CAPITULO 45
- Qué desea beber ? - preguntó la azafata de abordo, Inclinándose sobre la poltrona vacía a su lado. - Champagne? Jugo de naranja? O alguna otra cosa?
Janey casi dijo "champagne", pero se contuvo.
- Agua , por favor - pidió .
En vez de salir apresuradamente a buscar la bebida , la azafata se inclinó en dirección a ella, con aire conspirador. Hablando bajito , ella dijo :
- Te reconocí cuando entraste , quédate tranquila.,. - dijo, mirando de reojo a su alrededor , como si los fotógrafos estuviesen por saltar de los maleteros . - Voy a tratar de asegurarme que nadie te incomode durante el vuelo.
- Gracias - agradeció Janey, para cerrar la charla .
Ajustó el cinturón de seguridad y se recostó en el asiento , exhalando un largo suspiro de alivio.
Había logrado llegar a tiempo - había sido la última en embarcar - y mientras corría por el aeropuerto, su gran miedo era que ellos le hubiesen cedido su asiento a otra persona. Pero no lo habían hecho , y la primera clase estaba lejos de estar llena como ella se imaginaba que estaría. Probablemente la mayor parte de las personas que iban a asistir a la entrega del Oscar ya estaba en Los Angeles para participar de las fiestas previas al Oscar. Todo está bien, pensó Janey , al año siguiente ella también iría a esas fiestas .
- Su agua - dijo la azafata.
- Gracias - dijo Janey educadamente .
Tomó un trago de agua y puso el vaso en una bandeja de apoyo. Habría preferido champagne, pero no podía arriesgarse a llegar con la cara hinchada debido a la combinación del cansancio del vuelo y el alcohol. Necesitaba estar absolutamente deslumbrante a la noche siguiente; su belleza necesitaba ser perfecta. La noche de el día siguiente era su única y última oportunidad ...
Tomó un trago de agua más y miró por la ventanilla a los hombres con uniformes naranjas que colocaban las últimas maletas en el avión. Debería haber tomado el champagne, ella pensó , principalmente porque era gratis . O mejor dicho , ella se corrigió, principalmente porque estaba pagando por él.
Janey frunció el ceño y miró el pasaje, una vez más se quedó estupefacta ver la tarifa exorbitante por un vuelo de ida a Los Angeles: cinco mil dólares!
Habría viajado en clase ejecutiva para ahorrarse 2.500 dólares , pero ahora era demasiado famosa. Si alguien en el avión le contase a la prensa que ella había sido vista en clase ejecutiva, iban a burlarse de ella.
Aún así, el precio del pasaje la casi ponía físicamente enferma. No había tenido opción , aunque Vanity Fair hubiese concordado en hospedarla en el Chateau Marmont por dos noches y proveer el transporte entre el aeropuerto y el hotel y entre el hotel y la fiesta, se había negado a pagar el pasaje. No le habría importado mucho si no fuese por el hecho que, una semana atrás, su contrato con Victoria Secret, había sido rescindido...
- Señores pasajeros - anunció el comisario de abordo por los alto parlantes. - El comandante nos informó que fuimos liberados para despegar. Por favor, ajusten sus cinturones y pongan atención a la pantalla para que podamos transmitirles algunas advertencias referidas a su seguridad...
Janey miró de reojo la pantalla y bostezó involuntariamente. Como si alguien, pensó ella, no supiese ajustar un cinturón de seguridad...
Y luego debió haberse dormido, porque, cuando abrió los ojos, ya estaban volando. Por un momento, no supo a donde estaba...
Después se acordó : avión, Los Angeles, fiesta del Oscar da Vanity Fair. Miró el reloj - cuatro horas habían pasado! Como habría sucedido eso ? No solía ser capaz de conciliar el sueño en un avión, pero las últimas semanas debían haberla dejado completamente agotada.
Su garganta estaba seca, e, inclinándose sobre a poltrona a su lado, llamó a la azafata con una seña.
- Ah, finalmente se despertó - la saludó la azafata. - Se perdió la cena... pensé en despertarla, pero no quise incomodarla. Le gustaría comer algo ahora? Queso y saladitos, tal vez , y quizás un vaso de vino tinto?
- Sólo agua , por favor - pidió Janey.
Y entonces , cuando la azafata le entregaba una botella de agua y un copa, Janey oyó una familiar voz masculina, viniendo de algunos asientos mas adelante . "Quiero ver “Erin Brockovich" - exigió la voz, con la impaciencia de un niño - y Janey de repente se quedó impresionada al notar esa combinación de voz masculina con petulancia infantil.
