domingo, 19 de septiembre de 2010

CUESTE LO QUE CUESTE- CAPITULO 6 - DONNA MACQUIGG

CAPITULO 6



Durante os próximos cinco días consecutivos, William despertó a Elise con una caricia y la promesa de un día más al aire libre. Al principio, ella pensó en protestar, pero luego se acordó de cuan placenteros habían sido los largos paseos y las conversaciones con su nuevo marido. Para disimular el malestar matinal , que la acometía con una frecuencia cada vez mayor, usaba la excusa de que precisaba un poco de privacidad para vestirse. Cuando finalmente lograba poner una sonrisa en su cara y bajar la escalera, ella lo encontraba esperando en el piso inferior, siempre con un beso de recepción antes de ayudarla a montar en el caballo.
Y así exploraron cada centímetro de D'Auvergne, conociendo de cerca la gente que allí vivía, conquistando el cariño y la confianza de un pueblo que no sabía lo que era ser bien tratado por el Lord imperante . Al final del día la pareja retornaba al castillo feliz y con la sensación de que estaban no solamente se estaban familiarizando con los siervos, sino que estaban aprendiendo a conocerse y respetarse mutuamente.
Sin embargo , al final de uno de esos días maravillosos, fueron sorprendidos por una recepción atípica en el patio del castillo. Angus y Titus estaban sentados en los escalones de piedra que llevaban a la entrada principal, Titus limpiaba sus uñas con la punta de un puñal enorme . Ambos miraron con desprecio a Elise y luego se levantaron, interponiéndose en el camino de la pareja .
— Nos gustaría hablar con vos, William — Angus hizo el abordaje .
— Más tarde, muchachos — William respondió, y le hizo una seña a Elise, alentándola a continuar.
— Queremos hablar ahora — Angus insistió.
Elise giró para esperar a su marido. La expresión de William era muy seria. El brillo alegre de los ojos había sido reemplazado por una frialdad autoritaria.
— Esto no puede esperar para más tarde? Ya casi es la hora de cenar. — La voz tenía un tono severo. William giró para proseguir, pero Angus lo detuvo con la mano sobre el hombro. La tensión se estableció.
— Ahora, William! — El hombre inmenso clavó el dedo de manera hostil en el pecho del líder. — Va a ser rápido, se puedes sacar la nariz de debajo de las faldas de esta mujer por un momento.
Angus no estaba solamente siendo rudo , sino también vulgar, Elise pensó. Un salvaje grosero , pero sabía que William no veía nada mal en la arrogancia del capitán. Encaró con una mirada fría a su marido, pero cuando se dio cuenta que el hombre no sería reprendido, se dio vuelta fastidiada y entró en el castillo.
William miró muy seriamente a Angus y a Titus.
— Bien, muchachos. Vamos a conversar. — los condujo a la sala, aliviado porque Elise ya hubiese subido, pues ya imaginaba el tenor de la conversación. Llenó tres copas con hidromel, y después de entregar una a cada uno de los hombres, tomó una para si mismo. Tomó un gran trago, y sólo entonces enfrentó a Angus. — Debe ser algo grave. — Estrechó los ojos. — Vamos, hablen pronto.
— Creemos que te estás ablandando. — Angus inclinó la cabeza hacia Titus como si estuviese hablando por el otro. — Deberíamos haber dividido las ganancias de la última conquista como siempre hicimos y deberíamos habernos marchado de acá, pero en vez de eso resolviste casarte con una bruja.
— No nos gusta el modo en que ella te tiene agarrado de las bolas — agregó Titus. — La mayoría de nosotros cree que ella te está poniendo algo en la bebida para mantenerte dopado.
William frunció el ceño, sumergiendo en sus pensamientos, tenía una leve sonrisa en los labios, pero no en los ojos que examinaban con agudeza a los dos. A continuación la mirada se fijó en Angus, y su voz salió suave, pero profunda:
— No me gusta la manera en la llamaste bruja. Pero como soy un hombre razonable, comprendo las preocupaciones de ustedes. Te doy la oportunidad de retirar lo que dijiste , Angus.
