lunes, 1 de marzo de 2010

LA VIUDITA - CAPITULO 12 - GEORGINA GENTRY

CAPITULO 12


Bonnie pasó la noche sin dormir. Estaba cansada, la cama era comfortable, pero sólo podía pensar en cuan cerca había estado de McCalley , en su calor y su perfume. Casi había sido besada. Se hubiese arrepentido de eso?
Era obvio que el mercader de violencia sólo quería hacer que ella desistiese de su oposición a la pelea de boxeo . No tenía ningún interés
real en ella, del mismo modo que Clint Purdy, quien la había usado para lograr un propósito.
- Espera que amanezca , señor McCalley! Deseará nunca haberme confrontado.
Estaba claro que él solamente había intentado seducirla para conseguir lo que quería, pues estaba acostumbrado a hacer eso con otras mujeres.
Acompañada por el movimiento rítmico del tren, acabó durmiéndose, pero se despertó antes que el sol apareciese. Al terminar de vestirse, oyó el último llamado para el desayuno. Estaba hambrienta y , ciertamente, McCalley todavía dormía después de una larga noche de naipes y alcohol. Se puso el sombrero y se dirigió al vagón restaurante, que, notó al aproximarse , se encontraba completamente ocupado. El camarero le preguntó si le importaría de compartir una mesa con otra persona. Al concordar fue conducida hasta el final del vagón. Cuando estaba por sentarse, vio que la mesa era de McCalley. Intentó llamar al camarero , pero el ya había desaparecido.
Se sentó sin mirar a Cash, quien le sonreía, apoyado sobre sus codos.
- Entonces nos encontramos nuevamente...
- Qué coincidencia - ella dijo, incómoda por la situación.
- En verdad , no. - él sonrió más abiertamente, recostándose en el asiento , muy seguro de sus encantos. - Soborné al camarero para que te trajese aquí.
- Debí haber sospechado de eso. - Bonnie tuvo intención de levantarse , pero él la sujetó. Tenía dos opciones, sentarse o hacer una escena. Se imaginó a las treinta personas asistiendo al espectáculo y se quedó con la primera alternativa. Apreciaba su reputación por encima de todo. - Esta vez ganaste , patán , pero sabré vengarme más tarde.
Cash inclinó a cabeza hacia atrás y lanzó una carcajada , soltó la mano de ella y tomó el menú.
- Tal vez no debiese confesarte esto, pero eres desafiante . Y no me he divertido tanto en un viaje hace mucho tiempo.
- Y yo te considero bruto, arrogante y egoísta. Créeme , McCalley, hay mujeres en este mundo que no te encuentran irresistible.
- No tantas , mi querida - él replicó dándole un guiño de ojo . - Estoy pagando por ver lo que viene a continuación.
- No, no estás ansioso porque estar conmigo . Anoche querías arrojarme de este tren. -Ah! - Cash suspiró. - Sólo quería detener el tren, pero temí que si hicieses un escándalo el maquinista te dejaría subir a bordo nuevamente.
- Qué gentil - Bonnie afirmó con sarcasmo.
- Bello sombrero, aunque le faltan algunas plumas.
- Fíjate que un idiota se metió esas plumas en la boca .
- Eso no habría sucedido si te hubieses quedado quieta. - él sonrió .
- Y dejar que me besases ? Ah, creo que no!
- Bonnie no sabes lo que te perdiste . Bien, veamos - Cash continuó , leyendo el menú - Qué tal una omelette a la mexicana? Así me gustan las cosas ... picantes...
- A mí no. Yo soy más de los gustos amargos.
Después que el camarero hubiese anotado los pedidos, Bonnie continuó :
- No puedo entender por qué sobornaste al camarero ...
- Hasta anoche yo no había dado cuenta de cuan atractiva sos . - él prácticamente ronroneaba al mirarla.
- No te creo en una sola palabra !
- No solamente estoy siendo lisonjero, Bonnie . Has pasado a ser la mujer más hermosa que jamás haya conocido.
- Yo desconfío de cada palabra que sale de tu boca.


