martes, 14 de septiembre de 2010

LA NOVICIA REBELDE - DEBORAH JONES - CAPITULO 21

CAPITULO 21



— El nombre de él es Pedro de Boloña. — reveló el obispo Fournier, en un tono solemne. — Es un caballero templario.
— Pensé que los templarios se habían dispersado y que sus tierras y títulos habían sido tomadas por la Corona de Francia. — Aimery observó verdaderamente intrigado.
— Se trata de un renegado — continuó Fournier. — Uno de los pocos que escaparon de la prisión. Créeme, es un hombre peligroso. En ciertos aspectos, tan peligroso cuanto o propio diablo.
Claire mantuvo la mirada abajado, fijo en el pergamino. Los tres eran las únicas personas en todo el vasto gran salón. El obispo había requerido aquella audiencia privada y había exigido la presencia de la escriba, con el argumento de que quería dejar claramente registrado todo lo que dijese.
— Con certeza sabe algo sobre el juicio a los templarios.
— Cómo podría no saberlo? — el conde de Segni retrucó. — La historia de su caída y desgracia es de conocimiento general.
— Desafortunadamente la desgracia no fue sólo una prerrogativa de los caballeros templarios, sino de toda la cristiandad. Lo que sucedió durante ese período negro de la historia de la Iglesia fue un terrible equívoco desde el principio . Las personas involucradas actuaron movidas por la codicia, no por bondad.
— Si no me equivoco, Felipe, el Bello, inició la persecución a los templarios.
Si .— concordó Jacques Fournier. — Felipe y Clemente V, el primer Papa después del cisma y el primero en el trono papal en Avignon, se unieron y acusaron a los templarios de las mayores abominaciones, brujería no era la menor de ellas. Pero se comentaba , que el rey y el papa no estaban muy interesados en salvar el alma de los templarios sino en apoderarse del tesoro. — El obispo hizo una pausa, con una expresión entristecida en la cara . — La orden dos templarios, llamados de "los monjes guerreros", ganó notoriedad durante las Cruzadas, cuando sus miembros defendieron Tierra Santa. Sin embargo no tardaron en demostrar que eran negociantes competentes. Pronto se convirtieron en mercaderes prósperos e poderosos, fijando su residencia en París.
— Ellos no pensaron en asegurar su propia protección con su dinero e influencia? — Aimery cuestionó. — Después de todo era ese el comportamiento típico de esa época. Fortuna a cambio de seguridad.
— Los templarios eran caballeros, guerreros y, en general, hombres de poca instrucción. No tardaron en marearse con su propias fortunas y con sus conexiones con el Poder . El último jefe de la orden, Jacques de Molay, era padrino de la hija del rey. Sabe, sir Aimery, que muy pocos caballeros poseín su grado de instrucción. La mayoría, incluso actualmente, continua iletrada. No sólo Jacques de Molay era analfabeto, sino que además parecía ignorar el peligro que corría. El estaba cenando con el rey Felipe cuando el primer ataque al Templo de los Cruzados fue realizado. En cuestión de horas Jacques de Molay y sus caballeros-monjes eran lanzados a las mazmorras del Louvre, donde permanecieron durante muchos años sin ver la luz del día.
— Ellos no fueron juzgados? — el conde de Segni insistió. — La ley es clara. Todo hombre tiene derecho a un juicio justo.
— Naturalmente que hubo una charada de juicio — retrucó Fournier, con cierta impaciencia. — Las leyes civiles y religiosas así lo exigen . Incluso un pobre campesino como William Belibaste no puede ser sentenciado a muerte sin ser juzgado, cuanto más alguien poderoso como Jacques de Moley. Después de ser torturados y forzados a confesar crímenes falsos, los templarios fueron llevados ante la presencia do rey, en el gran salón del palacio del Louvre, donde acabaron públicamente acusados y juzgados. Tal vez la semejanza entre aquella situación y la actual, involucrando a Belibaste, sea una pista del peligro que ahora nos acecha.
Un pesado silencio recayó en el salón .
