martes, 10 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CAPITULO 23

CAPITULO 23

Hay un modo de transferir fondos que es más veloz que el sistema bancario electrónico. Se llama matrimonio.



El recién construido edificio sede de Splatch Verner era una inmensa mole de mármol negra, en el extremo norte de Columbus Circle. Cinco años antes, Victor Matrick había tenido la brillante idea de consolidar todas las empresas Splatch Verner bajo un único techo, para promover la sinergia, y aunque el edificio hubiese sido terminado a tiempo , dos años antes, ellos no conseguían terminar el área de jardines y nadie sabía por qué. El área externa todavía estaba en obra - para entrar al predio era necesario pasar por un laberinto de andamiajes
El edificio tenía 45 pisos, ocho ascensores y una tienda con diversos rubros para los empleados , en el tercer piso . En el piso 42 , se encontraba una sala de ejecutivos, y en lo alto del edificio, donde se localizaban las oficinas de Victor Matrick - en las cuales había un cuarto para dormir , un baño con ducha e hidromasajes - quedaba una sala aún más exclusiva que la de ejecutivos, con su propia cocina y cocinero particular, donde Victor Matrick ya había recibido al Presidente de los Estados Unidos en tres ocasiones.
La oficina de Selden Rose quedaba en el piso 40 , daba a Central Park y tenía como vista la zona central de la ciudad - desde su ventana, era posible ver el Empire State Building y , en un día muy claro , el World Trade Center. Su oficina tenía nueve metros por 18 de superficie - era mas grande que muchos apartamentos de New York - y contenía un escritorio pesada y antigua de nogal , adquirido a un precio absurdo veinte años atrás, cuando él estaba comenzando su carrera, y que lo había acompañado en los diversos cargos en su ascenso en la empresa. La oficina tenía dos puertas: una llevaba a la sala de la secretaria, y la otra, “ puerta secreta”, vivía cerrada y daba directamente al pasillo , en caso que el ocupante de la sala precisase hacer una salida estratégica.

Selden Rose se enorgullecía de trabajar arduamente, pero a las 17 horas de ese día ya estaba delante de la ventana, viendo la nieve comenzando a caer en Central Park. Tocó lo alto da cabeza, como si quisiese asegurarse que todo su cabello todavía se encontraba allí. No estaba pensando en trabajo, que, en sí mismo , era una fuente de preocupación, sino en su esposa. Acababa de recibir una llamada de American Express informándolo de que, esa tarde, ella había hecho una compra de 50 mil dólares , en una famosa casa de subastas. Su primer pensamiento fue que tal vez la tarjeta que él le había dado a Janey hubiese sido robada, pero entonces la muchacha de American Express le explicó que el único motivo de estar verificando era porque la compra había sido hecha por la Señora Selden Rose, y ellos deseaban saber si él estaba casado.
La puta madre que la paró , Selden pensó . Cincuenta mil era un pago de entrada para comprar una casa; equivalía al valor de una piscina, era lo costaba la educación de un hijo en una escuela particular por lo menos durante unos dos años ; era el salario completo de una niñera durante un año .
Al principio, llegó a pensar que Janey simplemente no entendía el valor del dinero, pero ahora estaba comenzando a sospechar que ella se rehusaba a entender su situación a propósito. Él era rico - para los patrones de casi todo el mundo - pero desde el punto de vista técnico todavía era un asalariado, y la mayor parte de su dinero estaba invertido en el mercado de acciones, lo que no era exactamente un saldo disponible en la cuenta bancaria. Y la caída de la bolsa en noviembre no lo había ayudado en nada...
Había intentado , tal vez muy indirectamente, explicarle todo eso a Janey en una de las raras noches en que los dos solos cenaban en un restaurante, pero ella sólo se había quedado mirándolo inexpresivamente, sacudiendo su linda cabeza - y puso una cara de “te entiendo” y el tema fue dejado de lado. Debería haberla obligado a escuchar - sin importarle si ella se sintiese contrariada. Pero , como siempre, cuando se trataba de dinero, ella siempre hallaba un modo de hacer que él se sintiese mal: en vez de hacerlo sentir que eran socios, actuaba (aunque jamás lo hubiese dicho con todas esas palabras) como si esperase que él fuese una fuente inagotable de dinero , y si él no respondiese a las expectativas de ella, como si fuese a separarse de él. Siempre había entre los dos una tensión tácita, de que un día ella lo abandonaría, que él no era suficientemente bueno para ella, lo que lo impulsaba a probarle que ella estaba equivocada. Ahora Selden estaba atorado, con una cuenta de 50 mil dólares para pagar a American Express, y no sabía qué hacer.
