y más, Claire lo estaba enloqueciendo de deseo. El primer pensamiento que le venía a la mente, al despertar por la mañana, era verla con la bata, con los cabellos sueltos y las mejillas rosadas todavía calientes , rezongando porque él hacía mucho ruido , mientras disimuladamente acompañaba cada movimiento de él. A propósito, por pura vanidad masculina, él flexionaba el cuerpo o elongaba algún músculo. Ah, si las circunstancias fuesen otras! El sentía que Claire se sentía atraída por él tanto como él por ella.
- Debo entender tu silencio como un "si"?
- No, me temo que no. Estoy cansado y quiero ir a casa.
- Sólo unos instantes. Prometo ser buenita.
El se podía imaginar muy bien a lo que Tracy se estaba refiriendo. Tracy era una profesional en el arte de la seducción.
- No, Tracy. Necesito descansar.
- Está bien. - Ellos llegaron a la puerta de la casa y Tracy lo besó en la cara. - Pero la próxima vez, no aceptaré un "no" como respuesta. De acuerdo? Buenas noches, MacLeod.
Treinta minutos más tarde, Cameron llegó a la dirección de Claire. Le extrañó encontrar las luces encendidas en la tienda. Era de madrugada. La sensación de que algo estaba mal creció al intentar introducir la llave en la cerradura y descubrir que la puerta estaba sin tranca.
La empujó. El silencio hizo que su corazón perdiese el ritmo . Claire jamás se retiraría sin antes revisar la puerta y activar la alarma. Sin embargo , todo a su alrededor parecía estar en orden. Con el cuerpo tenso con aprensión, fue a revisar el depósito en los fondos. Todos los objetos y herramientas parecían estar en su debido lugar. Pero el silencio gritaba en sus oídos.
Cameron subió la escalera de a dos escalones. Al abrir la puerta se obligó a respirar. También en la sala y en la cocina, todo parecía estar en orden, y fue al cuarto de Claire.
Con la luz que venía de los postes de iluminación de la calle, él finalmente la vio, acostada.
- Claire?
El entró lentamente y fue hasta la cama. Se puso rígido . Claire parecía muerta de tan pálida. Los cabellos estaban mojados como si ella hubiese acabado de salir del baño, y un hilo de sangre se escurría de su nariz.

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