jueves, 26 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CANDACE BUSHNELL - CAPITULO 47 - EPILOGO

CAPITULO 47

Es un doble placer engañar al que engaña. Nicolás Maquiavelo


Janey Wilcox se quedó parada en el medio de ese grupo selecto, asintiendo con la cabeza.
Para un observador cualquiera, ella parecía estar en pleno control de la situación, con los labios relajados en una sonrisa agradable y su atención concentrada en el presidente de la American Pictures - una mujer de unos 45 años llamada Candi Clemens - quien estaba en el medio de una historia sobre la fiesta de cumpleaños de su hijo de tres años. Pero, por dentro una decena de diferentes pensamientos y emociones pasaban por su cerebro...
Janey sabía que iba a ser fotografiada, pero no estaba preparada para semejante exaltación, ni para esa demostración de afecto tan efusiva. Apenas dos semanas atrás, era una paria y objeto de ridiculización de los fotógrafos, pero ahora , que al parecer todos sabían que ella había escrito un guión , era gratificante ver finalmente sucediendo todo aquello que ella siempre había previsto. Había necesitado ser escoltada por dos seguridades para poder entrar en la fiesta y, en la conmoción , se le había caído la cartera...
Por un momento, se quedó en el piso , olvidada, mientras ella , deslumbrada admiraba el salón. Y entonces un hombre había aparecido de la nada a su lado. Tomó la cartera de ella del piso , y, al entregársela, Janey podía jurar haberlo oído murmurar la palabra "encantadora". ellos se miraron y ella casi perdió los sentidos cuando se dio cuenta quien era él - Tanner Cole, el actor de cine.
- Gracias - susurró Janey.
- De nada - dijo él, con una bella sonrisa. Él se apartó, y mientras ella lo veía encaminarse al bar. .. Pero luego lo vio conversando con Rupert Jackson en el bar. Con una sonrisa, se acordó de esa primer fiesta en la casa de Mimi, y se preguntó si Cole también sería gay, y se juró no cometer otra vez el mismo error . Si al menos Bill Westacott estuviese allí para orientarla, Janey pensó , contrariada. Bill! Hacia meses que no pensaba en él, y era bastante posible que él estuviese en Los Angeles. Hizo una anotación mental para intentar encontrar Bill al día siguiente - si se iba a quedar en Los Angeles (y estaba comenzando a creer que si) , precisaría aliados...
Pero Janey no tuvo un segundo más para pensar en eso, porque cuando avanzó un paso en el salón, fue prácticamente rodeada por un grupito de personas que venían a felicitarla, entre ellas el editor de Vanity Fair y Candi Clemens, presidente de la American Pictures. Janey no sabía mucho cosa sobre Hollywood pero inmediatamente sintió que Candi Clemens era una de las personas más importantes del salón - y que ser reconocida por ella era una verdadera honra. Y mientras estaba allí de pie escuchando a Candi describir la fiesta de su hija decidió aprovechar al máximo ese instante.
- Entiendes, verdad, Janey? - Candi decía- En la fiesta había unos cincuenta niños ... los niños aquí aprenden a comer sushi al mismo tiempo que aprenden a caminar...
Janey asintió sabiamente; no tenía idea de que hubiesen tantos niños así en Hollywood.
Candi Clemens, que debía medir más o menos l,65cm y no pesaba más de cincuenta kilos. En New York , Janey pensó , Candi no sería mas que una mujer anónima mas de Park Avenue, una ama de casa casada con un bancario y miembro de la asociación de padres de la escuela particular de sus hijos. Pero no estaban en New York , se acordó con felicidad, y allí, en Los Angeles, Candi Clemens comandaba un estudio cinematográfico. Janey entendía que las personas tuviesen un cierto temor de ella, y aunque no supiese bien qué hacía Candi en American Pictures, ya comenzaba a pensar que ese título, "presidente de un estudio cinematográfico", sonaba como el cargo más glamoroso do mundo...

Candi era capaz de comportarse como una verdadera preocupada, pero esa preocupación real no le impedía estar igualmente interesada en intentar quitar el proyecto de Janey Wilcox de las manos de Comstock Dibble. Esa misma mañana, su secretaria había entrado corriendo en la oficina de ella con esa novedad : Comstock iba a producir un película basada en un guión escrito por la Meretriz Modelo. En ese mismo momento Candi había resuelto que iba a disputarle ese guión.