Podía pagarla, por supuesto, pero era su dinero y él debería poder decidir cómo quería gastarlo. Su cabeza se quedó dando vueltas y más vueltas: podía obligarla a devolver lo que hubiese comprado, pero Janey haría un escándalo y como la mayoría de los hombres, él prefería cortarse un dedo que soportar llantos y gritos. O simplemente podría no mencionar el hecho y sacarle la tarjeta de crédito. Pero cómo mierda iba a hacer eso ? Si le pidiese la tarjeta , ella armaría un escándalo. Podía sacársela de la cartera a escondidas, y cuando ella notase que había desaparecido (lo que sucedería en más o menos un minuto), él podría decirle que había resuelto sacársela para que ella reflexionase sobre las razones por las cuales él había actuado así. O podía no hacer nada. Lo que probablemente, razonó con una sensación horrible - sería lo que iba a hacer.
Pero eso no lo hacía sentirse mejor, no aliviaba la sensación de haber sido asaltado, robado, traicionado. Mirando por la ventana, a los copos de nieve cayendo lentamente, de repente deseó jamás haber conocido a Janey y poder librarse de ella de una vez por todas. Tuvo el alarmante deseo de saltar por la ventana, lo que inmediatamente le hizo surgir la idea de que tal vez ella sufriese un accidente y muriese, y entonces no precisaría encararla, ni luchar contra esa manía de despilfarrar el dinero.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un animado “Hola , Rose”, y Gordon White entró en la sala. Gordon era su vice, y personalmente le gustaba de describirse como “el fiel socio de Rose”, pero Rose sabía que él estaba esperando ser promovido al cargo que Selden ocupaba en ese momento, y, si tuviese la oportunidad, encontraría un modo de hacer que la cabeza de Selden rodase.
- Gordon - respondió Selden, cuando el vice se sentó en una de las sillas de cuero delante del escritorio . En la cabeza de Selden, Gordon era un típico hombre de New York , o sea, edad alrededor de 45 años pero que parecía un adolescente que había crecido demasiado y que jamás había tenido una relación seria en la vida. La única diferencia entre un adolescente auténtico y un hombre como Gordon, pensó Selden, era que Gordon ganaba su propio dinero, tenía su propio apartamento y su propio Porsche, y nadie podía gritarle cuando llegaba a su casa a las dos de la madrugada. Por otro lado, pensaba, mirando a Gordon, quien vestía un carísimo traje de lana italiano, que tal vez la única diferencia fuese la ropa...
- Ya supiste ? Parece que los negocios de la Paramount pueden estar yendo a la cloaca - dijo Gordon, con la mayor naturalidad.
- Cuál es el problema? - preguntó Selden . El nombre Paramount lo hizo pensar en Comstock Dibble, y eso lo llevó a recordar a Janey otra vez.
- Algo raro en los libros - dijo Gordon.
Selden, sin darle importancia a lo que el otro decía.
- Está bien , me doy por vencido .
- Algo extraño sucede - insistió Gordon. - No sé
Bien de que se trata , pero circula un rumor por ahí que tu amigo George puede estar interesado. Supuestamente, Comstock está haciendo una venta de la empresa para apagar un incendio....
- Y George está interesado en comprar.
- Oí decir que Comstock está loco por vender la firma. Antes que la bolsa se hunda nuevamente.
- Todos dicen que la bolsa va a subir - retrucó Selden.
- Eso es bueno - dijo Gordon . - Necesito comprarme una casita en Hamptons este año.
El teléfono sonó , y Selden tomó el receptor.
- Un tal Señor Nick Hamster está aquí, queriendo hablar con usted - anunció su secretaria, June.
- Puedes dejarlo entrar - dijo Selden.
Gordon se levantó , y bromeando apuntó a Selden.
- No te olvides da nuestra conversación, Rose. Si tu mujer tiene amigos...
Mi mujer no tiene ningún amigo, pensó Selden.
Gordon White salió , y “el tal Hamster” entró en la sala.
Hamster parecía estar cerca de los cincuenta años, pero incluso podría haber tenido hasta 55, con un bigote negro teñido y sus cabellos ya ralos cayendo hasta casi los hombros. Vestía jeans y una campera barata de cuero marrón, pero se comportaba como alguien que sabe que está en buena forma física y que todavía puede ganar una pelea .
