domingo, 15 de marzo de 2009

LA TREPADORA - CAPITULO 31

TERCER LIBRO
CAPITULO 31


El G5 aterrizó en la pista del aeropuerto Charles de Gaulle, y después carreteó hasta una pista privada donde fue recibido por una limosina Mercedes y dos fiscales de la justicia francesa. Eran las 11,15, más o menos en la mitad do mes de febrero de 2001, y Janey miró por la ventana el gris y lluvioso día francés e suspiró . Enviada a París con Mimi! Era tan desagradable, Janey pensó , ser mandada a un lugar como una niña malcriada confinada en su cuarto...
Se calzó un par de guantes suaves, de un gris levemente rosado, frunciendo el ceño al hacer eso. El viaje no podía haber venido en peor momento. Ya estaba muy cerca de conseguir que George firmase una carta intención en relación a la producción de un película, y entonces, exactamente cuando parecía que él iba a dedicarse al proyecto y firmar un cheque, había llegado esa invitación súbita de acompañar a Mimi a París. Mimi necesitaba ir a París probarse unos vestidos de alta costura que le había encargado a Dior en octubre, pero no quería ir sola, y si Janey la acompañase, iba a presentarla a Raumond, su decorador francés. Por tradición, Raumond jamás aceptaba clientes nuevos, pero podía ser que hiciese una excepción con Janey si ella fuese a París en febrero, cuando él tenía un espacio en su agenda.
- Es una locura - le reclamó Janey a Selden. - Especialmente porque no tenemos nada que decorar!
Ese tema era delicado para ambos, y Selden le lanzó una mirada cautelosa.
- Pero Vamos a tener - él dijo, con todo cuidado. Janey retribuyó la mirada , desafiante. Él no había vendido el terreno, ni había desistido de la idea de construir una casa, simplemente había dejado de mencionar el asunto . Del mismo modo en que ella no mencionaba sus encuentros con George.
- Hablando en serio, ahora, Janey - dijo él - esa es una prioridad - Y eso la hizo callarse. Pero desde que Mimi había sugerido el viaje a París, una semana antes Janey no podía dejar de sentir que había algún tipo de conspiración en el aire para sacarla de la ciudad. Selden había llegado a casa cierta noche muy entusiasmado con el viaje, después que George le había dado la noticia, según él afirmó. Janey inmediatamente se puso nerviosa, principalmente porque ella misma se había encontrado con George esa tarde y el encuentro de ambos no había quedado exactamente sólo en asuntos de negocios. Su primer pensamiento fue de que George debía haber contado todo a Selden - pero si lo hubiese hecho, ella negaría todo, pensó rápidamente. Iba a decirle que George la había estado buscando , y que ella lo había rechazado bruscamente ,y que en retaliación, él había inventado todo aquello...
Pero Selden parecía estar aliviado, no enojado, y después de algunos minutos ella se tranquilizó, viendo que George no tenía a lengua suelta. Además, según pudo notar, era de Selden de quien necesitaba preocuparse , no de George. El mes anterior, desde esa terrible noche de Año Nuevo, Selden había comenzado a tratarla de un modo condescendiente, como si ella no fuese inteligente, ni tuviese cabeza para entender lo que él hacía. Para quien no supiese de nada, parecían un pareja equilibrada, en pie de igualdad . Pero Janey estaba comenzando a conocer Selden mejor, a entender que él sólo la quería a su lado como una especie de trofeo - la bella modelo de Victoria Secret que confirmaba su status como macho alfa - y estaba comenzando a irritarse con aquello. Cuando daba sus opiniones sobre el show business, política o moda, lo sorprendía mirando a las otras personas , para ver si ella no los estaba aburriendo o avergonzando, y si él creía que lo estaba haciendo , la interrumpía, dejándola terminar de expresar sus pensamientos a las moscas.