La expresión del pelirrojo se hizo rígida .
— Te he acompañado por mucho tiempo, Will. Nunca dudé de vos, pero estoy viendo cosas aquí que nunca vi antes, y a decir verdad no me gusta nada.
— Entonces , qué es lo quieres , hombre? Pelear?
— No puedes pelear contra todos, Will.
William miró de reojo a Titus, luego volvió su atención a Angus.
— Tal vez no, pero no puedo permitir que insultes a mi esposa. — William sacudió la cabeza . — Estoy decepcionado con ustedes. No tienen la barriga llena? Y sus bolsos, no están cargados con oro y plata suficientes?
— Si, pero podríamos tener más — respondió Angus. — Hay una villa llena de viudas necesitando unos buenos revolcones, pero no podemos tocarlas. Somos guerreros y estamos viviendo un lugar que es para agricultores y mujeres.
William ignoró el insulto y miró a Titus, acordándose que el hombre había dejado esposa e hijos .
— Es en las esposas de ustedes que estoy pensando. Después de enfrentar a Baynard, traeremos a vuestras familias para que vivan aquí. Construiremos casas sólidas con la madera abundante que ha en el bosque , estaremos bien protegidos y bien alimentados durante todo el invierno.
— Ella es muy pero esa bruja te está hechizando ...
William agarró a Angus por el cuello.
— Ella es tu lady ahora, y me parece mejor que no te olvides de eso! — El tono frío de la amenaza dio motivos a Titus retroceder unos pasos. Angus encaró a William durante unos segundos de tensión, colocó la copa sobre la mesa, murmuró algunos insultos, y salió seguido por su amigo.
William terminó de beber la hidromel tranquilamente, y después de posar el cálice cerca de los otros, subió la escalera, sin notar que Henri había presenciado la confrontación.


— Sus hombres están insatisfechos, mi lord ? — indagó Henri , los ojos azules reflejaban preocupación.
William miró hacia atrás, notando la presencia del viejo criado.
— Y qué tienes que ver vos con eso?
— Discúlpeme , mi lord — Henri dijo con cautela. William bufó y llevó las manos a su rostro.
— No soy tu lord , ni el de nadie . No te olvides de eso y avisale a todos los otros siervos. — él miró a Annie. — Dónde está mi esposa?
— Lady D'Auvergne está en el cuarto, mi lord... Sir MacDarrin — respondió la muchacha, los ojos muy abiertos y las manos temblorosas.
— Mi nombre es William. — él miró a Henri y después de vuelta a Annie.
— Cuántos años tienes , niña?
— Catorce, sir Wi ...William, mi lord . — ella se ruborizó , haciéndolo sentirse un bruto por haber sido tan rudo. Era una niña bonita, pero solamente una niña. Pero su cuerpo era suficientemente femenino como para agitar la sangre del más empedernido escocés.
— No es seguro para vos estar aquí. Vete a tu casa, junto con tu madre, Annie. Mi esposa no te va a necesitar hoy. — William miró a Henri. — Llama a Robert y dile que acompañe a la muchacha.
— Si .
— Luego avisale a mi lady que mis hombres tienen hambre. — Henri levantó una ceja como si estuviese cuestionando las órdenes. — Después pídele a algunos hombres te ayuden a mudar las cosas de Elise a mi cuarto. Ella es mi esposa ahora y ya es tiempo que acepte eso, por más incómodo que sea. — William llenó el cáliz, en seguida la vació de un solo trago. — Y cuando estés con ella, informale que ya no es la gran lady D'Auvergne sino la esposa de un pobre escocés de las Highlands , y como tal, debería estar al lado de él y no salir huyendo muerta de miedo.
William le dio la espalda , sintiendo la mirada de Henri sobre si mientras subía la escalera. Entró en su cuarto y golpeó la puerta con una patada. El y sus hombres estaban juntos hacia mucho tiempo, confiaban unos en los otros con sus propias vidas, y ahora, por su debilidad por Elise, todo lo que había a conquistado estaba a punto de ser destruido. Preocupado, William se recostó contra la puerta, cerrando los ojos por el fuerte dolor de cabeza que lo acometió . Al oír la manija de la puerta moviéndose, la abrió , y se encontró con su hermano parado afuera con una sonrisa imbécil en la cara.
