miércoles, 7 de octubre de 2009

LA HERENCIA - CAPITULO 3 - SANDY BLAIR

CAPITULO 3


Oh, no! Dentro de la caja había otra caja meticulosamente envuelta en un nylon protector. Claire intentó retirarla de dentro de la mas grande y no pudo . Pesaba como muerto.
Con un suspiro, comenzó a retirar el nylon protector y su corazón volvió a acelerarse. La emoción la hizo reír y llorar al mismo tiempo. Un tesoro! Ella reconocía los símbolos celtas tallados en ese baúl magnífico.
- Gracias, Tavish. Una antigüedad auténtica. Apenas puedo esperar para ver el contenido.
Con manos temblorosas y la respiración suspendida, Claire abrió la tapa. Había dos sobres. Uno de ellos, grande y blanco, estaba dirigido a ella sobre una manta de tela escocesa .

Querida Claire,
Espero conversar personalmente con vos durante nuestro almuerzo de Navidad respecto a este asunto delicado. Te estoy escribiendo esta carta solamente como medida de seguridad en caso que el destino haya trazado otros planes para nosotros.
Por favor, perdóname, pero vos sos la única persona en quien confío para llevar adelante mi juramento.
Este baúl perteneció a lady Mhairie Stewart, cuñada de lord Malcolm MacLeod de Rubha, muerta en diciembre de 1744. De acuerdo con la información recibida por mi familia de generación en generación, lady Stewart se la entregó a nuestro antepasado, Thomas MacLean, bajo la promesa que él jamás lo abriría y que lo protegería con su propia vida hasta que ella lo reclamase o hasta que Escocia volviese a ofrecer paz a su pueblo. Como Thomas emigró a América, por pedido de su hermano, antes que las condiciones se cumpliesen, el baúl vino con él. Con ese precedente, el baúl cruzó o Atlántico tres veces. La promesa se cumplió hasta este momento. Yo no tuve hijos. Por eso estoy confiándolo a vos para que continúes protegiéndolo con tu propia vida, si es necesario. Nadie jamás supo lo que contiene. Me dijeron que había inicialmente una camisa blanca, una piel de animal y un par de botas sobre la manta. Yo no puedo confirmar eso. Si fuese verdad, las prendas se desintegraron antes de llegar a mí. También fue encontrado un pergamino en el interior de la caja. De él te estoy enviando una traducción. Estoy seguro que vos, mi gran amiga, al enterarte de la importancia de mi legado, sabrás como proceder.
Te deseo una vida larga y feliz, mi querida.
Con eterna gratitud,
Tavish

