jueves, 5 de agosto de 2010

CARTAS DE UNA MORIBUNDA - CAPITULO 1 - BARBARA METZGER




Capítulo 1

La Señorita Rosellen Lockharte se estaba muriendo. Ella podía aceptar eso, por así decirlo, si no fuese por el ruido y las luces. Por qué no podía llegar a sus últimas horas de vida en paz? Aunque pensándolo bien , cuándo había tenido algo de paz en su vida?
Seguramente no desde que había llegado a la Selecta Academia para Jóvenes Distinguidas de Miss Merrihew.
Jóvenes distinguidas por la Enfermedad y el Contagio, más exactamente , Rosellen consideró mientras se curvaba miserablemente en la cama. Estaba muriéndose por la epidemia de gripe que había azotado a las chicas de la escuela. Incluso esa ni siquiera era su cama. Porque por supuesto no había nadie con la piedad suficiente como para atender a la instructora más joven y menos favorecida de Miss Merrihew en su diminuto cuarto del ático.
Por consiguiente, Rosellen y sus pertenencias habían sido transportados por tres tramos de escaleras semi destruidos a un dormitorio que había sido convertido en una enfermería, donde ella podía ser igualmente ignorada como olvidada. Ahora estaba separada de las otras mujeres enfermas y sus gemidos, llantos, y náuseas por una biombo desvencijado . Pero nada separaba
Sus ojos doloridos de las lamparas que dejaban constantemente encendidas . Lo único que aliviaba el calor era una toalla empapada sobre su frente, cuando una de las criadas lograba acordarse de traerle la toalla o un tazón con agua.