— William, yo ...
— Entre pronto. — Empujó a su hermano por el brazo.
— Qué pasó? Angus está caliente como una forja un herrero y vos pareces loco como un jabalí salvaje.
— No te preocupes. Resolveré todo como siempre lo resolví.
— Si, pero creo que debería saber que Angus está allá afuera, en este exacto momento, calentándole la cabeza a los hombres. Debe estar diciéndoles que Baynard está en camino y que, si no enfrían las cabezas y vuelven a actuar como guerreros en vez de granjeros , acabarán siendo cadáveres.
William fue hacia la mesa y se sirvió de una copa de vino. Por lo visto, embriagarse parecía ser la única salida en ese momento de tensión. Robert se sirvió una copa y tomó un trago.
— Voy a aprovechar que estamos solos para decirte algo, hermano. Los hombres están insatisfechos con tu casamiento. Ellos creen que vos te ablandaste , Will. — Robert frunció el ceño al ver a su hermano posar la copa sobre la mesa y lanzó una mirada amenazadora. El retrocedió dos pasos, pero no lo suficientemente rápido como para evitar que William lo agarrase por el cuello, empujándolo para quedar cara a cara.
— Están molestos? Bien, diles que estaré más que satisfecho de responder todas las dudas que ellos tengan . Diles que si después que hayamos derrotado a Baynard, ellos quieren probar suerte conmigo, estaré feliz como nunca de romperles la cabeza con mis propias manos. — William empujó a Robert en dirección a la puerta. — Ahora vete , Robbie. Me duele la cabeza y estoy de pésimo humor.
Disculpa , William. No quería molestarte .
William cerró los ojos por un momento.
— La culpa no es suya. Sé el efecto que el alcohol me causa . Ahora vete y déjame solo.
— Pero William ... cuándo volveremos a casa? Vos te casaste con una inglesa...
— Ella no es inglesa. Elise es francesa, y no te olvides de eso.
— Francesa o inglesa, ella es súbdita del maldito rey inglés . Por el amor de Dios ! Cómo le vas a explicar eso a nuestro padre? El ya es muy viejo como para comprender tus motivos. Ni siquiera yo puedo entenderlos.
— Tu padre, Robbie. No es mi padre . Nunca tuve el placer de oír de su voz palabras de reconocimiento o afecto para mí . — William miró a la sombra que cubría los ojos azules de su hermano.
— Sabes que él siente mucho lo que sucedió en el pasado , y que quería reconocerte . El intentó decirte eso cuando vos volviste .
Por favor, Robbie, déjame en paz. — William bebió la última gota que todavía quedaba en la copa.



Elise miró su propio reflejo en el espejo y quedó satisfecha con el color saludable de su piel. Si al menos pudiese librarse de las inseguridades que todavía rondaban sus pensamientos... A pesar de los modales gentiles con que William la había tratado en los últimos días, todavía no estaba del todo segura si realmente podía confiar en el hombre que había aparecido en su vida.
El vestido lila que había escogido resaltaba el tono rosado que tenía en las mejillas, adquirido durante los largos paseos al aire libre . Las mangas largas estaban bordadas con pequeñas cuentas plateadas que combinaban con la cadena usada como cinto. Ahora todo lo que necesitaba hacer era llamar a Annie para trenzar los largos cabellos y estaría lista para demostrar a los que todavía dudaban quien era la verdadera lady de D'Auvergne. Cuando alguien golpeó a su puerta e tuvo un sobresalto.
— Entre — Elise dijo confiadamente . — Henri, mi buen amigo. Por qué esa cara?
— Mi lady , Sir William...
— él es el lord ahora, Henri. Por favor, intenta mostrar más respeto. recuerda, somos más civilizados que los escoceses .
— Si, mi lady , pero él acaba de decirme que no quiere ser llamado lord .