— Se acuerda — continuó Fournier — haberme oír mencionar la falta de instrucción de los caballeros templarios . Pero también debería haber agregado que los templarios, aunque célibes, no eran sacerdotes sino monjes. Pocos de ellos solían ser ordenados sacerdotes.
Aimery concordó con un asentimiento de cabeza.
El obispo prosiguió después de una pausa.
— Sin embargo , uno de los hermanos templarios sobresalía por su llamativa inteligencia: Pedro de Boloña, reconocido por su alto grado de instrucción y vasta cultura. El tuvo la responsabilidad de defender a sus compañeros delante del rey y del Papa.
— Me imagino que fue una tarea monumental. Y muy ingrata.
— De hecho, creo que fue una situación mucho peor de lo que nosotros podemos suponer. Imagine ser el único templario capaz de entender la seriedad de la situación y la tragedia que los aguardaba. Imagine saber que sus hermanos caballeros dependen de su defensa para ser salvados. Imagine sentarse frente a frente a los jueces, durante interminables interrogatorios, convencido de que el veredicto ya había sido establecido desde el principio y que la muerte sería inevitable. Imagine saber que no había esperanza para nadie , ni para si mismo, ni para sus compañeros. Es una situación capaz de enloquecer a cualquier hombre. Y parece que Pedro de Boloña perdió a razón,debido a la catástrofe , la desilusión y el miedo.
— Pobre hombre! Eventualmente él fue condenado como los demás? — indagó el conde de Segni.
— Oh, no. Pedro de Boloña consiguió escapar.
— Habiendo conocido el palacio Louvre, en París, me parece imposible creer que cualquier persona pudiese escapar de sus mazmorras. Basta con observar como Belibaste ha sido extremadamente vigilado aquí, en Montsegur, para comprender cuanto infinitamente más difícil habría sido burlar la vigilancia de los soldados del rey y del Papa — argumentó Aimery. — El juicio a los templarios duró años. Sin duda Felipe y Clemente estaban preparados para enfrentar tentativas de fuga.
— Pedro de Boloña sólo ... Desapareció. Y, créeme su ausencia provocó una inmensa conmoción.
— Por qué escapó ? — indagó Aimery. — Por qué el Tribunal encontró dificultad para hallar a otra persona capaz reemplazarlo en la defensa de los Templarios ?
El obispo sonrió y , mirando al conde con innegable afecto, le dio una palmadita en la espalda .
— Hijo, a pesar de todas sus conquistas, a pesar de su pasado como guerrero, todavía conservas una cierta ingenuidad. Nada consiguió destruir tu bondad innata. Quién se tomaría el trabajo de hacer prevalecer la justicia, cuando había un tesoro de por medio?
— Un tesoro?
Ante el genuino asombro de Aimery, Claire sintió su corazón desbordar de amor.
"Entonces el tesoro continua siendo la única cosa realmente importa ", ella pensó desalentada. Siempre había sido así, desde el comienzo.
— El sagrado tesoro dos templarios — Jacques Fournier replicó, con una puntada de tristeza. — Y algo más. Cuando los cofres fueron abiertos, se descubrió que contenían mucho menos de lo esperado. El tesoro fue uno de los motivos por los cuales Jacques de Molay y sus hermanos templarios habían sido torturados. Felipe y Clemente deseaban apoderarse de las riquezas, pero parece que el Gran Lidero de los templarios los engañó. El jamás les contó el secreto. Pero se lo contó a Pedro de Boloña.
— El mismo Pedro que consiguió escapar de las mazmorras del Louvre.
— El mismo Pedro que Jacques de Molay ayudó a escapar — Fournier lo corrigió. — Al ser apresado, Jacques de Molay ya era un hombre viejo y sabía que no resistiría la tortura por mucho tiempo. También sabía que la vasta mayoría de sus compañeros no poseía ninguna instrucción y que, por lo tanto , les faltaba condiciones para enfrentar el poder de la Corona francesa y de la Iglesia. Solamente había un solo hombre entre ellos capaz de hacer renacer las semillas de la orden templaria , cuando las persecuciones a los templarios acabasen . Jacques de Molay necesitaba de alguien como Pedro de Boloña. Un hombre inteligente, sagaz e incuestionablemente devoto a la causa.
