martes, 1 de junio de 2010

ESCUELA DE ENCANTOS - CAPITULO 35 - SUSAN WIGGS

CAPITULO 35


A la mañana siguiente, Isadora Dudley Peabody se había convertido en la sensación de Boston. En el pasado , esa declaración habría significado todo en su vida. Pero ahora se daba cuenta de la futilidad en querer algo que dependía de las opiniones y parámetros de otras personas y que no tenía nada que ver con la manera en que se sentía.
Temprano a la mañana se sentó en la cama, con los ojos somnolientos y un tanto desorientada. Parpadeó varias veces, mirando a su alrededor, observando el elegante empapelado de la pared , el escritorio en un rincón y las puertas ventanas con cortinas de terciopelo.
Um tanto desorientada, reconoció su propio cuarto en la casa de su padre. Estaba en casa nuevamente.
Y se sentía como la extraña que siempre había sido en esa casa.
Se acordó de la fiesta de la noche anterior, de haber bailado hasta que le dolieron los pies y hasta tener la garganta seca de tantas conversar y reír. Supo , entonces , que era de esa manera que las muchachas populares despertaban cada mañana después de una fiesta. Bonita y popular. Las cosas que siempre había querido ser... al menos hasta que Ryan le había demostrado que tales cualidades no importaban.
Levantándose , se lavó la cara en la fuente de encima de la cómoda. Su equipaje había sido enviada del Cisne de Plata junto con el baúl que Lily le había mandado de regalo . Abriéndola, encontró dos vestidos adorables y se puso uno , limitándose a una sola enagua. Intentaba acomodar los cabellos cuando oyó un golpe en la puerta.
_ Entre.
Thankful, la criada, avanzó los aposentos con una bandeja.
_ Aquí está su té, Señorita, junto con una pila de tarjetas y cartas.
_ Gracias. Deja todo en la mesa del rincón . _ Isadora sonrió distraídamente. Continuaba pensando en la noche anterior, la noche en que todos los sus sueños deberían haberse hecho realidad, pero eso no había sucedido .
Thankful se demoró junto a la puerta, observándola con indisimulada curiosidad y ... algo más . Admiración. Si , la criada que se había reído de ella, que había susurrado maliciosamente con otra criada, súbitamente estaba fascinada con su transformación.
_ Eso es todo por ahora, Thankful _ dijo Isadora, dispensándola. Se sirvió una taza de té y lo sorbió lentamente, mientras revisaba las tarjetas y las cartas. Eran invitaciones. Había una pila muy alta de ellas. Invitaciones para bailes, para el teatro, para grupos de lectura , debates intelectuales, picnics , juegos al aire libre y paseos por el campo. Todo tipo de evento social con los cuales había soñado. Todo lo que había ansiado ahora estaba servido delante suyo en una bandeja de plata.
El problema era que no quería más ese tipo de vida. La constatación la tomó por sorpresa, y dejó las cartas. Dios ... había pasado años deseando algo que ni siquiera tenía importancia!