Y entonces , mientras Candi describía las barbaridades perpetradas por los carbohidratos, también evaluaba, discretamente, el carácter de Janey. Ya había oído comentar que Janey Wilcox sería declarada la Estúpida del año y bajo circunstancias normales jamás le habría prestado atención a una mujer así . Para Candi, las rubias estúpidas eran como plancton - parte necesaria de la cadena alimenticia -, pero Janey Wilcox no era una tonta cualquiera. Durante semanas Candi había seguido la historia de Janey, preguntándose qué tipo de mujer sería aquella capaz de sobrevivir a un ataque público a su reputación. Y ahora, estudiándola disimuladamente, Candi pensó haber descubierto la respuesta. Al contrario de Tanner Cole, quien había detectado en ella la tristeza de un ángel fatigado, Candi Clemens miró a Janey Wilcox y vio un mar infinito de ambición.
Y le gustó lo que vio.
El proyecto de Janey sería de ella, Candi decidió. Pero no iba a tocar el tema durante la fiesta de Vanity Fair, pues sería fácil demasiado, y además no era así como se cerraban los tratos en Hollywood. Las negociaciones necesitaban transcurrir bajo una especie de sigilo que rivalizaba con el de la CIA, por lo tanto , Candi le preguntó a Janey su tenía hijos.
Janey, por supuesto, nada sabía de sus maniobras y manejos , pero dándose cuenta que era una oportunidad de promoverse, suspiró arrepentida.
- Me gustaría tener - Janey dijo con tristeza. - Incluso estaba planeando eso, pero mi marido...
- Ah, si - dijo Candi, comprensivamente, recordando que Janey estaba casada con Selden Rose. Sheila Rose, ex esposa de Selden, era una de sus mejores amigas, y repentinamente el hecho que Janey hubiese escrito el guión, con todas las implicaciones que eso tendría , hizo que el deseo de apoderarse del proyecto fuese irresistible.
- Debes venir a mi casa almorzar el domingo - la invitó Candi con firmeza, como si no dudase que Janey aceptaría. - Sólo será una pequeña reunión . Hacemos eso todos los fines de semana. Voy hacer que mi asistente te llame mañana para darte la dirección.
- Me encantaría - dijo Janey, estaba loca de placer al constatar que, aunque sólo había llegado a Los Angeles hacia menos de 24 horas, ya había sido invitada por la presidente de un estudio a su casa particular...
Pero apenas tuvo tiempo de regocijarse porque cuando Candi se apartó (para saludar a Robert Redford), Rupert Jackson vino corriendo para hablar con ella.

Pero Rupert Jackson no era la única persona que observaba a Janey Wilcox. Desde el otro lado del salón, Comstock Dibble se secaba el sudor del rostro mientras fingía estar interesado en la historia del actor Russell Crowe sobre su banda de rock . De reojo vigilaba la conversación entre Janey y Candi Clemens, y no estaba nada contento. Si Candi Clemens pensaba que podía robarle a su nueva estrella, estaba completamente equivocada. Janey Wilcox había sido descubierta por él, y planeaba quedarse con ella en forma exclusiva. Todavía no sabía bien qué debería hacer con Janey (a cierta altura, sin duda, iba a tener que excluirla del proyecto), pero mientras tanto planeaba mantenerla muy ocupada con reuniones sin sentido para hacerla sentirse importante, y si era necesario pagarle el hotel, se lo pagaría. Y eso sería muy satisfactorio, principalmente porque lo estaría pagando con el dinero de George Paxton...
A uno metro o dos de él, un hombre alto y delgado observaba el andar de Janey mientras ella atravesaba el salón con Rupert Jackson. Notó que ella era bella, pero en vez de ver los contornos esculturales femeninos, vio una cifra más agradable. A los 42 años, Magwich Barone era el agente más poderoso de Hollywood, muy conocido por sus hazañas sexuales, así como por su capacidad de intimidar a los presidentes de estudio y conseguir mas dinero para sus representados. Janey Wilcox, pensó él, era una figura perfecta. Ya era una estrella, y si no pudiese lucrar con eso, devolvería su acreditación a la Asociación de Agentes y Representantes de los Estados Unidos. Ya la veía como una marca comercial en potencial... Tal vez hasta comenzase vendiendo su propia línea de ropa interior. Pero Magwich sabía sobre el proyecto con Comstock Dibble, y planeaba inmiscuirse en el asunto...


Dos horas después , casi a la medianoche, varias limosinas negras subían por Sunset Plaza Drive hasta la mansión de Tanner Cole. En el asiento trasero de una de ellas, venía un trío compuesto por Janey Wilcox, Jenny Cadine y Magwich Barone.