- Lo siento mucho, señor- se disculpó la azafata a su lado. - Pero sólo tenemos tres películas, que ya fueron requeridas por otros pasajeros.
- Bien, entonces revisen este avión para encontrar la película ! - gritó la voz, como si no fuese capaz de entender por qué ella no lo había hecho eso todavía.
- Lo siento mucho, señor, pero otros pasajeros ya ...
- Díganle que devuelvan la película. Dígales que es para mí...
La azafata dio un suspiro, y se encaminó hacia el fondo de primera clase, haciendo una mueca de impaciencia. Después que ella pasó, Janey se levantó ligeramente y espió los asientos . Si , pensó ella, tenía razón . Reconoció los tres pelos locos sin peinar, era Comstock Dibble.
Se recostó en su asiento . Él también debía estar yendo a la ceremonia del Oscar y sin duda después iba a asistir a la fiesta de Vanity Fair. Sería necesario cometer un delito mucho mayor que pagarle a mujeres para acostarse y falsificar guiones para ser excluido de esa fiesta. Era un hombre, después de todo , y los hombres en Hollywood lo podían todo...
Probablemente él debía estar pidiendo la película “Erin Brockovich” , Janey adivinó.
- Señores pasajeros - anunció la voz del comandante por los alto parlantes. - Ahora estamos sobrevolando el Gran Cañón . Si miran a su derecha, verán una increíble puesta de sol...
Janey estaba del lado izquierdo del avión, de forma que, naturalmente, no podía ver el crepúsculo pero miró por la ventanilla igualmente , pero sólo vio una larga extensión de arena rojiza.
Y entonces oyó:
- Janey? Janey Wilcox?
Ay mi Dios, ella pensó . Se dio vuelta y miró a la mujer de pie en el corredor a su lado. Ella se parecía a un travestí, con una mandíbula cuadrada de hombre y hombros anchos, combinado con cabellos excesivamente oxigenados y uñas de acrílico rojas innecesariamente largas.
- No te acuerdas de mí ?-preguntó ella, con voz ronca. por la voz, parecía haber pasado una noche de juerga.
- Ah, Dodo - dijo Janey, sacudiendo la cabeza en reconocimiento.
- Finalmente te encuentro ! - exclamó Dodo. - debo confesar que nunca hubiese esperado verte en este avión!
Janey llevó el vaso a los labios y le dio una sonrisa tensa a Dodo.
- Por qué no estaría aquí ? - ella preguntó.
- No digo que no deberías estar - la corrigió Dodo rápidamente , como para disimular un posible insulto. - Está yendo a ver la entrega del Oscar?
- Claro - dijo Janey, sin impresionarse. Vos, también?
- Estoy haciendo la cobertura - asintió Dodo, haciendo una mueca . - Es mucho trabajo pero la cadena de televisión está haciendo recortes en el presupuesto y eliminaron la primera clase . Por eso todos tenemos que viajar en clase ejecutiva...
- Qué pena - dijo Janey. Dodo era un plomazo. Y para intentar librarse de ella, agregó : - Bien, imagino que nos veremos en la fiesta de Vanity Fair...
- Ah! - dijo Dodo, levantando las cejas. - va a estar allá también?
- Naturalmente - concordó Janey. - Fui invitada para o cena.
- Ah, SI? - dijo Dodo, boquiabierta. Y como si eso fuese demasiada para ella, pidió permiso y fue al baño .
Los pasajeros de la clase ejecutiva tenían expresamente prohibidos usar los baños de primera clase y, por un segundo, Janey sintió ganas de denunciarla a la azafata . Pero el hecho que ella fuese a la cena de Vanity Fair, y Dodo no, sumado a la realidad de que Dodo ahora ya sabía eso, y eso era castigo suficiente.
Si la oportunidad no golpea a tu puerta , construye una puerta - Milton Berle
En el baño de primera clase, Dodo, sentada en el inodoro, reflexionó sobre esa información. Cómo era que la imbécil de Janey Wilcox había sido invitada a la cena del Oscar de Vanity Fair e ella no? Ya hacia años que ella intentaba ser invitada a ese evento, pero cada año le decían "este año no puede ser ", "tal vez debas intentarlo el año que viene", que traducido significaba, "cuando seas más famosa".
