domingo, 26 de septiembre de 2010

CUESTE LO QUE CUESTE - CAPITULO 15 - DONNA MACQUIGG

CAPITULO 15



Elise abrió los ojos lentamente, estaba acostada en su cama. Cuando trató sentarse Henri corrió a su lado.
— Qué puedo hacer para ayudarte ? — Las lágrimas en los ojos del criado casi la derribaron nuevamente.
— Encuentra a Rupert — ella susurró
— estás segura que estás bien ? Si. Ahora corre y trae a Rupert .
Elise se sentó en una silla delante de la chimenea, mirando las llamas sin ver nada . Al oír el sonido de pasos corrió a abrir la puerta. Rupert estaba delante suyo , con los ojos rojos e hinchados.
— Necesito tu ayuda — ella dijo con una autoridad fría, temiendo oír un "no" como respuesta.
— Todo lo que precise, mi lady .
— Toma el caballo más viejo y ve con algunos hombres a Rover. — cuando el guerrero iba a decir algo, ella le tocó el hombro, deteniéndolo. — Te lo imploro. Tengo que saber si William realmente está muerto. Si él está vivo, cuento con tu ayuda para traerlo de vuelta a casa. Lleva un carro y en caso sea demasiado tarde quiero que traigan el cuerpo para ser enterrado aquí. — Elise miró los ojos nublados de Rupert, hasta no poder contener más su propia tristeza. Se dio vuelta hacia el fuego y bajó la cabeza. — Buena suerte!
* * *
Una densa neblina bajó sobre el valle cuando la oscuridad de la noche se esparcía . Lentamente, William abrió los ojos. Un dolor intenso traspasó el hombro y el brazo derecho como una lanza afilada. Pero fue la sed lo que lo despertó. Ansiaba por encima de todo un buen trago de agua fresca. Acostado sobre el lado derecho del cuerpo, intentó apoyarse sobre el codo, pero el dolor lo dejó sin aliento e hizo parecer que las estrellas brillaban todavía más en el cielo. Frustrado, levantó la pierna sana e intentó levantar el caballo que estaba encima de su cuerpo. Empujó con todas las fuerzas que tenía, gritando al sentir otra oleada de dolor recorriendo su cuerpo. Respiró profundamente , deseando que la agonía tuviese un fin. Estaba oscuro y el clima se enfriaba . Miró a su alrededor en busca del tartán, pero para su desesperación , no pudo hallarlo . Apretó los dientes y movió el brazo izquierdo, sintiendo un rastro de sangre manando del pecho. Sacó la daga del cinto y después de descansar por un segundo, cortó las correas de la montura, hasta que poder taparse con un pedazo de la manta del caballo.
Temblando de dolor y muerto de frío, solamente intentaba pensar en Elise. Tenía que sobrevivir.
Su último pensamiento consciente antes de desmayarse fue si su esposa estaría lamentando su viudez.


Elise despertó asustada. Ecos de un trueno retumbaban en el cielo y el viento azotaba con furia las ventanas. Sólo entonces ella oyó lo que había interrumpido su sueño. Alguien golpeaba la puerta.
— Quién es ?
— Soy yo , mi querida . Puedo entrar?
— Henri?
Elise se levantó de la cama, enrollada en el tartán de William y corrió para sacar la tranca de la puerta.
— Qué pasa ? Lo encontraron ? William está vivo?
Gotas de lluvia corrían por la mejillas de Henri.
— Si, Sir William está vivo, pero está gravemente herido. Los hombres están subiendo con él. Debemos preparar la cama. — Henri entró, acomodó las sábanas y extendió una colcha vieja sobre la cama. A continuación cuatro hombres entraron, cargando William. El estaba empapado con una mezcla de agua de lluvia y sangre. La punta de una flecha rota se proyectaba desde u hombro. La pierna derecha estaba rota, pero ya había sido inmovilizada con dos ramas de árbol.
— Mi Dios ! — Elise murmuró.
Rupert pasó la manga mojada de la camisa por su frente.
— Hicimos lo posible para contener la hemorragia , pero él estaba ardiendo de fiebre cuando lo encontramos y no abrió los ojos más de una o dos veces en tres días.
Elise llevó la mano a su boca y miraba perpleja a su marido. El estaba inmóvil, la piel , grisácea.
— Traigan paños limpios y agua caliente. Tengo una poción para el dolor, y ...
Henri vio el pánico surgiendo en los ojos de su protegida.
— Sir William precisa que te mantengas fuerte, no enloquecida de preocupación. Calmate y piensa en el bebé. Manda a llamar a Molly. Ella sabrá qué hacer. Por el momento , quedate al lado de tu marido, y vamos a esperar que él despierte.
Elise asintió, y luego respiró profundamente . Cuando los hombres se apartaron, ella se sentó en el borde de la cama, acariciando los cabellos mojados de William.

