lunes, 7 de junio de 2010

LOLLIE - CAPITULO 8 - JILL BARNETT

Capítulo 8


"Él se olvidó de soltarte las manos," dijo la pequeña señorita LaRue, hija de uno de los americanos mas influyentes de las islas, y el anzuelo perfecto para Aguinaldo.

"El coronel Luna no se olvida de nada," Sam le dijo , conociendo la reputación del coronel - como el hombre de confianza de Aguinaldo- para manejar las facciones opositoras. El comandante de Sam, Andrés Bonifacio, lideraba la más importante de esas facciones opositoras.
"Por supuesto que se olvidó". Ella le lanzó una mirada como diciéndole que él era estúpido.
"Cómo sabes eso?"
" Él conoce a mi papi, el coronel obviamente va a enviarle un mensaje contándole sobre mí. Escuchaste que Él dijo que tenía mensajes para enviar ".
"Él enviará un mensaje, es cierto".
Ella le lanzó una mirada desconcertada. "Esto es una gran confusión". Ella se quedó mirando sus propias manos atadas y las tironeó inútilmente, luego agregó , " Ya lo escuchaste riéndose ".
"Él se reía porque le diste exactamente lo que necesitaba".
"Oh?" Ella tironeó las cuerdas. " Y qué es eso?"
"Una rehén".
" Yo? Una rehén? Eso si que es muy tonto ". Ella intentó soltar una mano .
Sam se encogió de hombros y la observó mientras ella se empeñaba en levantarse. Ella logró ponerse de rodillas, luego bamboleándose se puso de pie.
"Eso es ," ella murmuró entre dientes y se tambaleó hasta la puerta, caminando con los talones pegados en sus zapatos refinados.
Eulalie levantó las manos y golpeó ala puerta. Esta se abrió .
Uno de los guardias estaba con el cuchillo directamente apuntado a ella. Eulalie miró el cuchillo con sorpresa y dijo, "Oh, bien". Ella alzó sus manos. " Me harías el favor de cortar estas ataduras? El coronel Luna se olvidó de hacerlo ... "
La puerta fue golpeada ruidosamente en la cara de Eulalie .
Su espalda se puso rígida por la sorpresa, y ella murmuró,
" Bien , era sólo un favor".
Sam sacudió la cabeza mientras se reía. Ella era tan inocente.
" No creo que sea gracioso!" Ella le lanzó una mirada feroz , luego la levantó las manos otra vez y golpeó la puerta por un minuto seguido . La puerta se abrió repentinamente .
Esta vez con los dos soldados exhibiendo sus cuchillos .
" Podría alguno de los dos cortar estas ataduras , por favor ?" Ella extendió sus manos.
Uno de los soldados le dijo algo al otro, y ambos se dieron vuelta y sonriendo .
Sam gimió. Los soldados parecían dos gatos contra un ratón arrinconado.
" Date vuelta !" Uno de ellos pidió , agarrándola por ambos hombros y haciéndola girar.
Eulalie empinó su mentón y le dio a Sam una sonrisa presumida.
Él solamente observó y esperó.
"Extiende las manos !" El soldado continuaba sujetando sus hombros.
Ella extendió sus manos y giró hacia al soldado que sujetaba el cuchillo . Ella sonrió. "Vamos, hazlo ".
Él levantó el cuchillo a una prudente distancia, luego lentamente lo bajó, dejando que la hoja descansase sobre sus muñecas por un rato , como un ejecutor a punto de decapitar a su víctima.
Sam contó mentalmente: uno ... dos ... tres
" Oh , Mi Dios !"