Una taza de té o un caldo parecían cosas que estaban más allá de los recursos del personal agotado y de las posibilidades de Miss Merrihew.
Afortunadamente , como el estómago de Señorita Lockharte se
Rebelaba ante la visión de comida de cualquier manera, no había nada que pudiera comerse cerca de su cama. Por qué desperdiciar una hogaza de pan en una maestra de caligrafía mal pagada, y poco apreciada ? Rosellen suspiró , ella misma sería alimento de gusanos dentro de poco , eso es lo que sería sin duda . Un sollozo se escapó de sus labios secos.
"Aquí tiene , señorita,” Ella escuchó una voz cercana , junto con el estrépito de una bandeja, lo cual quería decir que era la hora para tomar la medicina. Y la voz sería la de la exhausta criada , Fanny, pues nadie del personal docente se acercaba a la enfermería, por temor al contagio. “ No hay necesidad de ponerse tan mal . El doctor dice que deberías estar mucho mas aliviada para mañana ".
" Lo sé," Rosellen lloriqueó. " Lo oí”. El médico local había estado parado justo del otro lado del viejo biombo — ella lo había oído arrastrando sus pies y sus piernas inestables— y diciendo ,
" Siento mucho decirlo , pero no hay esperanza para esta, Señorita
Merrihew. Se irá del otro lado para mañana, me temo ". Él ni siquiera se había molestado en susurrar, pensando que ella ya estaba inconsciente, Rosellen suponía.
Contuvo otro sollozo. “ No es justo".
" Concuerdo completamente , señorita . Lucy se ha ido con su
mamá y Aggie dice que se ha contagiado la peste , entonces sólo quedo yo para hacer todo . Cualquiera pensaría que el ama contrataría personal adicional para todo este trabajo adicional,
pero nada de eso . Ayuda extra ? No voy a vivir para ver eso ".
Tampoco Rosellen, pero ella no se había referido a esa injusticia . La vida en general era injusta. Por supuesto que lo era ,
todo el mundo sabía eso. Excepto que , este drama de morirse antes de cumplir veintiún años , le parecía un truco particularmente sucio del destino. Rosellen Lockharte iba a morir antes de haber empezado a vivir. Nunca había bailado un vals, nunca había visto fuegos artificiales, nunca había tenido un perro propio . Y ahora nunca tendría un hijo propio , un huerto, un amante. Ella no tuvo nada que salir a la vista
A sus veinte años no tenía nada destacable que mostrar salvo las floridas caligrafías de las letras p y q que le enseñaba a las consentidas hijas de la clase alta .
El cielo sabía, y seguramente San Pedro también, que esas muchachas caprichosas no podían deletrear ni la palabra mamá.
La Señorita Merrihew consideraba que la caligrafía de una dama distinguida debería ser , primero elegante, segundo legible, y tercero , respetar la ortografía . Las señoritas a cargo de Rosellen
Consideraban que la ortografía era un ejercicio creativo. San Pedro seguramente pasaría por alto la vida de Rosellen el día del Juicio y sólo se fijaría en los errores de ortografía.
Ahora era demasiado tarde para dar una mejor impresión.
Miss Merrihew había escuchado las súplicas de Rosellen y había enviado a su hermano clérigo para rezarle por la vida de Lady Mary en una cama vecina . Por supuesto, el padre de Lady Mary era un duque; y Él podía por los servicios clericales del Reverendo Merrihew. El padre de Rosellen quien había sido vicario seguramente estaría revolviéndose en su tumba. Quizá él estaba rezando por ella, pues seguramente su amable y cortés papá se había ganado el cariño de los ángeles. Y muy pronto que él tendría el cariño de Rosellen también. Muy pronto.
Ahora mismo sus oídos estaban siendo atormentados por la monotonía nasal de la voz del Reverendo Merrihew. No, realmente no extrañaba las plegarias del Reverendo Merrihew, no las extrañaba más de lo que extrañaba las atenciones libidinosas de ese sátiro. Plegarias, bah! El cretino era más devoto al placer pecaminoso que a la devoción espiritual. Si él no fuese
el hermano de su patrona, Rosellen le habría dado un sermón hace mucho tiempo. En vez de eso, todo lo que había logrado
darle había sido un puñetazo , la vez que él la había arrinconado en la galería del coro. Si ese ojo morado resultaba ser otro punto negativo por el cual las Puertas del Cielo no se abrirían para la
Señorita Lockharte , que así sea. En su corta vida llena de remordimiento, esa era la última cosa de la cual se arrepentía.
"Aquí tiene su medicina ahora, señorita," Fanny dijo. " Y también
le traje un poco de agua de cebada, que habían preparado para lady Mary. Pero ella no la va a necesitar ahora".
No, Lady Mary tenía plegarias y una enfermera del pueblo contratada . Rosellen gustosamente tragó la bebida de cebada pero no el láudano. Si le quedaba una noche de vida , no quería pasarla drogada, dormida o demasiado atontado como para no reconocer su propio nombre cuando la Parca la llamase.
Era extraño, pero dos días atrás — o eran tres?— Rosellen había estado lista para darle la bienvenida a su muerte . Había estado en el peor momento de la gripe en ese entonces , sin embargo; sólo ahora sabía que se estaba muriendo . Cada hora le parecía preciosa. No, iba a disfrutar el tiempo que le quedaba de vida . "Nada láudano,” Ella logró murmurar .
"No sé, señorita," la criada dijo, sacudiendo la cabeza .
"Usted necesita descansar".
"No," Rosellen insistió, más fuerte ahora que su garganta
no estaba tan seca. Ella tendría mucho descanso muy pronto.
La criada agotada previó otra noche sin dormir para
ella. "La señorita Merrihew dice que usted debe tomarlo. Ordenes del Doctor".
Qué sabía el doctor ? El hombre estaba más acostumbrado a arreglar huesos rotos que a ver seres humanos enterrados.
“ Estaré bien ... ,” Ella mentía. "... si solamente me alcanzas mi escritorio de regazo".
Todo lo que Rosellen tenía de su madre era ese escritorio de madera portátil que había sido acarreado escaleras abajo desde su cuarto en el ático , junto con el resto de sus posesiones. Nadie,
obviamente, esperaba que ella regresase a su cuarto.
" Quiere esa cosa vieja ahora, señorita?” Fanny todavía sujetaba el vaso con láudano, esperando poder meterlo por la garganta de la Señorita Lockharte para que ella pudiese continuar con el resto de sus deberes y finalmente llegar a su propia cama.
" Quiero escribir mi testamento Te dejaré ese escritorio si me ayudas ahora ".
“ Para qué querría yo su escritorio viejo, señorita ? No sé escribir ”
Rosellen no estaba sorprendida. La chica había estado en la casa de Miss Merrihew sólo hacia cuatro años. " Lo siento. Tendría que
Haberte enseñado ".
“ Para qué? Así podría convertirme en una de las maestras
como usted?”
La expresión en la cara de la criada expresaba lo que ella pensaba
De las ventajas de las maestras sobre las de las criadas.
" Mi capa roja entonces, que siempre te gustó . Te lo dejaré en mi testamento si me das el escritorio y traes la lampara más cerca ".
Fanny solamente chasqueó la lengua, pero hizo lo que Rosellen pedía, acomodando a la joven en las almohadas y colocando el escritorio de madera sobre sus rodillas. " Dejaré el láudano aquí, por si cambia de idea ".
Rosellen no cambiaría de idea . Ella tenía demasiado que hacer
en poco tiempo. Tan pronto como Fanny partió, abrió el escritorio y sacó papel y tinta. Luego decidió que no iba a lidiar con plumas y papeles secantes. Encontró un lápiz de punta afilada. Por lo menos Miss Merrihew nunca escatimaba en materiales de escritura para la instructora de caligrafía.
Rosellen escribió “ único y último testamento” en la parte superior de una página en blanco . Luego se detuvo a pensar. Aparte de su escritorio y la capa, no poseía nada que alguien querría heredar , y nadie a quien dejárselo. Sin embargo, tenía mucho para decir. Tachó las palabras “único y último testamento” . Dejaría un testimonio de su vida breve como su legado final.