La vida era tan injusta! Dodo pensó , extrayendo un pedazo de papel higiénico para sonarse la nariz que no paraba de gotearle. Todo aquello sólo servía para demostrar que el trabajo arduo no llevaba a nada...
Y de repente Dodo entendió por qué y casi soltó una carcajada bien alta, de tanta alegría. Tenía una amiga que trabajaba en Vanity Fair- una reportera llamada Toby Young, que alguna vez le había contado que todos los años los editores invitaban a la fiesta a una mujer a quien secretamente habían nominado como "La Estúpida del año” . Y, obviamente, Janey había sido escogida ese año.
Apenas podía esperar para salir del avión y llamar a Mark, Dodo pensó. Mark iba a divertirse mucho con eso , y cómo se iban a reír todos sus otros amigos... Janey Wilcox, la Meretriz Modelo... ahora era...
Pero después reflexionó mejor: aunque fuese realmente la Estúpida del año, el simple hecho de que ella asistiera a la cena de Vanity Fair ya le daría una especie de distinción que podría representar una ventaja.
Tal vez fuese importante intentar conocer mejor a Janey Wilcox
Y con eso en mente, Dodo salió del baño decidida a "hacerse amiga de Janey ".
- Janey - Dodo dijo, con voz dulce.
Janey la miró enojada, como si no pudiese creer que Dodo había vuelto.
- Puedo sentarme aquí ? - ella pidió , mirando el bolso Louis Vuitton, que Janey había puesto en asiento a su lado para evitar esa posibilidad.
- Estoy un poco cansada, pero ... - dijo Janey, sacando el bolso y colocándolo debajo del asiento .
- Gracias - dijo Dodo, sentándose . - Muy bien - ella continuó , como si estuviesen en medio de una larga conversación. - Debo le confesar que realmente te admiro. Creí que yo era fuerte, pero vos debes tener la fuerza de un caballo. Si las personas estuviesen diciendo de mí lo que dicen de vos... - Dodo se rió acercándose tanto a Janey, que ella sintió su aliento alcohólico
- Si todos no vamos a escandalizar cada vez que una mujer recibe dinero por sexo ...
Dodo se rió escandalosamente de su propia broma, y dos pasajeros da primera clase se dieron vuelta y la miraron feo .
- .. Y eso de meterse con tu vida personal ... ! - comentó Dodo bajito.
Janey se estremeció. Había sido un error dejar que Dodo se sentase a su lado . Dodo estaba lejos de ser una persona con la cual ella debería ser vista, principalmente ahora...
Y entonces Dodo dijo una cosa que le capturó su atención.
- Me pareció horrible ... eso que Selden Rose hizo con vos.
- Cómo? - dijo Janey.
- Despreciable, realmente- dijo Dodo, frunciendo la frente indignada.
Janey se quedó boquiabierta - Toda la prensa ya sabía todo sobre lo que había pasado con Selden ?
- Estás siendo muy valiente - prosiguió Dodo, sacudiendo a cabeza . - Yo le dije a Mark que, si él pensar hacerme una cosa así , yo literalmente lo mataría. O contrataría a un sicario para matarlo...
Janey sintió un estremecimiento recorrerle el cuerpo.
- Mark? - preguntó.
- Bien, fue Mark quien me lo contó - dijo Dodo, disgustada. - aunque no hubiese motivo por el cual no debería contarlo . Quiero decir, prácticamente todos en Splatch Verner saben eso. ..
Una alarma se disparó en la cabeza de Janey.
- Es una cosa horrible que una empresa obligue a un hombre a tomar una decisión así - dijo Dodo. - Ciertamente revela como anda el mundo empresarial en los Estados Unidos ... Para mí, estás mucho mejor sin él, y fue eso exactamente lo que le dije a Mark.
Janey se recostó en el asiento, azorada.
- Francamente, Dodo - Janey dijo. - no fue exactamente eso lo que sucedió. Él me suplicó que me quedase...
- Bien, sea como fuera , espero que te vengues de ese canalla por todo lo que te hizo ! - exclamó Dodo, furiosa.
- Ah, si - dijo Janey, asintiendo con la cabeza. Si por lo menos Dodo se fuese ... Necesitaba poner sus pensamientos en orden...
La azafata pasó por allí, y Janey le lanzó una mirada suplicante. Ella le hizo señas con la cabeza, para mostrarle que la entendía, y se inclinó al lado de Dodo.
- Perdóneme, señora - dijo -, pero si no es pasajera de primera clase, voy a necesitar pedirle que vuelva a su lugar. Vamos a aterrizar en pocos minutos...