Cuatro segundos, él pensó. Ella retiró las manos más rápido de lo que él podía robar un bolsillo. Hmmm .Ella podía moverse rápidamente.
Los soldados se rieron sádicamente.
Inocente. Virgen . Cándida.
Eulalie giró su cara horrorizada hacia él. " Viste eso? Iban a cortarme las manos !" Ella dio la vuelta mientras los soldados se marchaban y dijo, " No creo que esto sea gracioso. Quiero ver ya mismo al Coronel ... "
La puerta fue cerrada con un golpe , pero las risa todavía se eescuchaban.
" Todavía piensas que esto es una gran confusión , señorita LaRue?"
Ella lo enfrentó , su cara tan ingenua como las palabras que siguieron . " Vos lo escuchaste. Él prácticamente dijo que no me lastimarían ".
"Sólo una tonta creería eso".
Ella guardó silencio por un momento, luego dijo, "Vos me dijiste lo mismo en el mercado ".
" Sí. Pero yo lo decía en serio ".
Su nariz se empinó . " No comprendo , por qué debería creer en vos y no en el coronel ".
"Porque yo digo la verdad".
"Cómo se supone que debo saber eso?"
"No lo sabes".
"Ese es el punto que te estoy explicando ... Cuál es tu nombre ?"
"Sam Forester ".
" Forester -" Ella dejó de hablar, para observarlo como si tuviese dos cabezas . " Sabes algo sobre armas ?"
"No" él jadeó con horror fingido. "Yo ? Armas?"
Ella intentó cruzarse de brazos pero no podía. "No tienes que ser grosero".
" Por qué carajo crees que estamos metidos en este lío ?"
" No lo sé. Por eso te estoy preguntando !"
" Bien, no me preguntes. La ignorancia podría salvar tu cuello blanco y suave ".
Ella frunció el ceño. " Eso es lo que esos soldados querían saber en el mercado. Me preguntaban sobre un bosque* y armas ". Ella lo miró fijamente . " Hablaban de Forester* y armas, verdad ?"
(*Nota de traducción: en inglés Forester , significa habitante del bosque o guardabosque)

Uno ... dos...

" Creen que yo sé algo sobre tus armas!"
" Cinco segundos. Nunca dejarás de sorprenderme con tu velocidad ?"
" No te hagas el listo!"
"Uno de nosotros dos tiene que ser listo si queremos salir de esta".
" Forester, no tienes modales, y sos sin duda el hombre mas grosero que jamás haya conocido !" Con ese pronunciamiento ella procedió a golpear la puerta y a gritarle a los soldados que
" Quiero ver al Coronel Luna ahora mismo! Ya!"
Quince minutos más tarde ella todavía estaba haciendo lo mismo . Los golpes repetidos en la puerta empezaron a hacerle doler la cabeza. Sam quería golpearla.
Su único consuelo era que la voz de ella se ponía cada vez más ronca, y, él sinceramente esperaba que las manos empezasen a dolerle como le dolían los oídos .
Eulalie no sabía que las manos podían doler o que alguien podía ser tan mezquino de espíritu, como esos guardias . Los podía oír hablando del otro lado de la puerta.
Ellos pensaban que eso era gracioso. Para ellos ella era un chiste, y esa clase de tratamiento le era desconocido - al menos hasta que había conocido al yanqui. Su mirada fue hacia el rincón . Él no había dicho una sola palabra, solamente la había ignorado, igual que los guardias. A pesar de todo el barullo que ella había estado haciendo él actuaba como si ella no estuviese allí. Pero ella estaba allí, en esta cabaña inmunda y aislada , y Eulalie lo odió. Suspiró y dejó de intentar que los guardias trajesen al coronel. Fue hacia el centro de la cabaña y se dejó caer allí, contemplando las paredes y escuchando ... nada. Todo estaba demasiado silencioso.
Respiró profundamente y rompió el silencio atemorizante. " Entonces eres cristiano ... tu nombre es Sam , no ?"
Él asintió ligeramente, cambiando de posición contra la pared.
"Es el diminutivo de Samuel?"
"Sí". Él la miró fijamente con su ojo marrón.
"Ya veo". Ella inclinó la cabeza, buscando alguna otra cosa p para llenar el vacío . " Sos del norte. De Chicago, verdad ? "
Él gruñó algo que ella estaba segura era una afirmación.
Parecía que tendría que sostener esa conversación.
" Yo ya te conté de donde soy ".
Él murmuró algo que sonó como "Cien veces". Ella lo ignoró y
siguió, " Mi nombre y apellidos son Eulalie Grace LaRue. Mi abuela, del lado de mi padre , también se llamaba Eulalie, y así como su abuela y su bisabuela , es el lado francés de nuestra familia. Todas Eulalies. El nombre Grace fue idea de mi mamá. Al menos eso es lo que mi hermano Jeffrey me dijo. Es mi hermano mayor .
Pues bien, él me dijo, ' Eulalie es uno viejo nombre que circula en la familia, pero ... Grace, es un nombre nuestra mamá amaba. Entonces ella me llamó Eulalie Grace.' " Ella se detuvo para tomar aire y para darle el tiempo de asimilar toda la historia . "Entonces yo soy Eulalie Grace".
Él le dio una mirada en blanco , y el ojo inyectado en sangre pareció un poco húmedo .
" Supongo," Eulalie prosiguió, todavía intentando mantener la conversación, " que dadas nuestras circunstancias y el hecho que ésta es nuestro segundo encuentro , que podemos llamarnos por nuestros nombres de pila ".
Sam todavía no decía nada, solamente tomó un jarro de latón que estaba al lado de él y se quedó mirándolo.
"Entonces le llamaré a Samuel y ..."
"No!"
Su grito la sobresaltó.
"Nadie me llama Samuel," él dijo entre dientes .
" Oh. Bien. Te llamaré a Sam, y vos puedes utilizar el nombre que usan mis amigos y mi familia ".
Él llevó el jarro a su boca y bebió.
" Me llaman Lollie". Ella sonrió.
Él escupió el agua unos tres metros, luego se ahogó y tosió. Ella comenzó a gatear hacia Él para darle una palmadita en la espalda, pero Sam finalmente recobró el aliento .
Él la miró extrañamente, y con la boca torcida en una sonrisa casi reprimida q, le preguntó, " Tu nombre es Lollie LaRue ?"
Ella asintió con la cabeza, frunciendo el ceño ante su tono.
"Perdón? No creo captar la gracia" Ella no comprendía lo que él quería decir, pero algo en su sonrisa le dijo que se burlaba de ella.
Sam se rió y se rió con muchas ganas . No era muy agradable o de buena educación . Ella no veía nada raro en su nombre. Era un nombre muy francés , típico de la zona del sur de Norteamérica .
En su casa, Eulalie siempre había sido llamada Lollie ; todos sabía eso. Y ningún sureño jamas se había reí do de su nombre . Era de mala educación burlarse de algo que una persona no podía cambiar.
Pero a ese hombre no le importaba, porque luego él dijo algo que que pensaba era gracioso. Algo acerca de sus abanicos adquisitivos en el mercado a usar en un acto. Lollie no lo entendió, pero le dolía que él se ríese de ella. La enojó un poco. Ella le dio la espalda, en parte para abstenerse de observarlo reírse de ella , pero especialmente para impedir demostrar que estaba muy dolida .

