sábado, 7 de agosto de 2010

CARTAS DE UNA MORIBUNDA - CAPITULO 4 - BARBARA METZGER

Capítulo 4





Mi estimada Susan, no podría dejar esta Tierra sin despedirme de vos. Nunca he tenido un enamorado o mi propio bebé y nunca he visto la ascensión del globo, pero puedo decir tuve una amiga.
En este punto Rosellen tuvo que detenerse para sonarse la nariz y secar la lágrima que caído sobre el papel . Apenas podría ver lo que estaba escrito por la humedad de sus ojos y por su debilidad creciente . Sus dedos estaban entumecidos y fríos. Simplemente un poco más de tiempo , ella imploró quien pudiese escucharla.
Atila , el huno, un asesino en masa, había vivido cuarenta años; sin duda Rosellen una honesta instructora de caligrafía podría tener concedido otra hora mas de vida.
La Señorita Susan Alton era la única chica de la academia de Miss Merrihew que había hecho amistad con Rosellen cuando ella llegó a la escuela. Bondad era una virtud infrecuente en la academia, incluso más infrecuente que una comida decente, hasta que Susan la sonrió. Los meros meses
Aunque sólo tenían meses de diferencia de edad, los pasados de Susan Y Rosellen eran absolutamente distintos. Pero Susan
no es excesivamente orgullosa como para no aceptar a la hija de un vicario como compañera y amiga.


Nieta de un duque y hermana de un vizconde, Susan estaba acostumbrada a las formas de la alta Sociedad y se negaba a permitir que los rumores y prejuicios tiñesen su afecto. El escándalo sucedido en la fiesta Maplethorpe podría haberle ocurrido a cualquier chica sin experiencia , Susan aseguraba , especialmente a una chica sin una madre para aconsejarla o sin un guardián para protegerla. Susan tenía a su hermano, Wynn, y estaba segura que nadie jugaría con sus afectos o mancharía su honor mientras el formidable vizconde Stanford estuviese cerca.


Cuando Rosellen había estado a la casa de Miss Merrihew por seis meses, Susan Alton ya había estado allí durante dos años. Ella estaba esperando con ansiedad la llegada de su debut social . Rosellen no tenía nada que esperar con ansiedad , le quedaban por lo menos dos años más de trabajo pesado y faltas de respeto . En esa academia se volvería vieja y sus dedos nudosos por la artritis por tener una pluma en la mano veinticuatro horas por día, y perdería la voz hecha por tener que repetir todo el tiempo, " Señoritas , presten atención!! ".

Pero Susan tenía una idea. Su madre era una inválida. Pero la Vizcondesa de Stanford era todavía una de las estrellas de la alta sociedad , pero no podía acompañar a su joven hija a museos, veladas, bibliotecas , tiendas, picnics o paseos en carruaje . Susan iba a necesitar una compañera y chaperona , y quién mejor para ese puesto que la estimada Señorita Lockharte?
Rosellen estaba en éxtasis . No sólo se libraría de ese empleo de mala muerte y de la mezquindad de las otras maestras , sino que tendría esperanza otra vez, esperanza de una vida para ella. Estaría en Londres, donde cualquier cosa era posible. Oh,
Por supuesto que no soñaba que un caballero rico le daría una simple mirada a sus ojos turquesas y se enamoraría instantáneamente.
No, los caballeros de la alta sociedad estaban muy por encima de su alcance y demasiado despreciados en su estima, después del escándalo . Sólo se le ocurría que podría encontrarse conocer a un empleado público , un secretario o un maestro , alguien que pudiese desear una buena administradora del hogar, una esposa leal, una madre cariñosa para sus hijs. No era necesario que él fuese rico o que tuviese título de nobleza o contactos con la alta sociedad . Los requisitos de Rosellen eran simples: un hombre que tuviese un buen corazón, una mínima educación , y que pudiese mantener a una esposa. Estaba exigiendo mucho?
Rosellen no lo creía , ni Susan, quien le había dicho que habían muchos de ese tipo de candidatos que visitaban asiduamente la Mansión Stanford, en Grosvenor Square . Su hermano tenía buenas conexiones con el Ministerio de Guerra, con banqueros inversores, y administradores de propiedades.
Y si - Susan le había jurado – los hombre de Londres eran ciegos, sordos o estúpido, Rosellen podría quedarse con ella como su dama de compañía por un sueldo . Luego ella podría ser la institutriz de los cinco hijos que Susan quería tener , después de que Miss Alton conociese su Príncipe Azul . Por supuesto él sería todo lo que el humilde hombre ideal de Rosellen no era : de buena cuna y con una buena posición social .. Rosellen no cuestionaba el énfasis que su amiga ponía en la apariencia externa del Príncipe Azul, porque en realidad no le importaba . Siempre que el Príncipe Azul pudiese
Pagarle un buen sueldo , un sueldo que le permitiese comprarse una casa en el campo algún día. Susan podía casarse con un gnomo si ese era su deseo . Pero gnomo agradable, porque la dulce Susan no merecía nada menos.

Rosellen era como una peregrina perdida en el desierto.
Y Susan era su guía hacia el oasis. Excepto por el
Hecho que el charco de agua prometido parecía desaparecer cuando Rosellen se acercaba a él. El afecto de Susan sólo era un espejismo ? Rosellen no quería creer eso . Era más fácil aceptar que Susan Alton era una muñeca bonita con más cabello cerebro. Susan nunca preveía problemas ni dificultades , pero – es cierto - Susan no tenía un gramo de cerebro.
Rosellen no se había acordado de eso cuando le presentó su renuncia a Miss Merrihew y armó su equipaje . Y Susan no se había acordado que necesitaba de la aprobación de su hermano antes de contratar a una dama de compañía.

