sábado, 10 de octubre de 2009

LA HERENCIA - CAPITULO 8 - SANDY BLAIR

CAPITULO 8


El soco derribó al abogado antes que él pudiese entender o que estaba sucediendo. Claire se arrodilló y lo ayudó a se levantar.
- Lo siento mucho .
- Presumo que este es el señor MacLeod.
Claire parecía tan molesta. A Cameron le extrañó su expresión al dirigirse a él.
- Si. Este es sir Cameron MacLeod. Cam, este es el doctor Brindle, tu abogado. Si es que él acepta continuar siéndolo, después de lo que le hiciste .
- Vos estuviste llorando - Cameron se justificó. - Vi la mancha en el pantalón de él y...
- Oh, Hazme el favor! El doctor Brindle derramó café en su ropa y yo lloré porque estábamos hablando sobre Tavish! Ayúdalo a levantarse! Qué estás esperando?
El abogado no dejó que Cameron lo tocase. Cómo podía haber adivinado?
- Cómo podía haberme imaginado? - Cameron preguntó, en la cocina, a donde había visto a Claire dirigirse. - Sólo conozco una razón para la cual un hombre se desviste en frente de una mujer.
- Estás en otro lugar y en otro tiempo ahora. Los costumbres cambiaron - Claire explicó mientras tomaba un cubo de hielo y mandaba que Cameron lo llevase al abogado.
- Siempre sos tan violento? - el doctor Brindle preguntó con el ceño fruncido.
- Desde cuando es considerado violencia defender el honor de una doncella?
Sin paciencia para refutar, el abogado arremangó las mangas y le pidió que Cameron se sentase. El lo hizo a disgusto, al darse cuenta que tendría que pasar por otro interrogatorio como el que le hicieron en la delegación policial . Bien, él tenía una deuda con el abogado. No podría rehusarse a atenderlo.
Hasta que Claire volvió ala sala, el clima entre los dos hombres comenzaba a hacerse pesado.
- El cree que soy un mentiroso - Cameron reclamó. - Le dije que hablaba galés , escocés, inglés, francés y latín, y él no creyó.
-Sacó fotos para probar los malos tratos? - Claire miró al abogado, sin prestar atención a la queja.
- Todavía no tuve oportunidad. Señor MacLeod, cuéntame el motivo por el cual te llevaron preso. Cuéntame que hizo desde que salió de aquí hasta aparecer en la carel.
El humillante episodio tuvo que ser repetido. Cameron esperaba que esa fuese a última vez.
- Los agredió para que lo llevasen preso?
- Si yo los hubiese agredido, ellos no habrían sobrevivido para contarlo. Solamente les pedí que me dejasen en paz.
- Cam, quítate el saco, por favor.
La humillación nunca tendría fin? Con un rezongo, Cameron se sacó la camisa de lana por la cabeza y la lanzó al sofá. Después tuvo que quedarse parado para que el abogado lo mirase a través de una cajita plateada.
- No tengas miedo - dijo Claire seriamente. - Ese aparato se llama cámara digital. Vos verás imágenes de vos mismo. Con eso, el doctor Brindle reunirá pruebas de la golpiza que te dieron los policías.
Cameron se quedó admirado al ver las marcas de las heridas en la pantalla de ese pequeño aparato. Más todavía al descubrir el estado deplorable en que le había quedado la espalda .
- Tendré que presentarme en la Corte por este hecho?
- Haré todo lo que esté a mi alcance para que eso no suceda - el abogado prometió. - En este momento, lo más importante será consigamos una dirección fija para vos.
- El doctor Brindle y yo conversamos al respecto - dijo Claire. - Será mejor que vayas a la casa de él.
- Dónde vive ? - Cameron miró contrariado a uno y al otro.
- En una pequeña ciudad llamada Topsfield, a cuarenta y cinco kilómetros de aquí .
Cameron negó con vehemencia. El no estaría lejos de Claire por nada en el mundo . Ella era la única persona capaz de devolverle su vida. Sólo ella poseía la llave y el conocimiento para llevarlo de vuelta a tiempo de salvar a su gente.
- Señor MacLeod, Claire tiene un negocio que administrar. Ella no está en condiciones de impedir que se meta en nuevos problemas. En Topsfield quedará más seguro.
Cameron miró a Claire.
- Muchacha, juro que no te daré ningún trabajo. - Y, volviendose hacia el abogado, agregó : -Usted sabe que yo preciso estar cerca en caso que ella encuentre una fórmula para deshacer la maldición.
Un estallido de vidrios los enmudeció. En seguida, la alarma se disparó. Claire no sabía si llorar o correr al lugar del ataque. Hasta cuando ella tendría que soportar las agresiones? Más gastos que podían haber sido evitados?