Otro largo silencio.
O obispo Fournier retomó a palabra.
— Pero a dónde iba a Pedro? Dónde encontraría el lugar ideal para plantar las semillas de su orden y vengar a sus mártires?
— él no podía refugiarse en ningún lugar de Europa — afirmó Aimery. — La orden dos templarios había sido desmantelada.
— Una posibilidad sería Inglaterra, pues un pequeño grupo de templarios vivía en reclusión en Cornualles . Sin embargo , por qué ir tan lejos ? La tragedia que se había abatido sobre sus hermanos había sido rápida y fatal. Debemos tener eso en cuenta e intentar para entender como Pedro de Boloña debe haber pensado en esa época. Al ser atacados por sorpresa, los templarios no tuvieron tiempo para organizarse, para ensayar una oposición, para intentar una revuelta. Sin embargo , existía un lugar, justo aquí en Francia, donde la oposición al rey y a la religión había estado hirviendo hacia más de un siglo.
— Un lugar arrasado por las Cruzadas — completó Aimery. — Pero cuyo pueblo jamás había sido totalmente aplastado.
— Los cátaros. — Fournier se levantó lentamente. — Y recuerda, mi estimado lord de Segni, que también siempre se han escuchado rumores sobre un tesoro cátaro. Cuenta la leyenda que Esclarmonde de Foix trajo el tesoro a Languedoc antes que Simon de Montfort iniciase el asedio a la fortaleza de Foix.
Aimery se encogió de hombros , desinteresado.
— El pueblo de Languedoc siempre fomentó rumores sobre los cátaros y sus tesoros. Esas historias quedaron tan banalizadas a lo largo de los años, que nadie jamás las tomó en serio. Se convirtieron simples supersticiones y mitos .
De repente, el conde de Segni se dio cuenta de que palabras como superstición y magia ya no le sonaban como antes, como simples tonterías . Algo intrigante sucedía a su alrededor , algo que todavía no había logrado entender. Instintivamente miró a Claire, quien continuaba inclinada sobre el pergamino, trabajando sin interrupciones.
Había algo en Claire que permanecía un misterio. Algo en su pura e inocente Claire...
Demasiadas cosas habían cambiado durante ese corto verano en Montsegur y él, para su completa sorpresa, había cambiado también. Exploraría esos cambios más tarde, intentaría descubrir su profundidad e importancia. Mientras tanto , debía dedicarse a su deber. Debía proteger sus posesiones . Debía actuar de acuerdo con sus juramentos.
— Pedro de Boloña — el conde de Segni murmuró. -— De alguna manera, siento que él está cerca.
Oh, si , muy cerca — afirmó el obispo Fournier. — Cerca y preparado para llevar a cabo su venganza. Lo sé. Porque lo vi.

El Padre Pedro sonrió a las dos mujeres delante suyo. Ambas hicieron una rápida reverencia y volvieron a sentarse en los escalones de piedra del pesebre. Pedro de Boloña no habría sido capaz de sobrevivir a las infames sesiones de tortura, a la muerte de todos aquellos a quienes más amaba y a los peligros de llevar la vida secreta, que había adoptado después de la tragedia que se había abatido sobre su orden, sin la guía de una fuerte intuición. Y esa intuición le decía que debía actuar con cuidado, porque los predadores lo rondaban. Y cuidado significaba cambiar de táctica, para que o enemigo perdiese su rastro.
El enemigo sabía que él estaba cerca. Había tenido certeza de eso al presenciar la llegada del obispo Fournier a Montsegur, acompañado de un cortejo real. Se había entremezclado con la multitud; pero, por un instante, cuando su mirada se cruzó con la de Fournier, se había dado cuenta de la verdad.