La cabaña estaba silenciosa. Demasiado silenciosa . Eso la estaba volviendo loca. A ella no le gustaba el silencio,
Porque la asustaba . Miró al yanqui en el rincón . Él se había
dormido nuevamente. No habían hablado desde que ella le había vuelto la espalda, y los únicos sonidos que había era algún ruido o grito ocasional venido de afuera. Adentro no había ningún sonido, lo que hacía la situación más difícil de soportar.

Nadie con quien hablar. El tiempo pasaba lentamente. Por nerviosismo ella comenzó a canturrear "Dixie ," inconscientemente eligiendo llenar el silencio frío . Cuando llegó a la parte de "tierra de algodón" le pareció oír un gemido viniendo del rincón de Sam.
Dejó de canturrear y lo miró, preguntándose por primera vez si tal vez había gemido porque estaba herido. Estirando el cuello ella lo observó silenciosamente.
Sus hombros se movieron un poco, como si él se estuviese amparado de algo que lo atormentaba.
No vio nada que pareciese una herida, salvo la zona amarronada de sangre seca donde el pañuelo estaba atado alrededor de su pantorrilla. Tal vez era herida seria Miró mas atentamente.

Sam había logrado cargarla hasta casa sin detenerse , y nunca lo había visto cojear o dar la impresión que estaba dolorido. Tal vez algo mas lo había lastimado . Tal vez tuviese un dolor de cabeza. Ella tenía dolores de cabeza en el verano, cada vez que el clima era particular caluroso y húmedo. Una siesta siempre la ayudaba, entonces creyó que sólo debía dejarlo dormir, aunque ella tenía mil preguntas para hacerle . Y necesitaba hablar; esa necesidad la estaba torturando .



