viernes, 6 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CANDACE BUSHNELL - CAPITULO 18

CAPITULO 18

La mujer promedio prefiere tener belleza a tener cerebro, porque los hombres ven mejor de lo que piensan.


Mark Macadu y su esposa, Dodo Blanchette Macadu, vivían en una inmensa y recientemente construida monstruosa propiedad , que ellos burlonamente llamaban “McMansión”. Situada en una península carísima que se proyectaba hacia adentro en el estrecho de Long Island, la casa fue construida según los planos de lo que el arquitecto imaginaba ser una "mansión colonial"
En medio de una gigante cocina, rodeada por una inmensos anaqueles con fuentes, utensilios, ollas de cobre y procesadores de alimentos, Dodo Blanchette se encontraba delante de una gran mesa auxiliar, inclinada sobre una tabla de cortar carne, preparando la cena. Dodo emprendía todos los aspectos de su vida con el fanatismo de una ejecutiva determinada, creía que las personas siempre debían "perfeccionarse" cada vez más, y ella se había formado recientemente en gastronomía en un curso intensivo de dos semanas. Se había especializado en "carnes" - y en transformar cualquier cocina en una pesadilla.
Allí cerca , con una expresión que traducía horror y admiración, estaba Sally Stumack, una adolescente que vivía en la casa de al lado. Sally era alta pero conseguía parecer pesada y torpe al mismo tiempo; su cabello estaba atado, era rubio y crespo, y ella usaba anteojos con el aire desafiante de una joven que está decidida a no participar en las Olimpíadas de belleza. La eternamente emprendedora Dodo había "contratado" a Sally para
ayudara en las cenas, siendo que su mejor cualidad que era sumisa; de ese modo Dodo podía mandarla a voluntad .
- Sally, me pasas el batidor de huevos - exigió Dodo. Estaba haciendo minúsculos panqueques sobre los cuales planeaba colocar pedacitos de salmón ahumado decorados con huevecillos de salmón para servir como entrada.
- Dónde está? - preguntó Sally, corriendo por la cocina.
- En el cajón , tal vez ? - indagó Dodo. Sirvió en una vasija, un poco de leche que acabó salpicando el catálogo de Victoria Secret, abierto en una página donde se veía a la foto de Janey con una malla dorada. Dodo tomó el catálogo y sacudió las gotas de leche . - No consigo creer que Selden vaya a traer a una modelo de Victoria Secret aquí - ella protestó por milésima vez ese día.
- Pero no es su esposa ?- preguntó Sally. Acababa de encontrar el batidor en el piso y estaba lavándolo sin que Dodo se diese cuenta . Durante la última hora, Dodo había hablado incansablemente sobre Janey Wilcox, y Sally estaba deseando que parase - por su lado, ella jamás había conocido una modelo de Victoria Secret, y estaba muy curiosa por verla.
- El problema - dijo Dodo, sacando el batidor de las manos de Sally - es que esa modelo de Victoria Secret va a desequilibrar el balance de poder por aquí. Todos los hombres, inclusive mi marido, se van a babear por ella. Yo ya le avisé : si él siquiera intenta mirar en dirección a ella, va a pasar un mes sin poder tocarme en la cama . Los Hombres son como perros - explicó ella. - Reaccionan ante estímulos positivos y negativos.
- No sé por qué estás preocupada - dijo Sally. - sos tan bonita como ella.
- Eso fue exactamente lo que le dije a Mark - respondió Dodo. Batió furiosamente la masa, después volvió a mirar de reojo el gran reloj en la pared. - Mi amorcito, puedes ayudarme a batir esto aquí por un instante? Tengo que subir y cambiarme la ropa. - Dodo Se secó las manos en el delantal , y salió corriendo del a cocina.
- Pero ... no sé qué hacer - gritó Sally.
- Sólo bate - instruyó Dodo.


Al pasar por la sala de cenar, ella se detuvo para admirar su reflejo. Ella dijo en voz alta: " Sos una belleza !" Aunque Dodo fuese, superficialmente, una joven muy confiada, estaba lejos de ser bella - su rostro cuadrado tenía algo masculino y su piel era muy clara y pecosa - pero estaba tan convencida de que era atractiva que los otros acababan preguntándose si no se estarían equivocando al juzgarla.

