CAPITULO 4
_ Qué?!!! - Lady Isabel Cavendish lanzó un orinal contra la temblorosa criada. - Estás mintiendo, basura! - Un almohadón y un objeto de cerámica se unieron a sus misiles.
Meg los esquivaba como podía.
_ No, es la más pura verdad, mi lady . - Isabel tomó una de sus chinelas de seda de la desordenada pila de calzados en el piso .
_ Thomas... Comprometido? Eso equivale a decir que los cerdos vuelan. Meg, no estoy con de humor para bromas.
La criada retrocedió hacia la puerta.
- No soy de traer y llevar chismes , mi lady . Vi a mujer con mis propios ojos. Andrew la instaló en la habitación principal y allí permanece. Vine directamente a contarle, mi lady .
Isabel bajó la chinela.
_ Y Thomas? Qué dice él ?
_ Nada. - Meg escondió una sonrisa detrás de su delantal. Después salió corriendo del salón.
Isabel sonrió . Entonces, la visita inesperada era una sorpresa para su cuñado tanto como para ella. Sin duda, el gran conde de Thornbury por el momento se escondía en el campo con sus perros inmundos. No iba a volver antes del atardecer. Mejor todavía. Ella misma se ocuparía que esa perra atrevida estuviese en camino a su casa antes que Thomas volviese a pensar en ella. Isabel sonrió malévolamente.
_Tráemela ! - Isabel ordenó. - Me ocuparé de ese inconveniente en persona.
Meg hizo una reverencia.
_ Como quiera, mi lady . - Meg dio media vuelta .
_ Meg?
La criada se detuvo .
- Si, mi lady ?
- No se lo cuentes a nadie ... sobre mi reunión con esa ... mujer. Entendiste ? - Isabel estrechó su mirada sobre la criada . - Una palabra y lo lamentarás .
Meg tragó en seco.
- Si, mi lady . - Meg respondió , después hizo nueva reverencia, y se fue .
Isabel dio la vuelta a las pilas de ropas descartadas que tapizaban el piso de sus aposentos. Delante del gran espejo cristal veneciano que William había hecho traer especialmente para ella, frunció la nariz ante propio reflejo. Mierda! Odiaba usar negro. La hacía parecer una andrajosa víctima de la plaga. A quién diablos en ese castillo abandonado de la mano de Dios le importaría la ropa que ella usaba? Ni aunque anduviese desnuda por los corredores Thomas la notaría...
Pasó sus manos sobre sus pechos, descendiendo hasta su cintura fina. William siempre había elogiado su delgadez. William sabía reconocer la belleza cuando la veía. Al contrario de su padre, el viejo conde. Todo lo que ese viejo de mierda siempre le había dicho era :
_ Cuándo vas a cumplir con tu deber ? Cuándo voy a tener en mis brazos a mi nieto?
Dios sólo sabía cuánto ella había intentado quedar embarazada. William la buscaba casi todas las noches, dos veces al día al principio del matrimonio. Isabel suspiró con el recuerdo. Era verdad que había peleado mucho con su marido, pero ahora lo extrañaba . Thomas no le llegaba ni a los talones a William, pero no tenía opción. O se casaba con su cuñado, o volvía a la casa de su padre, para pelear con un batallón de hermanas por cada migaja de comida que se ponía sobre la mesa. Adiós vestidos caros, adiós a las joyas y los espejos en donde admirarse. Isabel alisó los pliegues de su falda negra. Cómo diablos atraería a Thomas si parecía un cuervo ?
A su espalda , alguien carraspeó . Isabel giró sobre sus talones . Una muchacha alta con un vestido de lana verde hizo una reverencia. A pesar de su estatura y de su aparente condición social inferior, la desconocida exhibía una postura corporal perfecta, incluso al volver a enderezarse. Isabel contuvo el aliento . La mujer era una gigante! Debía tener los pies grandes como canoas, nada parecidos a sus delicados y graciosos pies . Isabel se relajó un poco. No tenía nada que temer de esa gigante . A los hombres de la familia Cavendish les gustaban las mujeres menudas.
_ Soy lady Isabel Cavendish - ella se presentó , sentándose en la única silla del cuarto . Acomodó su falda . - Mi marido era sir William, el segundo hijo del conde de Thornbury.
Después de una pausa, Isabel se corrigió. - El finado conde, quiero decir.
_Que Dios lo tenga en la gloria , a él y a su marido - replicó la muchacha en voz baja.
Isabel sacó un pequeño pañuelo de encaje y apretándolo contra sus ojos secos dijo:
_ Pobre William! - ella se lamentó. - Me duele tanto pensar en él.
Era verdad. Había cesado de llorar por la partida inconveniente de William quince días atrás. Ahora, tenía otras distracciones con que consolar su pesar.
La extraña apreció la pequeña escena montada por Isabel.