Aunque desde su inmensa vanidad y presunción, el padre Pedro dudaba que Jacques Fournier lo hubiese reconocido. Además , la idea era ridícula, absurda. Fournier, Huguet de Montfort, Aimery de Segni, todos ellos se consideraban poderosos, inalcanzables. Imbéciles! No demoraría en verlos aplastados como insectos en el suelo de Languedoc.
Eso era lo que había planeado . Pero ahora...
El caballero templario miró a esposa envejecida de William Belibaste y luego a Claire . Su Claire. Por un momento el aire le faltó en los pulmones. Tal vez Fournier no tuviese percibido la relación entre el pasado y el presente. Pero Claire si . La Conocía muy bien como para ignorar las señales. Claire tendría que ser sacrificada, como su familia había sido , para que su deber quedase cumplido. A pesar del dolor lacerante que esa certeza le causaba, el padre Pedro continuó sonriendo . Súbitamente, aunque por breves segundos, se sintió joven otra vez. Joven, lleno de esperanza, de fe , de entusiasmo para defender la justicia. Tan diferente del viejo y amargo asesino en el cual se había convertido .
La tortura lo había cambiado . Nunca más había sido el mismo.
— Veré a mi marido hoy ? — indagó a campesina, forzándolo a cambiar el rumbo de sus pensamientos.
El Padre Pedro contempló as dos mujeres. Si, iba a usarlas para alcanzar sus objetivos. En ningún caso , fallaría. Nada, en el Cielo o en la Tierra, le impediría concluir el plan que había trazado años atrás. ?ltimamente Claire había comenzado a cuestionarlo, a no concordar con sus ideas, así como había sucedido con Helene. Bien, había hallado un modo de lidiar con Helene y hallaría un modo de controlar a Claire también, cuando llegase el momento .
Con una sonrisa cautivante, se dirigió a la futura viuda.
— Mi querida, claro que verás a tu marido hoy. Por qué tanta ansiedad ? Nunca debemos perder la esperanza.
— Pero el obispo Fournier volvió de París. — La expresión de la esposa de Belibaste revelaba terror. — Y lord Segni le pidió a la joven Claire que se presente en el castillo mañana temprano. El juicio será retomado con las primeras luces de la mañana. Nunca oí hablar de interrogatorios que comenzasen a esa hora. Puede ser señal de que desean acabar con esta situación cuanto antes.
— Puede no ser señal de nada — la calmó el templario, en un tono sereno y confiado. — No debemos abandonar la esperanza. No debemos permitir que esos infieles influencien nuestro sentido común .
— No hay esperanza para William. El obispo fue a París en busca de pruebas contra mi marido, pruebas que lo liguen a la conspiración catara. El obispo viajó para consultar con algunos de los monjes dominicanos.
— Qué te lleva a pensar así ? — indagó padre Pedro secamente .
Pero viendo el rubor cubrir las mejillas de Claire, supo de donde había partido esa información. Su Claire. Su espléndida Magdalena. Hacia años que no experimentaba un dolor tan profundo .
— Lord Segni me contó que ese era el objetivo del viaje de Jacques Fournier — Claire explicó sin alterarse. — El obispo deseaba ser aconsejado por especialistas y estudiosos. Consideraba que a través de esas conversaciones podría encontrar una explicación a lo que está sucediendo aquí.
— Jacques Fournier dijo quiénes eran esos especialistas ?
— Historiadores. — Claire levantó la mirada . — Hombres capaces de esclarecer lo que realmente le sucedió a los templarios.
Furioso, Pedro de Boloña dedicó a Claire su total atención. Ya no había lugar para el dolor en su alma, sólo quedaba el deseo de venganza.
— Por qué no me contaste nada de eso antes?
— Porque no me pareció importante. El obispo mencionó el hecho superficialmente .
A pesar de la voz firme, estaba claro que Claire mentía. Desde el principio , el padre Pedro supo que su antigua pupila no decía la verdad ; por lo menos, no toda la verdad. Descubriría los detalles después. Por el momento, necesitaba ocuparse de la esposa de Belibaste.