Dodo se levantó y, lanzando una mirada fulminante a la azafata, desapareció detrás de la cortina azul que separaba la clase ejecutiva de la primera clase.
Mierda! pensó Janey, enojada. Por qué había dejado que Dodo se sentase allí ? Cuando ellos llegasen , ella iba a comenzar a desparramar esa historia por todo New York y Los Angeles, y encima diría que había hablado personalmente con Janey en el avión. Y , una vez más, la historia no iba a ser correcta - por lo que entendía, era ella quien había repudiado a Selden, y no al revés . Pero ahora, que había salido de New York , naturalmente todos iban a pensar que Selden se había separado de ella para poder quedarse con su empleo, y cómo repercutiría eso en la imagen de ella? Había gente que trataba a sus mascotas con más respeto y afecto que lo que Selden la había tratado a ella...
Era sólo otra cosa mas que iba a necesitar desmentir, Janey pensó amargada.
Por lo menos estaba en posición de hacer algo al respecto, ella pensó - e iba a comenzar a hacerlo a la noche siguiente, en la fiesta da Vanity Fair. Sacó el bolso de abajo del asiento y lo abrió .
En la parte superior estaba el estuche con el collar y la invitación , y, como que para tranquilizarse, diciéndose que todo estaba bien, Janey abrió el estuche y sacó la invitación de dentro de el .
Los bordes estaban tan afilados como el día que la había recibido; todavía estaba en perfectas condiciones. Cuando la fiesta terminase, ella iba a guardarla como recuerdo , iba a conservarla para siempre. No era esa su amuleto de buena suerte?
La invitación había llegado a su vida , como por intervención divina, al final de ese día en que ella había alcanzado las profundidades de la desesperación. Aquella mañana, el titular del New York Post anunciaba en letras gigantes: “MERETRIZ MODELO REPUDIADA”. El artículo mencionaba el hecho de que su contrato con Victoria Secret no sería renovado; ella había sido reemplazada por una modelo más joven (y presumiblemente menos controvertida): una muchacha de 21 años. Pero lo mas irritante fue la declaración de Jerry Grabaw.
"Janey adoraba trabajar para Victoria Secret, pero parece que ahora llegó el momento de que ella empiece con otros proyectos ", había dicho él. Y agregó : "Janey Wilcox es una sobreviviente."
Janey ya sabía hacia mucho tiempo que su contrato no sería renovado, y casi ya se había conformado con esa idea , hasta ver la palabra "sobreviviente". Como odiaba esa palabra! "Sobreviviente" era alguien que necesitaba escalar con las manos hasta lo alto de una montaña, alguien que apenas conseguía llegar vivo allá. Y eso era absolutamente diferente a como había sido su vida después que había conseguido salir del yate de Rasheed. Ella era una vencedora, no una sobreviviente, y esas dos cosas eran valores completamente diferentes.
La palabra la había dejado tan irritada que ella había ido hasta la oficina de George cobrarle su deuda .
El encuentro no había terminó exactamente como ella había pensado, pero qué podía esperar? A George le gustaba jugar a ser el todopoderoso, pero en el fondo era un inútil - tan completamente inútil como Selden. Ella debía haberse dado cuenta de eso el día que le había practicado sexo oral. George era prácticamente impotente; ella había necesitado unos buenos diez minutos para conseguir que ese pene flácido tuviese algo parecida a una erección. ..
Y entonces, sintiéndose absolutamente despreciada, ella había vuelto a su casa. Y cuando se había sentado, estaba en un pozo tan hondo que hasta había pensado en suicidarse... y entonces llamaron de la portería . ..
La invitación había sido entregada personalmente , y aunque hubiese llegado inesperadamente, Janey no se había sorprendido de recibirla. Todo el tiempo había sabido que algo increíble le iba a suceder, que algo iba a aparecer para sacarla de esa situación horrible -después de todo , su vida siempre había sido así. Sin embargo , por un breve momento, después de rasgar el sobre y de haber visto el contenido, ella se preguntó por qué la habrían escogido para recibir ese honor tan especial, cuando la mitad de la población de New York parecía sentir vergüenza de ser vista con Janey Wilcox. Y pronto había comprendido el por qué : los editores de Vanity Fair sabían que ella era una estrella; tal vez estuviesen mismo planeando escribir un artículo especial sobre ella . Y por qué no? Janey pensó . A esa altura ya debía estar claro que el público se moría de ganas de leer una nota sobre ella...