No tenía salida. Munida de una escoba, ella abrió la puerta del apartamento. Cameron corrió detrás de ella. Al ver a la señora Grouse salir al corredor, le recomendó que entrase y trancase la puerta.
Claire estaba desactivando la alarma cuando Cameron llegó a la tienda. Y ya era demasiado tarde cuando gritó para que él no intentase ir detrás de los atacantes.
- Qué locura! Por qué están le hacen esa maldad ? - se lamentó el abogado.
- Porque me negué a ceder a un chantaje - Claire respondió con un hilo de voz. Y antes que el doctor Brindle prosiguiese, Cameron volvió .
- Lo siento mucho . Ellos huyeron.
- Gracias por intentar alcanzarlos - Claire le agradeció. Cameron estaba jadeando . Su aliento se transformaba en pequeñas nubes mientras respiraba. Ella estaba desolada. Uno de los espejos había quedado dañado. Por poco los delincuentes no habían acertado el objeto más valioso de su tienda: el espejo barroco del siglo XVIII. Ya debería haber tomado medidas para que los objetos más caros fuesen llevados al fondo por seguridad. Se negaba a hacerlo. En su opinión los objetos expuestos eran más fácilmente vendidos.
Vencida por las emociones, Claire se puso a llorar. Cameron sintió rabia por su impotencia para ayudarla.
- No te pongas así, Claire. Todo está bien .
- No, no lo está. Era un espejo antiguo. Jamás podré substituirlo. Lo peor es que esos bandidos no me darán paz mientras yo...
- Cuál es la suma que ellos exigen, señorita MacGregor? - el abogado quiso saber.
- Cien dólares por semana para ellos garantizar la seguridad de mi tienda.
-Ya avisó a la policia?
- Si. Tres veces.
El rubor de Cameron contrastaba con la palidez de Claire.
- Se siente bien ? - el abogado hizo que Claire se sentase.
- No, no lo está. - La voz de Cameron sonó cavernosa. - Yo no quiero ir a su casa. Me quedaré a ayudarla y a defenderla.