La celebración de la noche anterior había parecido superflua y sin significado sin Ryan. La Isadora insegura de antes emergió brevemente, preguntándose si él se había arrepentido de su impulsiva declaración de amor y la estaba evitando.
No. La nueva Isadora se acordó de la expresión en los ojos de Ryan cuando había dicho que la amaba. Y confiaba en esa mirada. Por increíble que pareciese, el hombre más interesante del mundo la amaba . Debería haberse dado cuenta de eso mucho antes. Debería haber visto ese sentimiento desarrollándose lentamente, revelándose a través de las provocaciones de él. Ryan le había dicho que la amaba de incontables maneras, tal vez habiendo comenzado con lo que había parecido un singular acto de crueldad cuando había lanzado sus anteojos al mar.
Había estado demasiado enojada y no se había dado cuenta que las actitudes de él tenían un significado especial.
_ Tonta _ murmuró entre dientes . _ Tonta, mil veces tonta! _ Todo lo que quería había estado a su alcance... a bordo del Cisne de Plata. En los brazos de Ryan Calhoun. Pero había estado tan obsesionada por volver a Beacon Hill, por conquistar Chad Easterbrook e impresionar a aquellos que se habían reído de ella que había acabado quedando ciega a lo que realmente le importaba.
Era Ryan lo que realmente le importaba. Ryan y la manera en que él la hacía sentirse. La manera en que la amaba.
_ Dios ... _ susurró ella, poniéndose rápidamente un sombrero y tomando un chal . _ Lo amo!
Una mezcla de miedo y alegría la dominaba mientras bajaba las escaleras rápidamente, casi derribando la bandeja del vestíbulo que llenándose con una nueva remesa de invitaciones.
_ Voy a salir , madre _ avisó, mirando por sobre el hombro y abriendo la puerta del frente sin esperar una respuesta.
Debía ser una figura bastante peculiar, corriendo por las calles mojadas de Beacon Hifl en dirección al puerto, las cintas del sombrero flotando con el viento, las faldas levantadas casi hasta las rodillas. Niñeras que paseaban con niños se paraban para mirarla con curiosidad. Jardineros dejaban sus tareas momentáneamente para observarla y rostros intrigados espiaban por las ventanilla de los carruajes.
A Isadora no le importaba; apenas los notaba, en verdad. Era solamente una corta distancia recorriendo calles mojadas por la lluvia torrencial de la noche anterior y , aún así , nunca las había recorrido a pie . Se quedó sorprendida al notar que en cuestión de minutos llegaba al puerto. El único pensamiento en su mente era Ryan. Tenía que encontrarlo y decirle... qué?
Decirle que lo amaba?
Y qué ganaría ? El día anterior había querido preguntarle por qué él no creía que ella podría amarlo? O por qué creía que había alguna otra razón por la cual no podrían enamorarse ?
No importaba. Ahora sabía, sabía con una certeza absoluta lo que no había podido reconocido antes . Por qué no había entendido , cuando Ryan la había abrazado y besado , cuando la había amado tan apasionadamente que había sido amor lo que ella había estado sintiendo?



