jueves, 10 de junio de 2010

LOLLIE- CAPITULO 12 - JILL BARNETT

CAPITULO 12


Eulalie desearía estar muerta, pero asomó su cabeza por el costado del bote y vomitó en vez de morirse. Desde alguna parte a su izquierda, el coronel maldijo en español. Ella se quedó mirando el agua borrosa del río y concentrándose en respirar. Entonces se dio cuenta que las malas palabras sonaban exactamente igual en cualquier idioma. Lo que revelaba que eran malas palabras era
el tono en que los hombres las proferían.

Ella había intentado explicarle al hombre que se descomponía en los viajes por agua . Él no le había creído . Pero ahora me cree , ella pensó, acordándose que le habían cortado las cuerdas de las manos para que pudiese aferrarse al riel mientras vomitaba . El bote seguía avanzando , meciéndose ligeramente , tomando curva tras curva, tras curva.
Su cabeza floró, su cuerpo se estremecía, y el estómago
Daba vueltas y vueltas acompañando la trayectoria del bote. Finalmente Lollie se enderezó , pasando una mano floja
por su frente húmeda. Los hombres la observaron con horror.

"Podría darme un trapo húmedo, por favor? " Ella se apoyó contra del riel. Todo su cuerpo parecía una gelatina floja.
El coronel le ordenó a un soldado que buscase algo, luego le volvió su espalda .
Lollie secó las lágrimas que fluían por sus mejillas calientes. Sus ojos se llenaban de lagrimas cuando vomitaba.
Trató de concentrarse en su rescate y logró controlar su estómago.
Pronto podría sentir la mirada de alguien. Se aferró con fuerza al riel, abrió los ojos, y se dio vuelta muy lentamente. El soldado había regresado y le daba un pedazo de tela húmedo . Ella lo pasó sobre su frente sudada y se sentó pesadamente sobre el banco duro, gimiendo cuando su estómago se revolvió nuevamente. No podía detener las arcadas, pero gemir la hacía sentirse mejor.

Cada segundo de ese viaje era como una hora, cada minuto como un día. El estómago se le revolvió otra vez, haciéndola levantarse y asomar la cabeza sobre el riel . Y mientras estaba allí rezó para que alcanzasen la bahía muy pronto.

Sam se aferraba a la asimiento del remolque del barco. Se estaban dirigiendo a la Bahía Colorido , donde el intercambio tendría lugar. Una vez que estuviese cerca de la bahía, Sam podría soltarse del bote y nadar hacia la costa donde tendría que atravesar una selva durante cuatro días para llegar al campamento de Bonifacio. Ese viaje por agua le ahorraba casi dos días de viaje. Había sido un golpe de buena suerte.

Ocasionalmente, por sobre el ruido del motor a vapor, podía oír a los soldados rebeldes hablando en la cubierta encima de él. Estaba a salvo, Sam se recostó en el agua, dejándose arrastrar plácidamente .
De pronto escuchó un pequeño sonido explosivo, luego un chiflido.
Por instinto Sam se encogió. Había escuchado el disparo de un arma de fuego .
Espió la orilla norte: un grupo de soldados españoles abrían fuego contra los rebeldes. Era una emboscada.
Los rebeldes devolvieron los tiros, pero los hombres cayeron de la cubierta al agua como estatuas de barro. Cuatro barriles cayeron al agua junto con mas rebeldes heridos.
Sam se soltó del barco y nadó hacia un barril buscando cobertura. Lentamente , aferrado al barril fue hacia la costa. Unos minutos más tarde alcanzaba un grupo de cañas de bambú
Y logró trepar a la orilla donde se escondió entre los arbustos.
El barco avanzaba con dificultad. El motor se atoró y murió. Habían quedado seis rebeldes en la cubierta, Luna era uno de ellos, y respondían al fuego español.
Sam los observó por un momento, luego vio un destello de sedas rosadas avanzando bajo una lluvia de balas hacia los cajones de madera. Él maldijo . Primero Lollie corrió rápidamente hacia la izquierda. Una bala se estrelló contra la caja de madera al lado de ella, haciéndola correr de regreso a la caja de la derecha con el sigilo de un cerdo ciego .
Lollie LaRue se iba a conseguir acertarse un disparo.
Sam sacudió su cabeza mojada con disgusto . Todo lo que esa mujer tenía que hacer era quedarse quieta en un lugar, no moverse. Los españoles no la retendría una vez que descubriesen que era una prisionera de Luna. Los
españoles querían conservar una buena relación con los Estados Unidos; no iban a querer meterse en un problema diplomático. La situación entre las dos naciones ya era bastante compleja como para agregarle otro problema.
Pero si Eulalie, una americana, fuese encontrado con él, también un americano y mercenario , esa sería una historia completamente diferente . Los españoles había estado rastrillando las selvas, eliminando tantos guerrilleros y mercenarios como podían, y ellos
conocían su reputación y quien lo había contratado.

Un chillido cortó el aire. Sam conocía ese sonido demasiado bien y dobló la cabeza hacia el río , unos brazos femeninos trataban de alcanzar el barril mas cercano.
Pero ella falló.
Sam gimió.
Lollie se hundió como una piedra pesada. Muy pesada.

Sin pensarlo, Sam volvió al río. Nadó bajo una lluvia de balas. Los españoles la habían visto. Se corrigió : la habían oído . Probablemente hasta el rey de España la había oído.
Y esa boca chillona era lo iba a salvarle la vida ahora.

Sam se dio vuelta hacia la derecha y la vio. Unos ojos azules muy abiertos y frenéticos, la boca abierta y chillando. La agarró por el cabello y la empujó bruscamente hacia la superficie, yendo directamente hacia un barril. Nunca habría pensado que una persona podía gritar debajo del agua. Irrumpieron en la superficie, ella tosió y jadeó . Él intentó taparle la boca para callarla. Eulalie tomó aire , se dio la vuelta, enlazó su brazo alrededor del cuello de Sam y se aferró a él con todas sus fuerzas.
"Gracias, gracias," ella murmuró entre tos y tos .
Lograron llegar a la orilla. Lollie continuaba gimiendo y jadeando. Muy fuerte.
" Cállete o vas a conseguir que nos maten ".
Ella enmudeció, pero era demasiado tarde. Una bala pasó zumbando sobre su cabeza, alojándose en el tronco de un árbol cercano con un ruido seco. La boca de ella cayó abierta , y sus ojos se volvieron anchos como platos.
Sam conocía esa mirada. Se lanzó sobre ella. Tres balas más zumbaron por encima ellos.
Naturalmente Lollie chilló.

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