Aquello culminó a mediados de enero durante un cena en la casa de Harold Vane. Había dos mesas de diez invitados cada una , y Janey estaba sentada al lado del senador republicano de New York , Mike Matthews. Era un hombre atractivo , de unos sesenta años, envolvente y poderoso, con una fuerza en su mano demoledora, que él ejercitaba al afirmar sus puntos de vista, agarrando la mano de ella sin soltarla, incluso cuando estaba hablando con otras personas de la mesa. Era exactamente el tipo de noche que Janey adoraba, llena de personas importantes y con una conversación que ella consideraba significativa. Hacia el final de la cena, el tema se volvió inevitablemente hacia los pro y los contras (en la mayoría contras ) del partido Republicano. Janey entró en una discusión acalorada sobre el peor defecto del Partido Republicano - el hecho que ellos no apoyasen a las mujeres ni el tema del aborto.

Había otras cuatro mujeres en la mesa - siendo que una de ellas era una respetada periodista de noticiero, de unos cincuenta años, quien pronto gritó "apoyo, apoyo" -, y de repente se hizo uno de esos silencios, durante los cuales las conversaciones inexplicablemente se interrumpen, y la voz de Janey se hizo oír claramente:
- Francamente, senador! Si no apoya el aborto por convicción personal, afirmo que es un hipócrita. Usted fue soltero durante treinta años, y no va a decirme que durante esos treinta años jamás embarazó a una novia.
Por un momento, se hizo un silencio escandalizado en la mesa, y Janey se sintió ruborizar de pudor . Dándose vuelta hacia Selden, quien estaba sentado en la otra mesa, captó la rigidez de la tensión en la nuca de él, pero un segundo después el silencio fue roto por la cálida carcajada de aprobación que siguió después con una broma . Janey sintió que su autoestima se elevaba ante los ojos de la sala. Antes, ella sólo era una muchacha bonita, sin mucha importancia. Ahora era uno de ellos - atractiva , si, pero con un sentido de humor bastante atrevido. El senador le agarró el brazo con esa mano de hierro y se dirigió a los otros invitados.
- Señores y señoras, esta joven señora es exactamente lo que el partido Republicano precisa! - Y el jovial grupo de invitados se retiró, yendo tomar café a la sala de estar.
El senador la escoltó por el palacete que llevaba hasta la pomposa sala de estar, decorada por Harold en estilo Imperio americano . Había banquetas revestidas de seda, con patas en forma de garras y mesas de mármol, de forma que el efecto general era de estar retrocediendo en el tiempo. Janey no se sorprendería si viese carruajes tirados por caballos pasando por Park Avenue.
Había un piano de cola en un rincón de la sala, y Harold había contratado dos jóvenes cantantes líricos para hacer una presentación. Janey se sentó en un estrecho canapé azul , y aceptó una taza de café de una criada con uniforme, sonriéndole al senador al hacerlo. Por un momento, ella se imaginó como sería estar casada con él - principalmente porque, según todos decían, él tal vez se postulase a la presidencia. Tal vez fuese divertido ser la Primera Dama, Janey pensó , diciendo en seguida:
- Por favor, siéntese , senador. Me estoy muriendo de ganas de saber si los rumores tienen un fondo de verdad.
El aceptó la invitación de ella y bromeó :
- Si la mayoría de los rumores realmente tienen un fondo de verdad, pero si está queriendo saber si voy a postularme o no...
- Ah, yo me refería a esos rumores sobre usted y esas señoras, sabe... - comenzó Janey. Y en ese momento, Selden surgió detrás de los dos.
Janey lo miró , invitándolo con los ojos a unirse a la charla, pero la boca de Selden estaba congelada en una sonrisa tensa.
- Perdone a mi esposa, senador-pidió él. - ella acostumbra a decir cosas sin pensar antes. - Se sentó en el borde del canapé y tomó la mano de Janey, y, en una voz que pretendía ser burlona , dijo : - Tiene el hábito de hablar de cosas de las cuales no entiende.