Y, de repente, aquella tarde, el mundo se había enderezado otra vez. Y todo habría acabado saliendo bien, Janey pensó , recostándose en el asiento, si no fuese por Selden.
Ella sabía que el sufrimiento de la separación llegaría en algún momento, pero en ese mismo momento , ella no podía darse el lujo de ser débil y ceder a sus sentimientos. Habría mucho tiempo para llorar después (siempre había tiempo para eso ), pero ahora necesitaba encontrar un modo de dar vuelta esa historia a su favor.
Janey suspiraba y espiaba por la ventanilla del avión. Una serie de posibilidades se le pasó por la cabeza, pero de repente ella vio que tal vez no fuese necesario mentir. No acababa de presenciar el efecto de la historia “ de la esposa abandonada” en Dodo Blanchette? Dodo había quedado indignada al saber de la traición de Selden, y si ella había reaccionado así, otros también podrían reaccionar de la misma forma. Le diría a la gente que Selden Rose era el único hombre que ella había amado, y que no podía creer que él le hubiese hecho eso a ella. Iba a decir que estaba emocionalmente arrasada, y por qué no? Janey pensó muy convencida . Después de todo, no había nada que conmoviese más a los hombres que la trillada historia de una bella mujer acusada injustamente...
Y con esa historia se ganaría el apoyo y la comprensión del público femenino.
Y encima de todo , Janey pensó , mirando el bolso , tenía el guión para probar que todo era una mentira .
Delante de si, oyó a Comstock Dibble reclamándole a la azafata que el champagne no tenía gas, y de repente una idea terrorífica se le pasó por la cabeza. Tendría el coraje de ejecutarla ? Janey pensó alborozada, su corazón latiendo ferozmente en su pecho. Por qué no? No era exactamente lo que había pensado en París en ese día, antes de enterarse de esa nota publicada por el Post? Que si una persona pasaba todo el tiempo intentando superar el pasado, nunca tendría un futuro?
Se mordió un dedo. Iba a pasar el resto de su vida intentando encubrir un error cometido en su juventud? Fingir que aquello no había sucedido no servia de nada . Una vez más, ella haba retornado a punto cero o sea el punto de partida Ñ estaba sin empleo, sin dinero (a no ser por sus ahorros ) y sin un hombre - y teniendo que defender su reputación con apenas su belleza a su favor...
Janey se estremeció. En tres meses cumpliría 34 años, y en algunos años sería una cuarentona. Y si su vida continuase repitiendo el mismo patrón? Y si terminase como una de esas mujeres que nunca llegan a ningún lugar , que llegan a los cuarenta sin un marido y sin una carrera? Ella había visto mujeres así en las fiestas, riéndose escandalosamente y usando ropas diseñadas para muchachas de 25 años y, aún así , ni siquiera un canalla como Comstock Dibble las miraba dos veces ...
No!, Janey casi gritó. No iba a acabar así . Necesitaba arriesgarse. Por qu negarse una oportunidad? No vivía siempre escogiendo el atajo más cómodo porque tenía miedo - miedo a no ser lo suficientemente buena , o a descubrir que, en verdad, no era lo que creía ser? El miedo la había empujado a los brazos de Selden; el miedo la había conducido a George y a toda la confusión que eso había causado . Verdaderamente le preocupaba el hecho que las personas se enterasen de su pasado? Ya había sido llamada públicamente prostituta - Qué más podría hacerle la vida ? No había sobrevivido a ese escándalo ...?
Ay, ella pensó . Otra vez esa palabra "sobreviviente". Pero tal vez no fuese tan mala. Tal vez , para vencer, una persona primero tendría que ser una sobreviviente...
Entonces, poniéndose de pie , fue hasta la parte delantera del avión.
- Hola, Comstock - Janey lo saludó con voz cautivante, como si nada hubiese sucedido entre ellos.
El miró hacia arriba y frunció el ceño , irritado con a interrupción, y entonces, al reconocer quien era, sus ojos se endurecieron como dos piedras frías.
- Qué quieres? - el preguntó.
Janey se inclinó sobre el asiento.
- No crees que sería mejor que los dos fuésemos vistos conversando?
El estaba a punto de protestar, pero entonces un brillo lascivo apareció en sus ojos. Él golpeó con su mano el asiento a su lado.
- Sobre que deseas conversar? - el indagó.
- Mi guión - dijo ella, entregándole las páginas rosas.
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