- Mi Dios, Tavish, Por qué tuviste que morir antes de nuestro encuentro? - Claire sintió un aprieto en el pecho y cerró los ojos. Debía serenarse para llevar su misión adelante. Y el primer paso sería levantarla manta .
El misterio continuaba. Bajo la manta había un bulto envuelto en lana , en forma de pipa, amarrado con una cinta de terciopelo que se deshizo en polvo cuando Claire intentó desatar el nudo.
Otro tesoro! Azorada, sin atreverse a tocar los objetos, Claire examinó la insignia de metal con una cabeza de buey, un cinturón de cuero, un par de espuelas también de metal, un puñal con cabo de cuerno de alce y una espada de metro y medio de largo con el cabo adornado por piedras preciosas incrustadas.
Muda de estupor, Claire recorrió con la punta de los dedos toda la extensión da vaina de cuero que guardaba la espada. Era increíble que hubiese sido preservada después de tantos siglos.
- Apenas puedo creerlo ! Cualquier anticuario del mundo daría cualquier cosa para tener algo así en su poder!
Ansiosa por tomar la espada, Claire la levantó y la desenvainó. Estaba intacta! Ni siquiera había un punto de herrumbre. Parecía haber sido afilada el día anterior. Una maravilla.
La examinó contra la luz e encontró una inscripción . S Ca on M od. Parecía inglés antiguo, pero también podría ser latín, francés o galés. Todas esas lenguas fueron habladas en Escocia durante siglos. Entre las letras se podía ver algunos arañazos.
Sería necesario una lupa para analizarlos. Lo que tendría que esperar.
Pero ninguna lupa sería necesaria para Claire tuviese la certeza de que la piedra en el centro de la cruz celta grabada en el cabo del arma era una amatista. Y que las piedras menores y verdes a su alrededor estaban hechas de mármol Connemara, sólo encontrado en Irlanda.
De las cosas, lo que puso a Claire más curiosa fue la delicada cajita en madera tallada con un infinidad de jeroglíficos. Instintivamente, la levantó a la altura del oído y la agitó, oyendo algo suelto dentro. Faltaba descubrir como abrirla. Parecía estar herméticamente cerrada.
El reloj, de la tienda, sonó dando las dos. Claire parpadeó. Necesitaba dormir, o no tendría disposición para enfrentar el trabajo al día siguiente. Dio una última mirada y resolvió verificar sólo una cosa más : el segundo sobre. Pero él estaba escrito en galés .
Dos horas después, Claire desistió de intentar dormir y encendió la lampara sobre la mesa de luz . Con la lupa, logró leer el nombre del dueño original de la espada, un caballero llamado sir Cameron MacLeod. También logró encontrar la traducción del texto. Tres traducciones, en verdad. Debían haber surgido controversias. Probablemente tres ancestros de Tavish quisieron colaborar en la interpretación del enigma.
Esencia y Alma
Madre o Bien Amada
Nadie más tiene en su poder
la llave del despertar al Futuro
- Habla de una llave - Claire protestó hablando sola -, no descansaré en paz hasta no revelar el misterio de la cajita.
Con la lupa, Claire se puso a estudiar los símbolos. Había una infinidad de agujeritos entre los trazos. Una idea se le ocurrió. Ella dejó la cajita de lado por un instante y fue a buscar su caja de costura. Con la más fina de las agujas, recorrió el trazado por orden creciente, y después decreciente. Debía haber algún tipo de código para abrir el cerrojo. Ella lo descifraría aunque fuese la última cosa que hiciese en su vida.
Algunas horas después, Claire desistió de intentar en la parte superior y pasó a una de las caras laterales. En cada extremo había una luna creciente. De lejos, parecían dos orejas. Volvió a examinarlas de cerca y encontró un punto tan minúsculo que era prácticamente invisible. Con firmeza, introdujo en él la aguja y oyó un estallido. Dio un grito de victoria al ver una cara del lateral abrirse. Con la respiración suspendida, giró el pestillo sobre la palma de la mano y de él cayó una bolita.