Cameron consultó por sexta vez el reloj francés de pedestal y se preguntó por cuanto tiempo todavía tendría que esperar para que Claire se aposentase para que él pudiese concentrarse en sus pensamientos. Ella caminaba en puntas de pies, leve como la lluvia de primavera, creyendo que él ya se había dormido en el lecho improvisado con mantas.
Ya debía haber recorrido la tienda unas diez veces, siempre en la oscuridad, para asegurarse de que las tablas que Cameron había colocado en la puerta continuaban en su lugar. El contuvo la respiración al darse cuenta, súbitamente, que la intención de Claire ahora era otra. Ella estaba mirándolo y caminando en su dirección. Al aproximarse , se arrodilló y acomodó las mantas.
Cameron rezó para que Claire no oyese los latidos de su corazón. Se acordó de su mirada asustada como la de una gacela al sorprenderlo en sus aposentos. En verdad, ella había quedado tan aturdida como él con su aparición. No era una bruja, como había creído inicialmente. En verdad, Claire era tan inocente como él.
Y si el hechizo no pudiese ser revertido? Se quedaría preso en ese lugar por toda la eternidad ? O solamente por el resto de su vida?
Al oír la madera del piso crujir, Cameron volvió a abrir los ojos. Por poco tiempo. Debió volver a cerrarlos porque Claire parecía estar volviendo del depósito con algo y encaminándose nuevamente al lugar donde él supuestamente dormía. Luego , una sombra con perfume a lavanda se proyectó, sofocándolo.
Qué estaba haciéndole Claire ? Cameron tuvo su pregunta respondida al sentir el peso de una manta más sobre su cuerpo. Claire estaba preocupada porque él sintiese frío durante la noche. Tan preocupada que volvió a arrodillarse para apartar una mecha de cabellos que le caí sobre la frente. Y él no pudo continuar más fingiendo que dormía.
Claire casi se cayó hacia atrás cuando Cameron capturó su mano.
- Disculpa. No quería asustarte - él murmuró, impresionado con la intensidad con que la presencia y el perfume de Claire lo afectaban.
- Disculpa. No quería despertarte.
- No estaba durmiendo. - Algo que ninguno de los dos podría hacer, si Claire continuase deambulando por la tienda y por el edificio. Por eso él la sujetó por la cintura y la hizo acostarse a su lado. Su intención era tranquilizarla. Claire debía haber imaginado otra cosa porque opuso resistencia al gesto de él.
- Qué piensas que estás haciendo? - Cameron pensó que ella iba a golpearlo en el pecho .
- Intentando descansar. Ningún de nosotros estará en condiciones de levantarse y enfrentar el día de mañana, se dejas de andar por ahí como una alma en pena . Calmate y duerme. Yo ya te di mi palabra de honor que no te haré mal.
Claire intentó apartarse, pero él la sujetó por el brazo, y en ese movimiento ella se desequilibró y su pierna se encajó entre las de Cameron. Las miradas se encontraron en ese momento y así permanecieron. Ella decidió dejar de resistirse. Se acostó y se dejó abrazar en silencio. Pero Cameron tuvo ganas de romper su promesa al sentir el calor y la suavidad femenina en su cuerpo carente hacia más de dos siglos...
Fuese la necesidad de protección y seguridad, fuese algo en lo que Claire no quería pensar, como la falta de amor en su vida, ella cerró los ojos y se dejó envolver por la respiración acompasada de Cameron a su espalda . Por más que supiese que debería intentar conciliar el sueño, ella se sentía demasiado perturbada como para relajarse. Giró la cara en una tentativa de verlo. Con la luz tenue que venía de la calle, notó el contorno de los labios, del mentón, de la nariz. Los párpados estaban cerradas. Las pestañas eran largas y tan oscuras como sus cabellos.
Por un instante, Claire se entregó a la fantasía de ser amada por un hombre masculino y atractivo como sir Cameron MacLeod. El calor que se desprendía de él parecía penetrar por cada uno de sus poros.
Necesitaba parar de soñar. Los sueños no llevaban a ningún lugar. Jamás debería haber abierto esa caja. La forma de ataúd la había impresionado desde el primer momento. Pero lo que estaba hecho, estaba hecho. no había forma de volver atrás. O tal vez la hubiese? En ese caso, ningún otro lugar ofrecería más recursos para estudios e investigaciones que la Biblioteca de Boston. A no ser, quizás, Salem, conocida como la ciudad de las brujas.
Estaba decidido. Después de el desayuno , Claire lo llevaría hasta la biblioteca y lo dejaría en compañía de libros de Historia sobre Escocia mientras tomaba algunas medidas junto con el doctor Brindle sobre el abuso de autoridad al que Cameron había sido sometido.
- Estás durmiendo?
- Estaba - Cameron protestó.
- Mentira - Claire sonrió , sorprendida con la alegría genuina que vibró en su voz - No habrías oído mi pregunta.
- Tengo sueño liviano.
Cameron era un guerrero. Claire no dudaba de su afirmación.
- Crees en brujas? Que ellas tienen poderes además de la capacidad de curar?
- Yo estoy aquí por una bruja , o no ?
- Crees que serías capaz de distinguir una bruja verdadera de una fraude?
- Por qué ?
-Me enteré de una bruja que vive en la ciudad de Salem.
- Cómo vas a descubrir su dirección?
- Por Internet. Recuerdas el mapa que te mostré? - Claire haría una investigación rápida antes de partir rumbo a la famosa ciudad.
- Cuándo iremos?
- Cuando consiga a alguien que cuide la tienda por mí. Llamaré a mi amiga Tracy. Si ella no puede venir, le pediré a Victor.
Cameron giró de costado y se apoyó sobre el codo. Claire no pudo continuar bajo la mirada atenta y penetrante.
- Quién es Victor?
- Mi vidrierista.
- Si no me equivoco, dijiste que no había ningún hombre en tu vida - Cameron observó, enrollando una mecha del cabello de Claire en su dedo índice.
- No lo hay. - Claire tuvo que tragar en seco antes de responder. - Victor es solamente un amigo.
- Desde cuando?
- Nuestra amistad comenzó en ocasión de la apertura de la tienda, tres años atrás. El vive acá cerca. Me Preguntó como estaban el negocio y le dije a verdad, que no estaba vendiendo casi nada. El fue sincero. Cambió de disposición dos objetos y me encantó el resultado.
- Qué te pidió a cambio ? - Cameron preguntó, desconfiado.
- A cambio yo le hago propaganda de sus servicios, distribuyendo sus tarjetas a mis clientes.
- él ha tenido los mismos problemas que vos?
- No. Su estudio queda en otro barrio. Pero otros vecinos de esta cuadra también tuvieron sus vidrieras rotas.
- Ellos le están pagando para que esos vándalos los dejen en paz?
- No sé. Creo que si, porque actualmente soy la única que sufre los ataques.
Al terminar de hablar, Claire notó la mirada de Cameron en sus labios. Su corazón y su estomago se anudaron . Como si tuviesen vida propia, sus ojos también se posaron en los labios de él esperando un beso. Ella deseaba mucho que Cameron la besase. El primer beso la había tomado de sorpresa. Ahora ella quería uno que pudiese guardar para siempre en la memoria, de modo de poder revivirlo en el futuro, cuando Cameron ya no estuviese a su lado.


