miércoles, 22 de septiembre de 2010

CUESTE LO QUE CUESTE - CAPITULO 9 - DONNA MACQUIGG

CAPITULO 9



— Rezo para que mi hijo no se parezca en nada a su padre en ...
Robbie sintió una opresión en el pecho.
Oh, William — él murmuró , mirando el corredor, luego miró la puerta una vez más , sin conseguir decidir si debería o no contarle a su cuñada que William estaba llegando. Amargado , se dio vuelta y se marchó.

— Bienvenido!! — Robert gritó en medio de la conmoción de maridos y esposas se reencontrando. — Te extrañé, hermano.
— Yo también, muchacho. — William bajó del caballo y abrazó a su hermano, mirando por encima del hombro al mar de cabezas, en busca de un solo un rostro . — Dónde está Elise? Una sombra se posó sobre la expresión seria de su hermano.
— Ella está bien, no , Robbie?
— Si, está muy bien.
La última frase fue dicha en un tono que hizo William arquease las cejas.
— Pasó algo ? Ella está enferma? Habla pronto, Robbie.
— Ella está esperando un hijo, pero tengo mis dudas que se sienta feliz por eso.
William encaró a su hermano durante un tiempo.
— Qué dijiste ?
— Elise está embarazada, pero no es eso lo que me preocupa. Ella tiene miedo... — Robert vaciló antes de terminar — ... que la criatura se parezca a vos . — El muchacho no tuvo tiempo de continuar, pues William empujó a su hermano a un lugar más reservado.
— No entiendo lo que quieres decir.
— Escuché sin querer, una conversación de Elise con ese viejo idiota que anda detrás de ella como si fuese un perrito faldero . Ellos estaban hablando sobre el bebé. Elise espera tu heredero, William, pero teme que el bebé se parezca a vos, y , por lo que entendí, ella no se estaba refiriendo a tu apariencia física.
A William la noticia le cayó como una patada en el estomago . Desde que se habían casado , había intentado ser gentil y cariñoso con su esposa. Con cada kilómetro recorrido casa se acordó de los buenos momentos que habían compartido. El retorno era para él motivo de gran alegría. Había imaginado a Elise esperando en la entrada del castillo, con su cabellos sedosos volando al viento. Al verlo, ella lo saludaría con la mano y luego correría a su encuentro. Y su beso sería lento y profundo, una prueba de amor para todos los que estaban a su alrededor.
Pero en vez de la cálida recepción de su esposa , todo lo que había encontrado había sido tristeza. Cansado y sucio del viaje , recibía los saludos del grupo por haber conseguido llegar, después del arduo viaje, sanos y salvos a D'Auvergne, mientras sus ojos vagaban perdidos sin perder la esperanza de ver a Elise.
Vencido por la amargura, William resolvió que lo mejor era tomar un baño frío en el río antes de entrar en al castillo . Eso lo ayudaría a enfriar el ánimo caldeado y su cabeza para encarar la realidad que lo aguardaba.

En lo alto de la torre Elise conversaba con su viejo amigo, mientras los pensamientos vagaban distantes, más específicamente en el guerrero escocés. Los ecos de voces alegres subieron al piso superior , interrumpiendo la conversación de los dos.
— Que es todo ese barullo ? — Henri preguntó, espiando por la ventana.
Elise lo siguió.
— Es William! — ella gritó llena de felicidad, luchando contra el deseo de salir corriendo del cuarto, escaleras abajo. En vez de eso, acomodó la falda y , como una verdadera dama, fue hacia la puerta, con lentos y serenos . —Vamos a recibirlo, Henri.
— Creo que ya es demasiado tarde — el criado comentó . — Mira. Sir William está cruzando el portón en este exacto momento.
— Pero acaba de llegar. — ella volvió corriendo para ver con sus propios ojos. — A dónde estará yendo?
— No tengo idea, mi querida , pero él parece estar con prisa.
Elise dejó escapar un largo suspiro.
— Tal vez Robert sepa algo sobre el destino de su hermano. — ella se dio vuelta , sin importarle si Henri la seguiría o no, necesitaba saber sobre su marido.
Cuando cruzó la puerta principal del castillo, se encontró con Robert y lo que parecía ser una centena de hombres, mujeres y niños abrazándose, riendo y llorando, en el patio de la fortaleza.
Seguramente William había tenido un buen motivo para salir sin decir una palabra. Después de todo , cuando se habían despedido , él había prometido volver , sellando la promesa con un beso. Elise se ruborizó avergonzada por los deseos lujuriosos que invadieron su mente. Una dama de verdad no tenía ese tipo pensamientos, ni siquiera con su marido. Todavía menos delante de extraños.
A Unos metros una pareja se abrazaba y en sus ojos era posible ver la alegría del rencuentro. Elise deseó poder estar haciendo lo mismo, en ese instante. Pero , lo mejor que podía hacer era salir de allí antes que notasen la decepción estampada en su rostro, y esperar como una dama recatada, en su cuarto, hasta que su marido resolviese buscarla.

