viernes, 5 de marzo de 2010

LA VIUDITA - CAPITULO 18 - GEORGINA GENTRY

CAPITULO 18



Bonnie se registró en el mejor hotel de Austin. La Cámara estaba en sesión especial en ese mes, por eso tenía esperanzas de atraer la simpatía de los senadores y demás representantes. Además, había pasado la tarde confraternizando con los miembros de la Asociación Pastoral y con las Damas de la Estrella Solitaria locales .
Satisfecha con el progreso, decidió salir de compras. Adquirió varios vestidos, uno especial para el baile de gala anual ofrecido por el gobernador. Todos los legisladores estarían allí con sus esposas, y Bonnie sabía que podría conseguir algunos votos a su favor. Después de un instante de vacilación, se quitó la alianza. Solía usarla como una forma de protección , pero ahora ya se sentía bastante confiada como para eludir los avances indeseables.
Después de las compras, cenó en un restaurante mexicano, volvió al hotel y se acostó. Se preguntó cómo sería la cara de Cash cuando descubriese que ella estaba en Austin. ?l no tenía como saber que ella y el gobernador eran buenos amigos. Hans iba a la capital por asuntos de negocios con frecuencia y la llevaba consigo.

Al llegar a Austin, Cash se dirigió a un hotel barato cerca del palacio de gobierno. No conocía a nadie en la ciudad, pero estaba seguro de que encontraría una manera de aproximarse al gobernador. Probablemente algunos de los legisladores debía ser jugador de póker . Había aprendido a jugar siendo muy joven, y eso lo había ayudado innumerables veces.
A la mañana siguiente, después del desayuno , fue hasta el palacio de gobierno , pero no logró ser recibido por el gobernador. Luego se dirigió a la Cámara de Diputados.
Afortunadamente , llegando allá, descubrió que el presidente era un antiguo empleador suyo. Joshua Farraday lo hizo entrar sin demora.
- Cash, cuánto tiempo! - El hombre canoso le apretó la mano vigorosamente.
- Es cierto , Josh. Bien, el motivo por el que vine ...
- Creo que puedo adivinar - lo interrumpió el hombre. - Todos están comentando sobre una pelea de boxeo y yo apenas puedo esperar!
Cash dio un suspiro de alivio.

- Necesito tu ayuda, Josh. Hay un grupo de personas en contra mío, intentando evitar que esa pelea se lleve a cabo . Ellos dicen que todo es muy violento y sangriento.
- No hay nada que un buen texano disfrute más, bien. .. tal vez un buen juego de cartas y una mujer bien dispuesta en la cama . - Josh Suspiró, como si estuviese recordando su juventud . - Creo que puedo hacer que entres a la Cámara hoy , si quieres hacer un discurso.
- Te lo agradezco . Entre los religiosos y esas mujeres puritanas, vengo teniendo muchos problemas allá en Dallas.
- Dallas? - Josh preguntó con desdén . - La gente de Dallas parecen " tan civilizados" como yanquis. - Y tomó una botella y dos copas.
- Que nunca te escuchen decir eso - Cash le avisó, tomando su copa y degustando la bebida.
- A propósito, quién está liderando la oposición?
- La comunidad pastoral se unió a un grupo de mujeres llamado Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y el Decoro.
- Cielos Santos ! - el hombre gimió. - también tenemos algunas mujeres de ese grupo por aquí.
- Pero me parece que la líder de ellas resolvió desistir de la causa y marcharse . - Cash encendió un cigarro.
El diputado tomó un trago e insinuó :
- Te metiste debajo de las faldas de ella?
Por algún motivo, a Cash no le gustó oír esa insinuación maliciosa sobre Bonnie. Ella podía ser muy irritante, pero era una dama.
- Admito que lo intenté , pero hasta ahora, nada...
- Estás perdiendo la magia , muchacho ?
- Sucede que no es una mujer común y corriente . - Cash tuvo que admitir. - Antes que ella se marchase , hasta pensé en dedicarle un poco de mis encantos.
- Es mejor que nos apuremos - dijo el diputado, mirando el reloj. - Tenemos una sesión especial esta mañana. Esta noche habrá un baile de gala en la casa del gobernador, si quieres, puedo hacer que te inviten.
- Gracias , Josh. Será una oportunidad perfecta para intentar convencer a las esposas de los diputados para que me apoyen .
Antes de encaminarse, tomaron un trago más . En pocos minutos, Cash se vio en una tribuna, listo para dirigirse a los diputados. Mirando a su alrededor , notó que era un típico grupo de políticos: tres roncaban en sus sillas, dos leían , algunos jugaban al solitario, dos casi se estaban peleando en el fondo de la sala y otros cuatro contaban chistes.
Josh Farraday golpeó el martillo pidiendo orden y dando inicio a la sesión. Hizo algunos comentarios iniciales y presentó a Cash, quien respiró profundamente y comenzó su discurso.
- Estimados caballeros, vengo aquí para discutir la realización de un evento deportivo de primera línea que deberá presentarse en el Estado de Texas. Una pelea de boxeo!
Los hombres se levantaron y aplaudieron fervorosamente . Con eso, Cash se sintió más aliviado. Josh golpeó el martillo nuevamente para que él continuase hablando . En el silencio que siguió, se pudo oír un suave cántico , parecido a un himno. Cash creyó estar enloqueciendo . Intentó sacar ese sonido de su pensamiento, pero el cántico se hizo más claro . Los hombres comenzaron a mirarse entre sí , preguntándose qué estaba sucediendo.
- Marchamos por Sión , bella, oh bella Sión ...
Cash no lograba creer que la señora Purdy hubiese llegado a la capital del estado sólo para obstaculizar sus planes. El cántico se escuchaba cada vez más alto y los diputados se volvieron hacia el fondo de la sala, sin entender nada.
Las puertas dobles se abrieron dando paso a una hilera de damas respetables y religiosos, todos cantando y sujetando carteles de protesta. Cash no precisó mirar para saber quién estaba detrás de todo aquello.
El presidente de la Cámara golpeó el martillo pidiendo orden, pero fue en vano. Los opositores invadieron la sala y marcharon entre los asientos de los diputados , agitando los carteles. Cash intentó imaginar cómo Bonnie había descubierto sus planes. Bien ahora estaba seguro de la resistencia de ella.
Bonnie supo , por la expresión de McCalley, que lo había sorprendido. ?l debía haber estado seguro que se saldría con la suya , pero algunas de las esposas de los diputados eran miembros de las Damas de la Estrella Solitaria, y sus maridos jamás votarían contra la voluntad de ellas. Los texanos eran hombres valientes , pero no tanto. Además, muchos de ellos esperaban por ser reelectos , y los religiosos tenían alguna influencia en los votos de los electores.
Bonnie se estaba divirtiendo y hasta incluso el reverendo Tubbs había recuperado su dignidad, ahora que usaba ropas limpias y sanas. Bonnie se imaginó si él todavía vestía ropa interior roja . En seguida, se acordó de otro hombre, a quien había visto sin ropa interior . Miró con malicia a Cash. Ah, si él supiese...