- Falta poco para que salga el sol - él dijo desde la ventana a donde se había dirigido antes de perder el control y abrazar a Claire. - Debemos prepararnos. Tenemos una maldición que deshacer.

Galantemente, Cameron extendió la mano para ayudar a Claire a levantarse. El fulgor en el horizonte marcaba el fin de la noche y de lo que podría haber sido la última oportunidad para que ellos disfrutasen de su mutua compañía.
- No se gana nada con tener prisa - Claire intentó tranquilizarlo. - Debemos encontrar un abrigo que te sirva, y las tiendas sólo abren a las nueve . También necesito recolectar algunos datos o no sabremos a donde ir cuando lleguemos a Salem.
- Yo no necesito abrigo . Quiero ver a esa bruja cuanto antes. - La supervivencia de su dente dependía de su retorno al lugar a donde pertenecía. Era necesario volver antes que su clan se uniese a los Stuart, lo que los llevaría al camino de la destrucción ; antes que él ya no pudiese resistir la atracción que estaba sintiendo por Claire y hiciese algo de lo que se arrepentiría.
Cameron cerró los ojos. Si hubiese satisfecho su voluntad y la hubiese tomado en sus brazos al amanecer, en el momento en que Claire lo había mirado con esos ojos de angel , con los cabellos esparcidos como sobre el humilde lecho que les había servido de reposo, tal vez ella lo hubiese dejado librado a su propia suerte. Por sentirse ultrajada. El era un hombre acostumbrado a tener las mujeres que quisiese. Jamás se permitiría perder el control y lastimar de alguna manera a una doncella como Claire. La constitución física de Claire era frágil. Si el beso hubiese ocurrido, tal vez él no hubiese logrado detenerse. Hacia demasiado tiempo que estaba sin tener una mujer.
Las restricciones eran pocas. Cameron no se imponía sacrificios en caso de viudas carentes y de mujeres francamente liberales, por no decir casquivanas . Aunque hubiese interpretado un mensaje sensual en el modo en que Claire lo había mirado esa mañana, no se atrevía a faltarle el respeto . No era un salvaje, como esos que la venían atormentando, pero estaría igualándose a ellos si la hubiese tomado para abandonarla poco tiempo después. Claire no se merecía eso.

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