Traía un sobre marrón, que colocó debajo de su brazo izquierdo para poder apretar la mano de Selden.
- Selden Rose, verdad ? - preguntó. Su voz era ronca y sin refinamiento, pero Selden ya se esperaba eso.
- Si - dijo Selden, apretando la mano de él. Le señaló una de las sillas para que el hombre se sentase. - Quiere sentarse ?
- Necesito descansar un poco esta carcaza - respondió Hamster, sentandose .
- Selden es un nombre elegante - observó Hamster , mientras admiraba la espaciosa oficina. Sus ojos eran castaños, con párpados pesados - no era hombre que pudiese ser tomado de idiota con facilidad, dedujo Selden.
- Es un antiguo nombre de familia - dijo Selden. - Podemos ir directo al punto , si no l es inconveniente, por supuesto.
- Usted es quien manda - afirmó Hamster. - Probablemente va a quedar mucho satisfecho. - Empujó el sobre hacia Selden, sobre la mesa, y Selden de repente tuvo la clara sensación de estar en una película - posiblemente una muy mala .
- Ah, si ? Y qué tenemos aquí ? - Selden indagó, levantando las cejas al abrir el sobre.

"Hollywood es un lugar donde se pagan 1000 dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma". Marilyn Monroe


- Bien - dijo Hamster, recostándose en la silla y cruzando los dedos. - Para comenzar, ella es casada, de papel pasado.
- Lo sabía - dijo Selden, sacando los papeles que el sobre contenía y esparciéndolos sobre el escritorio. Eran diversas fotos en blanco y negro de Marielle Dubrosey junto con un muchacho escuálido con cara de malo. Estaban parados delante de una baranda en la entrada de una casa de un edificio residencial, probablemente en Brooklyn. Selden levantó a foto con una mirada interrogativa.
- Ese ahí es el verdadero marido de ella - explicó Hamster. - un hombre llamado Tim Dubrosey , trabaja en la Pescadería Fulton...
- Cuando dice “verdadero ” está queriendo decir... - preguntó Selden.
- Que ella lo está obligando a hacerse pasar por un hermano de ella. Por lo menos , es lo que le dijo a los vecinos donde ellos viven .
- Hermano? - dijo Selden. - Ellos no se parecen en nada.
- Y desde cuando eso es necesario? - cuestionó Hamster, encogiendo los hombros . Se quedó mirando a Selden, con ojos semi cerrados , y pensando que los ricachones no entendían nada de la vida.

Selden volvió a analizar las fotos. Una foto oscura, granulada, mostraba a Marielle - ya con vientre bastante crecido , con una pequeña tanga y un corpiño frotándose contra un hombre en un club de baja calaña ; la expresión en la cara de ella era completamente indiferente, como si estuviese intentando desesperadamente distanciarse de lo que hacía, y Selden repentinamente sintió pena por ella.
- Mi Dios - comentó. - Encima de todo es stripper?
- De vez en cuando ella se sienta en la falda de los hombres de ese club , pero sólo para financiar su carrera de cantante - dijo Hamster. - la idea es que ella va a ser la próxima Jennifer Lopez, y el hombre de ahí va a ser el empresario y manager de ella... creo que él se cansó del olor a pescado ...
- Entonces es todo una trampa - concluyó Selden. - Qué quieren ? Dinero ?
- Quieren todos : fama , publicidad y fortuna. Miran por televisión los programas sobre actores y actrices y se quedan pensando “por qué yo no podría estar allí ?” - dijo Hamster.
Selden tocó distraídamente los cabellos en lo alto d e su cabeza .
- Ese es el problema - Selden reflexionó en voz alta. - Todos quieren ser famosos, todos quieren ser ricos, pero nadie quiere trabajar para llegar allí .
- Igual que en el negocio de la bolsa - afirmó Hamster, preguntándose cuánto ganaría en un año Selden Rose : uno o dos millones?
El teléfono sonó otra vez.
- Si ? - atendió Selden.
- Habla Craig Edgers. Quiere saber si todavía está en pie la invitación para ir a tomar algo a su hotel esta noche - dijo June.
- Dile que si - pidió Selden.
Hamster se puso de pie .
- Voy a hacerle un relato por escrito, pero nada de eso significa que ella esté alegando toda la historia sea una mentira. Ella estaba mismo en el mismo hotel que su cuñado esa noche, y lo conoció personalmente. Lo que debe entender sobre las mujeres de ese clase es que ellas siempre encuentran un modo de embarazarse cuando lo precisan... y de escoger al hombre adecuado para ser el padre.