— Henri — Elise llamó, espiando por detrás da puerta cuando oyó los pasos de su amigo en el corredor. — Nada todavía?
— No se preocupe tanto, mi lady . Pronto él estará de vuelta.
— Mas ya hace una hora que me dijiste que él había ido al río. Ya casi es la hora de cenar. Dónde está?
— Estoy aquí, muchacha — la voz profunda de William apareció por detrás del siervo.
Henri se llevó un susto y giró para saludar con una sonrisa al lord de D'Auvergne.
— Sea bienvenido, Sir William.
Elise miró a su marido. Los cabellos negros de William relucían azulados bajo la luz de las antorchas. Las cintas de la camisa blanca estaban sueltas, exponiendo los músculos pectorales. El familiar temblor en las rodillas, así como el calambre en el estomago, sirvieron para recordarle una vez más cuanto había extrañado a su marido.
— Dejanos a solas, Henri, por favor — William dijo con firmeza, después de darle un palmadita afectuosa al hombro del criado. — Quiero hablar en privado con mi esposa.
La sonrisa de William parecía fría , pero Elise prefirió pensar que era debido al cansancio de las largas horas de viaje, y corrió hacia la mesa para llenar un cálice con vino para recibir a su marido. Pero cuando se dio vuelta , esperando ver una sonrisa afectuosa , todo lo que vio fue indiferencia.
— Mi lord . — ella extendió o cálice. — Sé bienvenido. William tomó el vino, los dedos calientes rozaron levemente la mano de Elise.
— Espero que el viaje haya sido bueno .
— Lo fue . — El silencio que se estableció entre ellos la hizo sentirse incómoda.
— Debes estar exhausto. — Confundida y sin saber qué decir, Elise tomó el plato con queso y carne que había pedido a Henri que preparase. — tienes hambre?
Pero William no respondió de inmediato. En los ojos había un brillo extraño y sombrío.
— Robert me contó sobre el bebé.
Elise levantó a cabeza y finalmente sus ojos se encontraron.
— Te contó ? — dijo en un breve susurro, pues la sensación que tenía era que el corazón iba a salirse por su boca a cualquier momento. Cómo Robert lo había descubierto? Todos los demás también ya se habían dado cuenta ? La mente de Elise giraba aterrorizada. Había planeado contarle todo a William, pero no de esa manera. De repente, se sintió traicionada.
— Robert no tenía derecho de contarte esa noticia antes que yo.
— Si tenía derecho . El es leal y es mi hermano. Eso le da derecho a mantenerme informado sobre todo lo que concierne a mi vida. — William sabía muy bien que ese tono áspero estaba lastimando a Elise. Pero no había otra manera de expresar lo que estaba sintiendo. — No estás contenta con el embarazo, Elise?
— No es eso, mi lord . — No había ningún rasgo de alegría o de tristeza en su voz. — En verdad, yo tenía planeado darte la noticia y quedé decepcionada porque Robert se me adelantó . — Elise caminó en dirección a su marido, deteniéndose a unos pasos. Entonces miró al fondo de los ojos del escocés, se puso en puntas de pies y le besó la mejilla . — Bienvenido.
El contacto suave de los labios de Elise despertó el deseo, que a tanto costo William intentaba contener. Sin previo aviso, él la tomó en sus brazos y se apoderó de los labios dulces y seductores, mientras las manos palpaban las nalgas firmes, trayéndola más cerca de su cuerpo de una manera muy íntima.
— Te extrañé , muchacha — murmuró entre labios. Las palabras de William eran un bálsamo para el corazón partido de Elise. Ella pasó los brazos en torno al cuello del guerreo mientras él la cargaba hacia la cama. Los besos de su marido eran insistentes y suplicantes. Sin restricciones Elise se entregó al placer , y los dos había hicieron el amor salvajemente . Ella arrancaba las ropas de su marido mientras él rasgaba el escote del vestido para dejar los pechos plenos a la vista . A continuación , los labios calientes de William cubrían su piel con besos, agregando más fuego a la pasión. La falda fue levantada hasta la cintura, pero ella no se atrevió a protestar contra la barrera de telas que apareció entre ellos, pues no quería romper el encanto de ese momento. El guerrero salvaje la penetró inmediatamente y con un gemido salvaje.
Todo terminó rápido, de la misma manera que había comenzado , pero Elise estaba completamente satisfecha cuando se recostó contra las almohadas y sonrió. El peso del cuerpo de su marido sobre ella hizo que se sintiese protegida y segura. Si, él la había extrañado tanto como ella, y la constatación vino con una sonrisa triunfante. Era una sensación extraña la de ejercer ese poder sobre un hombre tan imponente y fuerte. Elise acarició los cabellos suaves de su marido, saboreando en la boca el resto del gusto de él, la maravilla del olor masculino y la sensación de tenerlo entre sus piernas. Ella cerró los ojos. De repente, estaba exhausta.
— Debemos escoger un nombre — la voz profunda de William la despertó . — Me gusta Elizabeth. Qué te parece?
Elise sonrió.
— No ganas nada con escoger un nombre de niña, pues siento que será un varón.
William levantó la cabeza y miró profundamente a los ojos de su esposa .
— Hum, qué tal James, entonces?
— Prefiero Philip. Es el nombre de mi padre.
— Pero es un nombre francés. Nuestro hijo nacerá en Escocia. Por eso va a necesitar un nombre escocés.
— D'Auvergne está en tierras inglesas, mi lord . Y te olvidas que soy francesa. Philip es un nombre noble.
— Si, para un francés. — William salió de encima de ella, se levantó y se acomodó el kilt. A continuación giró a Elise sobre la cama y terminó de desatar el vestido, quitándoselo por la cabeza. Cuando ella se dio vuelta de vuelta, exponiendo su cuerpo desnudo , él no lograba sacar sus ojos de sus formas perfectas, deteniéndose sobre el vientre graciosamente redondeado.
— Es una falta de educación quedarse mirando — ella lo retó , subiendo la sabana hasta el cuello.
— Eres linda, muchacha. No tengas vergüenza de tu feminidad. Es un regalo divino dar a vida a otro ser.
La sonrisa que William tenía en los labios despertó un profundo sentimiento de culpa en Elise. En su interior temía que su marido sospechase algo, que dudase de la paternidad. Pero las dudas se evaporaron cuando él se agachó para besarla.
Estoy muy feliz de estar con vos... Ustedes. — William permaneció mirándola durante un buen tiempo, dando la impresión que esperaba oír lo mismo, mientras algo dentro de Elise le impedía decir las palabras que él quería oír. Pero William era un hombre paciente, sabía esperar y con una sonrisa se levantó para tomar un poco de vino.

