CAPITULO 23
Diciembre de 2008
Faltaba solamente comprar las pinturas para que Victor terminase la reforma del apartamento. Pronto el padre de Claire podría mudarse. Nueve meses antes ella no habría admitido la idea de tenerlo cerca. Le había alquilado el apartamento de la señora Grouse a una pareja. Al principio de noviembre ellos le avisaron que el préstamo para comprar una casa que ellos habían solicitado al banco había sido aprobado. Claire había pensado bastante antes de decidirse. Por qué no? Gracias al incentivo de Cameron, ella había logrado dejar de lado las amarguras del pasado y darle una nueva posibilidad a su padre.
- Para aquí! - La orden fue tan inesperada que Victor frenó sin preguntar el motivo. Por la ventana de la camioneta, Claire había visto la espada de Cameron en la vidriera de una tienda de antigüedades.
- Claire, te volviste loca? El auto de atrás podría haberme chocado!
Sin discutir, Claire abrió la puerta y saltó. Algunos instantes después, Victor se reunía con ella.
- Esa espada pertenecía a Cameron, verdad ? - él cuchicheó al oído de ella.
- Si. Acabo de comprobar que es la auténtica. Vi, con una lupa, el nombre de Cameron grabado en el cabo - Claire respondió, emocionada por la certeza de que Cameron se había desprendido de su bien más preciado para comprarle el pendiente.
- Cuánto pide el anticuario por ella?
- Una barbaridad!
Al oír el valor, Victor concordó con Claire. Pero el dueño de la tienda fue irreductible. La pieza, después de todo era única. Una obra prima del siglo XVII forjada a mano y con piedras preciosas.
- Te la cambio por esa cristalera francesa y por la silla Windsor de los que estoy enamorado desde que las llevaste a tu tienda. Negocio cerrado?
Victor estaba haciendo un excelente negocio. Esas piezas eran más caras que la espada. Pero como Claire quería la espada de Cameron más que cualquier otra cosa, el negocio sería excelente para ambos.
En lo alto de las rocas, Cameron observaba las olas romperse con furor. A su espalda solamente quedaban ruinas de lo que había sido el Castillo de Rubha, su hogar. Todo lo que Claire le había contado era verdad. Sandra Power tenía razón. No había vuelta al asunto . Era necesario secarse las lágrimas y seguir adelante.
Cameron entró en el primero bar que encontró en el camino y pidió un whisky.
- Hay descendientes de los MacLeod en la región? - le preguntó al dueño. Ya había estado más de una vez de visita en el lugar donde había nacido , pero nunca había hecho indagaciones sobre el pasado. Deprimido, había preferido encerrarse en sí mismo a hablar con alguien.
- Quién tal vez le pueda responder eso es Peter MacGraw, el curador del Museo Rubha.
El museo quedaba en la calle principal de la aldea. Algunos turistas observaban los objetos expuestos debajo de cúpulas de vidrio. Cameron esperó a que ellos saliesen para dirigirse al hombre de cabellos grises, vestido con un kilt moderno.
- Este dato es incorrecto. - Cameron señaló un registro. - Malcolm tuvo cuatro hijos, no tres. Kelsey Mary murió de fiebre al cumplir un mes.
- Cómo puede saber eso ? - Peter MacGraw frunció el ceño. - Todos los documentos de esa época se perdieron cuando el castillo y la iglesia fueron destruidos.
- Lo sé - Cameron pasó a hablar en galés .
- Quedó algún descendiente?
- No. El linaje se perdió. Todos murieron entre los años 1746 y 1748. Por lo que me consta, soy uno de los pocos que quedan con la sangre del clan original en las venas. Por eso dedico mi vida a este museo.
- Me Siento honrado de conocerlo - Cameron declaró.
-Pero todos murieron. Cameron MacLeod sobrevivió. El hombre hizo un movimiento negativo con la cabeza.
- No. El murió en la batalla de Culloden con los otros.
- No. El no luchó con los otros. El fue drogado y se quedó en el castillo .
- Permítame discordar. Yo estoy en este tema hace cuarenta años. Si lo que está diciendo fuese verdad, yo ya habría encontrado alguna pista en ese sentido. - El hombre vaciló y encaró a Cameron todavía más seriamente . - Por qué está hablando en galés antiguo? La mayoría de los hombres de tu edad apenas si habla el actual.
- Disculpa. Todavía no me presenté. - Cameron extendió su mano. - Sir Cameron MacLeod, a sus órdenes. Estoy hablando de la manera que mi madre adoptiva me enseñó.
Os ojos de Peter MacGraw revelaban todo o su espanto.
- Quién era ella?
- Mhairie Elizabeth Stewart de Rubha, nacida en Newark, hija primogénita de Shamus y Mary Stewart.
- Entonces estoy hablando con un fantasma? - el hombre parpadeó.
- Más o menos eso.
El shock hizo que el curador se apoyase en una mesa para no caerse al piso .
- Necesito tomar un trago de algo fuerte.
Cameron sabía exactamente como el hombre se estaba sintiendo. Lo sujetó por el brazo y lo llevó al bar.
Cuatro horas y una sustanciosa comida más tarde, Cameron había relatado su historia y había respondido a una serie de preguntas que fueron anotadas en integridad por un ansioso y agradecido señor MacGraw.
- Ese es el resumen de mi vida - Cameron declaró finalmente. - Conseguí una carnet de conductor en Inglaterra, pero sin condiciones de requerir los otros documentos, soy un hombre sin patria.
El curador levantó la copa y se quedó observando el líquido ambarino.
- Yo no solamente soy el historiador local, sino también el dueño de una imprenta . Tengo medios para conseguir un segunda juego de los documentos que le faltan.
- Está hablando en serio? - la sorpresa y la emoción le cortaron el aliento a Cameron. - Cuánto tendría que pagarle?
El señor MacGraw vació la copa y sonrió con satisfacción.
- La información que me dio son un pago más que suficiente.
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