- Extraño! - se dijo a sí misma. - Da la impresión que ella está caliente!
También en la bolita había una inscripción : Anail. Tha gradhach. Qué podría significar eso ? Claire volvió a girar la cajita y la sacudió . Su mano se llenó de arena. Una pena. Aparentemente no encontraría nada más de real valor.
Sin tener que hacer con la arena, frotó en las manos para limpiarlas.
-Anail. Tha gradhach. Qué significarán esas pala...
La noche se volvió día por una fracción de segundo. Un estruendo y una luz ofuscante la hicieron cerrar los ojos y taparse los oídos. Alarmas de automóviles se dispararon afuera en la calle. Claire abrió la ventana para averiguar qué podría haber sucedido. Imaginaba que un rayo había caído sobre su tejado o sobre el árbol del frente de la tienda. Pero el árbol continuaba allí, con la nieve decorando sus ramas desnudas hasta que la primavera trajese sus hojas de vuelta. Y no había señal de humo cuando ella miró hacia arriba y hacia los costados. Ninguna casa de la vecindad estaba incendiándose . Todo a su alrededor parecía normal. El viento estaba soplando fuerte y el cielo estaba claro, a pesar de estar gris.
Un escalofrío hizo que Claire se estremeciese y cerrarse rápidamente la ventana. Estaba corriendo la cortina cuando alguien la agarró por detrás y le tapó la boca. Un hombre alto y fuerte, ella pudo deducir por la solidez del brazo y por el tamaño de la mano. En seguida él la rodeó por la cintura con el otro brazo y la presionó contra su propio cuerpo.
Estaba completamente desnudo.
- De' na t-ainm a tha ort?
Claire gimió, sofocada, y la mano se deslizó de su boca para posarse en su hombro, haciéndola girar y quedar de frente al asaltante.
- Quién sos ? Qué quieres? - ella preguntó, rezando para que el hombre no la lastimase.
- Es lo que yo pregunto - él respondió. - Quién sos vos? Con una fuerza que no imaginaba poseer, movida por el pánico, Claire se desprendió y curvó los dedos para arañarlo. Pero erró el blanco. En vez de arrañarle la cara, ella le tiró del cabellos. El hombre protestó algo, soltó su cintura y volvió a taparle la boca.
- Calma! - El asaltante ordenó como si hablase con una criatura. - No voy a hacerte mal.
Cómo que no? Por qué, entonces, él había invadido su casa?
Qué hacía allí completamente desnudo? El corazón de Claire latía tan fuerte que sus costillas parecían estar Partiéndose . En su defensa, comenzó a patalear e intentar patearlo. hasta ser nuevamente dominada y obligada a mirar el espejo del otro lado del cuarto.
Claire no podría continuar luchando aunque su supervivencia dependiese de eso. El hombre era magnífico. Debía ser unos treinta centímetros más alto que ella y tenía el triple de músculos.
- Parezco el tipo de hombre que necesita forzar a una mujer para tenerla?
Incapaz de hablar, Claire negó con la cabeza. En verdad, él parecía ser un modelo de revista. Si lo hubiese visto caminando por la calle lo tomaría por un atleta, o un artista. Sus cabellos eran negr o azulados y caían en ondas sobre sus hombros. El mentón era cuadrado y sus ojos , intensamente azules.
Sin desviar la vista del espejo por donde la examinaba, el hombre se inclinó y susurró en el oído de Claire, provocando un nuevo escalofrío :
- Necesito respuestas urgentes. Nada te sucederá si las respondes con a verdad. Fui claro?
Claire asintió . En esas circunstancias ella aceptaría cualquier cosa que él dijese.
- Tu nombre?
- Claire.
El ladeó la cabeza ligeramente como si le extrañase la respuesta.
- Apellido ?
- MacGregor.
Un sonido de escarnio escapó de la garganta del hombre y él la soltó. Sus ojos se elevaron al techo. Claire lo vio fruncir el ceño al ver el ventilador. Después la cama, la mesa de luz y, principalmente, el radio reloj.
- Qué lugar es este?
- Mi apartamento.
- Te estoy hablando en serio. Qué lugar es este? - él a sujetó por el brazo como si fuese sacudirla.
- Ciudad de Boston, Massachusetts - Claire respondió, sin entender nada.