- Ah, si ? - preguntó el senador, lentamente. Dandole a Selden una sonrisa frío, continuó : - Ella me parece muy inteligente, si no es más inteligente que la mayoría de las personas de esta sala. Y lo que hizo sólo fue expresar lo que a mayoría de ellas estaba pensando, pero su esposa tuvo el coraje decirlo .
- Siempre y cuando no lo haya ofendido ... - respondió Selden, medio vacilante.
- De mi parte, no - dijo el senador, lanzando una mirada solidaria a Janey. - Pero si algún día decide que quieres deshacerte de este hombre - propuso él, hablándole directamente a ella - Yo estoy disponible. -Los tres se rieron , y en ese momento la música comenzó a sonar , poniendo fin a la conversación. Janey inclinó la cabeza, como si estuviese gozando la música, pero por dentro estaba asqueada. Era como si todas sus sospechas
sobre el comportamiento de Selden en relación a ella súbitamente se hubiesen confirmado. No había modo de negarlo, entonces en el automóvil, a camino a la casa, ella estalló .
- Nunca más en la vida me hagas eso - dijo Janey , con rabia. Ambos se quedaron mirando todo el tiempo hacia adelante y, por algunos segundos, él no dijo nada. Después , frotó su mentón con la mano y comentó con voz inexpresiva:
- Fue un comentario que lo incomodó.
- La única cosa que incomodó fue tu comportamiento - replicó Janey, mordaz.
- Podemos discutir en casa, por favor? - pidió él, señalando al conductor con la cabeza.
En el hotel, la charla prosiguió volviendo siempre al mismo punto, Janey acusando a Selden tomar una actitud paternalista para con ella, y de faltarle el respeto , y Selden rehusándose a reconocer lo que ella señalaba. El hecho que él no se diese cuenta de los sentimientos de ella la puso furiosa, llevándola a un punto al cual ella rara vez llegaba, pues finalmente lo atacó con los puños cerrados. Elden se arrojó hacia atrás , sobre el sofá, y ella se quedó allí sentada, temblorosa debido al llanto y la rabia, pero el dique se había roto, y él giró sobre sus talones , lleno de odio. Janey jamás lo había visto tan enojado y se quedó aterrorizada.
- Si quieres saber la verdad, me avergüenzas, si - dijo él, con una agresividad gélida. - Noche tras noche, te soporté abriendo la boca , diciendo burrada tras burrada sobre cosas que ignoras, discutiendo con gente que está a años luz en términos de experiencia. Siempre logras caer bien porque sos linda. Pero , si no fuese tan linda, nadie prestaría atención a lo que dices!
Janey soltó un gritito de susto. Nunca nadie le había hablado de ese modo, y al principio ella no supo como reaccionar. Sería posible que todo lo que él estaba diciendo fuese verdad ? Con todo admitir eso sería mortal, y ella replicó, gritando:
- No oíste lo que el senador dijo ? Que yo era más inteligente que la mayoría de las personas en esa sala?
- Claro que él va a decir que sos inteligente - dijo él, inclinándose hacia ella, con una expresión de escarnio. - El es un político. Especialista en decirle a las personas exactamente lo que ellas quieren oír . La verdad es que es un viejo verde . No viste cómo te miraba los pechos todo el tiempo y te sujetaba la mano con fuerza? Yo lo vi, y todos los otros que estaban en la sala también lo vieron. Él quería te comer, y estaba dispuesto a decir cualquier cosa para tener esa oportunidad. Y encima me preguntas por qué me avergüenzo? Me preguntas por qué no te respeto? Si lo piensas bien, vas a descubrir que quien no me respeta sos vos . Selden comenzó a caminar inquietamente en la sala, cada vez más trastornado, como si cada gesto de su mano le diese más cuerda todavía.
