miércoles, 8 de septiembre de 2010

LA NOVICIA REBELDE - CAPITULO 13 - DEBORAH JOHNS

CAPITULO 13


Fue usted quien soltó la gallina, no, padre Pedro? La lanzó a los perros del salón ese pobre animal ?
El monje se rió bajito, haciendo una seña para que Claire se apartase del camino y se internase en el bosque. No podían correr el riesgo de ser vistos juntos.
— Un truco inteligente, no? — él preguntó muy satisfecho, no dándose cuenta de la expresión incrédula de la novicia. Otra risita, antes de repetir: — Un truco muy inteligente. Yo sabía que después de la excitación provocada por la triste muerte de la madre Helene, los hombres del lord Segni estarían agitados y se quedarían decepcionados cuando Belibaste no fuese llamado para declarar. Me había vestido elegantemente , para pasar desapercibido en medio de la multitud. Sin embargo existía la posibilidad que alguien se acordase de haberme visto en otras ocasiones. Necesitaba verte y , para eso, necesitaba una distracción.
— Y no vaciló en crearla con un pobre animal — dijo Claire, disgustada. —Perros enfurecidos, sangre por todos lados. Una escena patética.
Tan ocupado estaba Pedro de Boloña con sus propios pensamientos, que no reparó en el cambio del tono de voz de la novicia.
— Es mejor sacrificar una gallina para ayudar a la causa de los Perfectos, que cocinarla para llenar la panza de un campesino. Tenía algo importante que decirte, algo que el conde de Segni tal vez todavía no te haya contado, algo que puedes no haber oído.
El aire en el interior del bosque olía a putrefacción. Por un instante ella se acordó de cuan dulce el ar le había parecido en las proximidades del castillo de Aimery y con que avidez lo había inspirado . Cansada de caminar, se sentó en un tronco húmedo y suspiró profundamente .
— Pobre Helene. Pero un sacerdote también fue herido anoche . Ellos te contaron ? El conde de Segni compartió esa información con vos?
— Un sacerdote herido?
— No seriamente, pero lastimado los suficiente como para despertar sospechas. Creo que el obispo inquisidor se refirió al asunto como un desgraciado accidente . Jacques Fournier siempre fue dado a las explicaciones estúpidas.
Claire no concordaba. Desde que había asumido la función de escriba, había notado que los pronunciamientos del obispo eran muy sensatos. Sin embargo , nada le dijo al padre Pedro.
— Ese episodio traerá más atención hacia los cátaros? Seremos considerados responsables ? Qué sucedió con el sacerdote? Y cuándo?
— El incidente sucedió esa mañana, la víctima fue un sacerdote llegado ayer de París, con noticias urgentes para Jacques Fournier. Se comentaba que ese padre vino para acá debido a un pedido insistente de nuestra Helene. Pero ya sabemos cómo los rumores se esparcen. La gente es capaz de decir y repetir cualquier cosa, en especial cuando hablan de alguien muerto que no puede defenderse . Me enteré de lo ocurrido a través de alguien que trabaja para el conde de Segni. Pero mi informante no pudo decirme sobre el tenor del mensaje que el sacerdote traía de París. Sólo sé que el mensajero recibió un golpe en la nuca; fue gravemente herido, y fue abandonado dado por muerto. Imagino que ese fue el motivo por el cual Fournier se apresuró a acabar con la sesión de hoy .
Claire bajó la cabeza, sintiendo el suelo desaparecer bajo sus pies.
— Otra muerte.
— El sacerdote no está muerto. No todavía, por lo menos.
Al volver a levantar la cabeza, la novicia se encontró con la mirada del viejo monje, que la observaba , preocupado.
— esto nos sucedió en el más inconveniente de los momentos. Primero, la muerte de Helene. Ahora el ataque al sacerdote. Y Belibaste continua preso.
— Ellos van a pensar que estamos detrás de todo esto . Ya circulan esas historias horribles sobre la madre Helene. Ahora creerán que los cátaros son los culpable .
— No los cátaros vivos, sino sus fantasmas — el padre Pedro aseguró. — tal vez en los grandes salones del castillo de Montsegur, pero en los campos y aldeas dirán que los espíritus de los mártires cátaros volvieron para vengarse de la Inquisición y de sus jueces, para vengarse del obispo, de Aimery de Segni y Huguet de Montfort. — El Padre Pedro hizo una pausa dramática. — No necesitamos de la gente hablando mal de los Perfectos, no cuando el último de nuestros grandes sacerdotes está siendo juzgado por herejía. Al principio atribuirán la culpa a los fantasmas y espíritus, pero , eventualmente acabarán culpándonos por el ataque al sacerdote mensajero, el pueblo dirá que los cátaros había actuaron en represalia a la captura de Belibaste y , tal vez, até en retaliación por la muerte de Helene cuyas verdaderas creencias fueron reveladas. Eso les dará la excusa perfecta para ir contra Belibaste con una furia creciente. Naturalmente se trata de algo que nuestro poderoso obispo ya tomó en consideración, de otro modo no habría mantenido al prisionero en su celda hoy , en vez de exponerlo en el salón, durante la declaración de uno de los testigos. Mi informante me contó que Fournier está planeando suspender el juicio durante unos días para ir a París. El debe haber escuchado algo , o sospecha de algo , para que ese viaje se torne imperativo .
— Qué podría ser?
Padre Pedro se encogió de hombros .