— No nos olvidemos de tu marido — dijo , cada palabra sonando llena de simpatía. — él será liberado de un modo o de otro. Te lo Prometí en el pasado y vuelvo a prometerlo ahora. Pero las circunstancias cambiaron y temo que seremos obligados a adaptarnos a esta nueva realidad. Es imperativo liberar a Belibaste cuanto antes. Tu marido tiene que ser libertado ya — repitió, enfático. — Y ustedes dos deben prepararse para escapar.
— Pero el obispo Fournier prometió un juicio justo a mi marido — la campesina argumentó, retorciendo las manos nerviosamente . — Usted mismo dijo que deberíamos esperar hasta que William tuviese la oportunidad de pedir clemencia al Tribunal, de implorar por su vida. Dijo que no deberíamos hacer nada precipitado .
Padre Pedro no estaba dispuesto a oír alguien repetir sus propias palabras, especialmente tratándose de una aldeana ignorante.
— El hecho que Jacques Fournier exija que los interrogatorios comiencen mañana temprano sólo pode significa que trajo nuevas pruebas de París, pruebas que incriminan a tu marido y que serán fatales para nuestra causa. No podemos correr el riesgo de dejar que el juicio llegue a su fin .
— Entonces crees que debemos liberar a William Belibaste por la fuerza? — Claire lo presionó.
— Solamente si es necesario — el monje retrucó, conciliadoramente . — No podemos permitir que ellos nos derroten ahora, como sucedió en el pasado . No podemos participar de nuestra propia destrucción escogiendo la pasividad en vez de la acción.
— Conozco a mi marido muy bien — protestó la campesina. — Bajo ninguna circunstancia, ni siquiera para salvarse, William aprobaría un derramamiento de sangre. Mi marido permanece fiel a los ideales de los cátaros.
Es por esa mierda de ideas que él no vaciló en tomarte como esposa, el padre Pedro tuvo ganas de gritar. Sin embargo , se limitó a decir:
— Yo también continuo fiel a las creencias cátaras y no quiero que sangre inocente sea derramada . Te lo aseguro , será fácil evitarlo. Claire conseguirá la llave de la celda de Belibaste para nosotros. El conde de Segni confía en nuestra querida escriba .
"Si , es verdad ", Claire pensó. Pero Aimery no guardaba las llaves de las mazmorras sino el obispo-inquisidor. Y Jacques Fournier también confiaba en ella. Sería muy fácil apoderarse de las llaves , que siempre eran dejadas cerca de los pergaminos.
Muy Fácil robarlas. Lo difícil sería vivir con lo que había hecho . Y con lo que planeaba hacer. Iba a hacerlo por Belibaste. Para liberarlo.
Iba a hacerlo por todos ellos. Por la esposa de Belibaste, por Huguet, Minerve y los niños. Por Aimery, su amado Aimery, y por si misma. Sería la única manera de evitar que todos acabasen muertos. Porque el padre Pedro se encargaría de matarlos a todos, sin piedad. Así como había matado a sus padres, prendiendo fuego a la casa, así como había matado al monje inicialmente destacado para la función de escriba en el juicio de Belibaste y como había matado a la madre Helene. El Padre Pedro estaba loco. De eso no cabía la menor duda. Pero , qué lo había llevado a perder la razón? Todavía no había encontrado respuesta a esa pregunta.
Estaba segura que acabaría descubriendo la verdad. Todas las piezas del rompecabezas se encajarían cuando liberase a William Belibaste.
Claire extendió la mano hacia el padre Pedro, sabiendo que esa sería la última vez.
— La tengo conmigo — ella dijo , mostrando la enorme llave herrumbrada. — Es de noche . Podemos liberar Belibaste rápidamente.
El viejo templario intentó disimular su decepción, pero Claire lo conocía bien.
— Liberarlo? — La voz áspera del padre Pedro hizo eco en la noche oscura, donde los cátaros solían reunirse cuando la madre Helene todavía vivía. Todos habían desertado.