Cantar no la ayudaba y no debía perturbar su sueño. Tal vez tararear una canción de cuna sería una buena solución a la situación . Lentamente comenzó a cantar su canción de cuna favorita :
" Silencio , el pequeño bebé duerme , no digas una sola palabra.
Papá va a comprarte un ruiseñor.
Un ruiseñor que no cante,
Papá va a comprarte un anillo de diamantes.
Un anillo de diamantes que no ... "
" Hazme un favor. Date cuenta que no sos un ruiseñor y cállate ". Uno enojado ojo marrón , inyectado en sangre la lanzó una mirada feroz .
" Simplemente estaba tratando de ayudar ".
" Ayudar a qué? A derribar las paredes de esta cabaña con tus chillidos ?"
Ella tomó una respiración indignada y profunda. " Yo no chillo. Te informo que canté como contralto en el coro de Madame Devereaux ". Queriendo defenderse , ella miró hacia abajo
y alisó algunas arrugas de su falda, luego agregó, " según
el instructor de música, mi voz era muy cristalina y resonante ".
Él se rió . " Cantas como un gato callejero que se está muriendo ".
"Obviamente no sabes nada sobre voces". Ella replicó. Él estaba siendo grosero a propósito, e incluso su pésima educación no era excusa para lastimar a alguien deliberadamente . Sentía eso
Ese hombre quería lastimar a las personas, y cualquier piedad que hubiese sentido por él estaba desapareciendo rápidamente.
" Yo sé sobre cuchillos , balas y torturas y, tu voz, señorita Lah Roo, es una tortura para mis oídos ".
" Pues bien, es una pena . Porque yo voy a cantar si se me antoja. Esto va dedicado a tus oídos ". Ella comenzó a cantar a "Carolina" a todo pulmón.
Él se puso de pie y fue hacia ella como para callarla . Lollie justo
Estaba debatiendo si dejar de cantar por el bien de su bienestar cuando el cerrojo chirrió otra vez y la puerta se abrió repentinamente.
Los soldados entraron con sus ceños fruncidos.
Ella dejó de cantar. Ellos dejaron de fruncir los ceños, pero sus cuchillos fueron todavía alzados . Detrás de ellos venía otro hombre trayendo dos tazones de madera con un arroz pegoteado y una especie de salsa olorosa. Su estómago gruñó, aunque fuese algo
impropio de una dama. Eulalie no había comido desde el día anterior por la noche , a excepción de la fruta y el pan que había comido antes del baño.
Realmente no había pensado en comida, por costumbre, pues una de las reglas de Madame Devereaux era que una dama nunca dejaba que su hambre se trasluciese . Nunca. Eulalie había aprendido desde una edad muy joven que una verdadera dama , como su madre, comió livianamente, delicadamente, y nunca, jamas demostraba estar hambrienta. Ella presionó su mano contra su estómago como si ese gesto pudiera aquietar los gruñidos.
El hombre menudo le dio un tazón a ella. Cualquier comida habría olido bien en esa circunstancia.
Se le hizo agua la boca mientras observaba el tazón. El arroz era amarronado , cubierto por una salsa clara con pedazos de carne, y su olor era tentador .
Caminando hacia el rincón, el hombre le dio el otro tazón a Sam, quien se recostó contra la pared nuevamente. Ella levantó la vista , esperando que él fuese servido , y esperando que le entregasen los utensilios .
Sam no esperó. Azorada, ella lo observó devorar la comida. Él usaba los dedos para recoger el arroz. La boca de ella se abrió involuntariamente.
La puerta comenzó a cerrarse y Lollie se dio cuenta que el criado de la comida se retiraba . " Alto! ¡Un momento! Por favor ".
Ella agarró la puerta y casi derramó la comida. Él se volvió hacia ella. Eulalie le sonrió atentamente. " Me gustaría algo de platería, por favor".
Sam se ahogó, tosía como si se estuviese muriendo . Pero Eulalie no iba a tener tanta suerte . Sus modales eran atroces, entonces no le asombró que él se hubiese atorado con la comida. Qué podía esperarse de un hombre usaba los dedos como utensilios. Era asqueroso.
El criado todavía estaba allí, mirándola inexpresivamente.
"Platería". Ella alzó la voz, esperando hacerse comprender mejor.
Él se encogió de hombros.
Sam tosió.
" Un tenedor, un cuchillo ... oh, no supongo que no le daría eso a un prisionero . Bien , por lo menos una cuchara, por favor, " ella repitió, más fuerte, imitando la acción de comer con una cuchara. Una serie de sonidos venían desde el rincón de Sam, pero ella los ignoró y continuó gesticulando. El hombre frunció el ceño, todavía sin entender.