— Algo . Cualquier cosa. No importa. Sólo importa sacar a William Belibaste de la celda cuanto antes. Su liberación debe suceder sin ninguna demora. No podemos esperar que el juicio llegue a su fin , o que su esposa llegue para ayudarnos . Debemos trabajar en eso ahora mismo . Es nuestro deber. El es nuestra única esperanza. Yo soy un Perfecto. Vos serás una Perfecta. Pero lo que importa es que Belibaste tiene que ser liberado.
Claire concordó, vacilante a principio, después con más entusiasmo. Porque, con certeza, padre Pedro tenía razón. El siempre tenía razón .Se avergonzaba de haber dudado, de haber desconfiado.
— El caso de Belibaste está más complicado que nunca — prosiguió o viejo monje, aprensivamente . — Se podía sentir a tensión creciente en el gran salón hoy. Se no estuvieses tan arrasada con la muerte de Helene, lo habrías notado también. Ahora, tal vez, hasta el mismo conde de Segni le gustaría de librarse rápidamente del prisionero, mandarlo a la hoguera cuanto antes para poner un punto final a esta historia.
— A Aimery no le gustaría ver hombre ningún morir en la hoguera — afirmó Claire, impulsivamente . — El siempre dice, abiertamente estar en contra de la caza de brujas en esta tierra.
— El conde de Segni lo dice , si , pero el juicio de un hereje está teniendo lugar en su castillo. Ya te olvidaste de que él es el Protector de los padres inquisidores? Roma lo invistió con ese poder y el rey de Francia o confirmó.
— No es verdad — gritó Claire. — Sir Aimery simplemente se descubrió en medio de este problema . El no lo creó . Tomó posesión de Montsegur el mismo día en que William Belibaste fue traído acá, encadenado. Nosotros sabemos eso.
— Lo sé que ahora lo estás defendiendo — retrucó el padre Pedro. — Y también sé que Aimery de Segni es descendiente de dos Papas malignos, hombres que lideraron naciones contra nuestra gente. A través del casamiento de su hermana , nuestro buen Aimery se convirtió en pariente de los Montfort, una familia poderosa, que lucró con la destrucción de los cátaros. No se engañes con las aparentes virtudes de ese hombre. Pocos, actualmente, son tan poderosos, o astutos, como el conde de Segni. Si él quisiese, podría liberar a William Belibaste en un abrir y cerrar de ojos sin que nadie se lo impidiese. Como lord de Montsegur, él tiene el privilegio de liberar a quien quiera, cuando se le antoje .
— Mas es importante que la justicia sea respetada. Es importante que haya un verdadero juicio.
Sin embargo, al repetir las palabras de Aimery, Claire dudó de su veracidad. Sería mostrar respeto a la justicia condenar un hombre a arder en la hoguera por causa de sus creencias? Y ese sería o destino de Belibaste. El nunca iba a abjurar. Por lo tanto , moriría.
— El lord de Montsegur podría intervenir si quisiese — el templario insistió, en un tono insidioso. — pero es obvio que no hará nada. Entonces, debemos defendernos de la mejor manera que podamos. Dime , ya lograste descubrir algo sobre Aimery de Segni?
"Apenas que es un hombre y no un monstruo. Sólo que me abrazó y me hizo sentir segura. Sólo que deseo el consuelo de sus brazos fuertes".
— Nada — Claire habló en voz alta. — no descubrí nada.
— Pero lo descubrirás. — Pedro de Boloña conocía bien el carácter de los hombres y sus debilidades. Y sabía que Aimery de Segni se sentía atraído por Claire de Foix. — Basta con mirar al conde para ver que él está fascinado por vos. Y es natural que, desde su arrogancia, crea que esa atracción es recíproca. Aimery de Segni cree que puede tener lo que quiera de vos. Usaremos esa debilidad contra él. Llegará un momento en que el conde te contará todo lo que necesitas saber. Y vos me lo contarás a mí.
El viejo monje suspiró y señaló el castillo, en lo alto de la colina.
— Muy pronto , recuperaremos lo que nos fue robado. Retomaremos esas tierras para los cátaros. Desde aquí, desde nuestro hogar, nos esparciremos y conquistaremos el resto de Francia. Este lugar será nuevamente seguro para los cátaros y los templarios. Ascenderemos al poder otra vez.
— Y William Belibaste estará a salvo? — Claire indagó en voz baja .
— Seguramente lo salvaremos — la tranquilizó el padre Pedro, con una risita más . — El es nuestro último Perfecto. Precisaremos a Belibaste para completar nuestra misión, así como precisaremos de vos. Tu misión es descubrir todo lo que puedas del conde de Segni, arrancarle toda la información posible . El destino te propició esa oportunidad, te dio a la oportunidad de completar su misión. Incluso la hermana del conde, la condesa de Montfort, te acogió con simpatía. Usa ese interés que ambos tienen por vos. Sácales todo lo que puedas. Toma venganza del mal que los ancestros de los Segni y de los Montfort nos hicieron a nosotros.
Claire desvió la mirada .
— Todavía tienes las hierbas que te di?
— Si .
— Están buen escondidas?
— Siempre las llevo conmigo, porque no sé donde guardarlas — ella respondió.
— Utilizalas. Haz que el conde de Segni las tome . Hazlo decirte la verdad. Creo que él planea un viaje. Acompañalo. Descubre la verdad.
Claire concordó. Y aunque vacilase al principio, aceptó cuando padre Pedro extendió la mano para ayudarla a levantarse. Después de todo, este era el padre Pedro y habían estado juntos desde el comienzo.
Y el padre Pedro había probado tener razón. El conde de Segni realmente la buscaba no mucho tiempo después, con la propuesta que el viejo monje había adivinado.

