lunes, 7 de junio de 2010

LOLLIE - CAPITULO 7 - JILL BARNETT

CAPITULO 7


"Bien, bien ... qué tenemos aquí?"
Un hombre estaba en el umbral , sus facciones no podían discernirse por la intensa luz del día que venía desde atrás de él. Tenía una constitución robusta y no era excesivamente alto, pero sobrepasaba a los dos soldados parados a ambos lados . Ambos tenían cuchillos largos, mortalmente afilados igual que el yanqui había colocado contra su garganta.
Muy lentamente el hombre entró. Su piel era oscura, su cabello graso y negro, del mismo color que sus ojos, los cuales estaban yendo hacia ella. Eulalie reprimió el escalofrío que le causó su mirada penetrante, pero no evitó sus ojos. El miedo la hizo continuar observando a ese hombre, su cara ancha, llena de marcas y su bigote y barba densos y oscuros. Repentinamente los labios se separaron para revelar dientes irregulares y una sonrisa demasiado astuta como para ser acogedora. Le recordó
A los perros que mostraban sus dientes. Súbitamente
se sintió como si tuviese siete años, acechada por un grupo de perros cerca del roble gigante.
Eulalie encontró su mirada otra vez, sin miedo a mirarlo . Y ella podría decir que él sabía eso.

El hombre caminó directamente hacia Eulalie, sin nunca quitarle la vista . Se paró delante de ella, y Eulalie tuvo que levantar el cuello para continuar encontrando sus ojos. Él fue el primero en romper el contacto visual, deslizando su vista hacia su cuerpo
Luego lentamente caminó alrededor de ella estudiándola como si fuese un caballo fino .
Ella se asustó y supo que manos temblorosas revelaban su miedo. Él terminó la inspección, deteniéndose por un momento para observar las manos entrelazadas de ella . Eulalie no lograba detenerlas. Temblaban más fuente . Él extendió su mano . El soldado a su lado derecho le entregó el cuchillo y luego regresó a su posición de guardia en la puerta.
Los ojos negros encontraron los suyos , y él colocó el mortífero cuchillo frío contra el pulso palpitante de su cuello.
"Dónde están las armas?" Él todavía sonreía.
" Déjala en paz, Luna". Esas palabras fueron las primeras que el yanqui había pronunciado , una orden para Luna, el hombre que sujetaba el cuchillo contra su garganta. Ella no habló, solamente
esperó.
Luna se volvió hacia el rincón. " Muy bien, amigo ". Él subió la punta del cuchillo hacia sus labios. "Así está mejor?".
Ella intentó no temblar .

Él movió la punta de la hoja a la parte superior del vestido y
cortó un volado . Eulalie jadeó , no tanto por miedo o sorpresa sino porque él había dañado su vestido especial.
" Tengo órdenes, amigo. Aguinaldo necesita esas armas cueste lo que cueste, aun a este costo ". Luna mantuvo la punta del cuchillo contra su corazón y se quedó mirando al yanqui atado, quien ya no parecía estar a punto de saltar y atacar . En vez de eso estaba apoyado contra la pared como si estuviera relajado, como si el cuchillo de ese loco contra su corazón no pudiese matarla , como si ella fuese descartable. Eulalie comenzó a preguntarse quién de los dos estaba mas loco .
Pues bien, si el yanqui no iba a salvarla, ella se salvaría sola.
" No sé nada sobre esas armas, y no lo conozco. Soy una LaRue de los LaRues de Belvedere, Carolina del Sur, y una ciudadana norteamericana ".
La cara de Luna mostró su sorpresa, luego algo semejante a la especulación . " LaRue ... como ... el Embajador LaRue ?"
"Conoces a mi papá?" Ella dijo, aliviada por saber que la influencia de su padre la salvaría.
El yanqui murmuró una palabrota tan grosera que Eulalie no pudo evitar jadear.
Luna retiró el cuchillo. "La hija del embajador LaRue. Él se dio vuelta hacia el yanqui y comenzó a reírse. "No lo sabías?
No hubo respuesta, sólo el sonido de la risa de Luna. Ella no pensaba que eso fuese gracioso, puesto que lo que realmente importaba era que ese hombre conocía a su padre y que
pronto ella estaría fuera de ese lugar horrible.
Luna le hizo una reverencia respetuosa. " Perdóneme, Señorita LaRue ".
Todo eso era una gran confusión . Ella le sonrió y suspiró aliviada.
Un segundo más tarde el yanqui maldecía nuevamente.
Luna todavía sonreía. "Nada de cuchillos". Le pasó el cuchillo al guardia. " Ahora si me permiten . Tengo... algunos mensajes que enviar ". Él se dio vuelta y cruzó hacia la puerta, deteniéndose para mirar al yanqui. Luna se rió otra vez mientras salía . La puerta se cerró detrás de él pero su risa todavía podía oírse.
Eulalie observó la puerta cerrada, esperando y rezando para que su padre ya estuviese en la casa cuando el mensaje de Luna llegase.

No hay comentarios: