martes, 20 de octubre de 2009

LA HERENCIA - CAPITULO 21 - SANDY BLAIR

CAPITULO 21


Por Cameron, Claire haría cualquier cosa. Inclusive vender el objeto más caro de su tienda: el espejo del siglo XVIII, con moldura de plata, , aunque estuviese consciente de que la nueva propietaria lo arruinaría al usar esa preciosa obra de arte como un adorno para la puerta de su cuarto de vestir.

- Sabes a dónde fue Claire ? - Cameron le preguntó a Tracy.
- No. Ella me dijo que precisaba salir y me pidió que cuidase de la tienda.
- Me extraña la falta de ese espejo. Era el objeto preferido de Claire. A dónde crees que lo llevó?
- Lo vendió esta mañana. También me extrañó. Claire lo adoraba.
La campanilla detrás de la puerta sonó y los dos miraron al cartero y a la joven de boina que entraron al mismo tiempo. Tracy se ocupó del cartero. Cameron saludó a la muchacha.
- Buen día, señorita. En qué puedo ayudarla? La muchacha se sacó la boina y sonrió .
- Buen día. Soy Shelley Grouse, la hija de Martha. Cameron apretó amigablemente la mano de la muchacha.
- Su madre está ansiosa por verla. Venga conmigo.
La señora Grouse insistió en que Cameron tomase una taza de café con ella y la hija. Mientras Shelley le contaba que llevaría a su madre consigo a California después de Navidad, la señora Grouse fue a buscar una tijera. El le había pedido un pequeño favor. Ella se extrañó que Cameron le pidiese que le cortar una mecha de sus cabellos , pero respetó su misterio.

Al volver a la casa, Claire encontró Cameron en el sofá, admirando el árbol de Navidad.
- Dónde está el espejo?
- Lo vendí a un museo . - Claire fue a tomar la correspondencia sobre la mesa para no tener que mirar a Cameron.
- Pero lo amabas!
- A veces debemos desapegarnos de lo que amamos en nombre de un bien mayor.
Entre cartas de propaganda y cuentas para pagar , Claire se extrañó al encontrar un sobre sin nombre del remitente. Curiosa, lo abrió.

Querida Claire,
Te estoy escribiendo para que sepas que salí de prisión y que estoy viviendo en Chelsea.
Conseguí un empleo y estoy asistiendo a Alcohólicos Anónimos. Estoy sobrio hace cuatro años. Sé que lo que tengo para ofrecerte es muy poco en comparación con lo mucho que te hice sufrir. Pero te pido que me des una posibilidad de redimirme. Yo amaba a tu madre. Espero que me respondas. He cambiado mucho.
Con amor,
Papá

Al terminar de leer la carta, Claire la hizo un bollo . Era demasiado tarde.
- Malas noticias? - Cameron preguntó.
- No importa. - ella arrojó la bola de papel al cesto de basura. Su padre había arruinado sus Navidades anteriores. No permitiría que le arruinase las Navidades por venir . Especialmente esa, que tal vez fuese la primera y la último que pasaría con Cameron.

- Te falta mucho ? - Cameron preguntó algunos minutos después.
Claire estaba en el baño, preparándose para ir a la Misa de Gallo. Estaba inquieto. Claire había quedado trastornada al leer esa carta. El sabía que no era correcto entrometerse en asuntos ajenos y privados , pero Claire podía haber sido amenazada por los atacantes de la tienda. Tal vez pudiese resolverle ese problema antes de partir.

- Qué te parece? - Claire volvió a la sala y dio una vuelta para exhibir el vestido.
Cameron al verla, se lanzó sobre el sofá.
- Estás muy linda. - él cerró los ojos y respiró profundamente. - tan bien perfumada como deslumbrante. Estás segura que quieres ir a misa?
Claire se rió con placer.
- Vos también estás magnífico con ese nuevo saco. Apuesto a que la señora Grouse y su hija concordarán conmigo. No queremos que ellas se pierdan la misa por nuestra causa, verdad ?



Pasaron dos horas hasta que ellos volvieron al apartamento
La Catedral de Saint Patrick estaba maravillosa. Cameron estaba agradecido de que Claire hubiese insistido en que él fuese. La música, en especial, lo había deslumbrado.

- Ahora, los regalos! Solamente abriremos uno cada uno . - Claire se sentó debajo del árbol y le entregó a Cameron una caja atada con una cinta escocesa .
- Por qué uno solo ? - Cameron protestó, tomando una cajita envuelta en papel plateado que había comprado para Claire.
- Para que la Navidad no pase tan rápidamente .
Siguió una breve discusión sobre quien debería abrir el regalo primero. Cameron resolvió la cuestión.
- Las damas, primero!
Claire no pudo evitarlo . Dos lágrimas se deslizaron por sus mejillas al abrir el pequeño estuche y encontrar un pendiente de oro con un brillante en el centro y cinco perlas alrededor. Adentro había una foto de ella del lado izquierdo y del lado derecho una mecha de cabellos de Cameron y las palabras: Al amor de mi vida. Cam.
Claire lloraba tanto que Cameron la abrazó. El no se arrepentía de haber vendido su espada para comprarle esa joya. Esperaba que ese mimo la reconfortase cuando escuchase lo que él ya no podía demorar en decirle.
- Gracias. Es el regalo más lindo que nunca me hayan dado.
-Me alegra que te haya gustado. Ahora quiero explicarte por qué te di un poco de mis cabellos.
- Oh, no - Claire lo interrumpió. - Ahora es tu turno de abrir tu regalo.
Cameron sacudió la pequeña caja y ella no hizo ruido.
- Una corbata?
- No.
Cameron enmudeció al abrir la caja y encontrar un pasaporte y un pasaje.
- Pero... - él la miró perplejo.
- Digamos que tengo amigos con influencias.
Una escena volvió a la mente de Cameron. El y Claire, abrazados en los escalones de la biblioteca. Tuvo que tragar en seco.
- Cumpliste tu promesa.