Porque la vida le había enseñado a desconfiar de sus propios sentimientos, a obedecer reglas y convenciones. Ryan le había enseñado lo contrario. Casi riendo y llorando al mismo tiempo con ese descubrimiento , Isadora apenas notó cuando comenzó a llover otra vez. A través de la neblina espesa y fría de la mañana, avistó el Cisne de Plata y corrió en su dirección.
Empleados del puerto habían llevado al barco a su amarradero y estibadores se movían entre el muelle y la cubierta, desembarcando la carga. Isadora vio a Timothy Datty y le hizo señas, colocando las manos alrededor de su boca para gritarle:
_ Preciso ver al capitán Calhoun!
Desde la distancia, la postura de Timothy pareció cambiar. Quizás era un truco de la neblina, o su rostro empalideció y sus hombros se cayeron?
Entonces, Isadora lo vio . Una cinta ancha y negra amarrada a un mástil, temblando bajo la lluvia.
Se obligó a retroceder y quedar bajo un toldo de lona mientras esperaba que Datty bajase por la plancha de desembarque. Oyó el repiqueteo de la lluvia en la lona, el grito desolado de una gaviota, el relincho de un caballo. Timothy hizo una pausa para hablar brevemente con un pescador y , luego, continuó caminando en su dirección.
Isadora no quería oír, cualquier cosa terrible que el muchacho tuviese para comunicarle. Quería taparse los oídos, pero eso sería cobardía, y si había algo que había aprendido con Ryan había sido a tener coraje.
Avanzó hacia Timothy, encontrándolo a medio camino entre el toldo y el barco. Se quedó bajo la lluvia, en medio del viento frío que soplaba en el muelle, sintiendo cada gota de agua corriendo por su cara y no le importó estar empapándose.
_ Dónde está el capitán Calhoun? _ su voz no tembló, no traicionó el terror que había empezado a invadirla en el instante en que había visto la cinta negra a medio mástil.
_ Hu .. bo pro ..problemas anoche _ dijo Timothy, la respiración acelerada por el nervosismo. _ Por favor, no se quede bajo la lluvia.
_ Dime qué pasó . Dime.
Ella notó, con una terrible opresión en el pecho , que los otros miembros de la tripulación se aproximaban lentamente, los sombreros en sus manos, las miradas bajas.
_ La guardia del puerto nos abordó anoche. Dijeron que habían recibido una denuncia de que teníamos con esclavos fugitivos a bordo y que ...que debíamos entregarlos inmediatamente.
_ Ryan jamás los entregaría. _ Isadora contuvo un sollozo en la garganta, determinada a oír lo que había sucedido con una firmeza que no deshonrase el valor de Ryan.
_ Nosotros demoramos a la guardia en el barco lo máximo que pudimos _ contó Ralph Izard. _ Hubo una discusión, pero nadie llegó a los golpes. _ aclaró la garganta. _ No había nada irregular a bordo, después de todo. El
capitán y Journey ya habían llevado a Delilah y a las niñas a la barcaza alquilada.
Isadora cerró los ojos.
_ Ellos zarparon, verdad ? Partieron rumbo a la tormenta.
_ No tenían mu ... mucha alternativa. Las autoridades revisaron las embarcaciones ancladas y mandaron algunos barcos en su persecución, pero solamente hasta la salida del puerto. Finalmente , acabaron desistiendo. _ Izard bajó la vista y apretó el sombrero mojado entre las manos. _ La tormenta los hizo retroceder.
_ Y la barcaza? _ preguntó Isadora, tragando en seco. Le siguió un largo silencio que oprimió todavía más su corazón.
Los hombros de Timothy temblaron con sollozos incontenibles. Doutor se sonó la nariz ruidosamente en un pañuelo, y William Click colocó la mano en el brazo del cocinero en un gesto de consuelo. Gerald, Luigi y Chips permanecieron cerca, retorciendo las manos en un gesto de impotencia. Sin su capitán, parecían una tripulación completamente desolada .
Izard hizo un gesto en dirección a un grupo de pescadores, que descargaban el bacalao que habían capturado.
_ La tripulación del Gail los avistó en George's Bank e intentó ayudarlos, pero las olas eran demasiado grandes.
_ Un clima pésimo para navegar _comentó Chips, su voz cargada de horror.
_ Los pescadores vieron la barcaza hundirse _ reveló Izard en el tono más sereno que pudo.
Isadora tuvo a sensación de que había un barullo terrible en sus oídos, más atemorizante que el mar revuelto en una tormenta.
_ Pero, con certeza... oh, ellos... deben haber escapado en los botes.
_ No, Señorita. _ la cara seria de él estaba se arrugó con sufrimiento. _ No hubo sobrevivientes.
En el interior de Isadora, algo se estalló en mil pedazos. Algo murió, lacerando su corazón.
Vio a Timothy extendiéndole la mano, pero no la tomó. No había absolutamente nada que pudiese reconfortarla en ese instante .
Tenía que llorar, pensó. Debería comenzar a llorar en ese momento y nunca más detenerse. Pero no era tan sencillo . La dimensión de su pérdida era demasiada grande para meras lágrimas.
Una serenidad atemorizante la invadió mientras desviaba la cara de la tripulación del Cisne.
_ Dónde están ? _ ella preguntó, la mirada fijo en la distancia. _ Dónde están ... los cuerpos? _ La calma la sofocaba.
_ Señorita Isadora, ellos se hundieron junto con la barcaza. No hubo como rescatar los cuerpos en medio de la tormenta . Por favor, vamos al barco. Doutor le preparará un té...
Ella ignoró la voz suplicante, los murmullos solidarios, ignoró todo excepto el sonido cruel del océano en sus oídos. Era como si la sangre no corriese más por sus venas. En su lugar, parecía haber hielo, puro hielo, tan frío como el lastre que había equilibrado el Cisne de Plata en su fabuloso viaje al paraíso.

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