En el vestíbulo, ella encontró a su marido, Mark, quien estaba llegando. Mark Macadu poseía una cabellera oscura y enrulada, Y había conseguido conservarse en forma hasta los cuarenta, punto en el cual había engordado bastante, había dejado a su primera esposa y, cuatro años después , se había casado con Dodo.
- Hola - saludó él, arrojando el periódico New York Post en una mesa de canto.
- Hola, muchachote - saludó Dodo, ol que era ciertamente una exageración, pues Mark sólo medía 1,62cm. -


"En la guerra de los sexos, la lujuria es el arma
de los hombres , la venganza y reivindicación, la de las mujeres." - Cyril Connoll

Dodo subió las escaleras, casi galopando, y pasó por un corredor alfombrado hasta llegar a la suite de la pareja , al final del corredor. Una vez allí dentro, cerró al pesada puerta de madera y giró a llave, trancándola. Tomó la cartera y comenzó a revolverla , buscando algo en medio de una confusión de recibos viejos, números de teléfonos escritos en servilletas, uñas postizas, pañuelos usados, pinzas de depilar , polvo compacto, dos lapiceras vacías... La cartera casi estallaba de tan llena :cuatro billetes de cien dólares, un pincel de rímel y un peine con cabellos rubios claros. Frustrada, arrojó todo aquello sobre la cama, y , separando los objetos, finalmente encontró lo que estaba buscando: un sobrecito minúsculo, conteniendo un polvo blanco.
Metiendo el dedo en sobre , sacó un poco de polvo en la punta de una larga uña postiza. Como Janey, Dodo también se comía las uñas, mas prefería morir a contárselo para alguien, y una vez por semana tenía una cita para aplicarse uñas postizas. Cerró una fosa nasal e inhaló el polvo; después , cerrando la otra fosa nasal, repitió el procedimiento. Dejando sobre a cama el contenido de la cartera, colocó el sobrecito en su cajón de ropa interior , después fue al baño para mirarse la nariz.
Dodo Blanchette se consideraba una joven absolutamente moderna. Tenía 33 años, y, en su propia opinión , era extremadamente exitosa: era descaradamente ambiciosa, alegremente competitiva y se autotitulaba neo feminista; creía en las mujeres ayudando a otras mujeres (de ahí que le pedía ayuda a Sally) y vivía pensando en cómo avanzar en su carrera, en cómo dominar el mundo, y cómo hacer que su nombre saliese publicado en los periódicos . Tenía millares de amigas y su expresión preferida era "Las mujeres mandan!". Como muchas mujeres jóvenes de su generación, no tenía el menor escrúpulo en usar el sexo para triunfar en la vida, e invariablemente se había acostado con todos sus jefes, forma en la cual había conocido a Mark.
Pero el problema era que todo aquello era tan cansador! Como reportera de estilo de vida del canal CBS local (ella cubría todo, desde estrellas de cine hasta el mejor lugar para conseguir un bronceado artificial, incluyendo notas sobre mascotas ). Se despertaba todas las mañanas a las seis para ir al gimnasio , después ella y Mark tomaban el automóvil a las 7h30 para hacer un viaje de una hora hasta la ciudad, durante a cual ella lia quatro periódicos , después ella necesitaba estudiar la nota que iba a hacer, después le hacían el cabello y el maquillaje, después ella en general iba a "la locación de la nota", y después volvía al estudio para editar la nota. Finalmente aparecía en la TV , después necesitaba ponerse al día con los chismes de sus amigos , y tenía que salir a cenar, consumiendo varias copas de vino blanco o tenía que volver a su casa y hacer la cena para Mike y cualquier otra persona que hubiese sido invitada con el objetivo de tal vez facilitarles el progreso en sus carreras.
Dodo tenía mucha fé en el trabajo arduo, y en hacer las cosas bien hechas, una vez que se decidía a hacerlas, y solía decir que sucedían más cosas en su vida en una semana que en la vida de la mayoría de las personas en un año. Pero, además de todo eso, necesitaba cuidar de su apariencia, necesitaba estar delgada y elegante , por lo tanto , vivía intentando perder cinco kilos.
Dodo era, por naturaleza, una muchacha atlética y robusta, que jugaba futbol cuando adolescente, y hasta había integrado la selección en la Universidad. Tenía pechos grandes y caídos, que levantaba con corpiños con aro de alambre . Ya se había hecho una lipoaspiración desde la cintura hasta las rodillas dos veces. Cuando tenía 22 años y era reportera del New York Times, había descubierto tanto la cocaína como el poder de sus pechos; después de seis meses fue despedida, aparentemente porque nunca conseguía llegar a su trabajo antes de las once, pero la verdadera razón era porque andaba con su jefe, quien estaba casado . Cuando la esposa de él los descubrió, lo obligó a despedir Dodo. Desde esa época, mantenía bajo control su vicio de consumir cocaína, pero jamás había sido capaz de controlar el vicio de sentirse atraída por hombres poderosos. Subconscientemente, se sentía influenciada por las descripciones de las bellas mujeres en los anuncios publicitarios , e intentaba ser como ellas, pero al mismo tiempo se horrorizada con el poder que las bellas y burras ejercían sobre los hombres. “ Belleza: Como las expectativas de los hombres arruinan las vidas de las mujeres “ era uno de los sus libros predilectos, y ella vivía citando frases de él en las cenas, como por ejemplo "la reciente obsesión del hombre por la belleza femenina es al mínimo parcialmente responsable por el desgaste del concepto de familia". Sin embargo, ella no podía resistir el deseo de tener un hombre poderoso obsesionado por ella y por su belleza...
De pie delante del espejo del baño , Dodo comenzó a aplicarse lápiz labial rojo; después se inclinó hacia adelante y estudió su boca en el espejo, empujando el labio superior hacia arriba con el dedo. Si se aplicase unas inyecciones de colágeno, iba a parecer tan bella como Janey Wilcox, Dodo pensó , y se preguntó por qué estaba tan preocupada. Janey Wilcox ciertamente era una burra diplomada, y la verdad era que, en el círculo de ellos, no importaba a belleza de una mujer - si ella no era una profesional realizada, si no era capaz de hablar de negocios y de política, si no hacía nada significativo, los hombres en general perdían interés y la ignoraban.
Pero aún si la mujer fuese capaz de hacer todas esas cosas , eso no era garantía que un hombre le prestase una atención constante a ella, Dodo pensó amargada. En los últimos seis meses, ella había sentido que su marido estaba menos interesado en ella: solía mirarla en su programa de televisión todos los días a las cinco, pero últimamente, cuando ella le preguntaba qué le había parecido, él admitía que se había perdido el noticiero, usando la excusa de que se había "olvidado". Dodo se vio obligada a comunicarle, en términos bastante explícitos, que un hombre no podía simplemente "olvidar" de su esposa así nomás, como si ella fuese un juego de llaves. Antiguamente, sus ataques de cólera le garantizaban los resultados necesarios, pero últimamente, cuando ella se ponía furiosa, él simplemente hacía una mueca y se iba a otro cuarto a mirar TV . Por lo tanto , era culpa de Mark que ella recientemente hubiese acabado en los brazos de su mejor amigo, Paul Lovelady.