Elise no logró contener la sonrisa que apareció en sus labios.
— Muy bien, que sea como él desea . No me importa como lo llamas con tal que seas respetuoso. — ella lo encaró. — Cuéntame . Qué te está perturbando ?
— Los hombres de Sir William están inquietos — Henri vaciló. — mientras estaban afuera, oí a varios diciendo cosas malas respecto a vos .
— William es un líder fuerte. No permitirá que los hombres cuestionen su autoridad.
Henri sacudió a cabeza.
— Ese nombre Angus es el más salvaje de todos. No confío en él. Esparció rumores que dejar a los hombres divididos. Y cuando vos subiste aquí , él confrontó a Sir William.
Elise estrechó la mirada .
— Creo que William tendrá que expulsar a Angus de D'Auvergne si queremos vivir en paz.
— No sé si Sir William podrá librarse tan fácilmente del sujeto — Henri murmuró.
— Y crees que eso será un problema para nosotros ? — Elise tomó la mano de su amigo. — Henri, yo estaba allá. Vi como el tal Angus abordó a William. Cuanto más pronto mi marido castigue a ese salvaje su mal comportamiento, más pronto los otros se aquietarán . Esta noche , cuando nos encontremos, le recordaré a William sobre nuestro acuerdo. No te preocupes. No tenemos nada que temer.
Elise se sentó delante del espejo nuevamente y volvió su atención a sus cabellos.
— Encuentra a Annie. No puedo arreglar mis cabellos sola.
Henri acomodó la cuello del vestido de su ama .
— Sir William ordenó que Annie volviese a su casa. Elise miró al criado, por el espejo.
— El despachó a mi criada? Por qué William haría eso sin consultarme .
— No sé responder a eso . Sólo sé que él mandó a la muchacha a su casa y ...
— Y qué? — Elise frunció la frente . — Qué va a a hacer la chica? Alimentar cerdos? El no se da cuenta que ella es más útil aquí ayudándome y ganándose las monedas que le doy para que pueda alimentar a sus hermanos y hermanas?
— Tal vez no. Tal vez él piense que Annie estará más segura en su propia casa. — Henri bajó la mirada . — Ya sabes, con tantos soldados en el castillo....
— El dijo algo más?
— Si.
— Me vas a contar o es un secreto, también?
— Bien, tal vez yo haya entendido mal, pero creo que Sir William desea que te ocupes de la cena .
— William dijo específicamente que yo debía preparar la cena ? — Elise lanzó una sonrisa sarcástica . Si él pensaba que podía darle órdenes como si ella fuese una criada, iba a a pagar por eso hasta el último de sus días.
— Creo que él solamente quiere demostrarle a los hombres que la lady es capaz de hacer as cosas que una esposa...
— Dónde está el lord en este exacto momento? — ella lo interrumpió, y cuando Henri levantó las cejas como si no tuviese entendido a pregunta, la ira de Elise desbordó. — Mierda, te hice una pregunta, Henri.
— Bien, Sir William está... Creo que está en el cuarto. Elise se mordió el labio inferior, perdida en sus pensamientos.
— Muy bien. Ve y dile que la cenar estará servida en la mesa en una hora. — Ella posó la mano sobre el hombro de su amigo. — Sólo una cosa más , Henri.
— Lo que quieras, mi pequeño ángel .
— Busca a Myrtle y dile que ponga agua hervir. Dile que voy a necesitar vegetales pelados y carne cortada en fetas.
— Considérelo hecho, mi lady .
Elise arrojó sus cabellos sobre los hombros y cambió el vestido elegante por una túnica más simples. Encima de eso se puso una túnica vieja y una toca blanca. La túnica estaba tenía un bolsillo rasgado, y después de haber pasado años metido en el fondo de un baúl estaba arrugado y con manchas de moho . Elise estudió la imagen en el espejo , contenta porque ahora parecía más una criada que la lady de un castillo. La única cosa que le faltaba encontrar eran las hierbas que precisaba para el guiso que iba a prepararle a su querido maridito .

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