— Cómo está él ? — Henri se aproximó a Molly, quien estaba cerca de la chimenea, doblando unas vendas limpias. A continuación miró a William , quien descansaba. Elise dormía encogida en una silla al lado de la cama.
— Gracias a Dios , Will todavía está vivo, a pesar de haber perdido mucha sangre. — Con os ojos llenos de lagrimas Molly miró a Henri. — Pero él es fuerte y un luchador.
— Si, mi querida. Con certeza él es muy fuerte — Henri respondió. — Va a sobrevivir...
— Si, va a sobrevivir, Henri — Elise reforzó las palabras de su amigo. A continuación se levantó cuando Molly y el criado se dieron vuelta . Ella acomodó la manta de su marido y le acarició la cara . — No tengo derecho a pedirle mucho a Dios , pero le pedí que salve a William para que yo pueda ser una esposa mejor.
—No , mi pequeño ángel , ya sos una buena esposa. Dios está viendo eso.
Elise levantó el mentón , el remordimiento brillaba en sus ojos cuando miró a Molly y después a Henri.
— No. He sido egoísta , pensando solamente en mí. — Intentó tragar el nudo que tenía en la garganta. — Fui muy orgullosa y ni siquiera tuve la gentileza de darle un beso de despedida a mi marido cuando partió para defender mis tierras. No tuve el coraje de confesar ni siquiera a la mujer que lo crió como una madre cuanto lo amaba.
— ?l entendió tus motivos — Molly dijo entre lágrimas.
Elise sacudió la cabeza y miró a su marido.
— Cómo puede haber entendido cuando ni yo sabía lo que sentía? — Lágrimas manaron de sus ojos. — Ya no me importa el título de nobleza, ni las tierras. Todo lo que quiero es ser la esposa de este escocés, si él me aceptar después de las cosas terribles que le hice.
— Por supuesto él te aceptará — Henri murmuró.
— Lo crees ? No tengo tanta certeza, Henri. William se movió , y Elise corrió para sentarse al lado de la cama. Cuando él abrió los ojos, parecía querer decir algo.
— Guarda tus fuerzas, mi amor.
— Dónde estoy ? — preguntó él confundido.
— Está en su casa, en D'Auvergne. — Elise forzó una sonrisa.
— Elise... Te fallé ... L fallé a Robbie. Lo siento mucho. Ella posó los dedos sobre los labios de William.
No digas nada más . Fui yo quien falló.
Temblando , él sujetó la mano de su esposa .
— No pude protegerte ... Baynard... No salgas de la empalizada. — William apretaba los dedos de Elise. Y , de repente, con una fuerza sorprendente, él la empujó más cerca . —Angus... Titus... — Pero sus fuerzas se desvanecían , y él cerró los ojos. Elise tragó en seco mientras posaba la mano sobre el pecho de su marido. A continuación , se levantó lentamente y fue hacia chimenea.
— Los hombres están trayendo los muertos. Le pedí al padre Marcus que bendiga un terreno que servirá como un nuevo cementerio. — ella levantó la mirada hacia Henri y Molly.
— Nuestros guerreros escoceses serán enterrados aquí en D'Auvergne, en suelo consagrado, cerca de sus familias.
Se volvió hacia la chimenea, sin poder decir nada más mientras pensaba en las viudas y en los niños huérfanos. Robert vino a su mente, e hizo una pequeña plegaria para que él no fuese encontrado entre los muertos.



El sol ya estaba alto cuando William despertó, dos días después de su llegada. El se movió en la cama y gimió . Elise , quien estaba conversando con Molly, cerca de la ventana, fue corriendo.
— Estoy aquí, mi amor.
— Agua. Tengo sed .
Rápidamente, Elise llenó una copa y , tomando la cabeza de su marido, lo ayudó a beber . El estaba ardiendo de fiebre e ingirió el líquido con avidez.
— Más — él murmuró. Elise sirvió un poco mas .
— Descansa ahora y guarda tus energías.
— Cómo... Cómo vine a parar aquí?
— Rupert te trajo de vuelta a casa, hace dos días.
— Tuvieron noticias de Robbie?
— Si . Un mensajero vino esta mañana. Robert todavía es prisionero de Baynard.
William cerró los ojos nuevamente, sin saber si porque estaba demasiado débil para poder mantenerlos abiertos o porque no soportaba la idea que su hermano todavía fuese prisionero de Baynard.
— Si ... Baynard exige un rescate, no pagues, no todavía. — él murmuró, luchando para mantenerse despierto. — Titus y Angus se unieron a Baynard. Ellos no van a herir Robbie mientras no entregues el oro.
— Pero si ...
William sacudió la cabeza .
— Ellos lo matarán después que obtengan el oro... jurame que no vas a pagar... jurame.
Lo juro — Elise respondió con reticencia.

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