domingo, 11 de octubre de 2009

LA HERENCIA - CAPITULO 9 - SANDY BLAIR

CAPITULO 9


Por más que Cameron insistiese en que quería caminar, Claire lo convenció de ir en ómnibus , aunque él no entendiese lo que esa palabra significaba. La biblioteca quedaba a casi dos kilómetros de distancia y las calles estaban cubiertas de nieve.
Ellos subieron en un vehículo mucho mas grande que un taxi, en el cual las personas podían caminar sin curvar el cuerpo. Antes de tener acceso a los asientos, Claire tuvo que colocar algunas monedas en una máquina. Se sentaron en el fondo y las puertas se cerraron- por arte de magia- sin que nadie las tocase. Luego , silenciosamente, el vehículo partió aceleradamente.
- Qué mueve este carruaje gigante?
- La electricidad. - Claire indicó los cables que pasaban por el techo de otro ómnibus que pasaba por al lado del de ellos. - También hay unos carros que ruedan sobre vías electrificadas. Nunca te aproximes a esas vías. Tu muerte sería instantánea.
- Ellos funcionan como esa pistola de rayos paralizantes? - él se acordaba del dolor que el disparo de la policía le había causado.
- Mucho más fuerte.
La explicación de Claire había sido perfecta. Mientras estuviesen en la biblioteca, Cameron aprovecharía para estudiar tratados sobre electricidad. Si los escoceses tuviesen a su alcance armas poderosas como esa pistola, los ingleses serían fácilmente derrotados.
Las ruedas chirriaron y el ómnibus se detuvo sin que Cameron entendiese cómo. Una mujer entró. Tenía una criatura en sus brazos y cargaba un bolso. Cameron se levantó para ceder su lugar. Pero antes que ella ocupase el asiento, apareció un joven de cabellos parados y brazos con dibujos.
- El lugar está reservado para esa señora. - Cameron le impidió avanzar.
- Quién lo dice?
Claire intentó impedir que Cameron pelease con el muchacho . Quería evitar peleas, discusiones, cualquier circunstancia que pudiesen llevarlo de vuelta a una delegación policial . Pero él hizo un gesto para que no se preocupe.
- Yo lo digo.
El joven colocó la mano en el bolsillo. Probablemente buscando una arma. Cameron lo encaraba con aire de desafío. Por un instante, los dos se enfrentaron con los ojos. Finalmente el joven interrumpió el contacto visual y se apartó para ir junto a dos compañeros, que se pusieron a reír.
Qué pasaba con los jóvenes de ese lugar? Y con sus padres? Nadie tenía educación ? La delincuencia era algo normal y justificable? Como en el caso de ese grupo de muchachos que atacaba y destruía vidrieras de tiendas torturando a sus dueños.
- Nos bajamos en la próxima parada. - Claire se levantó y se dirigió a la salida. Parecía enojada. Sólo volvió a mirarlo cuando él a impidió que se cayese al tropezar en el último escalón.
- Estás bien?
- No, no estoy bien ! Podría haberte cortado con una navaja!
Orgulloso, Cameron levantó la manga izquierda y exhibió el cuchillo que había tomado prestado de la cocina de ella. Pero Claire no debía haber apreciado su gesto. Parecía querer fulminarlo con los ojos. El viejo dicho debía tener razón , nadie sabe qué quieren las mujeres. El no las había entendido ante sy no las entendía ahora.