Magwich abrió una botella de champagne , miró a Jenny Cadine y le preguntó:
- Champagne, querida?
- Sabes que no bebo - respondió Jenny, con malos modales, como si no pudiese creer que Magwich no supiese de eso. Estaba sentada al lado de Janey y, desde que Comstock Dibble las había presentado en la fiesta de Vanity Fair, andaba enojada con la vida porque esa tal Janey Wilcox, que ni siquiera era una actriz, era más bonita que ella y principalmente porque Jenny había descubierto que Janey Wilcox no era una feminista famosa...
- Si no me equivoco ... - dijo Magwich con una sonrisa sarcástica . - Tampoco nunca fumaste un cigarrillo en la vida - él continuó , haciendo una mueca- Y sólo tienes 28 años. O has resuelto tener 29 ahora, sólo para que la prensa no sospeche?
- Magwich! - lo reprendió Jenny, tomando la copa. Se dio vuelta hacia Janey con una familiaridad amistosa y dijo :
- Ves lo que tenemos que soportar aquí en Hollywood?
- Ah, si - dijo Janey, con una sonrisa calculadora. - debe ser horrible para vos. - Se recostó en el asiento y miró a Jenny Cadine ya Magwich Barone. En parte, apenas podía creer que estaba en una limosina yendo a una fiesta post entrega del Oscar con uno de los mas importantes agentes y una de las mejores actrices de Hollywood, pero debido a la naturaleza surrealista de toda esa noche , no debería estar sorprendida. Era una de esas raras noches en las que parecía que cualquier cosa podía suceder, y había resuelto dejarse fluir , para ver hasta donde sería capaz de llegar. Como tantas personas que había conocido, Magwich y Jenny eran muy diferentes a los habitantes de New York, pero ella ya había estado en contacto con culturas extranjeras antes, y aprendía rápidamente...
- Dime , Janey Wilcox - habló Magwich, pasándole una copa de champagne. - Supongamos que un genio sale de una botella y te pudiese otorgar un empleo en Hollywood , qué escogerías? Piensa en la cosa más fantástica que puedas imaginar. Es momento de realizar tus deseos...
Janey lo miró y casi se rió. Ya había descubierto la propensión de Magwich a decir cosas que parecían sacadas de un guión de una película bizarra. A pesar de que era mas feo que un bicho , se comportaba como si fuese una combinación de Cary Grant y Walter Matthau, y, en medio de la fiesta, cuando Comstock le había presentado a Janey y a Jenny Cadine Magwich Barone apareció súbitamente de la nada . Levantando sus cejas hacia Comstock Dibble, como si Comstock fuese un niño a punto de cometer una travesura, se presentó : "Magwich Barone a tu disposición ". Y antes que Janey pudiese abrir la boca para decir algo, Magwich tomó su brazo, y la llevó a un rincón y le dijo :
- Ah! Soy tu nuevo agente .
- Cómo ? - preguntó Janey. Naturalmente, había oído hablar del legendario Magwich Barone y no sabía bien si debía dejar que un hombre así fuese su agente. Pero ya podía ver que Hollywood era un lugar donde una muchacha necesitaba tener aliados, por eso no protestó, principalmente cuando él dijo : "Ese Comstock Dibble es un taimado como un zorro y no debes dar un paso más hasta que yo haya examinado tu contrato." Y cuando ella le dijo que todavía no había firmado ningún contrato, , él se puso muy alerta...
Y después le había parecido perfectamente natural que él la acompañarse a la fiesta de Tanner Cole, y que Jenny Cadine viniese con ellos...
- Magwich - suspiró Jenny Cadine, enojada. - Janey ya tiene un empleo. Ella es una feminista!
Janey le sonrió a Magwich y él le respondió con un guiño de ojo conspirador . Janey no conseguía entender de donde Jenny Cadine había sacado esa idea, y aunque ella se había declarado feminista , tenía la sensación de que en Hollywood "feminista" era una palabra ligeramente obscena. Ya era suficiente que gran parte de Hollywood estuviese pensando que era una especie de prostituta.


- Quieres saber cuál es mi sueño? - ella preguntó. Y cuando Magwich, ansiosamente, respondió afirmativamente , Janey cerró su polvera bruscamente y lo miró de un modo atrevido. - Quiero ser como Candi Clemens - Janey declaró . - Voy a ser presidente de mi propio estudio de cine...