- Te oí decirle a directores de fama mundial como deben dirigir su próxima película - continuó él. - Te oí decir a productores a quienes debían incluir en el elenco y a los empresarios cómo deberían manejar sus negocios. Y todo eso sin tener ningún talento especial, ningún estudio en particular ...
- Me Estás diciendo que no tengo derecho a dar mis opiniones, sólo porque no poseo las mismas ventajas que todo el mundo?
- No me estoy refiriendo a ventajas - dijo él, girando sobre sus talones y señalándola con un dedo . - Me estoy me refiriendo a hacer el trabajo pesado; a transpirar la camiseta , a arriesgarse a fracasar, y volver a intentar . - Selden hizo una pausa, inspiró profundamente, y continuó . - Quieres saber? No me interesa lo que hablas con tus amigos superficiales , ni ese montón de hombres con quien te has acostado , y que te siguen como perros en celo por todas partes . Prefiero hablar con mis colegas de trabajo, gente que pasó toda su vida intentando realizar algo...
Janey soltó una risita.
- No me digas, Selden. Crees que Mimi y George son superficiales ? Y esa su idea de que me acosté con un montón de hombres...
- Sólo estoy diciendo que debes dejar de exhibirte en algunas de esas conversaciones, por lo menos . Por qué vives imponiéndote a las personas? Intenta quedarte en segundo plano de vez en cuando, para variar. Cierra la boca, y entonces vas a descubrir que es posible aprender algo.
Ambos se miraron fusilándose de odio, y Janey se preguntó amargada cómo ella había sido justamente eso - alguien en segundo plano para todos los otros hombres ricos y poderosos , no conseguía ser así con su propio marido. Era verdad, Janey pensó de repente, ella no lo respetaba. Alguna vez había respetado a Selden? Pero esa idea era tan horrible que ella supo , instintivamente, que debía manipular la discusión para acabar como víctima.
- Estoy entendiendo de lo que estás hablando, Selden - dijo ella, su labio tembloroso como si estuviese por llorar. - No quieres que me desarrolle en la vida. Te Sientes amenazado, pero sucede que yo siempre fui así. Siempre traté de perfeccionarme , e intenté hacer algo significativo con mi vida. Si piensas que sólo me voy a quedar sentada a tu lado, mansita, está muy equivocado. Y si mi comportamiento te incomoda, en mi opinión , ese es un problema de tu inseguridad . Cómo te atreves a intentar culparme ? - Apenas acabó de hablar, se puso a llorar, y corrió al baño .
Cuando él vino a la cama , más o menos una hora después , ella fingió estar durmiendo. Después de algún tiempo , lo oyó roncando bajito, pero Janey se quedó despierta durante horas. Su orgullo combatía con su cinismo, su orgullo pidiéndole que se divorciase, y el cinismo haciéndole ver que, por peor que Selden fuese, ella no quería volver a llevar la vida que llevaba antes. Finalmente, Janey se durmió , y despertó con el sonido de la ducha y sintiéndose exhausta.
Selden entró en el cuarto con una toalla enrollada en la cintura. Se sentó en el borde de la cama , peinando su cabello hacia atrás y girando el tronco de modo a quedar de frente a ella.
- Escucha - comenzó él. Janey pensó que él iba a pedirle disculpas, como solía hacer después de una pelea, pero en vez de eso, él dijo : - Sólo creo que nunca más debemos... pelear así de nuevo, está bien ?
No era lo que ella quería oír, pero le sonrió resignada. Él se inclinó y le dio un beso en los labios.
- Hasta más tarde, entonces? - Selden preguntó.
- hasta luego - respondió ella, con un suspiro dramático.

- Ah, Janey . No seas ridícula - la retó Mimi, dos días después . - George también es exactamente la misma cosa. Nadie te dijo que todos los maridos son iguales?
Ambas estaban almorzando en Dingo's en un clima que parecía tan pesado cuanto el largo invierno de New York.