Selden frunció el ceño .
- O, en ese caso, el hombre equivocado.
- Todos necesitan asumir sus propios errores - dijo Hamster.
- Cuánto le debo? - preguntó Selden.
Hamster miró la oficina de reojo otra vez.
- Cinco mil .
Me están asaltando otra vez, pensó Selden, cuando sacó la chequera del cajón; mas continuaba con las manos atadas, no tenía cómo evitarlo .




Selden Rose descendió rápidamente la rampa que llevaba à Broadway. Charcos ya se formaban en las calles por la nieve, y él no estaba de humor para mojarse los zapatos. En la calle, se detuvo y miró a su alrededor intentando situarse. Normalmente el automóvil de la empresa estaría estacionado en la esquina de la calle 62, con su conductor habitual, Peter, sentado atrás do volante, tomando un café da Starbucks; pero Selden presintió una amenaza en el aire. Un automóvil de la policía, con la sirena encendida, pasó zigzagueando por el tránsito de Broadway, mientras una mujer toda desgreñada con un saco negro lo miraba con rabia sin motivo alguno . Los edificios de Broadway parecían grises y sin vida, casi soviéticos. Y de repente él se acordó de un día igual a ese , hacia casi treinta años, cuando su madre lo había enviado a salvar a su hermano de una secta, a los 21 años.
Cuando era pequeño se imaginaba a sí mismo como un super héroe de historietas. En el mito familiar él era el niño de oro, un muchacho serio y brillante en quien uno siempre podía confiar para actuar correctamente y defender el honor de la familia.
Ese mito familiar en parte fue responsable, él lo sabía, de llevarlo al éxito incluso en su infancia - sacar las mejores notas (era el mejor alumno de la escuela municipal) y asistir a Harvard. Su hermano menor, Wheaton, ante un antecedente tan intimidante, naturalmente tomó el mal camino - a los 15 años lo atraparon vendiendo marihuana . Su madre vivía diciendo que el problema de Wheaton era que él no creía que podía ser tan bueno como Selden, y por lo tanto Selden necesitaba ser especialmente bueno con él, pero como la mayoría de los jóvenes , con gran ambición y gusto por la victoria, Selden tenía muy poca tolerancia hacia las debilidades de Wheaton, debilidades que consideraba defectos de personalidad innatos.
Por lo tanto , no se quedó sorprendido al recibir una llamada desesperada de su madre a principios de diciembre de su primer año en Harvard. Wheaton había conseguido entrar en la Universidad de Florida, pero nadie tenía noticias desde hacia dos meses. Y entonces , una de las amigas de su mamá , una mujer mandona llamada Mary Schekel, hizo su viaje anual a New York para asistir a la ceremonia de encendido de las luces del árbol de Navidad en Rockefeller Center, y se encontró cara a cara con Wheaton en la Quinta Avenida (!) en frente de Tiffany (!), pidiendo donaciones con un grupo de Hare-Krishnas (!) Y él era uno de ellos. Estaba con la cabeza rapada, usando una túnica naranja y cuando le pidió dinero a Mary Schekel ella había soltado un grito y había dicho : “Wheaton Rose! Deberías avergonzarte de estar haciendo esto!” - y entonces Wheaton salió corriendo, seguido por los otros Hare-Krishnas. La Señora Schekel casi tuvo un infarto allí mismo.
Selden estaba estudiando para sus exámenes finales, pero entendió que “ese asunto familiar” venía antes que cualquier otra cosa, incluso antes que su propio futuro. La familia era la cosa más importante de la vida, y fuesen cuales fuesen sus verdaderos sentimientos, Selden jamás se cuestionaba si “amaba” a su madre o a su padre, o si “amaba” a su hermano. Entonces, viajó de Amtrak a New York en una fría mañana de diciembre.
Se Hospedó en el Hotel Christopher en Columbus Circle, recomendado por la Señora Schekel con el argumento que el hotel estaba cerca de Lincoln Center. Mirando la calle ahora mismo , mientras iba caminando hasta el automóvil con el sobre marrón debajo de su brazo, vio el hotel todavía en el mismo lugar, y aún más decadente, si es que eso era posible.

Selden alcanzó y automóvil y golpeó la ventanilla. Peter lo miró , pero no se molestó en salir, y Selden abrió la puerta él mismo.