Magwich dejó escapar un silbido. Por un momento, pareció sorprendido, pero Janey no se amilanó . Mirándolo a través de sus pestañas semi cerradas, le sonrió . - Si vas a ser mi agente, querido, necesita entender quien soy realmente - dijo. A Janey no le importaba si él le creía o no . Después de todo , le había dicho a todos en New York que sería una productora de cine , y aunque ellos se hubiesen burlado de ella, sólo bastaba con mirar a donde ella estaba en ese mismo momento...
Dándose vuelta para mirar por la ventanilla, vio que el automóvil pasaba por un portón de madera en lo alto de una colina. Allí había una enorme casa de estilo español. El automóvil fue hasta la entrada y se detuvo .

Los tres pasajeros salieron . Magwich metió su mano debajo del brazo de Janey.
- Vas a necesitar acordarte de una cosa, Janey - dijo él serenamente. - Soy tu agente. Me gustan las personas ambiciosas . - él hizo una pausa. - Pero por el momento , querida - dijo él, lanzándole una mirada significativa -, guarda esos pensamientos para vos misma. Vas a descubrir que en esta ciudad sólo hay dos formas de progresar en la vida . O dejas que las personas piensen que sos una estúpida o haces que las personas te teman. Mi plan es dejar que ellos piensen que sos una estúpida. Mas tarde acabaremos con todos ellos.
Janey abrió la boca para protestar, pero de repente pensó mejor el asunto. Era una muchacha nueva en la ciudad y estaba decidida a no equivocarse. Al menos , necesitaba entender las reglas de juego antes de quebrarlas...
- Por supuesto, mi amor - respondió ella.
Su aceptación fue recompensada con un aprieto por parte de Magwich.
- Esta noche, mi amor - dijo él, susurrando al oído de ella -, Sólo quiero que actúes como una estrella.
Ella es perfectamente capaz de hacer eso , Janey pensó , entrando en la casa. Ella siempre se había considerado una estrella o no ?
Un mayordomo inglés con uniforme abrió la puerta, y, pasando por un vestíbulo, los tres entraron a una amplia sala de estar. La sala estaba repleta de sofás y asientos su de cuero, pero Janey apenas notó la decoración, porque su mirada fue inmediatamente atraída por Tanner Cole.
El estaba de pie junto a la chimenea, con el brazo apoyado en un estante; se había sacado el smoking y vestía pantalones de algodón que le daban la imagen de un clásico macho americano. Tenía el tipo de presencia carismática que atrae los ojos de todos en el salón, y, durante toda la fiesta de Vanity Fair, Janey había hallado imposible no mirarlo furtivamente . En diversos momentos, a lo largo de la noche, ella lo había sorprendido mirándola fascinado, y a juzgar por la manera como la devoraba con los ojos, ella había llegado a la conclusión que él no debía ser gay para nada.
Una vez más, él miró hacia arriba y la vio , sus ojos se abrieron ampliamente al reconocerla. Pero como él no mostró intención de aproximarse a ella, Janey simplemente le dio una sonrisa muy rápida. Podía darse cuenta que él era un hombre al que le gustaba hacer todo a su manera, y entonces , por el momento , iba a esperar. Iba a dejarlo venir hacia ella, y estaba absolutamente segura
de que él vendría...
Y cuando le dio la espalda , casi se tropezó con Craig Edgers.
El estaba sentado en el extremo de un largo sofá de gamuza marrón, con las piernas extendidas hacia adelante, mirando melancólicamente a su martíni. Craig había llegado a Los Angeles hacia apenas tres días, pero ya comenzaba a entender que ser un novelista famoso en New York era una cosa, y, en Los Angeles, una cosa muy diferente. En New York , todos parecían conocerlo pero en Los Angeles, él era prácticamente invisible. Un año antes, eso no le habría importado, pero seis meses de éxito le habían enseñado a esperar adulación , cosa que en Los Angeles no recibía - ni una gota. Hasta el momento no había encontrado una persona que efectivamente hubiese leído su libro, y esa mañana, en una reunión con un joven ejecutivo de la Fox Searchlight, el muchacho había tenido la temeridad de sugerir que reemplazase el personaje principal por el de una mujer de 25 años...
