jueves, 5 de agosto de 2010

CARTAS DE UNA MORIBUNDA - BARBARA METZGER - CAPITULO 2

Capítulo 2


Estimado Tío Townsend, Rosellen comenzó.
Me estoy muriendo, y nunca he bailado un vals , ni he tenido un perro o una Navidad en familia.
Había tenido Navidades felices en la vieja viciaría de St. Jerome antes que su madre muriese , cuando los parroquianos podían traer un ganso para comer o, más tarde, cuando Squire Pemberly se acordaba de invitar al vicario viudo ya su hija a la fiesta organizada para sus inquilinos.
Había tenido panes de jengibre y budines de Navidad y brindis con a gente del coro , pero ella nunca había tenido una celebración a solas con sus padres , en Haverhill Hall.
Cuando había llegado a la academia de Miss Merrihew, había escuchado a las estudiantes contar sus planes para los días de fiestas, para grandes reuniones, o banquetes; las celebraciones que transcurrían desde Navidad a la Noche de Reyes. Fue entonces que se había percatado de lo que había perdido, lo que su madre debía haberse perdido en los años pasados en la viciaría.
El tío Townsend nunca había perdonado a su hermana Margaret,
Por haberse casarse con un pobre clérigo en vez de un rico noble que él había elegido para ella. “Vos te hiciste la cama, él
Le había dicho , así es ahora acuéstate en ella”. Y “la cama” era una fría casa parroquial de una diócesis empobrecida, sin ninguna ayuda o contacto con su familia rica.
No era el dinero lo que habría hecho la gran diferencia en sus vidas, Rosellen escribió, aunque William Lockharte era un párroco que practicaba lo que predicaba , donando la mayor parte de sus escasas posesiones a los más necesitados de la parroquia. Pero la ausencia de parientes y de la sensación de pertenecer a un lugar , había sido más doloroso. Su madre no habría estado tan triste y agobiada - Rosellen creía - si no hubiese sido ignorada por su único hermano.
Dios sólo sabía si su Mamá no habría sobrevivido al parto si hubiese estado mejor nutrida o hubiese tenido a una criada para ayudarla con la casa. Pero Rosellen estaba culpando a su tío, ella se lo explicó en la carta.
Sus padres se habían amado muchísimo, y los dos sabían de antemano que tipo de sacrificios tendrían que hacer. Tampoco le culpaba por no haber asistido al entierro de su madre.
Ella comprendía perfectamente que habiendo ignorado a su hermana durante parte de vida, él habría sentido que no tenía nada que hacer en su entierro . Rosellen lo admiraba por no haber sido hipócrita. Él era un hombre de corazón frío y mente cerrada, pero no un hipócrita.
Y él le había patrocinado a Rosellen una Temporada en Londres. Le agradeció a su tío Townsend nuevamente. Por supuesto que su papá había tenido que humillarse y escribirle a su cuñado - casi implorándole - para que la aceptase por unos pocos meses. El vicario Lockharte había considerado que no tenía ninguna otra forma de proveer al futuro de su hija excepto ponerla en contacto con caballeros casaderos, hombres que no oliesen a plumas o a ovejas, como los pocos viudos o solteros de su congregación . Y por supuesto tío Townsend reticentemente había hecho la invitación con la condición que Rosellen fuese una ayuda útil para su altanera tía y su exigente prima.
Sin duda no era culpa del Tío Townsend que la Tía Beatrice
nunca le hubiese presentado a Rosellen los candidatos mas elegibles . Ni él podría suponer que la prima Clarice y sus amigas se burlarían de los modales provincianos de Rosellen , de su vestido anticuado, y de las virtudes de la hija de un vicario . Rosellen no condenaba a su tío - ella escribió- por los principios morales bajos de Londres o por el hecho que ella no hubiese permanecido el tiempo suficiente como para recibir permiso para bailar un vals en el club social Almack.
Sin embargo su tío podría haberle pedido a Rosellen una explicación personal acerca de aquella desastrosa noche en el baile de la Señora Maplethorpe. Él podría haber confiado en que ella nunca habría salido al balcón con un joven oficial de caballería sin el menor sentido común . Su tío podría haber confiado
En que la hija del Vicario Lockharte nunca habría permitido que un desconocido alcoholizado la besase.
El tío Townsend podría haber hecho todas esas cosas, pero él
No lo había hecho . En vez de eso Él había escuchado a la rencorosa , celosa y vanidosa Clarice, , que había pergeñado todo ese escándalo. Luego su tío había declarado que Rosellen era una joven licenciosa y que su reputación estaba arruinada. Ella había dado un mal ejemplo a su hija, era una amenaza para el equilibrio mental de su esposa, y una deshonra para la memoria de su madre. Y de esa manera Rosellen había sido embarcada en
un carruaje público a la mañana siguiente.
El tío Townsend le buscó un puesto en la academia Miss
Merrihew , la escuela a la que había asistido Clarice. Qué cosa la Señorita Merrihew podría haberle enseñado a esa musaraña malcriada era un misterio para Rosellen, pues Clarice nunca hablaba de nada excepto de moda , flirteos, y encontrar un prometido con título y bolsillos llenos . A pesar de la recomendación dudosa que había escrito su tío , Rosellen recibió el puesto de instructora de caligrafía en vez de regresar a la viciaría, y convertirse en una boca mas para alimentar para su padre, y una decepción para sus esperanzas.

Rosellen no consideraba responsable a Baron Haverhill por el hecho que Miss Merrihew se hubiese negado a dejarla volver a su casa para cuidar a su padre en sus últimas horas de vida , ella continuó escribiendo en una segunda hoja . No, ella le estaba agradecida a él ahora por sus esfuerzos en el patrocinio. Lamentaba haberlo hecho pasar una vergüenza social a él y a su familia . Y ella se esforzaría por cuidarlos a todos ellos cuando llegase al Cielo, pues eso era lo que esperaba pues no era una joven licenciosa que describían las acusaciones de su prima . Pero esperaba que el Tío Townsend no fuese tan rápido en juzgar a otros en el futuro y le sugería que se convirtiese en juez de su propia casa y si propia familia. . En la carta le pidió que se ocupase de que ella fuese sepultada al lado de sus padres en el cementerio de la iglesia St. Jerome, al lado de la casa parroquial donde ella había sido criada
Rosellen dobló la carta, luego inclinó la vela para gotear cera para sellarla .
Se sintió mucho más joven, mas liviana , habiendo expresado con palabras su enojo . Y de hecho se sintió tan aliviada que sacó la pluma y la botella tinta para escribir la dirección en el frente de la carta con su mejor caligrafía.
De ese modo el Tío Townsend se daría cuenta que ella no era una joven completamente ignorante, aunque había una cierta cantidad de otras cosas que podría mencionar si no fuese la hija de un vicario con la esperanza de ir al Cielo. Luego afiló la punta del lápiz y alisó otra en blanco .
Estimada Prima Clarice - ella escribió - Me estoy muriendo, y
nunca usé un vestido de seda ....

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