Un insulto cortó el ambiente. Con pasos nerviosos, el desconocido fue hasta la ventana y la abrió. Mientras miraba la calle, Claire se quedó atrás. De espaldas, o hombre parecía mas grande todavía. No tendría ninguna posibilidad de escape en caso que él realmente decidiese que la quería. Por Dios! Qué cuerpo! Qué piernas! Qué trasero!
Con un estremecimiento, Claire se acordó del puñal y la espada que había traído del depósito con los demás objetos y que había colocado sobre su cama. Debía haber mirdo esos objetos sin darse cuenta porque la atención del intruso se volvió inmediatamente para allá.
En segundos, él enrolló la alrededor de sus caderas y arrojó la punta sobre uno de sus hombros. Claire se quedó callada. Al menos ahora él estaba vestido. Pero no se contuvo al verlo apoderarse del cinturón .
- No te atrevas a tocar eso!
El puñal estaba más cerca y ella lo tomó. En una fracción de segundo, el hombre la empujó contra el colchón, y la vaina y la espada parecieron volar. Antes que Claire pudiese parpadear, las armas estaban en poder de él.
- Devuélveme mis cosas.
- Son mis cosas.
- Sólo porque lo dices - Claire replicó. El intruso plantó las manos en la cintura.
- Soy un hombre de honor. Si estoy afirmando que las
armas son mías, ten la certeza que lo son. - Antes que Claire pudiese responder, la espada cortó el aire y apuntó hacia el pecho de ella. - The sgian duhb. - Claire sacudió la cabeza, sin noción de lo que él había dicho - El puñal, muchacha. Devuélvemelo, por favor.
Claire retrocedió hasta que su espalda tocó la cabecera de a cama, el arma a la altura del pecho.
- Vete!
El avanzó y apoyó la punta de la espada contra el pecho de Claire. Ella soltó un grito de terror y soltó el puñal.
- Gracias. Ahora podrías conseguirme una cuerda o algo parecido?
Sería para atarla? Claire tragó en seco.
- En el primer cajón de la cómoda guardo mis cintas. Era mejor hacer lo que él quería. Si resolviese abrir los otros cajones, el asaltante podría encontrar la caja de joyas. El revisó el contenido. en vez de una cinta, sacó un corpiño verde limón y unas bragas negras.
- Por qué no tomas de una vez lo que quieres y te vas ? - Claire protestó, por miedo a lo que él planease hacer a continuación. Pero en vez de atarla, él amarró una cinta a la parte superior del brazo izquierdo y allí colgó el puñal.
Claire rezó para que el extraño se fuese antes que tuviese un infarto. En vez de eso, él le ordenó que lo siguiese.
No hubo tiempo. El radio reloj despertador sonó y la voz del locutor, anunciando las condiciones del tránsito en la ciudad,
vibró en el cuarto. En un segundo , el intruso desenvainó la espada y partió el radio reloj al medio. Una palidez cubrió su piel bronceada. Claire sintió un hilo de sudor correr entre sus pechos. Pero no gritó, porque el grito quedó estrangulado en su garganta.
- No tengas miedo. Estás segura ahora. Ven .
El la empujó por el brazo. Se detuvo al llegar a la sala. Miraba, aturdido, el televisor de pantalla plana y al equipo de música. Después sus ojos estudiaron la forma de las ventanas en arco hasta posarse nuevamente en Claire.
- Dónde está la salida?
En silencio, Claire giró la llave en la cerradura y abrió la puerta. Sin soltarla, el hombre agudizó sus oídos y espió a ambos lados del corredor, aparentemente satisfecho. La sorprendió , una vez más , volviendo a ceñirla por la cintura y presionándola contra su cuerpo. Claire no contuvo un sollozo cuando él le apretó el mentón, obligándola a encararlo.
- Mis disculpas, muchacha.
Algo en la expresión de él la hizo creer que estaba siendo sincero. Se limitó a asentir, incapaz de responder. El sonrió , y dos hoyuelos surgieron en sus mejillas.
La sensación que Claire tuvo fue de que algo en su interior estaba derritiéndose. Y antes que pudiese descubrir que estaba sucediendo, el extraño se apoderó de sus labios, con firmeza al principio, y después con una suavidad que la hizo suspirar. Jamás podría explicar lo que había sucedido para que ella correspondiese ese beso. Tal vez por la certeza que nadie nunca la había besado con tanta intensidad antes.
Al apartarse, el desconocido la miró de un modo especial y tocó
la punta de su nariz.
- Detesto partir después de besar a una mujer linda como vos, pero es necesario...
Tan subrepticiamente como había invadido su cuarto, el hombre se fue. Claire corrió afuera y logró ver una punta de la manta escocesa flotando antes que desapareciese en la curva de la escalera. Se apoyó en la pared y se quedó allí hasta que los latidos de su corazón se normalizaron. Había sido besada por un asaltante sin nombre. Y le había gustado! Debía haber perdido la razón.
Volver a la realidad hizo que el corazón de Claire se acelerase nuevamente. El tesoro de Tavish! El tesoro que él le había entregado para proteger con su vida! El hombre había llevado la espada y el puñal. Qué más se habría robado?

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