— No era eso lo que queríamos? — Claire estrechó sus ojos, todavía sujetando la llave. — Desde niña, los principios cátaros fueron la única cosa sobre la cual oí hablar. Debemos amar la libertad. Debemos honrar la vida y protegerla. Debemos vivir con sencillez . Debemos permanecer buenos y justos. Debemos amar la paz. No fue eso lo que me enseñó, padre Pedro? No fue eso lo que siempre repitió ?
— Claro. — Cansado, el padre ya no disimulaba su impaciencia. — Claro que la paz es todo lo que siempre deseé .
— Y usted a vivido en paz? Vive lo que predica?
— Qué estás insinuando?
— Oh, padre Pedro, creo que lo sabe muy bien .
Y de repente él lo supo . Supo que Claire había descubierto la verdad. Por un segundo, el suelo pareció huir bajo sus pies y Pedro de Boloña quiso aferrarse a una tabla de salvación, a cualquier tabla de salvación, mientras el mundo giraba sin parar. Pero no demoró en recomponerse. Después de todo , era Pedro de Boloña y ya había hecho cosas peores que aquellas que planeaba hacer ahora.
— Te crees que lo sabes todo. Pero no sabes ni la mitad.
— Mataste a mis padres — Claire lo acusó, la voz temblorosa al principio ganando fuerza. — Vos mataste a mi hermano. Vos mataste al monje designado para ser escriba del juicio . Mataste a la madre Helene, a la dulce y gentil madre Helene, quien siempre creyó en los ideales que vos predicabas sólo de la boca para afuera.
— Y la muñeca de cera en el portón del convento? — el padre Pedro la provocó con ironía . — Vas a olvidarte de agregarla a la lista de mis pecados capitales?
Los dos se miraron durante largos y tensos segundos.
— Hazme entender — ella pidió. Si él pudiese...
Por un instante el templario se preguntó si su plan original todavía podía tener éxito. Tal vez no fuese demasiado tarde si lograse hacer que Claire, su Magdalena, lo entendiese.
Pero estaba cansado. Era inútil. El orgullo y la vanidad lo cegaban para cualquier otra cosa que no fuese su propio éxito.
— Vos, niña idiota, no tienes idea de todas las cosas que tuve que hacer. No tienes idea de aquello en lo que podría haberme convertido . Mi plan no comenzó con tus padres, ni terminará con vos, ni con William Belibaste. Imagino que ellos ya te han contado sobre el juicio a los templarios. Claire se limitó a concordar con un asentimiento de cabeza.
— Imagino que te han contado lo que creen es la verdad : como fui escogido para defender a los miembros de la orden, como el destino de mis compañeros estaba en mis manos. — Padre Pedro tenía la mirada distante, perdido en el pasado . — Jacques de Molay, aunque era el guía , no era más de un hombre estúpido. Sin instrucción, ignorante, incapaz de percibir el peligro que corría, incapaz de entender que ellos querían destruirnos a todos nosotros como objetivo final.
— Y el tesoro?
— Oh, si , el tesoro. "Qué importancia tiene la fortuna si podemos usarla para salvar a nuestros hermanos de la hoguera?" — indagó el padre, destilando sarcasmo. — Deberás haber oír al viejo dar ese patético discurso . Como si Felipe fuese a a salvarlo a cambio de oro . El tesoro era sólo una parte del objetivo . El rey deseaba la muerte de todos los templarios.
— Sin embargo Felipe y el Papa ofrecieron clemencia a Jacques de Molay. Después de todo , los tres siempre habían sido amigos. Si el líder templario se hubiese declarado culpable, habría sido salvado de la hoguera. Fue él quien eligió morir como mártir.
— Si, el estúpido eligió eso .
Algo en el tono monocorde del padre Pedro despertó las sospechas de Claire.
— Fuiste responsable de esa elección del líder.