Al despertar a la mañana siguiente, Elise se vio sola en la cama enorme. Se desesperó lánguidamente y miró hacia el costado en busca de su marido. A dónde habría ido William tan temprano?
Los primeros rayos de sol penetraron a través de la ventana, anunciando una mañana fría de otoño, por eso Elise se levantó para tomar el tartán que William había dejado sobre una silla. Era tan buen poder envolverse en sa tela suave y sentir el olor de su amado.
Como una adolescente enamorada, ella fue a la ventana para ver si avistaba a William en algún lado. Pero todo que vio fueron hombres trabajando duro en la construcción de la empalizada. El sonido de voces se mezclaba con los golpes pesados de las herramientas, haciendo eco a la distancia.
Distraída, con la mente vagando, ella se llevó un susto al ser sorprendida por la inesperada llegada de su marido.
— Buen día, esposa. — él le robó un beso antes que ella pudiese protestar o decir una palabra . — Estás muy linda hoy.
Elise sabía que estaba despeinada y que probablemente la cara estaba hinchada de sueño.
— Sabes que es pecado mentir, mi lord ?
— Deberé ser pecado despertarse tan bella. — William caminó a su alrededor, haciéndola sentirse como una yegua valiosa siendo evaluada para su compra. Cuando él habló, estaba tan cerca de su oído que una oleada de escalofrío recorrió todo su cuerpo.
— Si hubiese sabido que querías usar los colores de mi clan , te habría traído un tartán de regalo .
Elise tragó en seco.
— Ah, el tartán . Puedo explicarlo . Como puedes ver...
— Si, estoy viendo y lo apruebo. — La empujó más cerca y la besó . Elise se apoyó en el cuerpo viril, pero luego se acordó que era de día, y se alejó jadeante.
— Muchas cosas sucedieron después de tu partida, mi lord — Elise comenzó a hablar , deseando inmensamente estar vestida. Pues la desnudez la hacía sentirse vulnerable.
— Acabo de hacer una recorrida por la empalizada y por las plantaciones y constaté que Robert hizo un buen trabajo durante mi ausencia.
— Si, la cosecha será muy buena. Tus hombres trabajaron duro, así como los míos. Ellos se ganaron mi confianza y respeto.
— Así como vos los de ellos.
— Quién te dijo eso?
— Oí que algunos campesinos comentando sobre las pociones y remedios que preparaste para curar varios males. Por lo visto a ellos no les preocupa que mi esposa sea una bruja, con tal que ella use la brujería para el bien. — Los ojos del escocés habían perdido un poco del brillo alegre de siempre. Elise apretó el tartán en torno a su cuerpo .
— Piensas que soy una bruja? — ella preguntó con la cabeza erguida.
William sonrió.
— Si, lo creo. Una bella bruja que me hechizó . — William la empujó más cerca. — Ya no tengo voluntad propia. Me transformé en un hombre negligente que no puede alejarse de los placeres que escondes debajo de mi tartán. — A continuación , él la abrazó con todavía más intensidad, callando las protestas de Elise con un beso demorado, mientras la mano se deslizaba debajo del tartán, rozando los pechos para luego bajar a lo largo del vientre. Jadeante, Elise preguntó, empujando a su marido:
— Qué estás haciendo?
William arqueó las cejas oscuras.
— Iba a decirle buen día a nuestro bebé.
— Oh, William — Elise murmuró conmovida pero un golpe en la puerta interrumpió ese momento de ternura.
Era Robert que tenía un asunto urgente para tratar con su hermano.
— Disculpa , William, pero ... — cuando William abrió la puerta al muchacho ruborizado y rápidamente se dio vuelta de espalda. Incómoda , Elise se escondió detrás de su marido, sintiendo que su rostro también estaba rojo. Sólo entonces se dio cuenta de que William casi se estaba riendo. Enojada, le dio un codazo en la espalda , que él respondió con un gemido .
— Qué pasó, Robbie?