- Cuál es el pronostico del tiempo , Peter? - preguntó Selden, sólo para sacar un tema de conversación.
- Va a nevar toda la noche , Señor Rose. Pero sólo algunos centímetros. Sabe lo que eso significa.
- Nieve mezclada con barro mañana a la mañana - dijo Selden. Mirando el embotellamiento entre la Quinta y la Madison, ni siquiera conseguía recordar la última vez en que había pensado en el incidente de su hermano . Habrían pasado diez años... o quince ? Su hermano ahora era abogado en Chicago, estaba casado con su segunda esposa. El se acordaría de eso? O también mantendría el incidente sido completamente borrado de su memoria? Recostándose en el asiento del automóvil, Selden pensó lo increíble que era eso , como partes enteras de la vida de alguien podían desaparecer del recuerdo , como si jamás hubiesen sucedido.
Y si nadie las recordase , entonces eran como si no hubieran sucedido?. Ni siquiera la mano de la muerte podía detener el proceso de borrado de la memoria, como cuando personas que él conocía vagamente morían, y tres días después se daba cuenta que se había olvidado de ellas tan completamente como si jamás hubiesen nacido.
De allí a diez años, Selden ponderó , se acordaría exactamente de ese momento? De ese instante sentado en el automóvil, parado en el tránsito viendo un Papó Noel rojo de pie en la esquina, tocando el himno del Ejército de Salvación ? Se acordaría que estaba enojado con su esposa por gastar cincuenta mil dólares , o que había contratado un detective particular para investigar un caso de paternidad involucrando a su cuñado? No se acordaría, y de repente sintió que su vida estaba desapareciendo delante de sus ojos...
Tomó el sobre , dominado por el deseo de sujetar algo sólido. Sacó del sobre la foto de Marielle en el show de strip-tease y la miró atentamente. Las mujeres tenían bebés todo el tiempo , pero eso, Selden pensó , era una farsa. . Selden se había atribuido el papel de jefe de la familia y había actuado como intermediario entre Patty y Digger, aconsejándole a Patty que viajase con Digger y pidiéndole a su secretaria que sacase el pasaje de forma que Patty no se estressase todavía más . Janey había estado en contra, pero Selden creía que él y Patty se habían entendido bien, y Patty había escuchado sus consejos
Y ahora esa información sería una especie de regalo para Patty, la prueba de que ella no debía desistir de su matrimonio. Aunque él mismo fuese divorciado, Selden todavía creía en la santidad de los lazos del matrimonio, en su capacidad para desafiar al ser humano a elevarse a niveles superiores de amor y comprensión; y cuando llegó al Hotel Lowell y salió del automóvil, ya estaba sintiéndose un super héroe otra vez.
Su primero impulso fue contarle a su esposa. Cuando giró la llave en la cerradura y entró al vestíbulo, esperó el acostumbrado llamado “Selden?” de la voz aguda de ella. Pero no se oyó sonido alguno viniendo del interior de la suite del hotel, y sintiéndose ligeramente ofendido y decepcionado, entró en la sala.
Arrojó el sobre al escritorio y sacó un cigarrillo de una cigarrera de plata sobre el estante de la chimenea. A sentarse en el sofá , de repente se dio cuenta que estaba sintiéndose aburrido sin ella cerca . Janey tenía sus defectos, y el matrimonio , hasta el momento, ciertamente no había demostrado ser el más perfecto. Pero Janey en sí era interesante, él jamás sabía con seguridad lo que ella iba a hacer a continuación .
A veces, cuando él entraba, encontraba Janey en la ducha, enjabonando somnolientamente su magnífico cuerpo, e entendía que ella había estado durmiendo una siesta o que había estado pasando el tiempo acostada en la cama, y que había entrado apresuradamente a la ducha al oírlo entrar para esconder su pereza. También sabía que ella creía que conseguía engañarlo con sus ardides, pero esa parecía ser una cosa muy graciosa y él jamás tenía el coraje de desenmascararla. Y si ella no estaba en la ducha, en general lo llamaba desde la sala, donde solía encontrarla con uno de los libros clásicos en la mano, oyendo Mozart o Beethoven. Una más de las obvias tentativas de ella para impresionarlo con lo que ella quería ser, o pensaba que él quería que ella fuese, pero Selden hallaba encantador el hecho que ella quisiera esforzarse por él, aunque sus esfuerzos fuesen en su mayor parte puro fingimiento.