_ Recibe mis más profundas condolencias, mi lady Cavendish.
A Isabel le gustaría poder llorar siempre que tuviese ganas o cuando era conveniente , como varias de sus hermanas podían hacer. Se trataba de una estrategia extremamente eficaz para conseguir cualquier cosa de un hombre . Rogaba que la mujer delante suyo no notase la falta de lágrimas. De vuelta a la actuación.
_ Qué buscas en Wolf Hall? - Isabel agitó el pañuelo en el aire, como si la visitante oliese mal. - Puedes hablar abiertamente, pues yo soy el ama aquí.
La muchacha se ruborizó levemente, lo que, desafortunadamente, la hacía todavía más bella.
_ Soy Lady Alicia Broom, mi lady . Mi. .. mi padre es... era el orfebre de Micklegate, en la ciudad de York.
Isabel casi dio una carcajada. La hija de un comerciante alegando ser la prometida de Thomas? No era de extrañar que el hombre hubiese huido al bosque. Era obvio que había dejado a su cuñada la desagradable tarea de despachar a esa putita.
Isabel Fingió bostezar, apenas cubriendo su boca con la mano para que la tonta hija del orfebre tuviese una buena visión de las gemas que adornaban sus dedos.
_Me temo que hayas hecho una largo viaje para nada, señorita. Como ves, estoy de luto y sin el menor espíritu para comprar chucherías. Vuelve para Navidad . Tal vez te ceda alguna ropa en honor al nacimiento de Jesús.
La muchacha tenía el rostro rojo ahora, pero ella no alteró su tono de voz.
_ Me Temo que esté equivocada , mi lady . No vine aquí a vender la mercadería de mi padre, sino para asumir mi posición en Wolf Hall. - Alicia se enderezó aún mas . - Estoy comprometida como la futura esposa de sir Thomas Cavendish.
Esta vez, Isabel no pudo contener la risa. Imaginarse a aquella gigante como la condesa de Thornbury era ridículo.
_ Te agradezco por haberme traído un poco de risa a este momento tan triste de mi vida.
- No estoy bromeando, mi lady - le aseguró a la hija del comerciante, su voz era más fría. - El contrato fue firmado y la dote, fue pagada hace diez años, un acuerdo entre mi padre y el finado conde. Puedo entender su asombro, pero...
_ Pero nada! - gruñó Isabel. Cómo esa criatura risible se atrevía a invadir sus dominios y a reclamar algo que era suyo?
- O estás terriblemente malinformada, o estás deliberadamente reclamando un lugar que no te corresponde, ni por nacimiento, ni por derecho legal. Tienes suerte de que yo sea bondadosa, o te haría llevar ala corte bajo la acusación fraude, simulación y...
Debía haber algo más de lo que podría acusar a esa mujer .
Traición, tal vez? Esa palabra siempre inspiraba terror.
Los ojos azules de la otra chispearon.
_La ley está de mi lado, mi lady . Tengo una copia del contrato de compromiso para probar mi reclamo.
- Cómo te atreves a desafiarme? Isabel se levantó , pero apenas le llegaba a los hombros a la muchacha.
- Qué tiene que decir lord Cavendish sobre este desatino?
Lady Bloom se mordió el labio , pero no bajó los ojos , como Isabel esperara. Necesitaba un buen golpe para perder algo de ese orgullo desmesurado.
Isabel lanzó hacia atrás los bucles castaño oscuros.
_Pienso que él no dijo nada.
- Típico de él ! Thomas detesta las discusiones. Deja todo para que yo lo resuelva. Pues bien, hija del orfebre, graba en tu memoria lo que te voy a decir. Estoy comprometida para casarme con Thomas cuando se acabe mi período de luto.
Lady Broom abrió enormemente los ojos ante esa nueva actitud pérfida. Pero Isabel todavía no había terminado.
_Un mensajero ya salió al encuentro del obispo de York con un pedido de dispensa para que mi cuñado y yo podamos casarnos. La ceremonia tendrá lugar antes de Navidad. Siendo así, sugiero que te retires inmediatamente, antes que mi querido Thomas vuelva, para que él no se ponga todavía más furioso de lo que yo estoy.
La hija del orfebre levantó el mentón .
_Primero hablaré con lord Cavendish - ella declaró.
_Si él me despacha me iré. Pero si él me dice que me quede, asumiré el lugar que me fue prometido. Tenga mi palabra, con Dios como testigo. Buen día, lady Cavendish.
Sin pedir permisión para retirarse , lady se Broom dio media vuelta y salió del aposento. Ni siquiera se molestó en hacer reverencia a la mujer de grado social más elevado.
Isabel fue hasta la mesa donde había un jarro con vino y varias copas. Tomó un buen trago de la bebida, pero no se sintió satisfecha.
Mierda con esa muchacha! Pero ella era del estilo que le atraía a Thomas. Qué será de mí, entonces?
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