La Cámara era un completo caos y , aunque , Parraday continuaba golpeando el martillo, intentando establecer algún orden. Bonnie, entonces, le hizo una seña a su grupo y todos se retiraron. Estaba feliz con el resultado de la manifestación, pues había logrado llamar la atención de los diputados.
Se despidió de sus compañeros, felicitándolos y afirmándoles que los vería más tarde en el baile.
Josh Farraday no lograba controlar la situación y , dándose vuelta hacia su amigo, dijo:
- Disculpa , Cash, pero es mejor que suspendamos esta sesión. Ya casi es el mediodía, de cualquier forma.
Cash concordó, pero tenía los hombros caídos, mostrando su abatimiento. Esa mujer era, además de terca, muy astuta, casi tan astuta como un hombre.
- Josh, crees que si fuese al baile, conseguiría cambiar algunos votos?
El hombre se rascó el mentón pensativamente .
- Puede ser. Habrá bastante alcohol y los hombres hasta podrían reunir coraje para enfrentar a sus esposas.
Cash decidió ir al baile y usar sus encantos infalibles con las mujeres para que ellas influenciasen a sus maridos. Seguramente Bonnie no estaría presente; siendo una humilde bibliotecaria, no iba a tener a nadie que la invitase y mucho menos que la acompañase.


Bonnie se vistió con esmero para el baile de gala. Usaba el vestido de seda azul, que hacía juego con sus ojos, y le había pedido a una criada que viniese a ayudarla a arreglarse el cabellos . Ahora, los cabellos caían en bucles por su espalda , con algunas cintas azules fueron colocadas en puntos estratégicos.
Se miró en el espejo, y el escote estaba un tanto bajo e instintivamente pensó en subirse un poco el vestido. Pero como iba a tener que lidiar con hombres, se armó de coraje y lo bajó un poco más, dejando la curva de los pechos insinuarse.
Poseía un lindo conjunto de collar y aros de zafiro que combinaba a la perfección con el vestido. Finalmente, se puso un delicado perfume y bajó .
El gobernador le había enviado una carruaje para llevarla. Antes del baile, habría un cena para un selecto grupo en su mansión.

Cash también se preparó meticulosamente para el evento. Se bañó , se afeitó y se puso una camisa blanca impecable y su mejor traje negro. Se estudió en el espejo y sonrió . Un Adonis de treinta y un años. Sería capaz de cambiar la opinión de algunas damas en el baile.
En la entrada, se paró, imaginando dónde estaría la viudita astuta . Probablemente de vuelta en Dallas, pensando que había concluido su trabajo.
Estaba tan equivocada ...

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