Y ahora, su viejo amigo Tanner Cole había insistido en que se quedase despierto y participase de la fiesta. Craig era un hombre de mediana edad pero ya era más de medianoche, y tenía la clara sensación de que se le estaba pasando el momento de irse a dormir ya había pasado. Pero si se retirase a su cuarto, Tanner quedaría decepcionado - y a la mañana siguiente miraría a Craig con ojos funestos, y Craig iba a sentirse un fracasado. Tanner Cole era diferente a cualquier otro hombre, pensó Craig; poseía una sensibilidad fuera de lo común que al principio parecía ser una actitud afectada, pero que, después de casi veinte años de amistad, Craig estaba absolutamente seguro que era auténtica. Era capaz de transformar el clima de un ambiente con una simple mirada , si Tanner estaba feliz, todos sentían que la vida era maravillosa, pero si estaba melancólico, hacía que las personas pensasen que estaban en el infierno...
El levantó la cabeza, queriendo atraer la mirada de Tanner, pero en vez de eso miró hacia arriba y vio a Janey Wilcox de pie delante suyo . El shock fue tan grande que casi derramó su bebida. Era como si hubiese visto a alguien resucitado de entre los muertos, y a juzgar por la expresión en la cara de ella, la sorpresa había sido mutua .
- Craig - Janey exclamó azorada. No podía imaginar qué estaría él haciendo en la fiesta de Tanner Cole, e inmediatamente se acordó de la advertencia de Selden - que ella había "arruinado" la vida de Craig. Craig iba a dirigirle la palabra? Ella pensó , y antes que él tuviese la oportunidad de ignorarla, ella se sentó a su lado.
Craig estaba enojado con Janey, pero aunque se dijese a si mismo que era debido a la confusión que ella había creado con el guión de Los Obstáculos , la verdad era que se sentía frustrado por el hecho que ella súbitamente hubiese desaparecido de su vida.

Seguramente Janey tenía un motivo para eso , pero aún así él sentía que ella podría haberlo telefoneado - además, debería haberlo llamado para explicarle la situación personalmente. En las últimas tres semanas, él había pasado a odiarla, creyendo que ella había intentado usarlo de alguna forma (aunque no supiese exactamente cómo), y su rencor era igual al de un amante rechazado, que no logra entender por qué fue súbitamente abandonado. Durante el mes de enero y parte de febrero, cuando ella venía a su apartamento todos los días por las tardes para discutir el guión, él había comenzado a creer que ella se estaba enamorando de él. Nunca se le pasó por la cabeza que esa posibilidad era improbable; después de todo , Janey le había afirmado más de una vez que él era genial. Los dos, había creído él , eran como Arthur Miller y Marilyn Monroe...
Craig era lo bastante astuto como para esconder sus sentimientos, y por lo tanto , aunque secretamente le gustase que Janey se hubiese sentado a su lado , quería que ella supiese que lo había decepcionado.
- Hola, Janey - Craig la saludó formalmente, tomando un trago de su copa, y mirando enojado a algún punto en la media distancia.
- Craig - le dijo ella suavemente , acercándose un poco más . - Estoy muy contenta de volver a verte. Hollywood es maravillosa, pero... es bueno ver un rostro familiar .
- Ah, si ? - retrucó Craig petulantemente. - Estás queriendo decirme que todas estas personas a tu alrededor no son tus amigos?
- Claro que no - exclamó Janey. - No conozco a nadie ... profundamente . Llegué anoche. Vine a la fiesta de Vanity Fair- Janey no logró resistir la tentación de mencionarlo - Y, naturalmente, todos fueron muy gentiles, pero no son como nosotros, entiendes ?
Craig sabía muy bien eso, y se vio obligado a concordar.
Tomó un trago más. Sentía que estaba comenzando a ceder a la fascinación de ella otra vez, pero no quería entregarse tan fácilmente . Ella lo había amargado y merecía ser castigada. Craig pensó en levantarse , pero la verdad era que Janey era la única persona allí que él conocía, y quería conversar con ella...
- Podrías haberme llamado - Craig insistió .
- Quería hacerlo - reaccionó ella, indignada. Y bajando la mirada , dijo : - Pero no pude. Selden... - ella llevó sus dedos a los labios, como si no supiese si debía continuar.
- Selden? - preguntó Craig. Su tono fue de desprecio - En las semanas en que se había descubierto enamorado de Janey, había comenzado a pensar en Selden como su enemigo . No es suficientemente bueno para Janey, había decidido ; no era una persona sensible...
Janey interpretó el tono de él como una oportunidad para hablar.