Paul Lovelady y su esposa Carolina - pianista , concertista y alegaba ser algún tipo de princesa rusa (cosa que Dodo no creía ) - vendrían a la cena. Durante toda la tarde, en los intervalos entre su preocupación por Janey Wilcox, Dodo se había preguntado si Paul iba a encontrar algún modo de quedarse a solas con ella. El mes anterior, ella y Paul habían ido a la cama juntos dos veces - ambas veces en el fin de semana, cuando Mark estaba en el gimnasio y Carolina tenía ensayo en el Lincoln Center. Ella y Paul ahora pasaban más o menos una hora por día conversando por teléfono. Paul le decía que ella era "brillante" y "linda”, y aunque Carolina fuese supuestamente una de sus mejores amigas, Dodo no se sentía culpable . Hacia tiempo que ella había decidido que la culpa era una emoción inútil, y su sentimiento respecto a los hombres casados era simple : si una esposa no pudiese evitar que el marido la engañe, no era problema de ella.
Dodo pasó un brillo en sus labios y los apretó uno contra el otro, y , al salir del baño , oyó el canto de sirena de del papel de cocaína llamándola. Ella inhaló dos veces mas , sólo para levantar su moral, y soportar lo que ciertamente sería una larga noche, jurando que sólo consumiría ese poquito... hasta mañana.
Abajo , Mark Macadu entraba en la cocina con un cierto miedo, oliendo en el aire señales de desastre. En los tres años de matrimonio con Dodo, había aprendido a esperar cualquier cosa - en diversas ocasiones había entrado en la cocina y había encontrado algo quemándose - y aunque tuviese un miedo terrible de la casa se incendiase, Dodo jamás se preocupaba por eso, Decía que un incendio en la cocina era cosa normal, principalmente si la persona era una jefe de cocina diplomada, como lo era ella . Él no creía que dos semanas de clases culinarias convirtiesen a alguien en un especialista en gastronomía, pero Dodo insistía que era verdad, y él ya se había dado cuenta que era más fácil concordar con ella que oponerse, aunque eso significase aceptar una mentira.
Pero en esa noche en particular, todo estaba en calma. La cocina era una caos, por supuesto, pero siempre era así, y la dulce Sally - la vecina - estaba allí, revolviendo algo en una fuente, mientras un olor tentador de carnero asado venía del horno.
- Hola, Señor Macadu - saludó Sally.
- Hola , Sally - dijo Mark, yendo a la heladera tomar una botella de vino blanco. - Puedes llamarme Mark. No soy tu padre...
- Lo sé , Señor Macadu - dijo ella.
Siempre decían lo mismo cuando se encontraban, y tomando un sacacorchos negro , él sonrió , pensando en como era de agradable y civilizada esa zona residencial de los suburbios en comparación con a la gran ciudad .