La Biblioteca Pública de Boston era grandiosa. La escalera de granito relucía con el sol matinal. Las puertas eran altas y anchas. Detrás de esas paredes gruesas, Cameron encontraría el conocimiento que buscaba. Según Claire, si la información que él buscaba no fuese encontradas allí, entonces no tendría como obtenerla.
Ansioso por entrar en el edificio, Cameron subió la escalera de a dos escalones. Pero la prisa fue olvidada en el momento que él entró al hall y captó el aroma de ese ambiente antiguo, de donde la sabiduría brotaba por las vigas, por las columnas, por el techo, por las pinturas que adornaban el salón.
El mal humor de Claire parecía haberse disuelto ante la reverente admiración que lo dominaba. Ella le sonrió a Cameron al invitarlo a subir al ala denominada MacKin, donde se concentraban los libros para investigaciones, restringidos a las consultas en el lugar. Según Claire, el edificio blanco de al lado albergaba la biblioteca circulante, de donde los libros podían ser llevados a casa.
Un cuarto de hora después, Claire lo sorprendió con una pila de libros sobre Escocia.
- Nosotros, los americanos, tenemos simpatía por los escoceses. Principalmente aquellos que usan kilt - ella agregó con una sonrisa maliciosa.
Cameron estrechó los ojos. Estaba comenzando a conocer el carácter de Claire. Lo peor era que también sentía que le gustaba cada vez más estar con ella, y eso no era bueno para quien estaba por partir.
Después de colocar los libros sobre Escocia encima de la extensa mesa de madera, Claire lo dejó para consultar otros libros sobre ficción científica y magia. El se prometió a sí mismo volver y consultar libros sobre máquinas movidas por electricidad y por combustible, como ómnibus y autos. Ese tema le interesaba de sobremanera.
Tres horas más tarde, Claire sabía más sobre leyendas celtas y brujerías de lo que jamás se le había ocurrido aprender algún día, pero no había encontrado ni una línea en los libros que le enseñase a deshacer el hechizo que había colocado a sir Cameron MacLeod en su camino, para no decir en su cuarto!
Buen Dios, qué haría de su vida si no tuviese como mandar a Cameron de vuelta a su vida en el Medievo?
Exhausta, Claire apoyó los brazos en la superficie de la mesa y enterró la cara entre ellos. Los costumbres eran otras. Cameron era un guerrero. Cómo lo haría entender que estaba prohibido portar armas en los tiempos actuales? La golpiza policial obviamente no lo había amedrentado . Qué habría sucedido si él hubiese tenido que pasar por un detector de metales para entrar en la biblioteca? Su único consuelo era Tavish había nombrado un abogado para orientarla y le había dejado algo de dinero.
Cuanto más pensaba en Cameron, mayor era su preocupación. Qué haría él si no hubiese modo de mandarlo de vuelta? No había grande utilidad para hombres , en el presente, que luchasen con espadas. Pero era necesario admitir que Cameron tenía un buen corazón. La cordialidad con la que había tratado a la señora Grouse, el empeño con que celaba por el bienestar y la seguridad de Claire... Ante cualquier señal de peligro, él extendía sus brazos fuertes y musculosos para protegerla.
Y la verdad fuese dicha, Cameron exhalaba masculinidad por todos sus poros. Qué hombre saldría a perseguir malhechores? Qué hombre era lo suficientemente temerario como para enfrentar a un bandido cara a cara? Solamente los policías . Y los narcotraficantes.
Cualquier mujer se consideraría afortunada de tener a un hombre como Cameron MacLeod. El problema sería adaptarlo a la vida en el tercer milenio!

Un estruendo en la sala anexa la hizo levantarse de un salto. Un barullo reemplazaba el silencio habitual. La mesa donde había dejado a Cameron estaba vacía. Los libros sobre Escocia estaban desparramados por el suelo . La gentil bibliotecaria estaba hablando y gesticulando en el teléfono, todo indicaba que llamaba a la seguridad.
- Dónde está el escocés? - Claire preguntó, sin perdida de tiempo.
Ante un gesto de la mujer, Claire corrió hacia una pequeña multitud que había comenzado a formarse alrededor de la escalera que daba a la salida.
El sol ofuscó su vista al abrir la puerta. Protegió sus ojos con la mano y miró hacia todos lados en busca de Cameron. Un grupo de estudiantes subía las escaleras. El no parecía estar en ninguna parte . Su corazón se oprimió con en pánico. Un instante después, ella lo localizó mientras los estudiantes entraban en el edificio. El corazón volvió a oprimirse, esta vez con compasión. No debería haberlo dejado solo. La expresión de Cameron era de profundo pesar.
- Cam, qué pasó ? - preguntó Claire ansiosamente.
- Todos ellos fueron matados. La batalla terminó en menos de una hora. Cumberland ordenó que sus soldados no perdonasen la vida de nadie. Los hombres de mi clan ni siquiera tuvieron la posibilidad de rendición. - Los ojos de Cameron se inundaron con lágrimas. - mi padre, mis hermanos, todos fueron asesinados. Mhairie, los niños... - Cameron respiró profundamente y todo su cuerpo tembló. - Debo volver, Claire. Debo hacerlo.
En ese instante, Claire hizo lo que su corazón le pidió. La única cosa que estaba a su alcance hacer. Lo enlazó por el cuello y lloró con él. Por él e por si propia. Porque ella también había perdido a madre en circunstancias terribles. Siendo niña aún, con doce años apenas, había encontrado su cuerpo sin vida al llegar de la escuela. El trauma había impedido que encontrase aliento en las lágrimas hasta ese momento.
- Yo te ayudaré a volver, no dudes de eso, Cam - ella susurró, con la cara apoyado en la de él. - Te lo prometo.

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