El muchacho continuaba de espalda a ellos.
— Las mujeres están peleando por las casas que ya están listas y no se ponen de acuerdo en quien se quedará con cual. Creo que están a punto de iniciar una verdadera batalla. — Robbie arriesgó una mirada por encima de su hombro. — Debes bajar para poner orden , William.
Elise se apresuró a vestirse, pues se sentía curiosa por ver como su marido iba a lidiar con una nueva crisis . Pero cuando abrió a puerta del cuarto encontró a Henri en el corredor.
— Mi querida , podríamos hablar unas palabritas? Ella suspiró.
— Ahora, Henri?
— Si. — La expresión compenetrada del criado deshizo sus planes.
— Por supuesto, Henri. Vamos a conversar a mi cuarto.
— Hay un gran lío allá afuera. Parece que las escocesas que llegaron no se ponen de acuerdo sobre el reparto de casas.
— Ya me enteré . — Elise caminó hacia la ventana para ver si podía ver que estaba pasando. — Estoy segura que William conseguirá proponer un acuerdo satisfactorio para todos.
— Si, quiero decir: no . El invitó a las más viejas a vivir en el castillo.
— Qué?!!!
— Invitó a las mujeres más viejas a mudarse a la otra torre. Sir William dice que hay cuartos suficientes y que ellas pueden permanecer aquí hasta que más casas sean construidas.
— Pero con qué autoridad ? Henri tosió discretamente .
— Con la autoridad del lord de este castillo, mi ángel . Elise cruzó los brazos sobre su pecho y se negaba a hacer un comentario sobre lo que consideraba era una afrenta. Después de todo ese castillo era suyo , qué derechos William imaginaba tener para tomar una decisión como esa sin consultarla.
— Estoy segur que él sólo está pensando en el bienestar de todos, mi lady . Se trata de una situación pasajera.
Después de un largo suspiro.
— Sir William, me ha mandado a llamar?
— No . El no mencionó nada respecto a mi lady . Yo tomé la iniciativa de venir a contarte para que que no fueses tomada de sorpresa.
— Gracias , Henri. — Elise dio la espalda a la ventana entonces, pues quería ver a reacción del criado cuando le contase la novedad. — William ya sabe que estoy embarazada.
Henri ni parpadeó.
— El me lo contó, mi ángel , cuando volvió del largo paseo de ayer. Sólo que no entendí cómo se había enterado si todavía no se había encontrado con vos.
— Robert le contó a William. — Henri se puso pálido. — Exacto. El hermano le contó a él, pero no tengo la menor idea de cómo lo descubrió . Alguien más además de vos sabía sobre mi embarazo?
— No . Vos pediste mantener el secreto. Elise acarició su vientre con ternura.
— No sé si él se puso contento con la novedad, o si sospecha algo .
— Sir William acaba de llegar, mi querida . Precisa un tiempo para asimilar la idea. Estoy seguro que es solamente eso.
— No me importa si le gustó o no la novedad. Por lo que puedo ver estoy casada con un hombre de palabra y todo lo que espero es que él cumpla con nuestro acuerdo y que garantice la seguridad de D'Auvergne y de mi hijo.
— Estoy seguro que Sir William aceptará esa criatura inocente, siento eso en mi corazón. El protegerá a ambos, aunque tenga que dar la vida por eso. — Henri abrió la puerta.
— Ahora dime , mi querida , qué sacrificio estás dispuesta a hacer por tu marido?
Elise corrió hacia la puerta antes que el criado desapareciese por el corredor.
— Henri. No tienes derecho a exigir eso de mí. — El criado continuó caminando con pasos lentos sin mirar atrás.
No puedo. Henri, escucha . No puedo entregar mi corazón tan fácilmente. — Cuando el criado solamente sacudió la cabeza y bajó por la escalera, Elise se dio vuelta y golpeó la puerta. Sentía una opresión en el pecho, y todo lo que quería era que ese dolor irritante desapareciese. No iba a llorar. No por William, no por ningún otro hombre.

