jueves, 4 de marzo de 2010

LA VIUDITA - CAPITULO 17

CAPITULO 17

Llegando al hotel, Bonnie se libró de Herbert y subió al cuarto para limpiarse la ropa y el cabello. Se cambió de ropa y leyó un poco antes de bajar al restaurante, intentando no pensar en los titulares del día siguiente. Menos mal que Cash no se encontraba allí ; el camarero le informó que él había comido antes y que estaba de mal humor.
Bonnie sonrió , satisfecha, por haber conseguido irritarlo con tanta facilidad. Le pidió al camarero que le trajese pollo frito , puré de papas con salsa, pan fresco, tomates verdes fritos y un pedazo de torta de frutillas de postre , acompañada por un copa de leche helada. Las sobras, como siempre, fueron llevadas a la estación. Al llegar allá, se encontró con Cash.
- Veo que estás alimentando mi gato.
Ele se dio vuelta , y vio que el ojo rojo ahora ya estaba un poco verde.
- Tu gato? John L. es mi gato.
- Entonces por qué no te lo llevas para que deje de vivir de esta manera?
- A John L. le gusta ser libre. Además, nunca pude agarrarlo...
Bonnie se agachó y llamó al gatito :
- Ven , Tom. Ven , gatito...
- El no te va a responder con ese nombre ridículo.
Sin embargo , el gato anaranjado continuó aproximándose, pero se detuvo a mitad de camino, vacilante.
- Viste ? - Cash se sentía triunfante. - John L. No puede ser domesticado.
- Sólo se necesita un poco de paciencia. Voy a llevarlo conmigo cuando vuelva a mi casa.
- Dime que eso no va a demorar mucho .
- Siento informarte que nuestra contienda todavía no acabó. - Bonnie sonrió con desdén .
- Las Damas de la Estrella Solitaria deben tener mucho dinero para poder financiarte de esta forma - él gruñó , tomando un cigarro.
- Algo . - McCalley no precisaba saber que ella pagaba sus propios gastos. - Viste ? - Dijo cuando Tom se aproximó todavía más y comenzó a comer el pollo frito.
- Eso no significa que lo transformarás en un gato domestico.
- Ya veremos! - ella lo desafió, sonriendo.
- Mujeres! - Cash bufó y fue hacia su caballo.
El montaba bien. Bonnie se acordó de como la había salvado el día anterior. Admiraba a los hombres que sabían controlar caballos. Bien eso haría de Cash un excelente capataz de granja. Suspirando, se dirigió al telégrafo para verificar si él había enviado algún telegrama.
McCalley había telegrafiado para al gobernador del Estado, en Austin, informándole que llegaría al día siguiente para charlar sobre la posible realización de la pelea de boxeo en alguna ciudad texana.
Decidiendo ir hasta Austin también , Bonnie le preguntó al muchacho los horarios de los trenes. Esa vez evitaría viajar con Cash, pues él ya estaba bastante irritado. Compró el pasaje para esa misma noche y le dio un dólar de plata de más para que el muchacho guardase el secreto. Entonces
se apresuró para ir a preparar el equipaje .