- Como te parezca . - Cash se encogió de hombros . Cuando la comida llegó, ella preguntó :
- No estás furioso conmigo?
- Por qué? Por tomar el tren equivocado accidentalmente? - la miró por encima de la taza.
- No crees que me haya equivocado?
- Bien. .. una dama jamás mentiría. - Cash comenzó a comer.
- Estoy avergonzada de mi duplicidad. - Bonnie se sintió ruborizar.
- Bonnie , puedes ser una bibliotecaria, pero yo soy apenas un vaquero. Ni siquiera sé lo que esa palabra quiere decir.
- Si sos un vaquero, por qué estás metido en ese negocio inmundo?
- Estoy intentando sobrevivir. Mi madre era cocinera en una granja, y mi padre, un vaquero; murió trabajando como un animal . Vivíamos al oeste de Texas en un lugar muy pobre.
- Oí decir que la región es muy seca.
- Seca ? - él se rió. - Es tan seco que los bautistas se convirtieron en metodistas por falta de agua para el bautismo.
Bonnie hizo fuerza para no sonreír. Cash McCalley sabía ser encantador , tuvo que admitirlo, aún sin querer bajar la guardia. Continuó comiendo.
- Cómo está el omelette ?
- Caliente y picante como mis mujeres.
- Ahórrame los detalles. - Bonnie frunció el ceño .
- El vendedor de alimento de gallinas sabe que estás viajando conmigo a El Paso?
- No estoy con vos y no lo llames así. - Las galletas estaban sabrosas. Bonnie extendió la mano para tomar la mermelada.
- Qué va a pensar cuando sepa que pasamos la noche en el tren juntos?
- Con otras doscientas personas - ella le recordó y tomó un trago de café.
- Si y fuese el vendedor de alimentos , me sentiría enojado si mi prometida se encontrase en el mismo tren que Cash McCalley. - él se recostó y se limpió la boca.
- No estamos juntos y, además, Herbert confía en mí - ella afirmó de manera altiva. - él jamás creería que yo podría hacer algo inmoral.
Cash conocía un secreto de Herbert Snodgrass, pero decidió no contarlo. Ella no le creería . Miró fijamente a Bonnie.
- Si fueses mi mujer, le arrancaría los dientes al hombre que intentase besarte en la plataforma del tren.
Ella se atragantó con el café.
- Si le dices algo, Herbert jamás te creería. El es demasiado sofisticado y civilizado como para resolver cualquier cosa con los puños.
- Sólo estoy diciendo lo que yo haría. - Cash se encogió de hombros . - creo que el vendedor de alimentos de gallinas es demasiado cobarde como para luchar por una mujer.
Bonnie se ruborizó; Cash era tan masculino ,tan viril, tan primitivo!
- Compórtate. No me vas a desviar de mi misión con tu personaje de vaquero chauvinista .
?l arrojó la servilleta en la mesa.
- Una vez más , señora Bibliotecaria, no tengo ni la idea de lo que significa esa palabra. En cuanto a nuestra disputa, se refiere a algo más que una simple pelea de boxeo , cierto? ? Es algo personal.
- Yo jamás me rebajaría tanto. - Bonnie desvió la mirada. - Solamente tengo la convicción de que ese tipo de peleas sangrientas don malas para Texas.
- Mi querida bibliotecaria, los texanos se pelean todos los días en las tabernas; en esta pelea los dos hombres van a usar guantes de boxeo.
- Odio cualquier tipo de violencia. Mis dos maridos murieron porque hombres quisieron arreglar sus diferencias con los puños - Bonnie aclaró, toda sobresaltada.
- Conozco la historia de uno . Qué sucedió con el otro?
- Hans murió en una pelea.
- Humm! - Cash exclamó como si ahora entendiese todo.
- Yo era muy joven y estaba escapando de un hogar abusivo. Mi padre era un contrabandista de alcohol y un borracho. Nada podría ser peor. - Ella desvió la vista ; avergonzada.
- No era culpa tuya . - él la reconfortó .
- Entonces fui a trabajar como empleada a la granja de Hans, cocinar y limpiar era todo lo que yo sabía hacer. Cuando las personas del pueblo comenzaron a murmurar, él se casó conmigo.
- El murió en una pelea de boxeo?
- Más o menos - Bonnie titubeó . - Hans se metió en una pelea con otro hombre en una calle en el centro de nuestra pequeña ciudad y se llevó la peor parte.
- Y ?... - Cash parecía no creer en lo que ella le contaba.
- Se golpeó la cabeza al caer ... y se murió.
- No fue un final muy digno.
- Pelear nunca es digno - Bonnie rebatió y se concentró en tomar el café.
- Entonces, porque tus maridos murieron en peleas en la calle, planeas continuar a persiguiéndome e intentar evitar la pelea de boxeo profesional que estoy organizando?
- No, hay algo más - ella confesó, intentando esconder las lágrimas.
Hubo una larga pausa en la cual solamente se oía el ruido del tren en las vías.
- No me vas a contar? - indagó Cash. Bonnie sacudió la cabeza negando.
- No es asunto tuyo . Detesto las peleas de boxeo ; ustedes los hombres son capaces de morirse por un puñado de dinero y para divertir a un grupo salvajes.
El levantó las cejas, intentando entender qué había detrás de esas palabras, y , luego se encogió de hombros .
- Debo avisarte que soy muy terco - afirmó Cash y se recostó en el asiento.
- Yo también , señor McCalley.
- Discúlpame por preguntar, pero las Damas de la Estrella Solitaria tienen tanto dinero como para bancar tus gastos mientras sigues intentando arruinarme ?
- Una vez más , eso no es asunto tuyo . Pero si la decencia y el decoro están en juego, nuestra organización se siente en el deber de involucrarse . Me atrevería a decir que a mi situación económica es mejor que la tuya.
- No hay duda de eso! Pero, quizás algunos comerciantes estén interesados en financiarme ? No voy a dejar que te salgas con la tuya .
- Desafío aceptado, señor McCalley. Que gane el mejor! Cash se levantó , arrojó dinero en la mesa y le dio la espalda . Bonnie sonrió mientras terminaba de comer. Sin embargo, en una cosa Cash tenía razón: todo se había convertido un problema personal y ella estaba determinada a vencer.
Pronto el tren se aproximó a El Paso, luego , pagó la cuenta, se levantó y volvió a la cabina. Le pidió al maletero que tomase a equipaje y se apostó cerca de la salida. Espió afuera y vio que una pequeña multitud ya se formaba en la plataforma, aún siendo tan temprano. Perfecto, el telegrama había llegado y todo estaba listo.
Cuando el tren se detuvo y las puertas fueron abiertas, una banda comenzó a tocar.
- Qué diablos?! Hay alguna autoridad en este tren ? - Cash murmuró.
Los pasajeros se miraron entre sí desorientados. El miró a Bonnie desconfiado, pero ella parecía inocente.

