miércoles, 9 de junio de 2010

LOLLIE - CAPITULO 11 - JILL BARNETT

CAPITULO 11


"Adiós, Lolliepop".
El intercambio se estaba realizando . Sam observó a los guardias cortar las cuerdas que ataban sus pies.
Lollie levantó la vista , sus ojos claros tentativos y asustados.
"Adiós, Forester," ella susurró abatidamente.
No se habían hablado durante el últimos día. Desde que ella había dejado caer el arroz sobre él Lollie había permanecido en su rincón , Y Sam en de él. Todo su snobismo había desaparecido , reemplazado por mansedumbre. Le costaba admitirlo, pero a Sam él le gustaba más a ella con un toque de audacia e histeria , esa tranquilidad le parecía antinatural. La observó nuevamente. Tuvo una extraña sensación de culpa, algo que no había sentido desde que había comprendido el chiste de su tío sobre sus orígenes.
Con el intercambio realizado, él podría quitarse a esa chica molesta de encima.
Después de todo, Sam razonó, ella ya no lo molestaría, y él ya se habría marchado cuando Luna regresase. Tenía que ser así . La otra opción era morir a las manos del coronel
.
Ella estaba parada como una princesa con sus zapatitos rosas , aunque sus hombros caídos gritaban su derrota. La imagen de Eulalie conmovió al guerrero dentro de él.
"Estarás de regreso en Manila mañana," él la reconfortó .
Ella le dio una sonrisa débil, y a sus ojos se nublaron .
" Vuelve a tu casa. Vuelve a Belleview ".
Ella suspiró . " Belvedere".
Él sonrió abiertamente a pesar de que la mandíbula le dolía y tenía el labio cortado . "Bien, Belvedere".
Ella lo miró de frente , una disculpa buscando su perdón.
" Olvidaste de eso, Lolliepop. Fue un accidente ". Él inclinó la cabeza rápidamente , un saludo de calidad mediocre. Su cara se iluminó con una sonrisa radiante poco antes de ser llevada afuera.

Sam observó la puerta cerrada. Mantuvo las cuerdas cortadas en su lugar y escuchó los sonidos de ellos alejándose de la cabaña. Después de algunos minutos de espera, levantó la vista , deduciendo que se trataba de los sonidos de la media mañana.
Oyó el cambio de guardias , el sonido que había estado esperando. El campamento estaría alterado por sólo diez minutos. Luego Luna y sus escoltas se habrían marchado y los guardias lo vigilarían más estrechamente, no deseando arriesgarse a perder al
prisionero mientras el comandante no estaba. Si eso ocurriese, sus cabezas rodarían.

Pero ese no era el problema de Sam; escapar era su misión . Se quitó las cuerdas y sacó la daga del interior de su bota. Cortó en la pared de paja una abertura en forma de U lo suficientemente grande como para salir por ese rincón de la cabaña. Se puso en cuatro patas y pudo ver afuera.
Había otras cinco cabañas a la vista, lo cual quería decir que las cinco cabañas podían verlo. Ese era un problema y un obstáculo para el escape. Pero también un reto. Repentinamente su cuerpo magullado no le dolió tanto . Sus dedos podían moverse libremente; su expresión cobró vida. Sam necesitaba esa adrenalina.
El área detrás de la cabaña estaba libre. Ignorando las costillas doloridas y las manos lastimadas, gateó a través de la abertura. Agachado, rápidamente tapó el agujero de la pared con arbustos para que no fuese detectado . Avanzó arrastrándose a lo largo de la parte trasera de la cabaña, deteniéndose cuando alcanzó la esquina .
Un guardia estaba parado cerca de la puerta. Sería un infierno lograr pasarlo . El hombre tenía la postura y la mirada de un guardia atento. A la derecha de Sam había un espacio abierto, luego otra cabaña. Se oyeron risas viniendo de adentro junto con el olor de comida. Era la cabaña de la cocina. Mierda. El lugar más activo de un campamento. Rápidamente se movió hacia la
otra esquina. La costa estaba clara . Había un bosquecillo denso a unos cincuenta metros al sur, protegido por dos hileras de alambre de púa . Oyó ruido de pasos. Venían de detrás de la cabaña.