Dejando la estación, Cash fue hacia la taberna para ver a el espectáculo de Fifi . Eso siempre le levantaba su moral y otra cosa , pero en esa ocasión no estaba funcionando. Mientras Fifi elevaba y exhibía sus piernas al ritmo de la música, él se imaginaba las piernas de Bonnie. Apostaba a que la viudita tenía lindas piernas. Pero por supuesto ella jamás las mostraría a un grupo de desconocidos como Fifi hacía en ese momento. Los hombres gritaban, alentando a la muchacha, arrojándole dinero al escenario , para que ella levantase todavía más la piernas . Al final del número , Fifi se dio vuelta de espalda , se inclinó hacia adelante y se levantó la falda, mostrando la ropa de red que llevaba debajo.
Cash miró a su alrededor y vio cuando Herbert, quien se encontraba en medio de un grupo de hombres exaltados, arrojó una moneda de oro al escenario, implorando para que Fifi mostrase su entrepierna nuevamente. Qué hipócrita, Cash pensó disgustado, mientras saboreaba su whisky . El vendedor de alimentos de gallinas estaba de novio con la viudita y , aún así, frecuentaba la taberna, comportándose descontroladamente . Bien , la señora Purdy se lo merecía, y sabía que ella jamás le creería si se lo contase.
Terminando el número , Fifi recogió el dinero, bajó del escenario y
se unió a Cash.
- Estoy sudada como un cerdo! - ella exclamó, arrojándose en una silla y ordenándole al camarero que le trajese una cerveza.
Cash se retrajo ante esa escena tan poco erótica ; a Fifi le serviría adoptar un poco de los modales de la bibliotecaria.
- En qué estás pensando, querido? - Fifi tomó un trago de cerveza, se limpió la boca con el dorso de la mano y eructó.
- Nada. - Sería posible que nunca hubiese notado lo grosera que era Fifi ? O era esa grosería lo que lo calentaba? Señalando en dirección a Herbert, Cash preguntó : - No es la primera vez que lo veo aquí. Viene seguido ?
- Muy seguido . Me muero de ganas de contárselo a esa mosquita muerta , pero el gerente no nos deja comentar nada de lo que sucede aquí adentro, para proteger a los clientes.
- Te arrojó bastante dinero; no imaginaba que pudiese ganar tanto vendiendo alimentos para gallina .
- El me quiere llevar a a la cama. Me dijo que pronto iba a ser muy rico y que me compraría todo lo que yo quisiese. Pensé que fanfarroneaba porque estaba borracho. No sé por qué se imaginaba que me podía llevar a la cama , en ese estado no se le iba a parar ni por milagro .
- Una dama no habla de esa manera - Cash la reprendió sin pensar.
Fifi lo miró frunciendo la frente.
- No soy una dama y ya lo sabes . Estás muy cambiado , Cash. Creo que es porque has pasado mucho tiempo con esa viuda y las damas que la acompañan.
- No puedo evitarlo , ella parece una sombra en mi vida . Qué mujer terca! - él reclamó.
- Mira quien habla! - Fifi lanzó una carcajada . - Vendrás mañana?
El negó con la cabeza.
- Me voy a Austin, para ver si el gobernador puede ayudarme . Fifi colocó la mano en el muslo de él.
- Qué tal, entonces, si pasas la noche conmigo?
- No puedo , debo preparar el equipaje . - Cash se levantó . Por algún motivo, Fifi ya no le interesaba , tal vez fuese porque estaba demasiado concentrado en otros problemas. - Voy a perder todo si este negocio no se hace .
- Yo tengo un poco de dinero guardado. - ella le ofreció sonriendo.
Cash sacudió la cabeza; no quería el tipo de compromiso que devendría con esa oferta.
- Todavía tengo algunos escrúpulos, Fifi. No gusta de ser un mantenido. ahora me voy porque el tren parte muy temprano.
Antes que ella pudiese decir algo más , Cash se dio vuelta y se marchó.
A la mañana siguiente, al salir do hotel, Cash parecía más desconfiado que John L. Quién podría afirmar que Bonnie no estaba en algún rincón escuchando a escondidas?
- Earl, has visto a la señora Purdy?
- Ella dejó el hotel anoche - el recepcionista le informó.
- Y los chanchos vuelan ! - Cash exclamó, sorprendido. No sabía si debía sentirse aliviado o decepcionado. De cierto modo, no esperaba que la viudita desistiese tan fácilmente . Hasta le estaban gustando la pelea entre ambos. - Deja mi cuarto reservado, estaré de vuelta el domingo o el lunes .
- Bien. .. respecto a tu cuenta... - el hombre insinuó .
- Estaré nadando en dinero cuando la pelea de boxeo se realice , y entonces podré pagarla - Cash prometió. Tomó su maleta y salió. Ese no era un buen momento para discutir el asunto; había un tren esperándolo .

Llegando a la estación, todavía tuvo tiempo de darle de comer al gato.
- Puedes olvidarte de tu supuesta dueña, John L. Ella ya volvió a su casa.

No tenía dinero para un buen hotel en Austin, por eso fue hasta al vagón bar para jugar unas partidas de póker . Su suerte sólo podría haber mejorado con la partida de la bibliotecaria mojigata. A la noche siguiente ya habría convencido al gobernador, o a la esposa de él, de ponerse de su lado en relación a la pelea.
- Mi viejo Cash - habló solo . - Este es el negocio de tu vida !

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