domingo, 21 de marzo de 2010

TREINTA DIAS - CAPITULO 7 - MELISSA MAYHUE

CAPÍTULO 7



Esta mujer es una insana.
Estar parada allí , usando esos pantalones extraños, con las manos plantadas sus caderas y con los ojos verdes brillando , ella le parecía a Connor un ser fantástico perteneciente al valle donde se encontraban . Quizá él estaba igualmente demente .
¿Cómo creía ella que podían ir a cualquier lugar si se negaba a subirse al caballo? Seguramente ella no creerían que viajarían en un carruaje de oro , aunque ella obviamente era la hija de un hombre de fortuna . Él había visto los muebles extraños y costosos de su dormitorio.
El recuerdo de estar en el dormitorio de esa mujer lo invadió . Cuando la había visto por primera vez , de pie
al lado de la cama con el cabello enrulándose alrededor de sus hombros desnudos, momentáneamente se había olvidado ce cual era su misión allí. Lo había hecho pensar en fuego y cosas salvajes. Tenía los brazos levantados y exponía su vientre desnudo. Bien, no serviría de nada pensar en eso ahora.
Él se movió inquietamente hacia su caballo.
"No. " Cate mantuvo firmemente su posición. "No, No y No. No hay modo de hacerlo . No puedo cabalgar ese caballo yo sola ." Ella miró hacia el suelo por un momento, y cuando levantó su cabeza, sus ojos color esmeralda brillaron. "¿ Les tengo miedo, entienden ? Me caí de uno cuando era pequeña y que yo nunca he cabalgado desde entonces. Lo siento, pero simplemente no puedo hacerlo ." Sus brazos cayeron débilmente a los costados.
Esa confesión lo tomó desprevenido, causando una simpatía inesperada hacia ella. Una mujer asustada era algo con lo que él podía lidiar, algo no muy diferente a un caballo medroso.
Sólo debía avanzar lentamente, hablarle y asumir el control. Ella era, después de todo, su responsabilidad. El había jurado protegerla de todo daño.
Cate retrocedió cuando él acercó su caballo a ella. Repentinamente, en un solo movimiento, él la levantó sobre el caballo, acomodándola la montura delante de él. Ella se debatió, respirando agitadamente y aferrándose a
sus brazos.
Connor presionó su boca cerca de su oído. "No te preocupes , muchacha." Él le habló como haría con un animal asustado. "No te he dicho que no dejaría que nada malo te suceda ? Cabalgarás conmigo. No dejaré que te caigas. Puedes confiar en mí."
Connor la abrazó fuertemente mientras su respiración se normalizaba , y ella gradualmente se fue recostando contra él. Había una tensión en su cuerpo, pero al menos ahora no temía que ella se deslizara del caballo.
Los cuatro cabalgaron en silencio por algún tiempo. La sensación del cabello de Cate rozando su mentón sirvió como una constante distracción. Connor se recordó que la había traído aquí sólo para cumplir con su deber. Fue sólo el deber lo que te hizo besar a esta muchacha?, su conciencia le reclamó. Y tan pronto después de jurar que te ocuparías de su protección?
No había sido más que una debilidad momentánea , pero no debía repetirse, él se dijo para reconfortarse .
Él se enderezó, echándose un poco hacia atrás . Ella se asió firmemente, su cabeza otra vez descansaba sobre su pecho, y su perfume llenado sus fosas nasales .
Ella olía a frutas exóticas como aquellas que él había saboreado en la Cruzada en Outremer. Él miró hacia abajo. Su cabello estaba atado con lo que parecía ser una tira de tela de su plaid. Eso - en cierta forma - era como si la marcase como perteneciéndole a él.
Connor sacudió la cabeza, y trató de concentrarse en la tarea por delante . Tenían un largo rato de cabalgata antes del anochecer.
Cate nunca había sido tan agradecida en toda su vida por la posibilidad de vivir una aventura . Pero cada músculo del cuerpo le dolía . Y ahora se sentía segura.
Ese hombre ciertamente tenía una fuerte presencia. Una que - si ella no tenía cuidado - fácilmente podría inducirla a un sensación de seguridad y pertenencia que no existía.


Ella ayudó a Rosalyn a armar el campamento para la noche. Ahora solamente observaba como los conejos que los hombres habían traído de la caza se asaban sobre el fuego.
Hambrienta como se sentía, el asado olía delicioso. Conejo no era algo que alguna vez hubiese estado en su menú , pero probablemente solamente era una de las muchas diferencias que iba a encontrar en este lugar y en esa época .
Realmente estoy en el siglo XIII . Se sentía aturdida cada vez que se permitía pensar en eso.
Lo que necesitaba era tiempo para sí misma. Tiempo fuera de toda esa situación , tiempo lejos de él, para procesar lo que la ocurría, para adaptarse.
"Voy a caminar hasta el agua. Volveré en poco tiempo." El río no quedaba muy lejos de donde habían elegido acampar.

"¿Necesitas que alguno de nosotros te acompañemos ?" Era la primera vez que Connor le había hablado desde que la había desmontado del caballo cuando habían llegado a ese lugar.
"No. " Ella respondió rápidamente . "Pero gracias de cualquier manera."
"Bien , quédate por aquí cerca. Te lo advierto, haz lo que te digo . No vayas más allá del agua." Él apenas la miró cuando dio la orden y reanudó su conversación con Duncan, despachándola como si fuese una niña. Era la
segunda vez en dos días que un hombre la había tratado de esa manera .
"Hombres."


Cate caminó a través del follaje exuberante del bosque. Era difícil de creer que ella alguna vez hubiese pensado que una actitud de autoridad era algo atractivo en un hombre. Había conocido a ese hombre por menos de veinticuatro horas y él ya actuaba como si tuviese el derecho de decirle como ella debía comportarse . El solamente había hecho una breve e imprevista visita pero había desestabilizado completamente su vida, le había dado el beso más electrizante que ella jamás hubiese recibido , y la había hecho pensar exclusivamente en él para luego ignorarla completamente . Salvo para darle órdenes .
"Un comportamiento típicamente masculino ."
Murmurando eso , Cate rodeó un grupo de grandes rocas grandes y se acercó a las aguas corrían suavemente. Se arrodilló, y después de desabotonarla bata , sumergió las manos en el agua y salpicándola sobre su cara y su cuello.
El agua helada le enfrió la cara pero no el enojo . Todavía estaba enardecida pro la actitud Connor cuando comenzó a levantarse e inesperadamente se encontró cara a cara con una enorme bestia peluda, que babea incontrolablemente.
Cate hizo la única cosa racional que podía hacer. Gritó.

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