- Ah, si - prosiguió Mimi, con un brillo malicioso en sus ojos. - Es una de las grandes decepciones de la vida, así como tener hijos. La gente siempre piensa que va a casarse con un individuo especial , un hombre que escogió por encima de todos los otros. Y cuando finalmente llega allá, descubre que se casó con " el hombre promedio". Y en el fondo , en el fondo , mi querida, un marido no es mejor o peor que ningún otro. Además, hace tiempo que pienso que todos son completamente intercambiables !
Janey miró a Mimi y le dio una sonrisa sin gracia. Desde que Zizi había partido, Mimi había cambiado , pensó Janey. Se había convertido en alguien amargo - una de esas cuarentonas que viven asqueadas porque su vida no salió como ellas esperaban. Tenía de todo, pero su comportamiento pesimista implicaba que de alguna forma había sido traicionada, y, una vez más, Janey se recordó que, independientemente de lo que sucediese, ella no podía acabar como Mimi...
- Francamente, Mimi - respondió Janey, retorciendo nerviosa su anillo de bodas, como si fuese una señal de esclavitud y no de amor. - Para mí no tiene importancia si Selden es igual a los otros maridos, es la falta de respeto que lo no consigo soportar. Qué atrevimiento el de él!
- La falta de respeto forma parte del paquete total - explicó Mimi encogiendo los hombros . - Cuando un hombre se casa , parte de él pierde el respeto por nosotras justamente porque hemos aceptado casado con él. El hombre conoce sus propios defectos y cree que la mujer es una idiota al aceptar soportarlos.
- Pero Selden está queriendo dominarme! - gritó Janey.
- Ah, si ? - preguntó Mimi. - él no cree eso, de ningún modo . Cree que está afirmando sus derechos como marido. Lo que, desgraciadamente, mi querida, incluye decirte qué hacer.
- George no te dice qué hacer - observó Janey, astutamente . Desde que había comenzado a encontrarse clandestinamente con George, para tratar el proyecto del libro Los Obstáculos, su admiración por él había aumentado. George vivía de buen humor , y ellos parecían pasar la mitad del tiempo riéndose juntos ...
- Claro que no - replicó Mimi, malhumorada, y frunciendo el ceño . - George es demasiado mandón, y creo que Selden también lo es. Pero si ellos no fuesen mandones, no serían exitosos como lo son, y nunca nos habíamos casado con ellos, piénsalo bien. - Mimi miró firmemente a Janey con una mirada penetrante , y continuó : - Nosotras tenemos la capacidad de adaptarnos . Si no fuese así, no te habrías casado. Serías una empresaria o gerente de algún estudio cinematográfico.
- Una mujer debería ser capaz de casarse y ser empresaria! - replicó Janey. Pero Mimi sólo sonrió y dijo :
- Debería, si . Pero se puede encontrar alguna? El hecho es que no existen - o como máximo, hay dos o tres. La mayoría de los magnates no tolera ese tipo de rigidez y firmeza en una mujer.
- Pero yo no estoy siendo rígida - insistió Janey. - sólo quiero un poquito de respeto por parte de Selden. No tiene motivo para actuar como si yo no pudiese hacer nada...
Mimi levantó las cejas y se rió.
- Janey - ella dijo con paciencia. - Tienes 33 años. Sé que crees que eres vieja, pero no lo eres . Cuando yo tenía tu edad, alimentaba millones de fantasías sobre como mi vida iba a transformarse , sobre lo que iba a hacer, con quien me iba a casar... Ah, ya sé que tienes aspiraciones muy elevadas, amiga - continuó Mimi . - Pero mi consejo es que analices más profundamente tu vida. No sería una buena amiga si no te dijese que estás poniendo en peligro tu matrimonio. Ese proyecto que estás intentando desarrollar con George, por ejemplo...