Carolina y Paul Lovelady habían llegado exactamente a las siete y media. Carolina se inclinó para darle un beso a Dodo y preguntó:
- Ella ya llegó?
Y cuando Dodo negó con la cabeza, se inclinó hacia el otro oído de ella y susurró :
- Tienes un poco ?
- En mi cajón de ropa interior - respondió Dodo, también cuchicheando. En loos últimos dos años, Dodo y Carolina se habían hecho grandes amigas, en gran parte debido a su predilección por la cocaína, un secreto que guardaban de sus maridos.
Viendo que las dos mujeres intercambiaban secretos, y temiendo de repente que Dodo le hubiese contado a Carolina sobre su affair , Paul dijo :
- Qué están cuchicheando ahora? - E hizo una mueca mirando a Mark.
- Nada - respondió Dodo. - Sólo estábamos hablando de la modelo de Victoria Secret.
- Paul pasó todo el día pensando en ella - entregó Carolina. - No quiere admitirlo , pero yo siempre consigo adivinar lo que él está pensando. No es verdad, querido? - preguntó ella, dándole una palmadita afectuosa en la mejilla.
Paul sintió otra puntada de pánico, deseando de repente jamás haber ido a la cama con Dodo. Había pensado que todo sería un tumbo amistoso con la vecina, pero después de la segunda vez, ella había empezado a telefonearlo todos los días al trabajo. Tendría que acabar con eso, a partir de esa noche, pero después vio los pechos de Dodo y cambió de idea. Sus pechos se asomaban por los bordes de los costados de su vestido, y él podía ver el corpiño azul; el mismo corpiño que ella había usado la primera vez se que habían acostado. EN el misma momento se acordó de cómo eran suaves esos pechos llenos , y resolvió que sólo una vez más no iba a matar a nadie - principalmente porque su esposa no estaba tan bien dotada . Carolina era elegante, si , pero después de más o menos un año de casados, él ya había dejado de considerarla sexy.
En voz alta, Paul dijo :
- Espera ... soy un macho americano, con sangre en las venas. No lo puedo evitar...
Y Dodo replicó :
- Siempre y cuando mantengas el falo dentro de tus pantalones ... - y le lanzó una mirada significativa.
- Necesito ir al baño - avisó Carolina, subiendo las escaleras y desapareciendo.