Sam salió corriendo , saltó el alambre, una vez, dos veces. Sus pies aterrizaron en el suelo pesadamente , sacudiendo sus costillas doloridas y perdió el aliento . Bajo la sombra de los árboles se lanzó al suelo , jadeando por aire. Se quedó quieto
como una piedra, las costilla le dolían como el demonio y su respiración era agitada , y tuvo que forzarse a mantenerse en silencio.
Los hombres estaban a unos diez metros de distancia . Sam esperó. Ellos siguieron de largo . Lentamente se puso de rodillas, gateando avanzó hacia el río que bordeaba el campamento. El tiempo se le estaba acabando. Pronto descubrían que se había escapado .


Alcanzando el banco del río , se metió entre los juncos verdes y entró al agua lóbrega del río. Se abrió paso entre los manglares.
De repente se detuvo. Había un bote . El río se estrechaba y se contorneaba ; los manglares bloqueaban la vista. Alguien había limpiado esa parte del banco. Sam fue hacia una serie de cañas de bambú - un lugar donde podía esconderse. Su cabeza era
la única parte que sobresalía en la superficie del agua, y estaba oscurecida por el agua barrosa del pantano.
Allí el río casi se doblada, formando una ensenada donde había un muelle de madera. Un descolorido bote de pesca estaba sobre la orilla al norte del muelle. Había una serie de soldados en el muelle, algunos de guardia y preparando el bote para partir. El motor del bote fue puesto en marcha y una nube de vapor blanco flotó en el aire . El ruido explosivo del motor a de vapor ahogó cualquier palabra que Sam podría haber oído por casualidad.

El bote fue cargado con cajones de madera y barriles . Pronto el barco partió permitiéndole a Sam captar un vislumbre del Coronel Luna parado al lado del mas valioso cargamento, vestido en seda rosada : Lolliepop. Ella estaba sentada en un banco estrecho en la
la cubierta de proa. Por los gestos frenéticos de ella y el impaciente golpeteo del cuchillo de Luna contra su bota, Sam dedujo que estaban discutiendo.
Él miró mas allá del muelle, a un gran claro, donde otros cinco guardias armados estaban parados observando el río. Desde la altura en que estaban , podían ver toda la ensenada, asegurando la protección de Luna y del bote y arruinando las posibilidades de Sam de abrirse paso corriente abajo.

Los movimientos en el muelle le dijeron a Sam que el bote estaba a punto de partir . El motor engranado resoplaba constantemente, y los hombres del muelle se agachaban para soltar las cuerdas del barco . Sam tenía que pensar rápidamente.

No tenía tiempo de encontrar un leño o una rama grande para esconderse de la patrulla. El bote se movió lentamente, lanzando vapor. Sam inspiró varias veces seguidas llenando sus pulmones de oxígeno. Una último respiración y se sumergió esperando lograr llegar al bote antes que acelerase el motor y se alejase corriente abajo.
Nadó debajo del agua . Los pulmones le ardían por contener esa respiración eterna. Las vibraciones del motor dibujaban ondas
Indicándole la dirección correcta. Más y más cerca hasta que pudo sentir el agua a su alrededor moviéndose en ondas.

El ruido del motor murió repentinamente . Luego un sonido de metal raspando contra metal . Sólo se oía silencio. Los pulmones le ardían , las costillas le dolían y sentía las piernas entumecidas .
Vamos ... vamos, nada, bastardo de mierda, nada.
Un sonido metálico hizo eco en el el agua menos de dos metros de él. El agua repentinamente se movió en un torbellino a su alrededor . Luego con otro ruido explosivo el motor se puso en marcha nuevamente.
Sam salió a la superficie justo a tiempo para aferrarse a una asimiento del barco , a unos cinco metros de la pala de la hélice. Las manos le dolían , pero él continuó aferrado firmemente al barco.

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