Casarse con Janey resultaría en un tremendo error o en una bella victoria, pensó él, pero mientras tanto necesitaba admitir que todavía estaba en la etapa de la luna de miel de su segundo matrimonio. Había cosas en su esposa que lo irritaban , pero había muchas otras cosas divertidas: desde ese rostro de una belleza impactante, situado exactamente en la frontera entre lo anticonvencional y lo clásico, hasta sus tentativas desesperadas de darle placer en la cama y su indisimulada felicidad con su nuevo status social. Necesitaba admitir que su ego se sentía recompensado por ser capaz de darle felicidad en la vida , una felicidad que, Selden se imaginaba, siempre había la eludido hasta ella lo había conocido a él.
Se puso de pie , sintiendo repentinamente con ganas de moverse . En verdad, pensó él, muy satisfecho consigo mismo, mientras iba hacia la ventana, era que no había hombres capaces de “controlar” a una mujer como Janey Wilcox, y ella, según lo que él imaginaba, había sufrido injustamente con eso. En relación a los personas , Janey poseía un instinto infalible combinado con el talento de manipulación de una cortesana . Para él, sus artimañas eran encantadoramente obvias, pero imaginaba que, para la mayoría de los hombres, consumidos por sus propios egos , no lo eran.
Pero los otros hombres, Selden pensó , mirando de reojo la nieve que comenzaba a caer constantemente, no eran su problema. Además, incluso podía pensar que él, Selden era el problema de ellos, pues era quien se había arrebatado el premio...
Miró a o reloj - ya eran más de las seis y media. Se preguntó si algún contratiempo la habría atrasado, y después se le ocurrió que tal vez Janey tuviese miedo de volver a la casa, miedo a que él estuviese enojado por el tema de los cincuenta mil dólares . Pero sucedía que él ya no estaba enojado con eso, y ahora comenzaba a preocuparse. Craig Edgers iba a llegar en cualquier momento, y él quería que ella estuviese presente...
Marcó el número del celular de ella, pero la llamada entró inmediatamente en el casilla de mensajes y Selden se sintió culpable . Sería posible que la intuición hubiese alertado a Janey de que él planeaba usarla esa tarde y que por eso ella resolviese permanecer lejos de él ? Sabía que Janey se iba a ofender al constatar que estaba siendo usada como objeto de arte , exhibida como un caballo carreras . Pero en esa noche en particular, el potencial disgusto de ella no tenía importancia comparado con el deseo egoísta de él de exhibirla un poco delante de su viejo amigo.
Craig Edgers había sido compañero de Selden durante los dos últimos años en Harvard, y aunque ellos hubiesen perdido el contacto , Selden no se sorprendió cuando Craig le telefoneó la semana anterior, aparentemente “queriendo reanudar la amistad”. Craig había leído una nota sobre el cambio de él a Movie Time en la sección de negocios del periódico , y se había enterado de su casamiento por las columnas sociales, llevándolo a confesar que siempre había tenido ganas de conocer a una modelo de Victoria Secret. Selden no había conseguido resistir a la tentación de exhibir Janey para Craig, y lo había invitado a venir con su esposa a tomar algo al hotel.
Pero Craig inmediatamente había respondido que prefería ir solo, sin su mujer, Lorraine, lo que, según Selden entendía, le permitiría babearse más libremente cuando viese a Janey, sin temor a que su mujer se vengase después . Inconscientemente Selden se había “olvidado” de contarle a Janey que su ex compañero de facultad iba a venir.
Sentado en el sofá, notó un libro abierto girado hacia abajo en la mesa de centro . El libro era una edición cara, de tapa dura, de la República de Platón. A su lado , la lapicera rosa que Janey usaba para subrayar tramos del libro que le despertasen misteriosas emociones. Normalmente, no le importaría si ella dejase el libro allí durante varios días, pero su presencia en la mesa de centro era exactamente el tipo de tentativa flagrante de simulación de intelectualidad que Craig iba a notar y de la cual se iba a burlar impiadosamente.
Selden miró a su alrededor , buscando un lugar para esconder el libro, y escogió el cajón del escritorio. Estaba lleno de papeles - blocks de hojas con anotaciones de teléfonos, cuentas, sobres vacíos y dos cartas documento - pero él apretó el libro allí dentro encima de todo aquello y cerró el cajón . Con el libro guardado, se sintió mejor, sabiendo que, si Janey intentase alardear de ser una intelectual , Craig no vacilaría en aplastarla, disecando sus ideas con la precisión de un bisturí.