- Sé que sos uno de los mejores amigos de Selden - comenzó a decir ella, deliberadamente exagerando la situación para conquistar la simpatía de Craig. - Probablemente no debería estar contándote eso, pero durante el mes pasado fui prácticamente una prisionera en mi propia casa. Selden no me dejaba salir... Ni siquiera me dejaba usar el teléfono. Janey hizo una pausa, para evaluar el efecto de sus palabras, y satisfecha por la cara de injuria que Craig puso , prosiguió : - Estoy segura que ya sabes que Selden y yo nos separamos.
Craig no sabía , pero las palabras de ella fueron como música para sus oídos de . No podía hacer nada, Craig pensó , pues le tenía miedo demasiado a Lorraine pero la mera posibilidad ya lo hacía sentirse renovado...
- Es una pena - dijo él satisfecho, sin sentir pena alguna.
- Lo es - afirmó Janey, encogiendo los hombros , indicando que la vida continuaba. - Cuánto tiempo vas a quedar aquí ? Yo voy a quedarme por lo menos una semana - ella dijo, pensando en el almuerzo en la casa de Candi Clemens. - Deberíamos encontrarnos...
Craig había pensado en volverse al día siguiente, pero se acordó de que no tenía nada urgente que hacer en New York , y Tanner le había dicho que se quedase cuanto tiempo quisiese. Y por qué no podría quedarme ? Craig pensó . Era bueno estar lejos de su esposa, el clima estaba magnífico , y ahora que había encontrado a Janey...
- Tal vez me quede por aquí unos días más - dijo él, sin querer que ella supiese que había cambiado de idea para poder encontrarse con ella . - Siempre y cuando Tanner no me eche ...
- Tanner? - preguntó Janey sorprendida .
- Tanner Cole - confirmó Craig. No podía perderse esa oportunidad de impresionarla, entonces agregó : - Estoy hospedado aquí en la casa de él.
- Ah, si ? - dijo Janey, intentando no parecer demasiado excitada. Pero en su mente, pronto surgió un torbellino de posibilidades... Como "gran amiga" de Craig , tendría todas las excusas posibles para aparecer por allá, y eso sería perfecto para que Tanner Cole descubriese que ella no sólo era una rubia estúpida, sino una mujer con peso propio , que sabía conversar con intelectuales importantes, como Craig Edgers... Y ahora que estaba en tratativas con Comstock Dibble ( y con Candi Clemens también, Janey esperaba), no había motivo por el cual no debiese retomar el antiguo proyecto de “Los obstáculos” . Sería el pretexto perfecto para visitar a Craig, y si ellos se encontrasen en la casa de Tanner, ella con certeza acabaría haciéndose amiga del actor, y todo iba a parecer perfectamente natural y espontáneo...
Mirando de reojo a Tanner, del otro lado del salón, Janey decidió que cuanto más lo veía más le gustaba . Si iba a conquistarlo, era necesario evitar entregarse con excesiva facilidad. Extendiendo la mano, Janey tocó el brazo de Edgers. - Sé que probablemente es un tema delicado - ella comenzó a decir -, pero Comstock y yo hicimos las paces, y tal vez él produzca una película basada en el guión que yo escribí. - Craig puso una cara de confusión ante esa información, pero ella resolvió fingir que no lo había notado, y prosiguió : - Voy a hablar con él esta semana, y me gustaría hablarle sobre nuestro proyecto otra vez. Janey sonrió misteriosamente, y, recordando la breve conversación que había tenido con Magwich, y la alegría de él al saber que ella todavía no había firmado ningún contrato, agregó : - Tengo cierta influencia sobre Comstock . Y si él no está interesado - ella continuó - conozco a la presidente de un gran estudio que tal vez tuviese interés en el proyecto.
Ella se recostó en el sofá, satisfecha con su propia petulancia. No todo era absolutamente verdadero, pero la intuición le decía que era la única manera de cerrar un negocio en Hollywood, y ella estaba resuelta a tener éxito. Sin embargo, antes que Craig pudiese felicitarla por su plan , Magwich apareció y le entregó una bebida.
- Creí que podías tener sed - él dijo, mirando a Craig con curiosidad, Janey hizo una seña para que se sentase. - Te presento a Craig Edgers - anunció ella, con desenvoltura, - Craig y yo justamente estábamos conversando sobre un proyecto de una película que teníamos en New York ...
Y de repente, como si Janey fuese tanto su ángel de la guardia como su musa inspiradora , Craig Edgers se sacó la lotería . Magwich Barone, quien se consideraba superior a la gente que vivía en Hollywood, era una de las pocas personas que había leído el libro de Craig de , todas las 532 páginas. Con un grado de admiración adecuado en su voz, dijo :
- Los Obstáculos, verdad ?