— Puedo sentarme?
Elise levantó los ojos de la costura y vio una mujer delante de una silla vacía. La mujer a pesar de aparentar ya haber pasado los cincuenta años todavía tenía en su cara rasgos de una belleza que un día, probablemente, había encantado a muchos hombres.
— Si, por supuesto — Elise se esforzó por decir, pues lo que menos deseaba era socializar con las nuevas ocupantes del castillo.


— Mi nombre es Molly MacDarrin. — La mujer se sentó con una sonrisa amigable. — Nosotros... — hizo una pausa antes de recomenzar. — A las otras mujeres y a mí nos gustaríamos agradecerle la generosidad de recibirnos en su casa.
Elise levantó la vista de la costura y miró directamente a los ojos de la mujer.
— Disculpame , pero no entendí muy bien tu nombre.
— Molly. Molly MacDarrin, mi lady .
— MacDarrin? El apellido de William es MacDarrin. La mujer sonrió orgullosamente .
— Si . El es como un hijo para mí. Me sentí muy orgullosa cuando adoptó mi apellido.
Elise tragó en seco. La mujer que estaba delante suyo era como una madre para William y todo lo que ella lograba hacer era mirarla. Sus latidos cardíacos se aceleraron.
— William me contó que está embarazada — la mujer dijo con una sonrisa amplia y gentil. — El será un padre perfecto . Siempre fue muy bueno con mis hijos, ayudándome a terminar de criarlos .
— Lo ... sé.
— No tiene que ponerse nerviosa. Después de todo , prácticamente somos parientes. — La sonrisa de la mujer desapareció, dando lugar a un semblante preocupado. — Lo que no entiendo es por qué él demoró tanto en contarme sobre el bebé.
— William no sabía.
— Es su primer hijo?
Elise asintió con la cabeza .
— Por el tamaño de su barriga la criatura será tan grande y robusta como el padre.
Todo lo que Elise pudo hacer fue forzar una sonrisa incómoda. Asustada, no sabía si esa estaba sospechando algo.
— Yo tuve diez hijos. Ocho sobrevivieron El más chico no vino con nosotros. Se quedó para escoltar a lord MacDiarmid, aún en contra de mi voluntad . — Molly suspiró. — Tal vez cuando llegue el momento del parto la pueda ayudar.
— Oh, si . Creo que si . — Muchas dudas hacían que Elise sintiese incómoda, en verdad lo que realmente quería era hacer un millón de preguntas a esa mujer , sobre bebés y maternidad. Pero eso estaba más allá de sus fuerzas. Prefirió retirarse y permanecer a arriesgarse . — Con su permiso . Pero necesito ocuparme de unos asuntos .
La mujer se levantó también, y retuvo a Elise por el brazo.
— Lady MacDarrin.
Elise encaró a la mujer, sin retribuir la sonrisa amistosa.
— Lady MacDarrin?
— Si . Ese es su nombre ahora, no ? Está casada con William.
Esa era la primera vez que Elise oía a alguien llamándola por el nuevo apellido de casada, y de repente, eso le pareció muy extraño.
— Puede llamarme Molly . No tengo títulos de nobleza, ni soy la madre biológica de marido, pero lo amo con todos mi corazón, y si él la ama y la honra a usted , entonces yo también lo haré ... con satisfacción. No tengo mucho, pero lo que tengo se lo ofrezco de corazón.
Elise se quedó paralizada cuando la mujer a abrazó, incapaz de retribuir el gesto . La sinceridad con que Molly había hablado la hizo sentirse culpable por la indiferencia que había demostrado hacia las mujeres del clan de William cuando ellas habían llegado .
Debe estar pensando que soy una estúpida — Molly dijo cuando se dio cuenta que Elise estaba incómoda. — Durante todo el camino William vino contándome sobre la bella esposa que lo esperaba en casa. De cuan e inteligente ella había sido para conquistarlo. — Molly se aproximó. — Juré que no iba a contarle esto a nadie . — La escocesa guiñó un ojo . — Y de como se enamoró de usted la primera vez que la vio . No sé por qué , pero tengo la sensación de que nos conocemos hace una eternidad y que seremos grandes amigas. — Las mejillas de la mujer se ruborizaron todavía más. — Disculpe mi atrevimiento, mi lady .
Amor? Elise apenas podía creer todo lo que había oído.
— Soy yo quien tiene que pedirle perdón por no haber dado las debida bienvenida a usted y a las otras mujeres, cuando llegaron a D'Auvergne. — Elise sujetó las manos de la gentil mujer . — Pero no es tarde para reparar mi error. Me gustaría que usted y las otras damas me concediesen el honor de comparecer a la fiesta que voy a ofrecer mañana.
Es una idea perfecta ! — Molly respondió con su sonrisa amplia . — Vamos a celebrar la llegada del hijo de William. Hablaré con las otras para empezar a preparar la comida.