La banda tocaba "Adelante, Soldados Cristianos" a medida que las personas descendían del tren. Un grupo de Damas aguardaba en la plataforma, y había otro de grupo hombres más viejos que sujetaban un cartel que decía:
ALIANZA PASTORAL DE EL PASO. EL PECADO SERA EXPULSADO
Las Damas avanzaron y se unieron a Bonnie cuando ella bajó del tren.
- Carajo! No de nuevo, no! - gruñó Cash.
- No sea grosero, señor McCalley. - Bonnie sonrió . - Lo veo más tarde en la reunión del Consejo Deliberante . - Y marchó junto con las mujeres fuera de la estación.
Maldiciendo, Cash compró el periódico. El titular decía:
FERVOR RELIGIOSO ARRASA LA CIUDAD .
EMPRESARIO PLANEA TRAER DEPORTE SANGRIENTO
Se preguntó quién habría entrado en contacto con el periódico; no precisó pensar mucho.
Fue al centro comercial para conversar con los propietarios de las tiendas para intentar ganarse el apoyo para el espectáculo deportivo , pero no tuvo mucho éxito. Más tarde, se dirigió a la reunión del Consejo. La asamblea estaba llena , muchas personas llevando carteles contra la pelea. En las tres primeras filas estaban las damas con el ya conocido distintivo rojo, blanco y azul.
Sabía que no tenía ni la más mínima posibilidad. Se presentó de la mejor manera posible, pero , en seguida, la pequeña señora Purdy casi llevó al público a las lágrimas con su conmovedor discurso.
Cansado y disgustado, Cash se hospedó en un hotel para rever su estrategia. Tenía una carta más en la manga. Fue hasta la estación para enviar un telegrama.
Al Excelentísimo Presidente de México,
me gustaría reunirme con usted para discutir la organización de lucrativa pelea de boxeo en la ciudad de Juárez, próxima a la frontera.
Aguardando su respuesta en El Paso. Atentamente, Cash McCalley.

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