Claire había vuelto al convento deseando ofrecer a la abadesa sus últimas plegarias antes del entierro, al anochecer. A la madre Helene le había sido negado el consolamentum, el sacramento cátaro,debido a lo abrupto de su muerte. Pero Claire podía hacer la vigilia y orar por la abadesa.
Originalmente, cuando el convento Santa Magdalena había sido fundado, en el siglo anterior, se trataba de un reducto cátaro, un lugar donde las mujeres eran educadas y recibían las enseñanzas sobre las creencias de los Buenos y Justos. Las mujeres siempre habían sido valorizadas en la cultura catara, incluso hasta reverenciadas. Sin embargo , cuando los dominicanos habían avanzado sobre Languedoc, trayendo la Inquisición , todos los conventos fueron reformados y reconducidos a la religión ortodoxa. Pero , al convertirse en abadesa, la madre Helene, discreta e eficientemente, había retomado lo que creía le había sido robado. Aunque una cátara dedicada, Helene había usado su alta posición jerárquica para servir a ambas as religiones. La abadesa siempre había sido amada y muy respetada. A pesar de los rumores sobre su simpatía por la causa de los herejes, la capilla del convento estaba llena, una prueba de su importancia para la comunidad local. Campesinos y mercaderes, nobles y monjas. Todos allí reunidos deseaban prestar sus últimos homenajes a esa mujer gentil y caritativa, que había conducido Santa Magdalena por tantos años. Helene había guardado sus creencias en su corazón , nunca intentando influenciar a las otras religiosas.
" Cada una de nosotras debe libre para profesar la fe que desea. Los verdaderos cátaros sólo deseaban eso. No sentían necesidad de obligar a los otros a seguir su doctrina".
Helene había repetido esas palabras infinidad de veces a la niña Claire. Ahora Claire, una mujer, lamentaba la pérdida de su querida amiga y superiora.
Mientras esperara la hora de enterrar a abadesa, Claire había buscado refugio en el trabajo. Hacia más de una semana vacía, su antigua celda necesitaba, desesperadamente, ser limpiada. Decidida a ocupar su mente y a cansar su cuerpo, barrió el piso de piedra , lavó las sábanas de algodón , sacudió el colchón de plumas hasta sacar todo el polvo, enceró el banco y la mesa pequeña hasta que brillaron . Finalmente , colocó algunos geranios rojos en una vasija de barro. La verdad era que se estaba esforzando para volver a amar aquel cuartito como alguna vez lo había amado , intentando no pensar en los aposentos que la aguardaban en la fortaleza de Montsegur. Intentando, con todas sus fuerzas, no pensar en Aimery. Pero fallaba, fallaba y fallaba. Pensaba en él todo el tiempo , aunque no quisiese.
Cuando terminaba de barrer la celda por la segunda vez, oyó pasos inesperados en el corredor.
En instantes, alguien golpeaba su puerta.

— Es el caballero de Segni — dijo la madre Fausta, ahora la abadesa de Santa Magdalena. — Le advertí que debía mostrar respeto por este claustro, un lugar sagrado, pero él me dijo que vino a buscarte porque quiere llevarte a casa.
Viendo la expresión confundida de la madre Fausta, Claire se sintió dominada por la rabia. Cómo Aimery se atrevía a interrumpir su luto? El ya había invadido su vida, apartándola de su deber, poseyendo su mente. Pero no cedería un centímetro más ! No le daría nada más !
— Pero yo ya estoy en mi casa! — retrucó ella entre dientes , con la mirada fija en el noble —, y no permitiré que me lleves de aquí otra vez.
Resplandeciente con su túnica negra, la espada colgada en su cintura, él habló simplemente:
— Esta no es tu casa. Voy a llevarte a tu verdadero hogar, a Foix. Vamos a volver a donde toda esta historia comenzó.

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