Craig Edgers era un de esos hombres cuya única satisfacción en la vida provenía de una creencia que era infinitamente superior - desde el punto de vista intelectual - al resto de la población del mundo. Siempre había deseado ser un "gran intelectual "; hasta cuando era estudiante, sentía una envidia enfermiza por la obra intelectual de cualquier otra persona. Tenía el complejo de "genio no reconocido". Después de formarse, se había muerto de rabia, cuando Selden se mudó a Los Angeles e inmediatamente logró un empleo, descubriendo libros que sirviesen de base para guiones de películas. En su primer semana de trabajo , Selden descubrió el libro “ Tierra rechazada” , que se convirtió en una película que fue éxito de taquilla . Esa suerte le garantizó un lugar en la industria del entretenimiento y le rindió sus primeros cien mil dólares. Por su lado , Craig se había mudado a New York y había aceptado un empleo mal remunerado, en el periódico The New York. EN los años siguientes, la estrella de Selden continuó brillando , y Craig continuó encontrando obstáculos. a pesar de publicar innumerables ensayos y escribir tres novelas - y ser considerado "un talento literario promisorio" en los pequeños círculos en los cuales esas cosas tenían importancia . Pero la obra de Craig había pasado - en su mayor parte - desapercibida.
Pero todo eso había cambiado en los últimos tres meses, después que Craig, publicó su fantástica novela, “Los Obstáculos”, en septiembre. El libro inmediatamente trepó al primer lugar en la lista de más vendidos del New York Times, y Craig estaba siendo considerado el próximo Tolstoy. Asistía a programas de entrevistas y a debates, y su foto era publicada en todas partes - aunque Selden sospechaba que era una foto antigua, probablemente del tiempo en que Craig todavía tenía treinta años.
El teléfono sonó, y Selden le dijo al portero que dejase a Craig entrar.


“El ochenta por ciento de un éxito es alardear.” Woody Allen

Selden se quedó parado al lado de la puerta, con curiosidad - Esa sería, pensaba él, la primera vez que veía a Craig después de que él se hubiese convertido en un éxito, y se preguntaba cuál habría sido el efecto de eso en él. En minutos oyó un golpe en la puerta, y Craig entró , exhalando aire helado y cigarrillo. Continuaba vistiéndose - pensó Selden, saludándolo con un abrazo de oso - tan mal cuanto siempre se había vestido , sólo que ahora pesaba unos 15 kilos más.
Entraron en la sala de estar, y dando una mirada al ambiente.
- Caramba, Rose - dijo él, con una ironía sutil que después de veinte años de lucha por el reconocimiento, se había convertido en parte permanente de su repertorio verbal. - Pensé que ahora que ahora eras un potenciado . No esperaba encontrarte viviendo en un hotel.
- Y yo pensaba que alguien se convertía en un novelista famoso para poder vestirse como si fuese un Don Nadie - replicó Selden.
- Vos Siempre tuviste habilidad para estar a la moda, Rose, yo no - dijo Craig, dejándose caer en el sofá y haciendo fuerza para sacarse un sobretodo de tweed.
- Qué te puedo le servir? - preguntó Selden. - Vodka, te va bien ?
- Lorraine va a sentir el aliento, pero qué puedo hacer? Sírvelo . Alguna vez pensaste que ibas a acabar casando con tu madre?
Selden se rió.
- Madre hay una sola ... a Dios gracias.
- De ahí a casarte con una supermodelo diez años más joven...
- Esa es la idea - confirmó Selden, sin titubear, creyendo que era demasiado pronto para dejar que Craig lo irritase.
- Claro - dijo Craig, - Has tenido ... - él preguntó - ... noticias de Sheila?
Selden se puso tenso.
- Se casó de nuevo el mismo día que el juez otorgó el divorcio - Selden fue a la cocina y sirvió dos vasos de vodka con hielo, pensando que la última cosa que quería era hablar de Sheila y de los motivos por los cuales el matrimonio de ellos había naufragado.
Selden volvió a la sala con las bebidas.
- Necesito reconocerlo , Rose. Sé que fue un shock que yo escribiese un bestseller, pero creo que vos con este matrimonio me superaste .
Selden sonrió , sentándose en la poltrona.