- Si - dijo Craig, obviamente satisfecho.
Magwich se inclinó por encima de Janey, en su ansiedad por hablar con Craig.
- Su descripción de un hombre de mediana edad en busca de su juventud interior es simplemente maravillosa - elogió él. - Apenas podía salir de casa durante los tres días en que leí el...
Craig lanzó una risita de satisfacción , mientras Janey se recostaba en el sofá y sonreía. Mirando a un hombre y al otro, pensó en cuan gratificante era reunir personas, causando placer y proporcionando oportunidades para hacer negocios
Janey miró al otro lado del salón con la esperanza de encontrar la mirada de Tanner Cole pero , en vez de eso, casi se desmayó al ver un rostro espantosamente familiar. De pie al lado de una de las puertas de vidrio que llevaba a la terraza, estaba, nada más y nada menos que Bill Westacott...
Bill! pensó . Bill era exactamente el hombre con quien ella necesitaba desesperadamente hablar , y ahora, como por arte de magia , él estaba allí.
Miró a Magwich y a Craig. Magwich estaba en el medio de una comparación entre el estilo de Craig y del autor francés Flaubert, mientras Craig saboreaba su bebida , casi haciendo estallar su camisa del orgullo que sentía.
- Con permiso - murmuró Janey , poniéndose de pie .
Los ojos de Bill se arrugaron de felicidad al verla aproximándose a él.
- Bill! - Janey gritó, con una alegría genuina.
- Hola , Wilcox - la saludó él, inclinándose para besarla en la cara.
- Ya veo que has conquistado Hollywood - él dijo, tomando un trago de su bebida, mientras su mirada penetrante la estudiaba . - Magwich Barone parece muy interesado, y no acostumbra tomar a nadie ...
Bill parecía estar sintiendo envidia, notó Janey , eso era una señal de que Magwich debía ser un agente que valía la pena tener.
- él dice que quiere ser mi agente - dijo Janey , recordando cuan divertido era provocar a Bill. - Pero no sé si debo aceptar. Qué crees ?
Pero Bill sólo se rió .
- Vamos, Wilcox - Bill dijo. - Me conoces demasiado bien como para usar ese truco conmigo. Vos Nunca aceptaste consejos , ni míos, ni de nadie ...
- Le dije ... - le contó Janey orgullosamente - ... que un día quería ser presidente de un estudio cinematográfico...
Bill se rió . Aquello debía haber dejado al viejo Magwich pasmado. - Y qué te respondió ?
- Me dijo que, para comenzar, era mejor que hiciera el papel de estúpida - reveló Janey, frunciendo el ceño . - Pero , francamente, no sé si voy a poder...
Ya casi estaba terminando de montar su número, pensó Bill, pero después se dio cuenta que no era tan así . Ella siempre había tenido ese número preparado , Bill pensó ; su problema era encontrar la audiencia delante de la cual representarlo...
- Janey - Bill dijo , incapaz de reprimir una risa. - Estoy seguro que eres capaz de hacer todo lo que quieres, inclusiva hacer el papel estúpida... Además - Bill continuó , cambiando de tema como si hubiese sido una cosa espontánea -, cómo va el tema de tu guión? Oí decir que Comstock te va a producir la película. Lograste terminarlo finalmente?
- Ay, mi Dios! - exclamó ella, fingiendo disgusto. - Puede ser que todos en Hollywood ya sepan eso ? - Janey se apartó , como si estuviese contrariada, pero Bill de repente se acordó de las lánguidas tardes que habían pasado en la playa dos o tres veranos atrás. Janey estaba tan linda como en esa época, y tan llena de vida. Eso y sus equívocos y sus locuras lo habían hecho enamorarse locamente de ella. Qué tontería haberla dejado escapar, Bill pensó . Debería haberse divorciado de su esposa y haberse casado con Janey , pues en ese momento había sabido que ella estaba enamorada de él también...
- Vamos, Bill - dijo, suspirando resignada. Parecía ligeramente enojada, pero él vio en sus ojos un brillo malicioso. - Tenías razón . - Y cuando él arqueó las cejas , Janey se mordió el labio. - No terminé el guión exactamente - ella continuó , encogiendo los hombros de un modo travieso. Janey se acercó a él, para susurrarle al oído , - Sólo escribí 33 páginas. Pero lo mas loco de todo es que eso parece no tener importancia. Todos piensan que yo escribí un guión. Y ahora no sé bien qué debo hacer...