- Por qué no puedo tener un proyecto con George? - preguntó Janey, interrumpiéndola rápidamente . Se sentía un poco culpable en relación a George, pero no tenía intención de dejar que Mimi creyese que había en la relación entre ellos algo más que apenas interés profesional. Su tono fue burlón , pero también desafiante. - Mimi, si estás queriendo decir que yo no debía estar desarrollando un proyecto con George porque él es tu marido, también deberías afirmar que no puedo desarrollar ningún proyecto con ningún hombre casado. Si , estoy trabajando en un proyecto con George, y él es tu marido, hay algún problema con eso?
Mimi se rió.
- Mi amor - dijo ella, tocando el brazo de Janey -, todavía no entendiste. No importa con quien trabajes. El caso es que está intentando competir con Selden.
- Hasta que punto Selden sabe del proyecto ? - preguntó Janey .
Mimi suspiró .
- Yo no le dije nada, e imagino que George, tampoco. Pero Selden va a descubrirlo cualquier día de estos , y cuando eso suceda, sé que va a enojarse.
Janey se rió un poco demasiado alto, como si todo aquello fuese completamente ridículo.
- Cómo es que o Selden puede enojarse con eso ? - ella preguntó inocentemente. - Debería sentirse orgulloso.
Mimi la miró pensativa.
- Pero no va a ser así, Janey. No logras verlo ? él va a sentirse como si estuvieses intentando debilitarlo. Intentando demostrarle que eres tan buena como él, y encima estás atacándolo en un campo que es importante para él . Es su trabajo.
- Bien, entonces tal vez Selden precise entender que existe más de una persona talentosa en nuestro matrimonio - replicó Janey.
Mimi suspiró .
- No es que él no crea que tengas talento, Janey - dijo. - Pero si Selden hubiese querido casarse con alguien de su rubro, ya lo habría hecho . Él ya estaba casado con alguien del rubro del espectáculo , y no funcionó. Ahora quiere a alguien diferente. Estoy segura que él adora el hecho que tengas personalidad y opiniones propias, pero también se casó con vos porque imaginaba que sería una muchacha linda , delicada y completamente solidaria y compañera ... de él. Él se siente como si fuese tu salvador... tu héroe ...
- Salvador? Mío? él llegó a decir eso ?
- No con esas palabras, exactamente, pero ... vamos Janey, seamos sinceras , vos no siempre tuviste la mejor de las reputaciones.
- Y Selden creyó eso!
- Claro que no. Si lo creyese, no se habría casado con vos. - Mimi giró la cabeza hacia el otro lado y suspiró , - él crees que las cosas que la gente decía sobre vos... eran rumores malintencionados . Y yo también creía - y todavía creo eso . Pero él pensó que, al casarse con vos, iba a darte la vida que vos siempre quisiste y te merecías. Y, naturalmente, creyó que querías tener hijos, constituir una familia...
- Pero hace sólo seis meses que estamos casados - protestó Janey.
- él sólo quieres un poquito de comprensión, Janey. Selden quieres sentir que vos te sientes orgullosa de las realizaciones de él. Y si insistes en intentar entrar en el rubro de trabajo de él, va a creer que no es tan bueno en lo suyo.
- Por supuesto que Selden es muy bueno en lo que hace - replicó Janey. Arrojó la servilleta en la mesa, temblando de rabia. Por qué todos vivían intentando hacerla retroceder en sus ideas, empujarla para ponerla "en su lugar" - y de repente todas sus inseguridades respecto a sí misma y su capacidad retornaron con toda su fuerza.
La sensación era al mismo tiempo familiar y agudamente insoportable, pues implicaba un descontrol dentro de ella. Esos sentimientos, Janey sabía, podían ser peligrosos; tal vez la llevasen a hacer cosas impulsivas, dañinas...
Y Mimi, pensando en el matrimonio, le recordaba a su madre.
- Hay ciertos sacrificios, Janey... - dijo Mimi , gentilmente - que, si no estás dispuesta a hacer, va a ser muy difícil que ...