Ross y Constance Jared habían llegado cinco minutos después . Constance, como en general Dodo pensaba, estaba extrañamente vestida, una camisola azul llena de volados y una falda de terciopelo que le caía hasta debajo de las rodillas, como si todavía estuviese queriendo dar la impresión de ser una adolescente virginal. Carolina consideraba que Constance (bailarina de ballet) era extraña, pero Dodo siempre la defendía - era una muchacha perfectamente simpática y amable . A Dodo le gustaba Constance porque ella no abría a boca, y por lo tanto jamás le robaba las escenas a Dodo.
Las tres parejas entraron en la sala de estar, donde había una mesa puesta con fuentes de nueces y aceitunas y una bandeja de quesos franceses . Durante 15 minutos, los hombres hablaron sobre política, mientras Dodo y Carolina analizaban la personalidad de una de las colegas de Dodo, una joven que, según la propia Dodo juraba, caminaba lanzándole unos miradas medio agresivos. Entonces el timbre sonó , y después de un corto lapso de silencio , todos volvieron disimuladamente a sus respectivos temas de conversación.
Sally abrió la puerta. una vez que los primeros invitados ya habían llegado, Dodo siempre la "dejaba" abrir la puerta, como un "favor", diciéndole que iba a perfeccionar su habilidad como anfitriona , pero en general aquello sólo hacía que Sally se sintiese una criada. Esta noche, sin embargo , iba a ser diferente, y a ella no le incomodó hacer el papel de mayordomo - iba a ser la
primera persona que pusiera sus ojos en la tal Janey Wilcox, y estaba excitada ante esa perspectiva.
Dodo había mencionado que Janey probablemente era una piraña trepadora de primera, y aunque Sally ya hubiese conocido varias pirañas en su escuela , quería ver una versión adulta. Además, jamás había visto una modelo en carne y hueso. Dodo le había dicho que Janey no iba a ser tan linda como en las fotos, pero Sally no sabía si creerle o no. De cualquier forma, ciertamente no estaba preparada para la imagen que llenó sus ojos cuando abrió a puerta, y la hizo retroceder un paso. Sally casi se tropezó en la alfombra persa.
Sally tenía consciencia que ella misma era alta - tenía 16 años y casi medía 1,75 cm -, pero al lado de ella Janey parecía una criatura de proporciones amazónicas. Sally jamás había visto alguien tan perfecto - no sabía que un ser humano podía ser tan bello. Y cuando Janey habló , su voz envolvió a Sally , como una crema. Y lo que ella dijo fue:
- Tus padres están en casa?
- Ah! - balbuceó Sally- ellos no son mis padres... quiero decir, yo soy la vecina... - ella dijo, sin saber qué hacer.
- Qué bien -- dijo Janey, mirando a su alrededor de un modo que Sally tuvo certeza que era un desdén elegante. Había un cuadro inmenso de Dodo en el hall de entrada, usando un collar de perlas . La pintura había sido copiada de una foto, y cuando los ojos de Janey la vieron , una leve sonrisa se escapó de sus labios, y Sally de repente sintió vergüenza por Dodo.
- Todos están en la sala de estar - dijo ella, jadeante, observando a Janey y a Selden, mientras entraban a la sala vecina. Después ella corrió feliz a la cocina. Janey Wilcox era tan linda como en las fotos, y Dodo iba a ponerse como una fiera. La única cosa decepcionante en Janey era su marido, pensó ella, bebiendo disimuladamente una copita de vino blanco ( los Macadus, que eran devotos del alcohol y jamás lo notarían). Alguien con la belleza de Janey debería ser una estrella de cine, pensó Sally. No debería estar con un sujeto común y corriente .
- Mark! - exclamó Selden, en voz alta entrando en la sala de estar.
Mark levantó la mirada - entonces, todos se levantaron - y entonces rápidamente desviaron los ojos, a excepción de Mark, quien avanzó osadamente, con los brazos extendidos. Tomó la mano de Selden entre sus dos manos, y después ellos se dieron palmaditas en la espalda .
- Esta es mi esposa, Janey - anunció Selden.
Mark sonrió , teniendo cuidado de no parecer demasiado amistoso, y apretó la mano de Janey.
Todos los hombres estaban intentando mirar cualquier cosa menos a Janey, Dodo pensó enojada, lo que sólo dejaba aún más claro que todos ellos querían admirarla boquiabiertos. Janey era exactamente, pensó Dodo, lo que todo hombre quería - una mujer perra, sensual y con cara de tarada - y después de tomarse un tiempo , se levantó del sofá y atravesó la sala.
- Hola . Debes ser Janey - dijo.
- Si , y vos...
- Dodo Blanchette. La esposa de Mark - dijo Dodo, fríamente . Estaba furiosa porque Selden no le había informado a Janey por lo menos su nombre. Pero también, pensó , que tal vez se lo hubiera dicho, y Janey simplemente era demasiado tonta como para recordarlo. - Tuvieron dificultad para encontrar nuestra humilde casita? - Dodo preguntó.
- A decir verdad, el conductor se perdió - respondió Janey.
- Mil perdones - dijo Mark Macadu. - Dodo nunca fue muy buena en dar direcciones... no sería capaz de encontrar el camino de vuelta dentro de un sobre de papel.
Dodo le lanzó una mirada fulminante a Mark. no sabía a quien quería matar primero: a su marido... o a Janey Wilcox.

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