El vizconde había llegado a la academia para retirar a su hermana con un gran revuelo de carruajes y escoltas . Miss Merrihew
Le hizo una reverencia tan profunda que su hermano tuvo que ayudarla a erguirse . Con gesto de su mano con uñas arregladas ,el vizconde ordenó que subiesen el equipaje . Con otro gesto de la misma mano rechazó tomar el té que los hermanos Merrihew le ofrecieron . Y con un tercer gesto, él no permitió que la nueva dama de compañía de su hermana subiese al carruaje.

"Absurdo " Fue todo lo que él dijo, en un tono burlón , antes de darle la espalda a la Señorita Lockharte y todas sus esperanzas. Él no dijo que ella era demasiado joven, o demasiado inexperta,
o demasiado poco mundana. Él no sabía que su reputación había sido manchado. A él no le importó nada de eso . "Absurdo ". Él destruyó su vida con una sola palabra. Eso si que era verdaderamente absurdo.
Susan había discutido con el arrogante aristócrata. “ Pero , Wynn, estaré sola en Londres, sin ninguna amiga. La Señorita Lockharte será una compañía excelente ".
“ No es ridícula, mocosa. Tenemos amistad con la mitad de la alta sociedad . Ahora entra en el carruaje. Tengo que encontrarme con unos amigos en Epsom ".
En estado de shock, Rosellen se preguntó si Lord Stanford tendría una cita para apostar dinero suficiente como para alimentarla
La diócesis del padre para toda una vida, incluyendo a las ovejas. O quizás estaba impaciente porque iba a encontrarse con su amante
Para regalarle diamantes y rubís.
Susan sólo pudo agitar su pañuelo blanco por la ventanilla del carruaje y jurarle que le escribiría. Rosellen sólo pudo quedarse mirando fijamente el carruaje que se se alejaba ,en medio de sus sueños destruidos y sus escasas pertenencias. Toda lo que poseía cabía en un bolsón, y el escritorio móvil de su madre, el cual ella agarraba firmemente , como un talismán. No tenía dinero, ni referencias, ni un trabajo en la academia de Miss Merrihew.
Susan no había actuado con malicia, Rosellen lo sabía. Ella solamente era débil y mujer.
Rosellen rápidamente exhortó en la carta a Miss Alton a fortalecer su voluntad a menos que desease que su hermano la forzase a
un matrimonio no deseado. Ese cretino arrogante había arruinado la vida de Rosellen; y ella no quería verlo destruir la vida de Susan también.
No, Susan Alton no había intencionalmente sido cruel. Ella
Y su hermano, e; Vizconde Stanford, eran completamente distintos.
Rosellen nunca perdonaría a ese vizconde arrogante , ni aunque su alma ardiese en el infierno para toda eternidad. Ella se encontraría con ese cretino allí y le diría todo lo que pensaba de él .
Pero por qué esperar hasta el día del Juicio Final para decirle al Vizconde Stanford lo que pensaba?


Rosellen podía haber pasada desapercibida aquel día en el patio, pero ahora llamaría su atención con esta carta final. Su lápiz estaba tan corto que ella apenas podía sostenerlo en sus dedos entumecidos. Destapó la botella de tinta y humedeció la pluma. Si le asestaría un golpe final al Vizconde Stanford y tal vez él se enmendaría. Y quizás Susan cosecharía beneficios de ese cambio .
La caligrafía no era la más fina y elegante . El burlón
Stanford tendría que entrecerrar los ojos para leer esa carta, tal vez de ese modo él entendería cuan bajo ella había tenido que caer para recobrar su trabajo en la escuela. Sus rodillas todavía tenían las cicatrices. Aunque ella no había recobrado su puesto . Otra maestra ya había sido contratada. Miss Merrihew le había comunicado con una sonrisa afectada, y que había dado la cama de Rosellen en el cuarto que compartía con la maestra de francés. Por supuesto que el cubículo del ático estaba vacío , y Miss Merrihew supuso que podría necesitar una maestra de caligrafía
para las chicas menores. Con un sueldo menor, por supuesto.

Rosellen no había tenido otra alternativa. Su padre estaba muerto ; otra familia se había mudado a la vicaria. Su tío se rehusaba a
Tener una mujer de mala reputación bajo su techo, y sus sueños habían desaparecido con ese carruaje . Rosellen había llevado sus pertenencias al cuarto del ático, maldiciendo al vizconde vanidoso con cada paso que daba.
Si no hubiera sido por él - ella escribió - no habría dormido en ese cuarto gélido, donde se había pescado un refrío, que la había hecho mas susceptible a contagiarse la gripe que ahora
La llevaría a la tumba . Podría él perdonase haber matado a una inocente en la flor de sus edad ? Rosellen no podría. Tenía que dejar que la muerte fuese una carga para él para siempre, un recordatorio de que el poder corrompe. La Nobleza merece condenada - ella escribió, dejar una mancha pequeña en la página- Viva la revolución.
La tinta se acabó antes que la fuerza de Rosellen,
Gracias a Dios . Ella logró empujar el escritorio fuera de su regazo
Y juntó las cartas en un pila que dejó en la mesa de luz antes
De colapsarse sobre las almohadas. Había logrado algo. Ahora todo lo que tenía que hacer era esperar hasta mañana, algo que no quedaba muy lejos . Rosellen no creía que pudiese sobrevivir hasta entonces . Sus ojos se cerraron.
Qué triste, no iba poder ordenar que las cartas fuesen enviadas , a través de sus parpados cerrados vino la luz que ella siempre había conocido, una luz había venido a guiarla hacia arriba.

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