- Vas a descubrirlo - dijo él, retrocediendo un paso para mirar los ojos de ella. La imagen casi le partió el corazón. Tal vez fuese todo lo que Janey había pasado en la vida , pero de repente, Bill notó que ella había crecido. Ahora Janey era una mujer...
El necesitaba irse.
Pero al hacer eso, vio los ojos de Tanner Cole recorriendo la sala en busca de Janey , y también se dio cuenta que ella lo correspondía...
Y de repente entendió que la conversación de ellos había terminado.
- Ay, Bill - murmuró ella. Extendiendo la mano, ella tocó o su rostro , y él apoyó su rostro en la mano de ella, sosteniendo la mirada . En ese instante, todo el conocimiento que tenían el uno del otro, todas sus rivalidades , sus rencores, sus deseos y aspiraciones parecieron pasar silenciosamente entre ellos, y todo fue perdonado.
E finalmente, como si finalmente estuviese permitiéndose aprovechar la gloria de esa noche, Janey comentó :
- No es maravilloso?
Ella se apartó, saliendo por las puertas de vidrio, y caminando en dirección a la terraza. Bill la había visto usar ese truco una docena de veces en fiestas anteriores, separarse de los otros invitados para atraer a un hombre. De repente Bill descubrió que había perdido las ganas de burlarse de Janey y de atormentarla.

Le dio la espalda y miró o salón. La multitud - estrellas de cine , productores, guionistas , agentes , maquilladores y técnicos - conversaban animadamente . Hollywood, Bill pensó irónicamente, era el reflejo del espirito emprendedor norteamericano , donde se mezclaba la codicia de ganancias, la ambición, la mediocridad , la envidia y la maldad. Pero eso no era exactamente toda la verdad, él se corrigió. Había también talentos legítimos - incluso gente brillante - y el motivo verdadero por el cual Hollywood todavía estaba de pie , y por el cual todavía continuaba funcionando, era que detrás de toda esa purpurina existía un deseo genuino de hacer bien las cosas. Nadie tenía intención de hacer una pésima película o un mal programa de televisión; la mayoría de las personas, pensó él, sólo quería tener éxito.
Y cuando espió por sobre su hombro, viendo a Janey ir hasta la baranda para quedar allí sola, sintió miedo y orgullo de ella . Orgullo por la forma en que ella se había levantado de sus múltiples caídas y había dado pequeños pasos para seguir adelante. Janey era capaz de ser estúpida al punto de parecer ridícula o psicótica , Bill pensó , pero, como la mayoría de las personas, su único defecto era que ella misma era su peor enemiga. Un defecto del cual hasta él podría ser acusado ...
Y por un segundo, pensó en seguirla.
Pero entonces se contuvo. Déjala en paz, Bill pensó . Déjala aprovechar su momento de gloria. El éxito de Janey esa noche había sido inmenso, pero era un éxito al estilo Hollywood - súbito, mágico y avasallante - destinado a terminar destruyendo el alma de quien lo recibía.
De reojo vio a Tanner Cole dirigirse a la terraza. No voy a competir con un actor de cine, Bill pensó contrariado. Janey comenzaba una nueva aventura, y esta no me incluye, Bill pensó con súbito alivio, y cuando Tanner Cole pasó a su lado , sintió ganas de decirle: "Buena suerte, ..."
Pero naturalmente se guardó ese pensamiento. Y cuando volvió a mirar disimuladamente a Janey, en su pose tan estudiada , tuvo la sensación que Hollywood pronto iba a descubrir que Janey no podía ser destruida con tanta facilidad . Ella parecía tener en sí misma un espíritu inmortal y una esperanza simplemente inagotable...

De pie , con una de las manos en la balaustrada, Janey colocó su cuerpo en una pose tres cuartos de frente hacia el panorama de luces que se desplegaba allá abajo. Cerró los ojos, respirando el perfumado aire nocturno, y sabiendo que estaba creando la imagen de una bella joven perdida en sus pensamientos...
Pero esa vez , estaba perdida en sus pensamientos, ella se dio cuenta . Su lugar estaba aquí... todo lo sucedido esa noche le decía que finalmente había encontrado su lugar. Y abriendo los ojos para admirar el paisaje, de repente soltó un gritito y retrocedió un paso por sentir tanta alegría. Desde el privilegiado punto donde estaba, en lo alto de las colinas de Hollywood, las luces brillantes de Los Angeles se extendían debajo ella como un alfombra dorada, dándole la bienvenida a una nueva vida.




FIN

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