Ella fingió meter un tenedor imaginario dentro del tazón, luego hizo de cortar con un cuchillo imaginario.
Él la observó fijamente, luego sonrió abiertamente. "Cuchillos!" Y él dijo .
"Sí!" Ella le devolvió la sonrisa. "Sí, me gustaría tener cubiertos, por favor".
El hombre inclinó la cabeza, luego salió y cerró la puerta. El sonido de una garganta siendo aclarada vino desde el rincón de Sam. Ella lo miró. " Te sientes bien ? "
Su cara estaba un poco de colorada. El hombre realmente debería ser más cuidadoso. Los buenos modales podían salvarlo de morirse ahogado . Eulalie decidió que él necesitaba una lección de etiqueta.
" Sam Forester. De donde yo vengo es considerado grosero eso de empezar a comer antes que todos estén servido , especialmente si hay una dama ".
Él paleó algo más de comida con los dedos y luego habló con la boca llena. " Si ?" Él masticó algo y finalmente tuvo el buen gusto de tragar. " De donde yo vengo uno come todo lo que puede, tan pronto como puede, o alguien más se comerá su comida ".
Sus palabras instantáneamente le recordaron de su infancia : pobreza y hambre. Sin duda él no estaba pensando que ella le robaría la comida. Antes que Eulalie pudiese sugerirle que no tenía de qué preocuparse, la puerta se volvió a abrir y el hombre pequeño entró trayendo una cuchara pequeña.
"Muchas gracias , muy amable ". Ella sonrió y tomó la cuchara, esperando hasta el hombre se retirase antes de comer. Los sonidos de Sam comiendo ruidosamente llegaron desde el rincón .
Con esos modales, Madame Devereaux lo habría castigado salteándose tres comidas para aprender la virtud de la abstinencia . Eulalie comenzó a sumergir la cuchara en el arroz, pero en su
mente apareció la imagen de niños jugando con ladrillos rotos en vez de juguetes, niños hambrientos que tenían que robar pan para comer.
Sam ya sabía lo que era la abstinencia. Se preguntó cómo sería
Estar realmente hambrienta, no porque tuviese que comportarse como una dama sino porque no tenía que comer.
Repentinamente toda la comida que ella había desaprovechado a lo largo de los años cobró importancia , junto con una fuerte dosis de culpa. Ella se detuvo y lo observó . Él continuaba comiendo como si
fuera su última comida.
Eulalie colocó el tazón sobre suelo y se esforzó para ponerse de pie. Concentrándose en mantener el equilibrio, se inclinó y tomó su comida, enderezándose muy cuidadosamente para no derramar el arroz. Cruzó el cuarto hasta pararse delante de él.
Él la contempló con desconfianza.
Ella extendió el tazón. Él lo miró, pero no se movió.
"Aquí tienes ," ella le ofreció una sonrisa, "puedes tener mi porción".
Por un instante breve, confusión y algo parecido a la vergüenza cruzaron su cara, pero rápidamente se mezcló en una expresión enojo propia de los hombres.
Ella retrocedió un paso, cautelosa por su reacción.
" Conserva tu maldita comida, señorita LaRue, y tu piedad también. No quiero ninguna de las dos cosas ". Él parecía como si quisiera pegarle .
Eulalie temió que él pudiera hacerlo , , entonces caminó arrastrando los pies de regreso a su lugar cerca de la puerta, un poco dolida por su reacción. Sólo estaba tratando de ser agradable.
Después de sentarse pesadamente en el piso duro, ella observó el tazón de comida, sin comprender su enojo. De donde ella venía una persona aceptaba un regalo amablemente.
Él no lo hizo. Sus ojos ardían , y ella tragó el nudo de
su garganta estrechada.
Con vacilación ella sacó la cuchara del tazón y delicadamente la colocó en su boca. Regresó la cuchara de nuevo al tazón, con la intención de saborear esa comida.
No tenía sabor . Estudió esa comida extraña. El apetito se le había ido. Él no quería su comida, y ahora ella tampoco . Eulalie miró a la cabaña inmunda y precaria y el balde oxidado con agua y una esterilla húmeda. Nada le parecía familiar.
No había nada aquí que ella conociese, nada familiar, nada a que aferrarse. Y tenía un miedo mortal . Más que nada , quería volver a su casa en Belvedere , a sus hermanos sobreprotectores. En ese momento , habría dado cualquier cosa por esa protección, y por un hombro en donde apoyarse .

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