Angus desmontó del caballo, desenganchó la odre piel de carnero y se aproximó al río para llenarla . Titus venía un poco mas atrás.
— Tengo hambre y estoy cansado de vagar sin rumbo, robando pan de gente tan pobre como nosotros — Titus protestó. — Deberíamos volver a casa. Ya hace semanas que abandonamos a William y todavía no me has explicado por qué no podemos volver a Escocia, Angus.
— Cierra la boca — Angus respondió irritado. — Si te cuento mi plan , vos va a dejarlo escapar delante del primer mendigo que encontremos en el camino.
— Entonces por lo menos cuéntame por qué estamos en tierras de Baynard?
— Necesito hablar con el hombre. — Angus estrechó los ojos al mirar hacia el sol. — Me parece mejor abastecernos de agua, antes que oscurezca. Tenemos un largo camino por delante . — Se arrodilló en la orilla del río y arrojó agua a su cara .
— Qué te hace pensar que el viejo Baynard va a escuchar tu plan antes de mandar a matarnos ? — Titus se arrodilló al lado de Angus, mojó un trapo y lo pasó por su nuca.
— Si es tan codicioso como dicen, me va a escuchar . Titus miró a su alrededor con cautela.
Bien. Ya estamos en las tierras del hombre hace un día y no vi a ningún... — En ese momento una docena de hombres armados salió detrás de los árboles. Titus saltó al río.

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