A las tres de la tarde del día de Navidad, Cameron le entregó su pasaje y su pasaporte al empleado de British Airways, en el Aeropuerto de Boston. Claire casi se desmayó de tensión hasta que el pasaporte fue devuelto con un deseo una buen viaje.
- No puedes entrar al avión con ninguna arma. Tendrás que pasar por un detector de metales.
Cameron sonrió y le apretó el hombro .
- No estoy armado.
- Dirígete al mostrador reservado para ciudadanos británicos al desembarcar en Londres y llámame inmediatamente.
Cameron sujetó el mentón de Claire y la miró a los ojos.
- Nunca podré agradecerte lo suficiente.
- No es necesario. Vivimos una aventura y mucho mas - ella se obligó a decir.
Desearía tanto que todo fuese diferente!
- Claire, tengo algo para decirte antes de partir. Estuve con tu padre.
- Qué ?!!!
- No te enojes . Estaba preocupado con la idea de que te quedases sola, con la partida de la señora Grouse a California. Yo tenía que asegurarme que tu padre había cambiado como afirmaba.
- Cómo te atreviste a leer mi carta?
- Amor, creo que él está siendo sincero. Búscalo, si puedes. Al menos una vez.
Cameron supo que la resistencia de Claire estaba derrotada cuando ella lo golpeó en el pecho con las manos abiertas. En ese momento, le sujetó las manos y la besó largamente.
Claire mantuvo los ojos cerrados cuando Cameron la hizo apoyar su cabeza en su hombro. Podía oír los latidos de su corazón. Podía oír sus sollozos estrangulados. Ese, tal vez , había sido el último beso.
- Me gustaría que fueses conmigo - Cameron murmuró. - Te extrañaré terriblemente.
- También me gustaría ir con vos - Claire respondió, pero Cameron precisaba estar solo consigo mismo y confrontarse con su nueva realidad. - Ahora vete. - ella respiró profundamente y rezó para no llorar, para no desmoronarse. - Vete antes que pierdas el vuelo .
Y él se fue.

Demasiado agitado para sentarse, Cameron embarcó cuando el vuelo fue anunciado. Al ver al primero da fila entregar su pasaje, él o imitó. Sus manos transpiraban. Debería haber insistido para Claire cambiase el pasaje de avión por uno por barco.
Apenas se acomodó en una asiento, un señor, cerca de veinte años más viejo, se sentó al lado de él.
- Jim Lord, de Bristol. - El hombre extendió la mano y Cameron la apretó.
- Cameron MacLeod, de Rubha, Escocia.
- Estás yendo a tu casa?
- Si. - Por primera vez en casi trescientos años.
Una mujer de uniforme se paró cerca de ellos y preguntó si querían beber algo mientras aguardaban el despegue. Jim Lord pidió gin-tonic . Cameron pidió whisky.
- Puro o con hielo?
- Puro.
Le bastaba con el frío que estaba sintiendo en el estomago. Lo que aumentó mucho con el conocimiento de que en poco más de ocho horas ellos estarían en Londres. En su época, un viaje a ese destino llevaba ocho semanas.
En las nubes, virtualmente, deslumbrado con el espectáculo y con la velocidad inimaginable que una máquina como esa podía desarrollar, Cameron cerró los ojos para descansar.

- Señor MacLeod, por favor, prepárese para el aterrizaje.
Sobresaltado, Cameron colocó el asiento en la posición original y cerró el cinto como había visto que Jim Lord hacía.
En tierra, Cameron no tuvo dificultad. Acompañó Jim al sector de devolución de equipaje y después fue rumbo al sector de pasajeros británicos como Claire le había dicho. La telefoneó cuando su pasaporte fue sellado.
- Oh, Cam, qué bueno que llamaste! No puedo hacer otra cosa que pensar en vos.
- Puedo imaginarme. Pero todo está bien . Querría que estuvieses aquí conmigo.
- A mí también me gustaría estar con vos. Y el pasaporte?
- Lo sellaron. Claire, me pareció que sospecharon que había algo raro. Sus ojos me lo dijeron.
- Fue lo mejor que pude conseguir. Pero con ese pasaporte ya no podrás viajar. Si resuelves salir de Inglaterra o de Escocia, tendrás que conseguirte otro.
- Buscaré el modo - Cameron respondió después un instante de silencio. - Ahora debo irme, amor. Piensa en lo que te dije sobre tu padre. Hasta la vuelta.
- Estaré esperándote - ella respondió con un hilo de voz.
Cuando colgó el teléfono , Cameron oyó llamar su nombre. Se dio vuelta y reconoció a Maggie Wheaton. La mujer parecía histérica. Le contó que el modelo que debía fotografiar se había enfermado y que Cameron era un enviado del cielo para salvarla. Pero que él también se salvaría porque ella lo haría ganar más dinero de lo que jamás había imaginado en su vida y que ella se ocuparía de cancelar el entrenamiento en el ejército.

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