— Jacques de Molay eligió su propio destino, a pesar de que precisó un empujón . Comprende , querida Claire, él no tenía talento para el liderazgo , pero yo si . Qué importaba si el líder y mis hermanos fueron sacrificados si el Templo templario permanecía ? Hice un acuerdo con algunos hombres del rey. Hombres envidiosos, que lucrarían con la caída del líder de los templarios. Mi precio fue módico. Les Propuse entregarles a Jacques de Molay a cambio de mi libertad. Después de todo yo sólo era una hombre desprovisto de valor que, después de horas de tortura, no les proporcionara ninguna información relevante. Mi único valor consistía en mi capacidad de influenciar y de persuadir. Y Jacques de Molay confiaba en mí.
— Aunque esa confianza lo condujo a la muerte.
— Es muy fácil para vos juzgarme , doncella. O será que ya no debo usar el término "doncella", puesto que Aimery de Segni ya se apoderó de tu cuerpo?
— Fue mi elección . Yo decidí me entregar. Por primera vez en la vida, escogí mi propio camino.
— Ignorando la misión de convertirte en una Perfecta! Ignorando tu deber de convertirte en la Magdalena de los templarios! Como Jacques de Molay y los otros — el padre Pedro la acusó . — "Salva a los miembros de la orden! Entregale el tesoro a Felipe!" Pero yo no podía hacerlo. El tesoro sería la única cosa que me permitiría reconstruir la orden y el Templo.
— La ironía es que nunca te apoderaste del tesoro — Claire devolvió burlonamente . — Después de traicionar a tus hermanos, no lograste poner tus manos en el tesoro. Es más , fue la búsqueda de ese tesoro lo que te trajo a Montsegur.
A pesar de si mismo padre Pedro sonrió , satisfecho con la astucia de su antigua discípula. Después de todo , había sido él quien la había criado , quien la había educado . Había transformado a aquella hija de campesinos en una joven tan culta e instruida que ni los propios padres reconocerían, de haber sobrevivido.
— Si, Jacques de Molay y su primer teniente, al volver de la Cruzada en Tierra Santa, resolvieron llevar el tesoro al sur, a donde conocían un lugar secreto para guardarlo. Ese lugar era Languedoc, una región dominada por los cátaros hacia varias generaciones . Además , según la leyenda, los cátaros también tenían un tesoro escondido aquí ; su localización era un secreto que solamente los Perfectos conocían . De alguna forma, el líder se enteró del secreto de los cátaros y pidió que el tesoro de los templarios fuese escondido junto al de ellos. Eso sucedió poco antes de la caída de los templarios.
— Y crees que William Belibaste sabe donde el tesoro está escondido?
— Por qué otro motivo yo habría hecho que el obispo Fournier saliese a cazarlo ?
— La prisión de Belibaste es obra tuya ?
— En verdad el traidor Sicre sólo fue un peón . Yo planeé todo. Hice que la Inquisición descubriese rastros de Belibaste y facilité que lograse capturarlo.
— Porque Belibaste es el último Perfecto.
— Y porque él conoce el secreto.
De repente el padre Pedro se lanzó sobre Claire, las manos como garras listas para sujetarla. Sin embargo ,siendo joven y ágil, ella consiguió escapar y , todavía sujetando la llave de la celda, corrió al pasillo , golpeando la pesada puerta de madera detrás de si y cerrándola con cerrojo.
El sonido del cerrojo hizo que el padre recuperase la razón. Con una voz insidiosa, la llamó :
— Mi querida niña, estás actuando estúpidamente . Crees que Aimery va a ignorar la seriedad de la situación? Crees que volverá a llevarte a la cama después de descubrir tus mentiras? Después de saber que sos una catara, una Perfecta, cuya misión es liberar al prisionero de la Inquisición ? O , como la mayoría de las mujeres, crees que él te ama sólo porque se acostaron y que ese amor superará todos los obstáculos, haciéndolo abandonar todo aquello por lo cual luchó toda su vida ? Crees que por ser instruida el conde de Segni te pondría al mismo nivel que Isabel de Valois, su futura esposa?
Claire se detuvo en medio del corredor húmedo .
No tengo pretensión de merecer el amor de Aimery de Segni — ella murmuró en voz baja ; el padre Pedro tuvo dificultad para escucharla detrás de la pesada puerta. — Pero me juré a mi misma que William Belibaste sería liberado.

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