Mimi probablemente tenía razón , pero Janey estaba demasiada enojada como para admitir eso.
- Si estás hablando de mudarme a Connecticut - dijo ella -, no voy a ir allá de ningún modo ...
Mimi le lanzó una mirada que Janey tuvo certeza que era de piedad.
- Estaba pensando en Patty - Mimi murmuró .
Janey miró la servilleta, furiosa. Mimi estaba intentando embromarla propósito? Patty era un punto sensible, y Mimi sabía eso, simplemente porque Patty tenía razón y Janey estaba equivocada. Después del incidente de Aspen - que ahora Patty y Digger veían como una anécdota divertida - Marielle Dubrosey había confesado que el bebé no era de Digger. La historia inmediatamente desapareció de los periódicos como si jamás hubiese ocurrido, y Patty y Digger trataron de "esconderse", recluyéndose en su casa. Pero veían a Janey y a Selden, cuando cenaban juntos - Selden parecía considerar la relación de ellos como uno de sus "proyectos especiales" - y Patty vivía agradeciéndole a Selden por su ayuda y recordándole a Janey que ahora Digger y ella estaban más unidos que nunca. Janey siempre apretaba los dientes, principalmente porque la relación entre ella y su marido no era todo buena que debería ser...
Pero no era la única que la confrontaba con los problemas de su matrimonio , pensaba Janey ahora, mirando a Mimi. Recordando esa tarde con Zizi, Janey pensó , con crueldad , que Mimi era una idiota. últimamente parecía muy cansada, desanimada ... Era como si su belleza simplemente hubiese desistido de manifestarse, y eso era muy triste ... tal vez sólo fuese cuestión de esperar que pasase el tiempo. Después de todo , pensó Janey, todo lo que Mimi realmente había deseado en la vida era George. Y si el comportamiento reciente de George en relación a Janey fuese indicación de algo, era completamente posible que pronto, Mimi ni siquiera tuviese a George para consolarse...


Janey se mordió el labio y levantó la mano enguantada, acompañando con un dedo una hilera de gotas que se deslizaban por la ventanilla del avión. En las dos semanas después de ese almuerzo con Mimi, ella había hecho algunas cosas. No terribles, exactamente, pero cosas en las cuales era mejor no volver a pensar, por lo menos no por el momento.
En la espaciosa poltrona del otro lado del corredor, Mimi abría el cinturón de seguridad.
- Finalmente! - ella gritó. - Es maravilloso tener nuestro propio avión . Se desperezó y dándose vuelta hacia Janey, exclamó : - No amas París?
Janey sonrió indulgentemente . Al contrario de todas las otras personas del mundo, a ella no le gustaba París - guardaba muchas recuerdos perturbadores de esa ciudad. Pero estaba feliz de ver a Mimi alegre; desde que había mencionado el viaje, su comportamiento había cambiado completamente. Era otra vez la antigua Mimi, pensó Janey, dinámica y alegre, y hasta parecía mas joven . Como despertando de una breve hibernación, la belleza de Mimi volvió con todo su vigor: su rostro se puso liso y radiante, y su nuevo corte de cabello enmarcaba su rostro con ondas suaves, dándole aires de una estrella de cine de los años 50.
- Vamos - llamó Mimi, alborozada, apresurando a Janey para salir del avión. - No te preocupes por el equipaje - Los comisarios de abordo se encargarán de llevarlo al hotel. Voy a decirle al conductor que demos una vuelta a la Torre Eiffel. Es una pequeña tradición mía - ella dijo, tomando el brazo de Janey mientras iban hacia el Mercedes. - De cualquier forma, vamos a divertirnos. No sería genial poder olvidar a nuestros maridos durante una semana?
Janey se rió y concordó, creyendo que sería más fácil decir que hacer. Estaba perfectamente dispuesta a olvidarse de Selden, Janey pensó tristemente, pero no tenía la menor intención de dejar que George se le escapara...

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