- Siempre estuve un paso adelante tuyo , Edgers,
Craig prosiguió : - Todos están hablando de eso. Los hombres sienten unos celos del demonio y las mujeres están muy asustadas. Creen que, si Selden Rose pudo casarse con una supermodelo, sus maridos también van a querer hacer lo mismo - y los hombres concuerdan. Yo mismo me he hallado mirando a Lorraine últimamente y preguntándome como sería...
Selden se rió y tomó un trago de su bebida. Craig, Selden pensó , es todavía más repelente que lo era en la facultad, pues ahora tenía esa apariencia de viejo tarado.
- No te equivoques - dijo él, con una sonrisa falsa, preguntándose cuánto tiempo le llevaría librarse de él. - Está hablando como todos los otros prejuiciosos de este país: ven a esas muchachas lindas en la TV y creen que el único modo de tenerlas es con medios económicos ... Es como que un hombre de 150 kilos piense que puede ser jockey.
- Además - continuó Selden, recostándose en la poltrona - Pensé que vos y Lorraine estaban muy bien . Todas tus entrevistas hablan de un matrimonio feliz de seis años...
- Estamos bien - admitió Craig, - Tan bien como pueden estar dos personas que antes estaban locamente enamoradas . Pero hablando en serio ahora, quién no piensa en tener otra mujer? Y, principalmente, tener una mujer que aparece en las revistas de modas ? Es la obsesión del macho orientado al consumo: la mujer como producto , como objeto.
- Estoy seguro que Lorraine no concordaría - dijo Selden, pensando en la mujer de Craig. Lorraine era una mujer bajita, dinámica, con cabellos rubios y crespos, que controlaba todos los aspectos de su vida y de las vidas ajenas , incluso medía cuanto papel higiénico debía usarse por día.
- Sólo porque ella no podría ser un producto - respondió Craig burlonamente.
- Bien - dijo Selden, incapaz de no acordar con esa evaluación. - Vos, gracias a Dios , puedes.
- Voy resistiendo - dijo Craig, con la voz cargada de sarcasmo, cuando Selden súbitamente se acordó de haber leído recientemente que Craig tenía ofertas para transformar su libro en una película, pero hasta ahora no lo había decidido. - Todavía me queda un resto de integridad artística. Al contrario de vos. - él sacó un paquete de cigarrillos del sobretodo y los colocó en la mesa, como si pretendiese quedarse durante mucho tiempo más.
-Parece que ambos caímos en lugares comunes: el escritor de bestsellers que intenta conservar su integridad artística, y el magnate de Hollywood casado con una rubia atractiva y desecerebrada.
Selden se ofendió. Sabía que Craig hacía comentarios mordaces y agresivos, pero eso había llegado demasiado lejos. Una cosa era insultarlo, Selden pensó , pero otra muy diferente era insultar a su esposa. Golpeando con el vaso en la mesa , lanzó una carcajada desdeñosa, y respondió :
- Voy a admitir que no eres tan brillante como Janey, pero ella por lo menos es tan inteligente como Lorraine.
- Lorraine puede no ser bonita, pero por lo menos tiene algo en la cabeza, quiero decir, la gente ve a esas muchachas y piensa: " Me Gustaría llevarme esa mujer a la cama, pero no tomar un café con ella por la mañana..."
- Nunca oí a nadie hablar con tanta envidia manifiesta . ..
- Ah, qué pasa Rose? Ahórrate la saliva.
- Y llega un momento en la vida de un hombre en que él comienza a comprender el valor de la ternura...
- Vamos - replicó Craig casi a los gritos. - Sólo quiero saber lo siguiente: ustedes conversan sobre algo? Sobre qué ? O todo - sacando el sexo - es una gran aburrimiento ?
- Aburrimiento ? - preguntó Selden. - Sheila era aburrida. - Y le lanzó a Craig una mirada significativa, queriendo decir que consideraba que Lorraine también era aburrida.
En ese momento, Selden oyó el sonido de la llave en la cerradura, y la puerta abriéndose y cerrándose . Poco después oyó la voz de Janey
- "Selden...?" -
Y sus pasos entrando en el vestíbulo. Selden se sentó más derecho y orgulloso, recordando cuan agradable era la voz musical y resonante de Janey , y preguntándose si Craig lo habría notado también.
- Mi mujer llegó - dijo él, girando la cabeza hacia atrás. Craig miraba hacia adelante , como una niña decidida a "no mirar", y cuando llevó el vaso hacia su boca, Selden vio que su mano temblaba levemente . Viejo verde , estaba mas nervioso que un colegial, pensó Selden, triunfante, cuando respondió : - Querida estamos en la sala ...

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