Había cometido errores a lo largo del camino , Rosellen admitió voluntariamente . Quién podría decir que no había cometido errores ? Aunque la mayor parte de las desgracias de Lockharte, incluyendo la más seria , no eran de su autoría . En este punto ella no tenía nada que perder colocaba la culpa a donde pertenecía. Es mas , se dijo a sí misma, expresando su enojo y su resentimiento, podría ganar algo de paz para su alma. No debía ser bueno llegar al Cielo con tanta rabia acumulada . No habría espacio en el Cielo para tanta rabia .
Por otra parte, quién leería esas memorias sensibleras
Sus alumnas? Otras instructoras ? Nadie. Rosellen descartó definitivamente la idea de un testamento o sus memorias . Escribiría cartas en vez de eso. De ese modo, se aseguraría que esas personas que la habían puesto en el camino de la perdición en esa escuela de señoritas se enterarían de su defunción
. E incluso podrían llegar a lamentar su contribución a su debacle . Se dijo a sí misma que no quería que nadie derramase lágrimas por ella, ni quería acusar conciencias, pero si cualquiera de sus atormentadores sintiese la más leve puntada de dolor, quizá empezarían una vida diferente . Lo cual era bueno pues su alma podría mejorar la de otros. Las últimas cartas de la señorita Lockharte solamente podrían beneficiar a otras personas .
Rosellen mordisqueó el lápiz, algo que ella le había prohibido a
sus estudiantes hacer, mientras decidía por donde empezar.
No podía culpar a su amado papá por haberla dejado desprovista financieramente y sin ningún tipo protección. Él había hecho lo mejor que había podido . Además, lo vería muy pronto, por sus cálculos, junto con una madre que apenas recordaba y un hermano recién nacido que nunca había llegado a conocer .
No, comenzaría escribiéndole al hermano de su Mamá, el Baron Haverhill.

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